Destinados al menosprecio
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La globalización: anécdota
La globalización: anécdota
En quinto grado me enseñaron acerca de la globalización. Me dijeron que era un fenómeno mundial que, entre otras cosas...
Mejoraba las condiciones económicas, por la apertura de mercados, permitiéndole a mis ideas de productos y servicios llegar a los países más grandes, generando fuentes de riqueza.
Nos convertía en ciudadanos del mundo, traspasando las barreras culturales, haciéndonos más tolerantes y eliminando la discriminación.
Pero al crecer descubrí que mis productos tienen mil impedimentos para llegar al mercado mundial pero que los productos de los grandes países sí tienen acceso al nuestro, haciendo que haya desigualdad e injusticia.
Además, me di cuenta que en otras latitudes, seguimos siendo vistos y tratados como personas de tercera clase y que no todos tenemos los mismos derechos.
Naufragio: ilustración de nuestra cultura
Naufragio: ilustración de nuestra cultura
13 de junio, 700 refugiados naufragaron en el mediterráneo, tres días de búsqueda, murieron 81 personas, más de 500 desaparecidas; solo Grecia envió ayuda para la búsqueda.
18 de junio, desaparece un Sumergible con 5 personas a bordo, que pagaron $250 mil para vivir la experiencia. Aviones, buques militares y comerciales, para una búsqueda en la que se gastaron millones de dólares.
¿Sabías esto? La cobertura mediática del sumergible fue impresionante, el naufragio de los refugiados apenas se conoció.
¿Nos afecta todo esto?
¿Nos afecta todo esto?
Este mundo es espinoso, si caminas por sus vías te vas a lastimar, pero no hay forma de evitar caminar, por lo tanto el mundo te herirá.
Ser tratados con injusticia provoca heridas.
Que no tengas los privilegios que otros tienen solo por su apellido, nos lastima.
Que a unos les falte para comer y que otros tiren la comida solo porque no se vendió, nos hiere.
Que unos estén sin medicamentos y otros se atiendan en los mejores hospitales del mundo, nos hiere.
Que el sistema de justicia condene con penas severas a quien se defiende y le dé casa por cárcel a quien estafa al estado, hiere.
Lo que esto comprueba es que vivimos en un mundo que es nuestro contexto y ese contexto ejerce una presión sobre nosotros en cuanto a nuestras expectativas y en la capacidad que tenemos frente al futuro.
No en vano la Biblia declara:
2 Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.
Muchas veces hemos percibido la lucha que debemos librar contra el mundo como un intento de Dios de alejarnos de todo lo que nos gusta, pero lo que Dios pretende es evitarnos heridas.
¿De qué formas nos hiere la cultura?
¿De qué formas nos hiere la cultura?
La cultura, al surgir de nosotros, es imperfecta. Somos tanto víctimas como culpables de los efectos de la cultura. ¿Cómo nos hiere?
Debemos empezar por entender lo que es la cultura. Una definición podría ser...
Cultura: el modo en que un grupo humano cualquiera se relaciona entre sí y con el ambiente circundante. El vocablo cultura se emplea también para otras actividades mediante las cuales el ser humano transforma o gobierna su ambiente para hacerlo producir más. La cultura es toda una serie de signos y significados que le permite a los seres humanos comunicarse entre sí, creando relación entre individuos y familias. Una cultura es una memoria colectiva, tanto consciente como inconsciente.
Hay cuatro formas en las que podemos agrupar las heridas que nos causa la cultura:
Nos hiere con el clasismo. Crea divisiones entre los seres humanos iguales, dándoles a unos más importancia que a otros. Utiliza el poder como justificación para la explotación.
Nos hiere con la historia. Latinoamérica está ahogada en un mar de mediocridad y subdesarrollo sostenidos en nuestra conciencia colectiva que nos recuerda que éramos salvajes y los europeos nos civilizaron. Desde entonces creemos que somos menos, que nuestro idioma no es tan cool y que nuestra capacidad no es como la de otros, aunque ellos, con territorios a veces semejantes y menores a los nuestros, son potencia mundial.
Nos hiere con estándares. Establece medidas únicas para todos, como si todos fuéramos iguales. Nos hace creer que debemos ser superdotados a los 7, tener la vida resuelta a los 18 y retirarnos a los 40. Nos hace pensar que envejecer es malo y que vestirse como adulto es ridículo. Si te sales de la norma te conviertes en un meme y todos te miran mal porque no cumpliste las demandas que en verdad solo la minoría es capaz de alcanzar.
Nos hiere con ideologías confusas. Ofende nuestra inteligencia y desvirtúa nuestro diseño original, llenándonos de inseguridades y confusión. Parece que el cuerpo ya no significa nada, solo la mente, pero entonces ellos saben manipular la mente…así que estamos ahogándonos y pataleando sin saber qué hacer, pero llenos de heridas.
¿Cuál es nuestro papel frente a la cultura?
¿Cuál es nuestro papel frente a la cultura?
Comprendiendo las inevitables heridas que nos causa la cultura nos preguntamos: ¿Cuál es nuestro papel? ¿Es cierto que debemos ser contraculturales?
El Departamento de Estudio y Teología de la Federación Luterana Mundial redactó una declaración sobre culto y cultura, en enero de 1996. Así lo establecieron:
“El culto cristiano se relaciona dinámicamente con la cultura por lo menos en cuatro maneras. Primeramente es Transcultural, la misma substancia para todos en todas partes, más allá de la cultura. Segundo, es Contextual, variando según la situación local (tanto natural como cultural). Tercero, es Contracultural, desafiando lo que en una cultura dada se opone al evangelio. Cuarto, es Intercultural, posibilitando compartir entre culturas locales diferentes.”
