Exodo 2

Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 71 views
Notes
Transcript

Estructura familiar

campamento familiar última de Julio 28 y 29
bautizos
cumple arati
cumple Dulce
emprendimiento Viernes 14 matrimonios Laurita y Ale
Continuamos la serie basada en el libro de Éxodo considerando lo que dijo Muggeridge que no hay nuevas noticias, son viejas noticias pasándole a nuevas personas. La semana pasada usamos la narración buscando analizar nuestra situación contemporánea y podemos estar de acuerdo con esa frase, lo que estamos viviendo se parece a lo que sucedió en esa época.
Pero, igual que Dios estuvo con ellos, está con nosotros y tenemos por medio de SU Espíritu, la solución. Éxodo 2 nos confirmará algo en lo que muchos sociólogos estuvieron de acuerdo hasta hace algunos años, que es la estructura familiar lo que cimienta la base de una sociedad saludable. La familia la base de la sociedad. Leeré el capítulo y después iremos verso por verso.
En esos días, un hombre y una mujer de la tribu de Leví se casaron. La mujer quedó embarazada y dio a luz un hijo. Al ver que era un niño excepcional, lo escondió durante tres meses. Cuando ya no pudo ocultarlo más, tomó una canasta de juncos de papiro y la recubrió con brea y resina para hacerla resistente al agua. Después puso al niño en la canasta y la acomodó entre los juncos, a la orilla del río Nilo. La hermana del bebé se mantuvo a cierta distancia para ver qué le pasaría al niño. Al poco tiempo, la hija del faraón bajó a bañarse en el río, y sus sirvientas se paseaban por la orilla. Cuando la princesa vio la canasta entre los juncos, mandó a su criada que se la trajera. Al abrir la canasta la princesa vio al bebé. El niño lloraba, y ella sintió lástima por él. «Seguramente es un niño hebreo», dijo. Entonces la hermana del bebé se acercó a la princesa. —¿Quiere que vaya a buscar a una mujer hebrea para que le amamante al bebé? —le preguntó. —¡Sí, consigue a una! —contestó la princesa. Entonces la muchacha fue y llamó a la madre del bebé. «Toma a este niño y dale el pecho por mí —le dijo la princesa a la madre del niño—. Te pagaré por tu ayuda». Así que la mujer se fue con el bebé a su casa y lo amamantó. Años más tarde, cuando el niño creció, ella se lo devolvió a la hija del faraón, quien lo adoptó como su propio hijo y lo llamó Moisés, pues explicó: «Lo saqué del agua». Muchos años después, cuando ya era adulto, Moisés salió a visitar a los de su propio pueblo, a los hebreos, y vio con cuánta dureza los obligaban a trabajar. Durante su visita, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus compatriotas hebreos. Entonces Moisés miró a todos lados para asegurarse de que nadie lo observaba, y mató al egipcio y escondió el cuerpo en la arena. Al día siguiente, cuando Moisés salió de nuevo a visitar a los de su pueblo, vio a dos hebreos peleando. —¿Por qué le pegas a tu amigo? —le preguntó Moisés al que había empezado la pelea. El hombre le contestó: —¿Quién te nombró para ser nuestro príncipe y juez? ¿Vas a matarme como mataste ayer al egipcio? Entonces Moisés se asustó y pensó: «Todos saben lo que hice». Efectivamente, el faraón se enteró de lo que había ocurrido y trató de matar a Moisés; pero él huyó del faraón y se fue a vivir a la tierra de Madián. Cuando Moisés llegó a Madián, se sentó junto a un pozo. El sacerdote de Madián tenía siete hijas, quienes fueron al pozo como de costumbre para sacar agua y llenar los bebederos para los rebaños de su padre. Pero llegaron unos pastores y las echaron de allí. Entonces Moisés se levantó de un salto y las rescató de los pastores. Luego sacó agua para los rebaños de las muchachas. Cuando las jóvenes regresaron a la casa de Reuel, su padre, él les preguntó: —¿Por qué hoy han regresado tan pronto? —Un egipcio nos rescató de los pastores —contestaron ellas—; después nos sacó agua y dio de beber a nuestros rebaños. —¿Y dónde está ese hombre? —les preguntó el padre—. ¿Por qué lo dejaron allí? Invítenlo a comer con nosotros. Moisés aceptó la invitación y se estableció allí con Reuel. Con el tiempo, Reuel le entregó a su hija Séfora por esposa. Más tarde, ella dio a luz un hijo, y Moisés lo llamó Gersón, pues explicó: «He sido un extranjero en tierra extraña». Con el paso de los años, el rey de Egipto murió; pero los israelitas seguían gimiendo bajo el peso de la esclavitud. Clamaron por ayuda, y su clamor subió hasta Dios, quien oyó sus gemidos y se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. Miró desde lo alto a los hijos de Israel y supo que ya había llegado el momento de actuar.” (Éxodo 2, NTV)
Vamos por partes.
En esos días, un hombre y una mujer de la tribu de Leví se casaron.” (Éxodo 2:1, NTV)
Este pequeño verso nos dice que la historia tratará sobre la familia y lo que vemos es que es una familia como cualquiera otra, no es nada especial. Sólo un hombre y una mujer. Ellos son los padres de Moisés, el salvador de la nación, quien los lideró por el desierto, Dios le habló de forma sorprendente, y era amigo de Dios, pero su inicio es en una familia normal, no son de la realeza, no tienen una calificación sobre natural ¡no se menciona mucho de ellos! No veas tus inicios ¡ve tu futuro en ÉL!
Sólo un hombre y una mujer que se casan, sin saber lo que será de su hijo, pero hacen lo que pudieron para protegerlo. En esta historia, como en todas las historias, la mujer desempeña una función sumamente importante ¡así sigue siendo! Por eso la importancia de asegurar, afirmar esa identidad femenina en nuestras niñas desde nacimiento, por lo que veremos más adelante.
La mujer quedó embarazada y dio a luz un hijo. Al ver que era un niño excepcional, lo escondió durante tres meses. Cuando ya no pudo ocultarlo más, tomó una canasta de juncos de papiro y la recubrió con brea y resina para hacerla resistente al agua. Después puso al niño en la canasta y la acomodó entre los juncos, a la orilla del río Nilo.” (Éxodo 2:2–3, NTV)
Todo hijo nace de forma excepcional, cada hijo es excepcional, cada niño y cada niña nacen con cualidades asombrosas que en su edad adulta nos pueden asombrar, pero en la infancia necesitan el cuidado de los padres.
En un sentido metafórico lo que la mamá hace es crear una estructura que le permita al hijo salvar el peligro. Una estructura lo suficiente rígida que lo proteja y resguarde sin aislarlo, pero lo suficiente flexible que le permita amoldarse a los cambios. Los que somos y quienes serán padres, sabemos que esto es una tarea titánica y sin duda necesitamos sabiduría de Dios.
El agua puede entenderse como casos, un agente con vida propia, es en el agua donde te sumerges para resurgir en el bautismo, entendemos el agua como agente de la transformación. A lo largo de la historia Moisés tiene una relación constante con agua.
A faraón se le relaciona con piedras, algo duro, inanimado, estático de ahí la tiranía que no da lugar a discusión. Moisés es presentado desde el principio como antítesis de faraón.
Además, el agua entre la tierra y el cielo sirve de medio para llevar a Moisés quién será un mediador entre Dios y Su Pueblo. ¿Por qué es necesario un mediador? si el ser humano tiene un encuentro directo con Dios ¡no sobrevive!
Sin embargo, no podrás ver directamente mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida.” (Éxodo 33:20, NTV)
Moisés será ese mediador para el pueblo.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Presta mucha atención a lo que voy a decir. Yo haré que para el faraón parezcas como Dios, y tu hermano Aarón, será tu profeta.” (Éxodo 7:1, NTV)
Por eso llegó el Señor Jesús para ser mediador entre Dios y los hombres. Moisés fue para ellos como Dios, en lo que ellos desarrollaban una identidad de hijos, con mayor libertad. Y ese sigue siendo el papel de los pastores en la iglesia, de los padres hacia los hijos; siempre se requiere de alguien que explique, que interceda.
La hermana del bebé se mantuvo a cierta distancia para ver qué le pasaría al niño. Al poco tiempo, la hija del faraón bajó a bañarse en el río, y sus sirvientas se paseaban por la orilla. Cuando la princesa vio la canasta entre los juncos, mandó a su criada que se la trajera. Al abrir la canasta la princesa vio al bebé. El niño lloraba, y ella sintió lástima por él. «Seguramente es un niño hebreo», dijo.” (Éxodo 2:4–6, NTV)
Esta parte es muy interesante ¿quién rescata a Moisés? la mismísima hija del faraón. La hija del tirano cruel que ha pedido que los niños varones sean asesinados. Pero ella, por otra parte es una mujer llena de compasión; la compasión genuina en el momento adecuado es un poder que puede ser usado contra el poder tiránico.
En otras palabras es el amor incondicional de los padres hacia los hijos desobedientes, rebeldes, lo que puede derribar esas barreras.
Cuando Moisés es rescatado y su hermana (que nos ratifica, la importancia del núcleo familiar) lo lleva con su madre para ser alimento. Es la mujer en primera instancia quien nutre al bebé, quien lo sostiene, lo guía, lo acompaña para que ese niño encuentre su independencia. Ese instinto materno está en toda niña ¡fue puesto ahí por Dios! Intentar arrebatar ese instinto es contra natura, querer negarle esa bendición de la maternidad es diabólico.
Moisés, hijo de padres comunes descubierto por la hija de faraón. Toda mujer ha sido capacitada para actos heroicos. Pido un aplauso para el amor de las madres, esposas, hijas. Mujer ¡no te conformes con menos! Dios te ha dado o dará hijos para protegerlos, guiarlos y prepararlos para su destino.
La compasión que esta mujer muestra nos indica que cuando se dirige a los niños ¡en todas las etapas! tiene recompensa. Si te quieren obligar en hacer algo que sabes que dañará, herirá o distorsionará la imagen de tus hijos. La compasión por ellos te llevará a actos extremos y eso no es más que la virtud materna de proteger a sus hijos. Aunque ella tiene como padre a un tirano, ella actúa con compasión.
Este niño se convierte en nieto de faraón, pero la historia pone a Moisés en una situación delicada, al ser criado por ella, es natural que reciba influencia egipcia en todos los sentidos. Por eso la Palabra dice:
Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán.” (Proverbios 22:6, NTV)
Al crecer en tu familia, tus hijos aprenden de forma natural ya sea intencional o accidental, lo que tú eres; pero llegará un momento en que tomará sus propias decisiones. Si no tomamos tiempo para ser nosotros quienes les instruye ¡alguien más lo hará! En la actualidad nuestros hijos, quizá pasan más tiempo con las redes sociales que con nosotros como padres, o platicando por whats con sus amigos de la escuela y serán influenciados por ellos también.
Cuando Moisés es mayor, llega el momento que tiene que fijar una postura, que tomar una decisión, si se decide por una alianza con el futuro o se queda con el pasado.
Esto tiene aplicaciones prácticas para todos. Si creciste en un hogar que no te guió hacia Dios o en un ambiente tóxico, tiránico llegará el momento que tienes que tomar una decisión de quién llegarás a ser. De forma que eres responsable de tus actos y no puedes culpar a tu pasado, cualquiera que haya sido. Lo mismo sucede en sentido inverso.
Moisés criado por una mujer egipcia, que sabe que el niño es hebreo y lo acepta, lo alimenta, lo cuida; y saber esto es súper interesante porque la antropología nos dice que somos seres tribales, de tribu. La respuesta tribal hacia el extranjero a los que no perteneces a su raza es tratarlos como si no fueran humanos. Esto explica la instrucción de faraón ¡Mátenlos!
Esa fue la estrategia en la 2a guerra mundial, deshumanizar a los judíos, en los panfletos decían que actuaban como ratas, menos que humanos o infra humanos. Lo que vemos en Francia por los grupos islámicos que golpean y desprecian a los que no son musulmanes como ellos.
Esto nos compete, porque la forma como se empieza esa retórica es poco a poco, primero diciendo que perteneces a un sector enfermo, homófobo, tóxico, después restringiendo tus libertades, de libre expresión. La idea es despersonalizar a un sector de la sociedad y eso es peligros. Cuando lo que nos une es que todo ser humano lleva la imagen de Dios, por eso debe ser tratado con respeto y dignidad.
Cuando empiezas a denigrar, atribuir características peligrosas para la sana convivencia, cuando quieres imponer un lenguaje, cuando inventas teorías sin respaldo científico y lo quieres imponer es demasiado peligroso.
