5. La Iglesia de Cristo: La ordenación de ministros

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1 Timoteo 4:14 RVR60
14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

Introducción

Agradecer por la continuidad de esta serie de 5 sermones titulada, la Iglesia de Cristo.

Objetivo de la serie

El objetivo de esta serie es que nosotros como una iglesia presbiteriana reformada podamos conocer, atesorar y defender de forma piadosa el sistema presbiteriano sinodal como aquel que es revelado en la Palabra del Señor y practicado por la iglesia desde sus inicios.

Divisón de la serie

El reino de Gracia de Cristo
Los oficios de la iglesia
La congregación local, su organización interna y la forma de adoración
El gobierno eclesiástico: consistorial, presbiterial y sinodal
La ordenación de ministros (título del sermón)
Bosquejo
Exposición del texto bíblico
Exposición doctrinal
La doctrina de la ordenación
El poder de la ordenación
Aplicación experiencial

Exposición del texto bíblico

1 Timoteo 4:14 RVR60
14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

Contexto

En el contexto, el apóstol escribe al jóven pastor Timoteo los requisitos que deben cumplir los hombres que serán de los ministros del evangelio y diáconos para servir en la Iglesia de Dios, poniendo el fundamento y la seriedad del servicio pastoral y del diaconado en el misterio de la piedad (El ministerio de Cristo y su evangelio)
Posteriormente el apóstol advierte a Timoteo que dentro de aquellos que son realmente llamados al ministerio existirán falsos maestros, es decir, falsos pastores (señalar los pecados que los caracterizan)
Finalmente (antes de exponer nuestro texto) el apostol señala que si Timoteo procede: Enseñando y supervisando los requisitos para ministros y diáconos, funtamentando el ministerio en el misterio de la piedad y advertirtiendo sobre los falsos maestros, entonces él será un buen ministro de Jesucristo porque: 1Tim4.9 “9 Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos.”
En el contexto inmediato el apóstol anima y exhorta al jóven Timoteo en relación: a su juventud, en cuanto al ministerio práctico, y exhortándole a que no descuide el don del ministerio.
1 Timoteo 4:14 RVR60
14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
Nuestro texto enseña principalmente:
Una exhortación seria a Timoteo de no descuidar el don que se le había conferido.
¿Quién era Timoteo? ¿Cómo llegó al ministerio?
Hechos 16:1-3 “1 Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 2 y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3 Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego.”
Timoteo no debía desentenderse del ministerio pastoral en:
Los requisitos del llamado.
La base sobre la cual su pastorado recae que es el mismo evangelio.
El cuidado de las almas en contra de los falsos maestros.
La fuente del don pastoral de Timoteo.
La palabra “Xarisma” significa un don de gracia, una dádiva que involucra gracia (caris) de parte de Dios como Dador.
El trabajo pastoral de Timoteo no radicaba en sus fuerzas sino en los dones otorgados por el Señor.
A Timoteo se le brindaron los dones por medio de la operación especial del ES por ello dice la escritura “dado mediante profecía”
La forma por la cual se le instaló en el cargo pastoral.
Timoteo fue ordenado al ministerio por medio de la imposición de las manos. Esta forma en la cual se realizaba la ordenación al ministerio o al servicio a las cosas santas no era una innovación. Veámos los siguientes pasajes:
Números 8:10, 11, 14, 19, 22
Hechos 6:3,5; 13:3.

