COMPAÑEROS DE BATALLA

DERRIBANDO FORTALEZAS  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
2 Co. 10:4
Recordemos que Satanás crea fortalezas pecaminosas en nuestra vida y eso comienza en nuestra mente; haciéndonos pensar mal, para actuar mal.
Satanás también utiliza nuestras emociones para la construcción de esas fortalezas. Nos lleva a actuar emocionalmente al formar relaciones peligrosas que nos incitan a pecar o nos trasmiten las mismas prácticas pecaminosas que ellos tienen.
Satanás también utiliza las distracciones, para crear fortalezas pecaminosas en nuestras vidas. Una vez que una distracción captura tu atención, se vuelve una atracción. Algo que llega a poseerte y frenar tu crecimiento espiritual o más que todo, desviar tu atención de Dios.
Es por ello que uno tiene que ejercitarse para la piedad, constantemente. Uno tiene que disciplinarse espiritualmente para alcanzar la santidad que Dios desea en nuestras vidas.
Ese es nuestra responsabilidad humana.
Dios pone en nosotros tanto el querer como el hacer a través de Su Espíritu, pero nosotros tenemos que dar una correcta respuesta ese sentir, realizando lo que Dios desea que yo haga.
Así que, esa es nuestra tarea.
Sin embargo, en esa tarea, uno no puede caer en la autosuficiencia.
No debemos de caer en el pecado de Simón Pedro, creyendo que podemos lidiar con la zaranda de Satanás. Que nosotros podemos resistir la tentación por nosotros mismos. Que con nuestra propia fuerza de voluntad podemos ganar al león rugiente.
Hermanos, Simón se creyó autosuficiente y no velo, no oró, no buscó a Dios para obtener una fortaleza espiritual y terminó negando a Cristo.
No cumplió lo que se llegó a proponer, cuando dijo: …dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte.
Cuando uno se cree autosuficiente en la lucha que se tiene o cuando uno se cree autosuficiente, pensando que es fuerte y que no caerá, deja de lado a Dios y comienza a confiar en sí mismo.
Es ahí, cuando más débiles y frágiles somos para las asechanzas del diablo.
Y en aquella área donde más te crees fuerte, capaz, será el área donde Satanás te atacará y te derribará.
Satanás no va a poseerte, pero si va a oprimirte. Él te robará el gozo, el matará toda esperanza que hay en ti de salir de ese pecado y terminará destruyendo tu vida espiritual. Porque él trabaja de esa manera: hurta, mata y destruye.
Pero gracias damos a Cristo que intercedió por Simón Pedro:
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Lc. 22:32
Y Jesús también oro por nosotros:
Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos
Jn. 17:20
Al final, Pedro pudo volver a Cristo, porque Cristo rogó por Simón, Cristo clamó a Dios Padre por el arrepentimiento de Simón.
Porque arrepentimiento es dar una media vuelta y caminar en dirección contraria a la que te dirigías.
Cuando Jesús clamó por Simón, pidió que Simón dé ese giro y vuelva a caminar en la dirección correcta.
… y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Simón nos mostró que no es bueno, ni sabio, ni correcto ser autosuficientes, porque terminaremos pecando de la manera que nunca pensamos.
Simón pensó que podía seguir a Cristo a la cárcel e incluso hasta la muerte y terminó negándolo.
Pero, cuando Pedro volvió a caminar en dependencia de Dios, siendo guiado por el Espíritu de Dios. Simón Pedro cumplió su palabra.
…dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte.
v. 33
Y en el trayecto de su ministerio, Pedro no volvió a negar a Cristo y fue a la cárcel por causa de Cristo.
Hch. 12:1 – 5 (leer)
En esta ocasión ya no negó a Cristo y fue a la cárcel por su causa.
Pedro dijo:
…dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte.
v. 33
Y en dependencia de Dios, también fue hasta la muerte por causa de Cristo y no lo negó.
18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.
Jn. 21: 18 - 19
Esta es una profecía en referencia la manera en cómo Pedro iba a morir por causa de Cristo.
Y en dependencia de Dios, ya no siendo un hombre autosuficiente, Simón Pedro fue crucificado y murió dando testimonio de su fe en Cristo.
Y Simón Pedro pidió ser crucificado cabeza abajo.
Eso demuestra que, cuando nos creemos autosuficientes y caminamos la vida cristiana en nuestras propias fuerzas, cometemos pecados que pensábamos que jamás cometeríamos.
Pero cuando nos refugiamos en Dios, cuando buscamos depender de Su Espíritu y de la gracia de Cristo, hacemos cosas por Cristo que jamás pensábamos hacer. Llegamos a dar testimonio de nuestra fe, de una manera que para nosotros mismos es difícil de creer.
¿Me dejo entender?
Así que, tú tienes la responsabilidad de disciplinarte para la piedad, para vivir en santidad, pero no caigas en la trampa de creerte autosuficiente.
Mientras luchas y te disciplinas para vivir en santidad, busca depender mucho de Dios. Disciplínate y participa de la disciplina de Dios.
Recuerda que disciplina es paideia o paideuo: educación.
Y lo que hoy quiero que veamos, es que: Dios también ha puesto personas para no luchar solos la vida cristiana.
Dios nos ha dado hermanos en cristo para que sean nuestros compañeros de batalla y así derribemos juntos las fortalezas pecaminosas que Satanás puede crear en nuestras vidas.
Disciplínate tú, pero dependiendo y refugiándote en Dios.
Disciplínate tú, pero buscando ayuda y animo en uno o más hermanos.
Introducción:
Cuando estuve en el seminario, en el curso de pedagogía me dieron la tarea de leer un libro de Howard Hendricks y se llama: Enseñando para cambiar vidas.
Y ahora último, justo para esta enseñanza me cruce con una encuesta que realizó Howard Hendricks a 246 ex pastores en los EEUU.
Estos 246 varones eran ex pastores porque habían perdido sus ministerios y muchos de ellos, hasta sus familias.
Howard Hendricks hizo algo muy interesante y es que decidió realizar una entrevista a estos 246 ex pastores. Aunque no conocía a casi ningún de ellos, puedo entrevistar a los 246 ya sea por correo, por llamada o en persona.
Él reunió todas las entrevistas que había realizado y analizo las respuestas de cada uno de ellos.
Cuando terminó de analizar sus respuestas, verifico que todos tenía varios problemas en sus vidas. Principalmente había 4 características que todos tenía en común.
La primera de ellas, era que ninguno de estos hombres había tenido un hermano o más hermanos a quienes rendir cuentas de su vida. Ellos no contaban con un hermano o más hermanos a quienes acudir para su cuidado espiritual.
Estos hombres no veían la necesidad de rendir cuentas a alguien o peor que eso, algunos decían: No necesito rendir cuentas a nadie de cómo vivo. Soy responsable solo ante el Señor.
Créeme hermano que esa frase encierra mucho orgullo, mucha autosuficiencia.
Las otras 3 características que estos hombres tenían en común, al momento de caer en pecado, se hubiesen corregido, si es que habrían tenido un hermano a quien rendir cuentas de sus vidas; de sus luchas, tentaciones o debilidades.
Lo segundo que tenían en común, era que estos hombres habían abandonado sus tiempos devocionales de oración diaria y la lectura de sus Biblias.
Lo tercero era que, más del 80% de estos 246 varones, habían caído en pecado sexual con una mujer con la cual pasaban tiempo en consejería.
Y la cuarta característica en común era que, estos hombres tenían en su mente este pensamiento: nunca me sucederá a mí.
Esta es la realidad.
Esto nos habla de que muchos creyentes e inclusive pastores o ministros, pueden caer en la autosuficiencia. Donde piensan que pueden caminar y luchar la vida cristiana solos; sin la ayuda, ni el ánimo, ni la corrección de alguien más.
El libro de Eclesiastés dice que es fácil que uno sea vencido.
Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
Ecl. 4:12
Mayormente este es un texto que muchos utilizan en el momento en que dos personas están uniendo sus vidas, en su boda.