Entonces la hermana del bebé se acercó a la princesa. —¿Quiere que vaya a buscar a una mujer hebrea para que le amamante al bebé? —le preguntó. —¡Sí, consigue a una! —contestó la princesa. Entonces la muchacha fue y llamó a la madre del bebé. «Toma a este niño y dale el pecho por mí —le dijo la princesa a la madre del niño—. Te pagaré por tu ayuda». Así que la mujer se fue con el bebé a su casa y lo amamantó. Años más tarde, cuando el niño creció, ella se lo devolvió a la hija del faraón, quien lo adoptó como su propio hijo y lo llamó Moisés, pues explicó: «Lo saqué del agua».” (Éxodo 2:7–10, NTV)
La mamá biológica de Moisés lo cría hasta cierta edad y lo lleva a la hija de faraón. Criar un hijo trasciende nuestra propia vida, va más allá de nosotros. En esta escena, vemos que la mamá salva a su hijo para después ser ella misma quien lo entrega al “enemigo”; esta sigue siendo la historia de nuestras vidas. Quizá no lo pensamos así, por el disfrute que nos otorgan los hijos, pero ¡deberíamos! Estamos entregando a nuestros hijos. Veamos esta imagen que se conoce como La Piedad, de Miguel Ángel.
¿Qué representa? ¿qué nos dice la historia de Moisés? ¿qué importancia tengo como padres? Para que el hijo sea probado en carácter es necesario entregarlo al mundo. Los hijos se irán, saldrán y de manera consciente o no, somos nosotros quienes los entregamos al mundo. Por eso es necesario la estructura que los proteja y fortalezca en el desarrollo, en su crecimiento; de otra forma llegarán frágiles a la casa de Faraón. Oh, si este tema lo hubiera entendido antes.
En la escultura es la mamá quién ofrece a su hijo para ser golpeado, herido, roto por el mundo; lo recibe y entrega. En la Vida de Jesús, esto es llevado al límite, al extremo de forma única, porque lo peor del mundo lo golpeó, humilló, la diferencia que ÉL lo hizo voluntariamente, para que nosotros no lo fuéramos más, como consecuencia del pecado.
Muchos años después, cuando ya era adulto, Moisés salió a visitar a los de su propio pueblo, a los hebreos, y vio con cuánta dureza los obligaban a trabajar. Durante su visita, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus compatriotas hebreos. Entonces Moisés miró a todos lados para asegurarse de que nadie lo observaba, y mató al egipcio y escondió el cuerpo en la arena. Al día siguiente, cuando Moisés salió de nuevo a visitar a los de su pueblo, vio a dos hebreos peleando. —¿Por qué le pegas a tu amigo? —le preguntó Moisés al que había empezado la pelea. El hombre le contestó: —¿Quién te nombró para ser nuestro príncipe y juez? ¿Vas a matarme como mataste ayer al egipcio? Entonces Moisés se asustó y pensó: «Todos saben lo que hice». Efectivamente, el faraón se enteró de lo que había ocurrido y trató de matar a Moisés; pero él huyó del faraón y se fue a vivir a la tierra de Madián. Cuando Moisés llegó a Madián, se sentó junto a un pozo.” (Éxodo 2:11–15, NTV)
Moisés debe derrotar al tirano y unificar a los suyos para que lleguen a ser nación y en esta parte vemos el desarrollo del carácter de Moisés, que es sinónimo de lo que se espera de nosotros de cada uno de nosotros.
Mata al egipcio, se mete en problemas, después va a su gente y lo rechazan. Quiere hacer lo correcto pero lo hace sin estar listo, sin estar preparado, fuera de tiempo. En su interior se ha estado gestando su llamado, su destino. Puede huir o hacerlo a su manera, no sabe que le hace falta algo, aún no tiene la autoridad de Dios, sólo lo que aprendió en casa de Faraón y lo que recuerda de pequeño.
Si quieres cambiar tus malos hábitos, adicciones, tu pasado o lo que sea ¡debes ir al desierto a limpiarte! Si lo matas a tu manera, en realidad no muere, sólo lo escondes, después regresa.
Es enfrentando el desierto que llega a conocer a Dios, pero ir al desierto requiere valor, atrevimiento, porque es ir a lo desconocido. Por eso Dios usa a los inquietos, aventureros que no se conforman con lo común, quienes quieren algo más ¡no a los perfectos! a los que se atreven a pesar de ellos, los que tienen fe para aventarse a lo desconocido.