Debemos comprender que el ser humano es cultural y que, al reencontrarse con Dios es cambiado, este cambio hará que empiece a vivir una nueva cultura que a su vez se relacione de manera diferente con la cultura.
Abraham saliendo de su cultura
Abraham saliendo de su cultura
1 El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
Es muy interesante que Dios saque a Abraham de su entorno para empezar con él la restauración de la humanidad.
Una lectura del capítulo 11 de Génesis nos da un contexto para comprender lo que estaba pasando: el ser humano quería vivir sin Dios, ir en contra de su guía y sublevarse contra él.
El ser humano, incluido Abraham, estaba viciado por una cultura que rechazaba a Dios y lo había sacado del diario vivir.
Dios llama a Abraham a salir de una zona geográfica, a una tradición familiar y a una forma de vida. Abraham debía aprender una nueva cultura.
Abraham vivía junto a su familia en la zona de los caldeos. ¿Qué hay con ellos?
Ur de los caldeos
Ur de los caldeos
Según las excavaciones, era una civilización con un alto grado de cultura, con una estructura socio-religiosa muy compleja, una escritura desarrollada y una matemática avanzada; se han hallado tablas de multiplicar y dividir, ejercicios de raíces cuadradas y cúbicas y geometría práctica.
Abraham dejó una civilización sofisticada y lujosa, con sus seguridades y medios materiales, era una ciudad grande y próspera, gran centro comercial y puerto de mar, era altamente idólatra y años después se convirtió en la muy conocida y poderosa Babilonia.
Ur de los caldeos fue el semillero de la gran Babilonia y todas sus atrocidades, por eso Dios debía sacar a Abraham de ahí y hacer de él una nueva familia, con una nueva cultura.
¿Cómo sanamos la herida cultural?
¿Cómo sanamos la herida cultural?
1. Cuestiona tu cultura
2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
No aceptes todo solo porque se hace desde hace cien años, más bien cuestiónalo.
No creas todo lo que se dice estar sustentado por la ciencia o la razón, hoy esas son estrategias de manipulación.
2. Mírate como Dios te ve
5 Así dice Dios, el Señor, el que creó y desplegó los cielos; el que expandió la tierra y todo lo que ella produce; el que da aliento al pueblo que la habita, y vida a los que en ella se mueven: 6 «Yo, el Señor, te he llamado en justicia; te he tomado de la mano. Yo te formé, yo te constituí como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, 7 para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los presos, y del calabozo a los que habitan en tinieblas.
Si escuchas la cultura, te dirá que naciste para fracasar, que tu destino es el menosprecio; pero si prestas atención a lo que Dios dice de ti, notas como cambia el panorama.
Es necesario, para sanar, dejar de escuchar lo que el mundo cree de ti e incluso lo que tú crees de ti y empezar a escuchar lo que dice Dios.
3. Confíale tus heridas a Jesús
33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Nadie mejor para comprender las heridas que causó la cultura que el Dios que vivió en carne propia el desprecio de su cultura.
Es necesario acudir a Jesús en busca de sanidad. Podemos confiar en él. Otros jugarán, juzgarán y expondrán nuestras heridas, Jesús las sanará.
El mundo y su cultura te hieren, pero Jesús tiene la fórmula para sanarte.
4. Aprende la cultura del reino
27 »Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, 28 bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan. 29 Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra. Si alguien te quita la camisa, no le impidas que se lleve también la capa. 30 Dale a todo el que te pida, y si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames. 31 Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. 32 »¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así. 33 ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así. 34 ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato. 35 Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados. 36 Sean compasivos, así como su Padre es compasivo.
Es necesario que nos vaciemos de la cultura y la cambiemos por la cultura del reino de Dios.
Entre más sigamos practicando la cultura individualista, egoísta y mercantilista del mundo, más heridas llevaremos.
Practicar la cultura del reino de Dios es sanidad para nuestra alma.
5. Influye en la cultura
33 Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa.»
El poder sanador de la cultura del reino de Dios es que a medida que la vas practicando, te va sanando y a su vez, te va haciendo sanar a otros.
La cultura del reino de Dios no es para vivirse en un templo sino para meterse entre la masa para fermentarla.
Comisión:
Comisión:
Busca a alguien que se sienta esclavizado por sus vicios y pecados. Anúnciale:
14 Ha anulado el acta de los decretos que había contra nosotros y que nos era adversa; la quitó de en medio y la clavó en la cruz. 15 Desarmó además a los poderes y las potestades, y los exhibió públicamente al triunfar sobre ellos en la cruz.
Acércate a alguien que cree que no puede controlar sus impulsos y emociones y recuérdale:
7 Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Cuando alguien te diga que no sabe qué decir o cómo hablarle a otros de él, dile:
11 —¿Y quién le puso la boca al hombre?—le respondió el Señor—. ¿Acaso no soy yo, el Señor, quien lo hace sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita? 12 Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir.
Busca a una persona enferma, que perdió la esperanza y anúnciale:
5 Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.
Seguramente alguien a tu alrededor se siente perseguido por su pasado, recuérdale:
17 De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!
Acércate a alguien que esté luchando contra la ansiedad, que siente que sus fuerzas se le acaban y que ya no puede luchar, y dile:
10 Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
Quizás te topes con alguien que quiera tirar la toalla y renunciar al ministerio, alguien que cree que es hora de volver atrás, declárale:
1 »¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!
Acércate a alguien que cree que no es importante, que no tiene valor y que nadie lo quiere, recuérdale:
4 Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor 5 nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad,