LA CRISIS EN EL CREYENTE

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Levítico 10:1–3 (NTV)
1 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, pusieron carbones encendidos en sus incensarios y encima esparcieron incienso. De esta manera, desobedecieron al Señor al quemar ante él un fuego equivocado, diferente al que él había ordenado. 2 Como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y los consumió por completo, y murieron ahí ante el Señor. 3 Así que Moisés le dijo a Aarón: «Esto quiso decir el Señor cuando dijo: “Demostraré mi santidad por medio de los que se acercan a mí. Demostraré mi gloria ante todo el pueblo”». Y Aarón guardó silencio.
Levítico 10:6–7 (NTV)
6 Luego Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: «No rasguen su ropa ni dejen de peinarse en señal de dolor. Si lo hacen morirán, y el enojo del Señor herirá a toda la comunidad de Israel. Sin embargo, el resto de los israelitas, sus parientes, podrán hacer duelo a causa de la destrucción por fuego de Nadab y Abiú que hizo el Señor. 7 Pero no salgan de la entrada del tabernáculo o morirán, porque ustedes fueron ungidos con el aceite de unción del Señor». Entonces hicieron lo que Moisés les ordenó.

Introducción.

La palabra crisis procede de la palabra griega krino: cruce de caminos. Por lo que la Crisis se refiere a un momento crucial en la vida de una persona, y siempre hace alusión a ruptura o a cambio. Por ejemplo: una crisis de convicción y confrontación con Dios puede resultar en el rechazo decisivo de la fe en Cristo; pero en una crisis de arrepentimiento y fe producirá el nuevo nacimiento en la persona.
En muchas ocasiones, como pastor me he encontrado con cristianos que pensaban o creían que por el hecho de ser creyentes y vivir una vida de fe en Jesucristo, nunca pasarían por un tipo de crisis; otros hermanos me han dicho que cuando a ellos les presentaron el Evangelio les hicieron creer que siempre todo iba a estar bien. Y estos dos casos y situaciones similares a estas suceden porque mal entendemos lo que nos dice el Salmo 23:1, que Jehová es nuestro pastor, y si es así, entoncesnada nos faltará, o que en Dios no tendremos dolor o pérdida alguna; y cuando llega la crisis a nuestra vida no sabemos cómo enfrentar la situación y comenzamos a reaccionar con nuestras emociones, tomamos decisiones en base a lo que sentimos en el momento. Ante estas circunstancias muchas personas se hunden en la depresión, otros creyentes abandonan el Camino de Dios, y otros lamentablemente, hasta se han llegado a quitar la vida. En la biblia están escritos un sinfín de ejemplos de hombres y mujeres de Dios que enfrentaron crisis emocionales y espirituales; las Escrituras nos dicen cómo es que ellos pudieron hacer frente a la crisis cuando ésta llegó a sus vidas.
En el pasaje que leímos podemos observar cómo el sacerdote Aarón vio la muerte instantánea de sus 2 hijos y solo guardó silencio. Veamos un poco el contexto: Dios le había dado indicaciones a los sacerdotes para preparar al pueblo y cómo es que debían ofrecer un sacrificio de olor fragante y acepto a su presencia; el pueblo como los sacerdotes estaban en un proceso de purificación y consagración a Jehová, y no les estaba permitido enterrar a sus muertos durante la ceremonia. La presencia de Dios era tan real y palpable en ese lugar que Aarón no se podía dar el lujo de llorar la muerte de sus hijos, y abandonar su responsabilidad ante el pueblo como representante de Dios, y ante el Señor como representante del pueblo, para ir a sepultar a sus hijos. Aarón se sujetó a la voluntad (incomprensible) de Dios.

Proposición.

No hay duda de que todos hemos vivido o estamos experimentado alguna crisis en nuestra vida, crisis que no hemos sabido enfrentar; donde tal vez nuestras acciones y decisiones tomadas han sido en base a lo que sentimos en el momento. Pero mis amados hermanos, no permitamos que la crisis defina el tamaño de nuestra fe, antes bien, que nuestra fe defina el tamaño de la crisis.

Oración Transicional.

¿Cómo podemos nosotros enfrentar la crisis cuando ésta llega a nuestra vida?

I. RECONOCIENDO QUE SOMOS VULNERABLES.

Juan 16:33 NTV
33 Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.
1. Somos seres de carne y hueso, pero también somos seres almáticos.
a. Nos enfermamos, somos tentados por nuestras debilidades carnales
b. Podemos ser perturbados espiritualmente, o impulsados por el Espíritu de Dios.

2. Tenemos libre albedrío, pero nuestras decisiones y acciones tienen consecuencias.

a. No puedo darme el lujo de actuar por impulso
b. Para que la emoción no me domine debo vivir sujeto a la elección

3. Llegamos a ser víctimas de las circunstancias (accidentes, enfermedades, asaltos, etc.)

a. Estamos en el lugar y momento equivocado
b. No es nuestra culpa ni culpa de Dios, las circunstancias no nos favorecen.
c. No tenemos a quien culpar
Mis amados en Cristo, somos personas vulnerables a las circunstancias, los espíritus inmundos, a las personas buenas o malas, a nuestras concupiscencias, pero también somos vulnerables al Espíritu de Dios que nos impulsa a hacer lo correcto y llenarnos de la Paz de Cristo, porque como Él ha vencido al mundo, nosotros también venceremos ¡Aleluya!

II. MANTENIÉNDONOS FIRMES EN LA FE.

Job 1:22 NVI
22 A pesar de todo esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios.

1. Reconociendo la soberanía de Dios.

a. Dios le da permiso a Satanás de que nos tiente
b. Pero a Dios se le sirve en todo tiempo

2. Dios no nos da carga que no podamos llevar.

a. Nuestra fuerza no depende de lo que “yo” soy capaz
b. Nuestra fuerza viene de Dios

3. Debemos tener una dependencia de Dios.

a. Practica los hábitos espirituales (orar, ayunar, biblia, hablar, escuchar música)
b. De esa manera mostramos dependencia de Dios y somos fortalecidos.
Cuando estés en crisis enfréntala con una fe firme en Jesucristo, no la justifiques ni te victimices porque eso no te ayudará, seguirás igual o peor. Muestra quién eres en Cristo: “Porque somos…creados en Cristo Jesús para buenas obras…” (Ef 2:10). Utiliza las armas que tienes en el Señor, estas armas “…son poderosas en Dios para destrucción de fortalezas…” (2ª. Co.10:4). ¡Esto pasa cuando Dios está en tu vida y te afianzas en Él! Pero si lo dejas fuera, por más técnicas y terapias que uses, por más psicólogos que conozcas y visites, por más cosas que hagas, nada va a suceder. Pero si la presencia de Dios está en tu vida, vencerás en su nombre. Porque ¡Dios hace maravillas! Saca agua de piedras y hace hablar a los asnos.

III. RECONOCIENDO QUE TODO TIENE UN PROPÓSITO DIVINO Y ETERNO.

Romanos 8:28 NVI
28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

1. Nuestra fe es probada.

a. Job: A pesar de sus sufrimientos, mantuvo su fe en Dios y fue recompensado.
b. David: En medio de la persecución, buscó refugio en Dios y encontró consuelo.
c. La fe se mantiene en medio de la crisis practicando los hábitos espirituales

2. Nuestro carácter es moldeado en el proceso.

a. En el proceso aprendemos Paciencia y perseverancia
b. Aprendemos humildad: Reconocemos necesitar a Dios y a otros en nuestras vidas.
c. Rendición a Dios: Reconocer que Él tiene el control y permitirle trabajar en nosotros.
Una persona se encuentra en una relación tóxica y decide poner fin a ella, a pesar de que enfrenta miedo y soledad. A través de este proceso doloroso, aprende a valorar su autoestima y desarrolla la fortaleza para establecer límites saludables en futuras relaciones.

3. El propósito de Dios para nuestra vida es revelado.

a. La crisis puede revelar propósitos ocultos y redirigir nuestras vidas.
b. Nos da la Oportunidad de ministrar y servir a otros que también están en crisis.
c. Nos guía hacia un camino que no habíamos considerado, el propósito Divino.
Hermano y amigo, tú eres único y especial, pero el mundo quiere hacerte creer que eres parte del montón. Y cuando tú aceptas esa mentira del diablo entonces actúas, hablas, caminas y reacciones como el mundo que no conoce a Cristo. Al hacer eso, has perdido y abandonado el propósito de Dios para tu vida. Pero cuando sabes quién eres en Cristo y reconoces que hay un propósito eterno para tu vida, no importa lo que estés enfrentando, tú te levantas y le dices ¡Aquí el que manda es Cristo, Él es el Señor de mi vida! Por lo tanto, ese problema se lo entrego a Jesús y me sujeto a su voluntad ¡Aleluya!

Conclusión.

Hermanos, la crisis es una realidad en nuestra vida porque somos vulnerables como cualquier ser humano, no importa si somos creyentes o no, las consecuencias del pecado nos alcanzan. Pero la crisis también es una oportunidad para fortalecer nuestra fe y ver el amor y la benevolencia de Dios en nuestra vida, en ella nos damos cuenta de que la mano del Señor no se ha acortado para salvarnos.
Permitamos que la crisis moldee nuestro carácter y aprendamos a confiar en que el propósito de Dios para nuestras vidas es más grande que la situación que enfrentamos. Y todo lo que nos pasa es para que este propósito sea cumplido y podamos decir como el apóstol Pablo lo expresa en
Romanos 8:35–39 RVR60
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
No estás solo en la crisis así que no temas, porque nuestra esperanza está en Aquel que ha vencido al mundo. Por lo que no podemos permitir que la crisis defina el tamaño de nuestra fe, antes bien, que nuestra fe defina el tamaño de la crisis. Amén.
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