Algunos dice que la fe es negar lo evidente, es creer lo increíble; pero no es así. Fe es la disposición en creer una presunción, (Consideración o aceptación de una cosa como verdadera o real a partir de ciertas señales o indicios, sin tener certeza completa de ello); algo que se asume como verdadero, por quién lo dijo y ¡no es fácil! Por eso debes decidir antes, porque no es por que lo entiendes, sino porque lo crees y actúas ¡eso es actuar en fe! ¡eso es fe!
Abraham vivía cómodo, tenía todo hablando hedonista mente, tenía lo que necesitaba, pero recibe un llamado para hacer algo que no entiende, que no tiene la certeza, pero decide creerlo y empieza su jornada; esa fe lo lleva a la decisión de obedecer. Oh ¡cuánta fe nos hace falta! ¡cuánta determinación para ser verdaderos hijos de Dios!
El sacerdote de Madián tenía siete hijas, quienes fueron al pozo como de costumbre para sacar agua y llenar los bebederos para los rebaños de su padre. Pero llegaron unos pastores y las echaron de allí. Entonces Moisés se levantó de un salto y las rescató de los pastores. Luego sacó agua para los rebaños de las muchachas. Cuando las jóvenes regresaron a la casa de Reuel, su padre, él les preguntó: —¿Por qué hoy han regresado tan pronto? —Un egipcio nos rescató de los pastores —contestaron ellas—; después nos sacó agua y dio de beber a nuestros rebaños. —¿Y dónde está ese hombre? —les preguntó el padre—. ¿Por qué lo dejaron allí? Invítenlo a comer con nosotros. Moisés aceptó la invitación y se estableció allí con Reuel. Con el tiempo, Reuel le entregó a su hija Séfora por esposa. Más tarde, ella dio a luz un hijo, y Moisés lo llamó Gersón, pues explicó: «He sido un extranjero en tierra extraña».” (Éxodo 2:16–22, NTV)
Es en esta etapa que es evidente el desarrollo, crecimiento de Moisés. ¿Recuerdas qué hace con el egipcio que ve golpeando a los hebreos? ¡lo mata! ¿Qué hace cuando ve el pleito entre hebreos? ¡les habla! ¿aquí qué hace? Sólo se levanta y eso bastó para que los bullies se fueran y rescata a las mueres.
Las mejores personas son las que son capaces de provocar caos, daño, muerte y ¡deciden no hacerlo! con tal de hacer el bien. La mejor persona no es la que se cree incapaz de lastimar, sólo se está engañando.
Esto es lo que Dios desea de nosotros cuando llegamos a ÉL y estamos dispuestos en atravesar el desierto. Es lo que demostró el Señor Jesús, cuando llegaba y su sola presencia hacia que los demonios huyeran, las personas sanaran. Muchas veces tu sola presencia calmará el ambiente familiar, de la oficina, el negocio.
Con el paso de los años, el rey de Egipto murió; pero los israelitas seguían gimiendo bajo el peso de la esclavitud. Clamaron por ayuda, y su clamor subió hasta Dios, quien oyó sus gemidos y se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. Miró desde lo alto a los hijos de Israel y supo que ya había llegado el momento de actuar.” (Éxodo 2:23–25, NTV)
Dios escucha, Dios responde. Pero ¿Acaso se le había olvidado que tiene que recordar? Y si Dios finalmente libró a Israel de Egipto ¿no pudo hacerlo en el año 10? ¿Si libró a Israel de Egipto, por qué no los libró de los campos de concentración? ¿Si Dios pudo librar a Israel, por qué no salvó tu matrimonio? ¿por qué no te libró de esa enfermedad, de esa crisis, de ese dolor?
No se la respuesta, quizá esos procesos aun son parte de nuestro desierto, pero también quiere decir que en esa área ¡veremos liberación! Llegaremos a nuestra tierra prometida, porque ÉL esta en nuestro desierto, camina con nosotros.
Pero, lo que creo que el texto hace, es presentarnos algo más profundo, más importante, nos presenta a Dios con emociones: sabe, oye, recuerda, se preocupa.
Dios diferente a los dioses egipcios, diferente a los dioses que puedas hacer, como el poder, materialismo, dinero, sexo, poder, apariencia; es Dios que te oye y se preocupa, pero también es un Dios que cumple SU Promesa.
Palabra de Dios
Oremos
Related Media
See more
Related Sermons
See more
Earn an accredited degree from Redemption Seminary with Logos.