Haciendo referencia que el cordón de tres dobleces, son ella, él y Dios.
Y esta bien, es una aplicación del texto.
Pero el contexto nos habla, no especialmente de una pareja emocional, sino de una unión de dos a más personas que se juntan para apoyarse en el trabajo, frente a una dificultad o frente a una oposición.
Hermano, si vamos a aplicar este texto a la lucha que tenemos contra el enemigo.
Ten presente que Satanás puede prevalecer contra nosotros.
Si alguno prevaleciere contra uno…
Satanás puede ganarnos la batalla, si nos enfrentamos solos a Él.
No podemos ser autosuficientes.
Entonces:
Si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; …
La primera persona a la cual necesaria y primordialmente tienes que recurrir, es Dios.
En dependencia de Dios puedes resistir al diablo.
Por eso Santiago dice:
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Stg. 4:7
Entonces necesitamos estar en dependencia de Dios.
Y el versículo termina diciendo:
…y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
Tú eres el primer filamento, la primera hebra del cordón.
Necesitas de Dios, Él es el segundo y principal filamento del cordón.
¿Y quién crees que es el tercer filamento del cordón? Porque es cordón de tres dobleces (filamentos).
¡Exacto! Un hermano (si eres varón), una hermana (si eres mujer).
Es bueno tener a alguien que pueda ayudarte, aconsejarte, animarte, corregirte.
Es bueno tener a alguien que te aviente el salvavidas cuando te estás ahogando.
Si Satanás te esta tentando, si Satanás está metiendo ideas erróneas a tu mente, si Satanás esta trabajando por todos los medios crear una fortaleza pecaminosa en tu vida.
Y tú no pides ayuda, no pides consejo, tu vida espiritual seguirá su descenso.
Si tú piensas luchar solo, perderás solo.
Si la tentación se te ha presentado, si te has dado cuenta de una debilidad tuya, debes de buscar ayuda. A pesar de que todavía no hayas hecho nada malo, a pesar de que todavía no hayas cometido algún pecado. Busca consejo, busca fortaleza espiritual en un hermano.
Pero muchas veces el orgullo es lo que te detiene.
Hay quienes están pensando: Lo puedo manejar. Voy a poder. Es solo una tentación, así que no tengo que ceder.
Hermano, te equivocas si crees que puedes manejar la situación por tu cuenta.
Los hombres más fuertes también pueden caer en pecado sexual y en cualquier otro pecado.
Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
Pr. 7:26
Incluso aquellos hombres más fuertes, a los que tú y yo admiramos, han caído en inmoralidad sexual.
Si das un vistazo a la Biblia, te darás cuenta que incluso los fuertes pueden caer en pecado sexual.
¿Recuerdas a David, el hombre conforme al corazón de Dios? ¿Y a Salomón?
No había nadie más sabio que él en toda la tierra y después de él, no ha existido hombre más sabio que él. Esa era su fortaleza.
Pero aun así fue dominado por el pecado. Él fornico en el interior y en el exterior. En el interior, levantando ídolos en su corazón y en el exterior, teniendo muchas mujeres, adorando dioses.
Hermano, necesitamos contraatacar al enemigo con un hermano o más hermanos a nuestro lado.
Todos necesitamos la ayuda de otros hombres.
Entonces la pregunta es: ¿A quién deberías de llamar?
¿A quién deberías de llamar para que te aconseje, te aliente, te corrija, te advierta de las consecuencias?
Y es ahí donde hay que tener cuidado. Debemos de buscar hermanos espiritualmente maduros para nuestro soporte.
12 Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, según el rey lo había mandado, diciendo: Volved a mí al tercer día.
13 Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado;
14 y les habló conforme al consejo de los jóvenes,…
1 R. 12 – 14a
Desde aquel momento en el que el rey Roboam decidió tomar el consejo de los jóvenes en vez del consejo de los ancianos, de los maduros, todo su reinado y la gloria de Israel comenzó su decadencia.
Si deseas que tu vida espiritual tome una buena dirección y madurez como cristiano, debes de escoger bien a quien pedir consejo, a quien pedir ayuda.
Yo creo firmemente que cada creyente debe de tener un Pablo en su vida, un mentor, un maestro, para ayudarte a madurar.
Un Bernabé, para animarte en el desaliento.
Y un Timoteo a quien discipular.
Es necesario tener un mentor, un animador y un aprendiz.
Hermano, quizás ya estás pensando: Voy a buscar a un hermano maduro en Cristo que me ayude.
Y Satanás ya va a comenzar a susurrarte: ¿Enserio vas a hacer eso? Ni bien le cuentes a los demás las tentaciones que estás experimentando, te va a dejar de lado. Te despreciarán. Mejor calla y guárdatelo.
¡Esa es una mentira de Satanás! Ningún hermano maduro te va a dejar de lado. Él o ella sabrá apoyarte.
Satanás buscará poner un sentimiento de vergüenza en ti, de no querer compartir tus cargas, tus luchas y tus tentaciones.
Pero lo único que Satanás trata de hacer, es que sigas en tu posición de autosuficiencia, de que no busques ayuda.
La vergüenza que dices tener, no es en realidad vergüenza, es orgullo.
Orgullo a seguir manteniendo tu reputación de buen cristiano, que nadie se entere que tienes luchas y tentaciones.
¡Simplemente orgullo!
Con tu orgullo seguirás luchando solo y perdiendo solo tus batallas.
Nosotros necesitamos rendir cuentas a alguien más.
El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Pr. 28:13
Quizás después de leer esto, digas: Marlon, mi compañero de batalla es Cristo. Yo rindo cuentas y confieso a Dios mis pecados. Así que, nadie más tiene que enterarse.
Eso podría sonar espiritual.
¿Te puedo hacer una pregunta?
¿Alguna vez te has dado cuenta de que estás en un ciclo en el que confiesas el mismo pecado una y otra vez, año tras año y, sin embargo, nunca has salido completamente de ese pecado?
¿Por qué es eso? ¿por qué no has podido abandonar ese pecado?
Déjame decirte hermano que, un creyente esta sinceramente arrepentido y logra apartarse de su pecado, cuando esta dispuesto no solo a confesar su pecado al Señor, sino también a un hermano maduro.
Podrías decirme: ¿De dónde sacas eso?
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Stg. 5:16
¿Ok? Confiesas a Dios tu pecado ¿y luego qué?
Muchos confiesan su pecado a Dios, pero no sanan, no logran apartarse completamente de ese pecado.
La realidad es que le estás contando a Dios tu problema y le pides perdón a Dios por lo que hiciste, pero te sigues quedando en el problema.
El problema esta ahí, el problema no se ha ido, solo pediste perdón por lo que hiciste.
Cometes el pecado, lo confiesas, luego lo vuelves a cometer y lo vuelves a confesar, una y otra vez.
Así nunca lo abandonarás, hasta que busques a uno o más hermanos piadosos y fieles, y les digas: Hermano, necesito tu ayuda. Estoy atrapado. Esto se ha convertido en una lucha para mi vida espiritual y quiero que Dios me haga libre.
Para poder liberarte del pecado en tu vida, necesitas sacar el pecado de las sombras, donde crece y se hace grande y fuerte, y llevarlo a la luz.
Recuerda que, si encubrimos nuestros pecados, no prosperamos.
Mientras mantengamos oculto nuestros pecados, nunca recibiremos el poder de Dios para abandonarlo y nunca recibiremos el apoyo de nadie, porque pensarán que estamos bien.
El pecado crece y se hace fuerte en las sombras, pero se marchita en la luz.
Conclusión:
También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo?
Ecl. 4:11
y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Mt. 24:12
Jesús dijo que en estos últimos días el amor de muchos se enfriará.
Y Salomón dice, en cuanto al calor corporal que, necesitas a uno más para que te caliente.
Si eso sucede en la vida física, también lo mismo sucede en la vida espiritual.
Si no quieres enfriarte espiritualmente, si no quieres que tu amor por Dios se enfrié, debes de tener al menos uno a lado para que te mantenga caliente espiritualmente.
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