CUIDEMOS NUESTROS ÁGAPES

COMPARTIENDO LA MESA   •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Hoy en día también enfrentamos desafíos similares, ya que como Iglesia hemos estado participando durante el mes pasado del hermoso acto de Compartir la Mesa, acción que algunos no han comprendido la importancia que tiene y el efecto que produce; y por eso se han negado a compartir la mesa con otros hermanos: No invitaron a nadie ni atendieron la invitación que otros les hicieron. Por lo que me dirijo a ustedes con amor en Cristo y con preocupación por nuestra vida en comunidad y la salud espiritual de la Iglesia, para decirles: ¡Cuidemos nuestros ágapes!

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1 Corintios 11:17–22, 33 (NVI)
17 Al darles las siguientes instrucciones, no puedo elogiarlos, ya que sus reuniones traen más perjuicio que beneficio. 18 En primer lugar, oigo decir que cuando se reúnen como iglesia hay divisiones entre ustedes, y hasta cierto punto lo creo. 19 Sin duda, tiene que haber grupos sectarios entre ustedes, para que se demuestre quiénes cuentan con la aprobación de Dios. 20 De hecho, cuando se reúnen, ya no es para comer la Cena del Señor, 21 porque cada uno se adelanta a comer su propia cena, de manera que unos se quedan con hambre mientras otros se emborrachan. 22 ¿Acaso no tienen casas donde comer y beber? ¿O es que menosprecian a la iglesia de Dios y quieren avergonzar a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Voy a elogiarlos por esto? ¡Claro que no!...33 Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros.

Introducción

Amados hermanos y hermanas en Cristo, en el pasaje que acabamos de leer, muestra que la iglesia de Corinto estaba experimentando problemas en sus ágapes y en la celebración de la Cena del Señor. El término "ágape" se refiere al momento en el que nos reunimos para compartir alimentos físicos y espirituales, donde el compartir la mesa se vuelve un acto sagrado y se fortalece nuestros lazos de amor fraternal, eso es el ágape. En la Iglesia primitiva los ágapes eran una parte esencial de la vida de la Iglesia. Los creyentes se reunían para celebrar la Cena del Señor, compartir sus alimentos y vivir en armonía y unidad. Pero los Corintios, al reunirse, hacían cosas que eran dañinas: hacían distinción entre los ricos y los pobres, había divisiones, rivalidades y egoísmo, lo que afectaba la forma de ser iglesia. ¿Sabe usted por qué? Porque se olvidaron de la importancia de cuidar sus ágapes y de mantener la esencia de lo que representaban.

Proposición.

Hoy en día también enfrentamos desafíos similares, ya que como Iglesia hemos estado participando durante el mes pasado del hermoso acto de Compartir la Mesa, acción que algunos no han comprendido la importancia que tiene y el efecto que produce; y por eso se han negado a compartir la mesa con otros hermanos: No invitaron a nadie ni atendieron la invitación que otros les hicieron. Por lo que me dirijo a ustedes con amor en Cristo y con preocupación por nuestra vida en comunidad y la salud espiritual de la Iglesia, para decirles: ¡Cuidemos nuestros ágapes!

O. Transicional.

Permítanme compartirles algunos principios sobre cómo podemos cuidar nuestros ágapes:

I. CONOZCA Y DISFRUTE EL PROPÓSITO DE LOS ÁGAPES.

Juan 13:34 NVI
34 »Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.

1. Los ágapes son momentos de comunión y unidad entre los creyentes.

2. Son una expresión tangible del amor de Dios y del sacrificio de Jesucristo.

3. Nos fortalecen espiritualmente y nos edifican como cuerpo de Cristo.

II. MANTENGAMOS LA UNIDAD Y LA IGUALDAD EN EL AMOR DE CRISTO.

Gálatas 3:28 NTV
28 Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.

1. Cuidemos la unidad y el amor fraternal en nuestras reuniones.

Nuestros ágapes deben ser un momento de compartir y cuidado mutuo, donde atendemos las necesidades de los hermanos y evitamos el egoísmo.

2. Todos somos iguales delante de Dios.

El Compartir la mesa es un momento para dejar de lado nuestras diferencias y recordar que somos una familia en Cristo.

3. Tratémonos con respeto y dignidad.

Practique la paciencia, la comprensión y el perdón mutuo. Que el orgullo y el rencor no entorpezcan nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.
Cuidemos la calidad de nuestra comida y la forma en que la compartimos. Compartamos de manera equitativa y evitemos el derroche o la ostentación.

III. CORRIJAMOS NUESTRA ACTITUD.

Juan 13:35 NVI
35 De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.

1. Dejemos de lado el egoísmo y la indiferencia

a. Enfoquémonos en servir y honrar a los demás.

2. Cuidemos nuestras palabras y acciones durante los ágapes.

a. Nuestras palabras pueden edificar o destruir
b. nuestras acciones pueden marcar a otros profundamente.
Usemos nuestros ágapes como una oportunidad para alentar, consolar y fortalecer a nuestros hermanos y hermanas.

IV. SEAMOS AGRADECIDOS.

Colosenses 3:23–24 NVI
23 Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, 24 conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.

1. Reconozcamos que su provisión viene de Dios y agradezca la bendición de compartir.

2. Compartir es una expresión de gratitud a Dios

a. Por su sustento
b. Por el sacrificio de Jesucristo en la cruz.
Que nuestro agradecimiento a Dios se refleje al compartir la mesa con otros.

Conclusión.

Hermanos y hermanas, cuidemos nuestros ágapes al compartir nuestra mesa con los demás. Hemos visto estos cuatro principios que siguen siendo relevantes para nosotros hoy. No permitamos que el Compartir la Mesa se convierta en meras reuniones sociales o en momentos de indiferencia. En un mundo lleno de división y egoísmo, nuestros ágapes pueden ser un testimonio poderoso del amor de Dios. Recordemos que somos una familia en Cristo y que nuestras acciones en los ágapes tienen un impacto profundo en nuestra vida espiritual y en nuestra comunidad de fe.
Mantengamos viva la esencia del ágape, cultivando la unidad, la generosidad, la gratitud y el amor hacia nuestros hermanos en la fe. Que nuestros ágapes sean una manifestación tangible del amor de Dios en nuestras vidas y una inspiración para aquellos que nos rodean. ¡Cuidemos nuestros ágapes y glorifiquemos a Dios en todo lo que hagamos!
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