Éxodo 3
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Saliendo de la Tiranía
Saliendo de la Tiranía
Continuamos estudiando el libro del Éxodo como un microcosmos de lo que estamos viviendo como sociedad, como iglesia, familia. Ya leyeron el capítulo así que iremos por porciones:
“Cierto día Moisés se encontraba apacentando el rebaño de su suegro, Jetro, quien era sacerdote de Madián. Llevó el rebaño al corazón del desierto y llegó al Sinaí, el monte de Dios. Allí el ángel del Señor se le apareció en un fuego ardiente, en medio de una zarza. Moisés se quedo mirando lleno de asombro porque aunque la zarza estaba envuelta en llamas, no se consumía.” (Éxodo 3:1–2, NTV)
En estos versos suceden varias cosas interesantes. Moisés observa algo sobrenatural, fuera de lo común. Un arbusto envuelto en llamas pero de alguna forma ¡no se consume! Tradicionalmente el fuego es algo que da miedo pero a Moisés lo fascina, tanto que se queda viendo.
“«Esto es increíble —se dijo a sí mismo—. ¿Por qué esa zarza no se consume? Tengo que ir a verla de cerca».” (Éxodo 3:3, NTV)
Muchas veces eso que debe aterrorizarnos es lo que más nos atrae. Moisés se quiere acercar al fuego, lo que es peligroso, porque si eres de madera te consume, pero si te acercas a ese fuego y es Dios quién se aparece, el fuego de Dios no te quema pero ¡te transforma!
Para Moisés significó que eso que le llamó la atención, aunque incomprensible pero lo cautiva, es bello, era una forma de acercarse a Dios, quién es lo Trascendente. Las catedrales se hacían con la intención de generar asombro. Algunas tardaron cientos de años en hacerlas pasaron por privaciones para terminarlas, porque todo lo bello te acercaba a Dios, todo lo estético era una representación de lo divino.
Con el tiempo la belleza, como representación de lo divino aterrorizó a las personas, por eso pusieron gárgolas en las catedrales, que miran a la gente, los observan como advirtiendo ¡no intentes subir!
En política nada es casualidad. En la actualidad vemos una ideología sistemática que pretende negar a Dios, quieren sacar a Dios de la conversación y al mismo tiempo vemos que aumenta la aversión a la belleza, con todo tipo de argumentos (estereotipos, juicios de valor), que está presente en las expresiones de arte, pintura, música, etc.
El arte conceptual empieza con el Urinario de Dechamp. Exposiciones de arte que son una invitación al caos, al desorden. Artistas que presentan una escoba o un retrete, artista que puso una mesa con todo tipo de objetos y ella parada quieta y podían hacer lo que quisieran, casi termina en tragedia. La música despojada de cadencia, emociones, ¡plana! Está “cambiando el concepto de belleza” y no es por evolución social sino una imposición ideológica. Es bajar la intensidad de la luz.
Moisés observa ese fenómeno y se acerca a lo desconocido, no era de quienes ven algo que no entienden y no le da importancia. Se pregunta ¿qué pasa? ¿qué es eso? Esta en su trabajo de pastor, pero dispuesto a observar lo sobrenatural y acercarse a lo desconocido.
¡Seamos Moisés! Tiene todas las preguntas ante algo sobre natural. Muchos hemos experimentado algo así. Esa llamada inesperada, esa respuesta a una petición, ver a un perrito que cae de 10 metros y vivir, sanar de una enfermedad incurable, tener un hijo que decían que no podías ¿qué es eso? ¿qué significa? ¿es casualidad? ¿es Dios? La trascendencia se ha acercado a ti, te ha hablado, te ha llamado la atención y muchas veces ¡hemos seguido de largo!
Corremos el riesgo de perder la capacidad de asombro, tanto ante la presencia de Dios como la de satanás. Los conciertos ahora, muchos de ellos, tienen una ceremonia satánica abierta: San Smith, Beyonce, Rosalía, etc. Hay quienes son atraídos hacia ese lado; por otro lado estamos quienes hemos visto y oído la voz de Dios, pero no hemos reaccionado como Moisés.
“Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba para observar mejor, Dios lo llamó desde el medio de la zarza: —¡Moisés! ¡Moisés! —Aquí estoy —respondió él. —No te acerques más —le advirtió el Señor—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.” (Éxodo 3:4–5, NTV)
Dios observa su reacción, y hace Su aparición. Le habla, todo lo que puede hacer Moisés es decir ¡Aquí estoy! Dios mismo se presenta a Moisés un hombre común. Le dice que se acerque más y la forma correcta de acercarse ¡sin sandalias! Descalzo. Los zapatos nos elevan por encima de la tierra, nos quitan el contacto con la tierra, nos quitan humildad porque nos sentimos protegidos.
Quizá Moisés debe dejar la arrogancia de hijo de faraón. Para llegar a ser usado por Dios tiene que llegar vulnerable, sin nada de soberbia, orgullo, por eso muchos no se acercan a Dios, porque no les gusta verse vulnerables, prefieren seguir con las máscaras.
Moisés está en un predicamento. Igual que todos, ante situaciones que no entendemos, que nos llaman a acercarnos a Dios, al Creador, a eso que nos da miedo. Si reconocemos la necesidad de enfrentar lo que nos da miedo, mayor será la probabilidad de avanzar y recuperarte.
¿Qué tan profundo es tu temor, tu miedo, tu abismo? ¿temor a la soledad, al fracaso, la pérdida de estatus, temor al avance del tiempo, la edad? Moisés está siendo probado.
La prueba es necesaria para todos, quién no haya sido probado realmente no se conoce, porque no se ha enfrentado con aquello que lo llevará a madura, crecer. Todos necesitamos desiertos, crisis, guerras o su equivalente moral para revelar la persona que en realidad eres. Al enfrentar las crisis, suceden cambios a nivel genético neurológico. Sabes que hay genes o información que sólo se activan ante condiciones de crisis. En un nuevo reto, tu cuerpo responde a nivel genético, revelará potencial que está ahí pero no se había activado.
Pero vivimos tiempos en que se rehuye cualquier tipo de riesgo positivo o crisis y por eso cada nueva generación avanza, pero en cierto sentido se van diluyendo. Otros responden a la crisis echándole la culpa a alguien más.
El lugar que pisas es santo, pregunta ¿es el lugar santo per se o por quién lo hace santo? Es la presencia de Dios que hace santo ese lugar y esa zarza. Teniendo esto en mente, nada es santo, pero todo puede ser santo o en todo lugar se puede revelar lo Santo. En el camión, el trabajo, lavando el baño ¡en todo lugar tienes la posibilidad de ver al Santo! si tienes los pies descalzos. Si nada se interpone entre Dios y tu.
Dios reta a Moisés a que se acerque, pero acercarte puede que duela porque te transformara.
“Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Cuando Moisés oyó esto, se cubrió el rostro porque tenía miedo de mirar a Dios.” (Éxodo 3:6, NTV)
Moisés teme ver al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, porque aunque es el Dios que llama a la aventura, también llama al sacrificio. Lo saca de la esclavitud pero lo da la tarea de formar una nación. Se cubre el rostro, porque tiene miedo. Cubrirse el rostro es también señal de vergüenza, de humildad.
“Dios bendice a los que son humildes, porque heredarán toda la tierra.” (Mateo 5:5, NTV)
El que es llamado a la humildad está destinado a la grandeza. Quienes son llevados a lo más bajo para ser humillados, son los que se levantan listos para recibir. El humilde está vacío de orgullo.
Si sólo quieres estar en tu zona de comodidad, donde conoces todo, sabes todo, poco a poco te vuelves un pequeño tirano, es acercarse a Dios lo que te lleva a la humildad.
Dios te buscará de muchas formas pero es necesario llegar desde la humildad, porque SU presencia revela todo, todo lo oculto, todo lo que ha estado escondido.
Dios se presenta a Moisés, quién ha conocido otros dioses. Moisés escucha atentamente, poner atención es como una luz que ilumina la oscuridad, nos ayuda a percibir lo que no está ahí.
Moisés tiene miedo ¡qué más puede tener si no miedo! Está ante Dios, quién usa una zarza como medio divino para comunicarse. Es sólo un medio. Dios usa cualquier medio para llamar tu atención. Un problema familiar, crisis, enfermedad, milagros, sanidad.