Exposición doctrinal

La doctrina de la ordenación

La ordenación es la separación solemne de una persona para desempeñar un oficio público en la Iglesia. Dependiendo a los dones otrogados por el Señor.
Administrador de los misterios de Dios 1Cor4:1-2 “1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.”
Predicación de la Palabra del Señor.
Administración de los sacramentos.
Supervición y ejecución de la disciplina eclesiástica.
Cuidado y Exhortación pastoral Hch20.28 “28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”
Catequización y preparación de futuros ministros y diáconos 2Tim2:2 “2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”
Cuidado de las mesas (en el caso de los diáconos) Hch6.3-6 “3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. 5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; 6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.”
Ningún hombre debe tomar sobre sí el oficio de Ministro de la Palabra sin el legítimo llamamiento para ello.
Llamado interno Jn3.27 “27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.”
Llamado externo Hch13.2 “2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.”
El que va a ser ordenado como Ministro debe estar debidamente capacitado tanto para la vida como para las funciones ministeriales, según las normas del a apóstol. Debe ser examinado y aprobado por aquellos quienes van a ordenarlo.
Deseo (1 Tim. 3:1). Desear el ministerio evangélico es una "noble tarea". Aquí es donde el hombre de Dios piadoso y calificado desea sobre todas las cosas ser ministro en los deberes de la predicación pública, la oración y la teología pastoral[9].
Sin mancha (1 Tim. 3:2, 1 Tim. 3:10, Tito 1:6-7). El anciano será "irreprochable" a los ojos de la iglesia.
Es marido de una sola mujer (1 Tim. 3:2). Esta es una fidelidad solemne a su esposa. En los tiempos romanos la poligamia era aceptable, y el representante ante el rebaño de Dios, el anciano de la iglesia, debe ser un "hombre de una sola mujer". Es un mandamiento contra la poligamia, así como contra ser coqueto. Está dedicado sólo a su esposa[10].
Vigilante (1 Tim. 3:11, Tito 2:2). El anciano debe tener dominio propio y ser sobrio en su vigilancia tanto de su propia piedad como de la santidad de la iglesia.
Sobrio (1 Tim. 3:2). El anciano debe ser de mente sana, autocontrolado, de mente sobria, templado, discreto, prudente y sensato.
De buena conducta (1 Tim. 3:2). El anciano es ordenado, decente, modesto, honorable, virtuoso y respetable a los ojos de la gente.
Hospitalario (1 Tim. 3:2). El anciano es hospitalario, le gusta atender a los forasteros y ama la comunión y la conversación santa con el rebaño.
Apto para enseñar (1 Tim. 3:2). Los ancianos deben ser hábiles para enseñar. Esto no significa que él es "instantáneamente" un profesor de seminario porque fue al seminario y regurgitó información de vuelta a sus profesores, pero él tiene la cualidad de ser capaz de enseñar el Evangelio, y silenciar al engañador[11].
Paciente (1 Tim. 3:3). Paciencia significa paciencia, tanto consigo mismo como con los demás. El anciano debe ser paciente con el rebaño de Dios, sabiendo que la santificación es obra del Espíritu Santo[12].
Un buen esposo y padre (1 Tim. 3:4; Tito 1:6). El anciano es el que gobierna bien su propia casa, teniendo a sus hijos en sujeción, con toda rectitud[13] y teniendo hijos fieles que no estén acusados de alboroto ni de conducta revoltosa.
Un buen testigo (1 Tim. 3:7). El anciano tendrá un buen testimonio por la evidencia de su vida fuera y dentro de la iglesia. Su vida es una prueba de lo que significa una "buena reputación" a lo largo del libro de Proverbios.
Fiel (2 Tim. 2:2). El anciano es un creyente del evangelio, y se le puede confiar el cargo de embajador ante Dios y los hombres como alguien que cumple su dedicación y sus promesas de trabajar como para el Señor.
Amante de los hombres de bien (Tito 1:8). El anciano promueve la virtud y ama lo que es bueno, tanto en lo que hacen los hombres como en lo que son.
Justo (Tito 1:8). El anciano es justo e imparcial en su juicio con los que están dentro y fuera de la iglesia.
Santo (Tito 1:8). El anciano está consagrado a Dios,[14] tiene una devoción piadosa eminente a Dios, está puro de ser contaminado, y en una relación con Dios que demuestra verdadera piedad.
Templado (Tito 1:8). El anciano es autocontrolado (Gál. 5); y mantiene la moral más elevada en relación con la Ley moral de Dios.
Hombre de convicción (Tito 1:9). El anciano retiene firmemente la Palabra de Dios que le ha sido enseñada, teniendo una convicción unificada en su sana doctrina con los que le preceden, para exhortar y convencer al incrédulo, consolar a los que son heridos por el mundo, y puede oponerse a los falsos maestros y herejes.
Estas cualificaciones abarcan aquello de lo que el anciano no puede prescindir. Él debe ejemplificar estas cosas, lo cual lo coloca en la categoría de un creyente cristiano maduro.
Cada Ministro de la Palabra debe ser ordenado con la imposición de manos, oración y ayuno, por los Presbíteros que predican la Palabra a quienes les corresponda efectuarla. 1Tim4.14 “14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.”
Está de acuerdo con la Palabra de Dios y es muy conveniente que quienes van a ser ordenados como Ministros sean designados a alguna congregación local, o a alguna otra función ministerial. Hch14.23 “23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.”
Nadie debe ser ordenado como Ministro de una congregación local si es que dicha congregación presenta una causa justa de impedimento contra él. 1Tim3.2 “2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;” 1Tim5.22 “22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.”
La ordenación debe continuar siempre en la Iglesia. 1 Tim. 5:21, 22: «Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad. No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro».