Moisés se acerca a la zarza, pero busca lo que está más allá de la zarza, lo que provoca ese evento.Y es la voz de Dios lo que le da miedo. Muchas veces Dios habla por medio de los eventos sorprendentes. Por eso los israelitas tienen una oración muy especial, que se conoce como el Shema: Escucha.
“»¡Escucha, Israel! El Señor es nuestro Dios, solamente el Señor.” (Deuteronomio 6:4, NTV)
“Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos. Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. ¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios.” (Éxodo 3:7–9, NTV)
Faraón quiere reducir a los israelitas al matar a los varones elimina el potencial de desarrollo y es él quién se convierte en su dios. Por eso necesitamos estructuras para subsistir sanamente. La familia es una estructura que no compite con nadie ¡pero algunos quiere imaginar que sí! y por eso lo ven como algo qué eliminar ¿por qué? porque es una estructura de unión, que revela y conecta con Dios.
Todos los niños hebreos han muerto, excepto Moisés, ahora todo el potencial de salvación está en una sola persona. Dios guarda a uno sólo que tiene todo el potencial de regresar la esperanza, ese único tiene lo que se necesita para restaurar, basta uno para que se confirme el pacto, basta uno para que regrese la esperanza.
Basta un padre que esté dispuesto a pelear por la familia, una mujer dispuesta a defender su familia, un joven que esté dispuesto a vivir de manera santa. ¿Qué está detrás de la zarza que arde? Dios quien quiere actuar. ¿Quién está detrás de esa sanidad, ese milagro? Dios quien desea actuar, pero ¿quién de nosotros lo hará?
Aquí vemos una expresión de compasión, la representación del espíritu materno que es un reflejo de lo divino. ¿Qué provoca el llanto de un niño? amor maternal y el amor materno es antídoto al sufrimiento. Sana, sana colita de rana, salivazo y adios dolor.
Somos llamados a ver el sufrimiento y estar dispuestos en hacer algo a pesar de las deficiencias. Somos llamados a ser luz, sal.
Dios les promete la tierra que fluye leche y miel, grasa y azúcar que para el hambriento es el paraíso. Pero vamos un poco más profundo ¿qué provocó que Dios por fin atienda? ¿Era Moisés quién hacía falta? ¿es la muerte de los niños la gota que derrama el vaso? ¿es que Dios espera a una persona o un evento para actuar? Como si Dios actúa si nosotros actuamos.
La paz social, restauración de valores, ética ¿es algo que Dios quiere hacer? ¡claro! y ÉL puede intervenir directamente, pero no lo hace así, y llama a uno sólo, alguien que esté dispuesto en aceptar el reto. Creo que Dios me usa a pesar de mí, porque dije que sí a Su Voz, dije que sí a Su llamado. Ser pastor es lo mejor que ha pasado en mi vida y también lo más difícil.
“Ahora ve, porque te envío al faraón. Tú vas a sacar de Egipto a mi pueblo Israel. Pero Moisés protestó: —¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel? Dios contestó: —Yo estaré contigo. Y esta es la señal para ti de que yo soy quien te envía: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, adorarán a Dios en este mismo monte. Pero Moisés volvió a protestar: —Si voy a los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”, ellos me preguntarán: “¿Y cuál es el nombre de ese Dios?”. Entonces, ¿qué les responderé?...” (Éxodo 3:10–13, NTV)
Moisés queda asombrado. lo primero que hace es reconocer su pequeñez y se pregunta ¿por qué yo? ¿es queja? ¿es humildad? Ha visto la zarza que arde y no se consume, ha escuchado una voz que supone que es DIOS y aún así pregunta ¿por qué yo? Y después le pregunta a Dios ¿quién eres tú?
El llamado es a hacer algo casi imposible, impensable desde su punto de vista. Moisés ha visto las pirámides imponentes, ha visto el poder de Egipto y le dicen que él derrotará a Egipto y liberará a los hebreos. Moisés está confundido con su identidad, no habla bien. La gente que va a liberar ¡son esclavos! ¿quién quiere esclavos libres? Egipto es poderoso ¿qué lo llevó a aceptar? ¡Estar frente la zarza ardiendo! Pero es más que eso, esta frente al Trascendente, ante la inmensidad y decide creer y libera no sólo a esclavos, sino una nación esclavizada por 400 años.
Moisés es arquetipo de nuestra existencia y llamado. Cristo venció la muerte y el infierno, pero es nuestra parte, nuestro turno de hacer algo para que SU reino avance, y los esclavos sean liberados.
Moisés se sabe limitado, no habla bien pero Dios le dice ¡no se trata de ti! ¡He usado una zarza para hablar contigo no te das cuenta! Moisés no serás tú, SERÉ YO. No te creas tan importante, pero te necesito dispuesto, humilde y me hago cargo que seas así.
La forma de crecer es enfrentando nuestros miedos y los podemos enfrentar cuando le damos lugar, el primer lugar a quien hemos visto en pequeñas o grandes en pocas o muchas zarzas.
Una de las características de los líderes ¡es que no quieren serlo! 90% de los líderes que sí querían serlo, es ¡sólo por el hecho de ser líderes! Pero necesitamos líderes que no quieran serlo, y no quieren porque saben que será difícil, enfrentarán problemas. El que quiere sólo por serlo, en el primero problema se va a ir.
El líder enfrenta todo tipo de tentaciones, dificultades, y aunque tenga la mejor intención es a quién más querrán corromper, por eso debe ser humilde, crear una voluntad y carácter firme para poder resistir. ¿Cómo se logra eso? A través de desierto, ir a la voz en la zarza.
“...Dios le contestó a Moisés: —Yo Soy el que Soy. Dile esto al pueblo de Israel: “Yo Soy me ha enviado a ustedes”.” (Éxodo 3:13–14, NTV)
El Nombre de Dios es un misterio, se puede traducir el original como: Seré lo que seré o YO soy el SER. Pero ese nombre no es nombre y es a propósito para que no lo metas a un sistema humano.
“Dios también le dijo a Moisés: —Así dirás al pueblo de Israel: “Yahveh, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a ustedes. Este es mi nombre eterno, el nombre que deben recordar por todas las generaciones”. »Ahora ve y reúne a los ancianos de Israel y diles: “El Señor, el Dios de sus antepasados —el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob— se me apareció y me dijo: ‘He estado observando de cerca y veo el trato que reciben de los egipcios. Prometí rescatarlos de la opresión que sufren en Egipto. Los llevaré a una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos’ ”. »Los ancianos de Israel aceptarán tu mensaje. Entonces tú y los ancianos se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El Señor, Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Así que permítenos, por favor, hacer un viaje de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios”. »Pero yo sé que el rey de Egipto no los dejará ir a menos que sea forzado por una mano poderosa. Así que levantaré mi mano y heriré a los egipcios con todo tipo de milagros que realizaré entre ellos. Entonces, al fin, el faraón los dejará ir.” (Éxodo 3:15–20, NTV)
Le explica que primero se van a resistir, pero después harán caso y no sólo eso, sino que con la ayuda de Dios, saldrán con bendición y con poder.
Egipto es descendiente de Cam, hijo de Noé, el hijo de maldición, el que fue arrojado, echado fuera. Así empezó su historia. Se sobrepusieron al dolor, al fracaso, se hicieron fuertes, duros.
La vida nos presenta oportunidades disfrazadas de crisis. Faraón quería eliminar a los hebreos y casi lo logra, pero ahora vemos el otro lado, los egipcios darán a los israelitas el potencial para irse.
“Además haré que los egipcios los miren con agrado. Les darán obsequios cuando salgan, de modo que no se irán con las manos vacías. Toda mujer israelita pedirá a sus vecinas egipcias y a las mujeres extranjeras que vivan con ellas toda clase de objetos de plata y de oro, y prendas costosas. Con estos vestirán a sus hijos e hijas. Así despojarán a los egipcios de sus riquezas.” (Éxodo 3:21–22, NTV)
Los egipcios dieron a los hebreos riquezas, los medios para que pudieran realizarse. En este caso joyas, oro, riquezas, pero bien puede ser conocimientos, cultura que ofrece el Egipto para ser usado de forma positiva, que construya.