El poder de la ordenación

1 Timoteo 4:14 RVR60
14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
La ordenación es el acto de un Presbiterio. El poder de arreglar el programa de la ordenación reside en todo el Presbiterio. Cuando un Presbiterio está sobre más de una congregación, sean éstas establecidas o no respecto a sus miembros y oficiales, ello es indiferente en cuanto se refiere a la ordenación.
Es requisito necesario que ninguna congregación, que pueda asociarse convenientemente, asuma para sí el poder total y único en la ordenación, por las siguientes razones:
Porque no hay ejemplo en la Biblia de una congregación individual que pudiendo asociarse convenientemente, haya asumido para sí el poder total y único de la ordenación. Tampoco hay regla alguna que pueda autorizar tal práctica.
Porque en la Biblia hay ejemplos de una ordenación en un Presbiterio sobre varias congregaciones, como en la Iglesia de Jerusalén, donde habían varias congregaciones. Estas muchas congregaciones estaban bajo un solo Presbiterio, y este Presbiterio ordenaba.
Los Presbíteros docentes ordenadamente asociados, tanto en las ciudades como en los caseríos vecinos, son aquellos a quienes corresponde imponer las manos para aquellas congregaciones dentro de sus límites respectivamente.

Aplicación experiencial

Los requisitos de un ministro son dones del ES y no así algo forzoso.
Es por medio del conocimiento del evangelio y la comprensión de la Palabra del Señor que un hombre es llamado al ministerio.
Los llamados e insalados en el ministerio deben tener a Cristo como su único Señor, si esto hicieran los esfuerzos serán bendecidos.
Cuando seamos partícipes de una ordenación debemos agradecer profundamente al Señor porque su Pueblo está siendo bendecido con hombres que el Señor a separado para cuidar y continuar con las promesas del Pacto.
El gobierno consitorial, presbiterial y sinodal es eficiente porque ningún ministro puede hacer lo que le plazca o alejarse de los requisitos sin que sea tratado e incluso depuesto de su ministerio.
En esta congragación ¿Hay alguien que está siendo llamado por el Señor al ministerio? Oh hermano ¿Ves que el Señor te está llamdo internamente y externamente? Se obediente y no pases por la disciplina divina (ejemplo de Jonás)
Amado hermano que estás en el ministerio o siendo confirmado en él, NO DESCUIDES el don que el Señor te ha dado, se de bendición y crece en piedad.
Si bien los requisitos son exclusivos para los ministros del evangelio, el principio es igual para todos según el don que el Señor te ha dado.
Amada iglesia, si el Señor les brinda ministros; amenlos, respetenlos, cuiden de ellos y sobre todo obedezcan las palabras que les comparten y exhortan ya que el Señor se goza en la obediencia y juzga a los desobedientes 1Ts4.8 “8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.”
Amada Pequeña Misión: Oremos por la futura ordenación y sigamos suplicando por oficiales en la iglesia
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