Antes se decía que los cristianos no podían estudiar psicología,filosofía, artes, danza, eran profesiones del mundo; pero vemos que tenemos la capacidad de tomar esas riquezas y usarlas de forma que construya para el bien de tus hijos.
Dios le permite al pueblo irse con las riquezas de Egipto. Dios permite que triunfemos en el medio social, cultural, empresarial porque tenemos SU Bendición. Veremos cómo les costó eliminar, sacar de ellos la tiranía a que fueron sometidos, porque meses después están en el desierto, Moisés sube al monte donde vio la zarza hace meses pero se tarda en regresar ¿qué hace el pueblo con ese oro que Dios les permitió tener? ¡se hacen un becerro de oro para adorarlo! Esas riquezas los corrompieron.
Meses después Dios les da la oportunidad de hacer las cosas de forma correcta con esas mismas riquezas, el mismo oro y plata y les da instrucciones de qué hacer ¿obedecerán? Con esa misma riqueza fabrican los todos los instrumentos y artículos necesarios para el tabernáculo.
La enseñanza es que las riquezas ya sea dinero, conocimiento, habilidades, puedes servir para corromper o para honrar a Dios.
En estos capítulos de éxodo hemos visto el papel importante de las mujeres en la sociedad. Son ellas quienes van a pedir las riquezas a los egipcios, y siguen teniendo la habilidad para sacar todo el dinero del esposo, no; de aprovechar las oportunidades por el bien de los suyos. El desarrollo económico va ligado con el desarrollo de la mujer.
Termino con esto Egipto representa aquello que tiene el poder para ser nuestro tirano: mal hábito, adicción, pecado, lo que sea que quiere dominar nuestras vidas, controlarlas, y no puedes salir de ellas; hasta que clamas, pides ayuda, que una fuerza superior a ti y al tirano trabaja para sacarte de esa opresión y llevarte a Casa.
Es Dios quién preparó todo para que los egipcios dieran las riquezas. Egipto es nuestro pasado, es dónde nos formamos como esclavos. Ahora escucha, la salvación no será real si olvidas todo lo que fuiste. Si olvidas tu pasado no es salvación ¿salvación de qué?
En parte es lo que hace que los grupos se presenten diciendo: Hola, soy Fulano y soy alcohólico. Es el pasado lo que nos tiene aquí, es por un matrimonio que estaba al borde de la separación, es una adicción de la que no podía salir, pero nos dimos cuenta en algún momento de la vida que seríamos presos de ese tirano toda la vida si algo superior a mi y al tirano no me ayudaba.
Lo que ahora somos es en parte por lo que fuimos en el pasado, pero ese pasado no determina nuestro futuro. ¡No olvides de dónde vienes! Si lo haces corres el peligro de regresar a ese lugar otra vez.
En el desierto vieron el oro que les recordó el pasado y lo usaron para hacer un ídolo, pero escuchan la voz de Dios quién les enseña hacer un uso diferente de ese oro. Dios les daba alimento y todo lo que necesitan, Dios es dueño de todo.
Alguien dijo, no estoy seguro si es Nietzsche: “Lo que más necesitas lo encontrarás dónde menos quieres buscar.”
¿Por qué nos negamos a buscar a Dios? ¿a permitir que sea nuestro Señor? ¡Por que nos da miedo! En ocasiones crees que necesitas una droga para ser pleno, o cuando tengas la relación perfecta ¡entonces serás feliz! cuando tengas cierta cantidad en el banco; cuando lo que más necesitas está donde menos quieres ver.
Si quieres saber quién realmente eres, ve a lo profundo de ti y verás cosas que no son nada agradables, si eres honesto, veras cosas desagradables, es una forma de empezar a salir de la tiranía. La otra es igual de dura, es ver a Jesús en la cruz.
Ese acto horrible de dolor, vergüenza, en que el Inocente, Hijo de Dios, el Santo cubre el pago que yo debí pagar. Es en la cruz donde mis pecados y mi maldad recibió su justo castigo, ese es el lugar dónde menos quieres ver, pero es en la cruz, en Jesús donde encuentras lo que más necesitas: El Poder para ser libre del tirano, del pecado, es ahí dónde a cambio recibes la gracia que te permite acercarte a Dios, verlo en la zarza ardiente, verlo en la vida de tu hijo, en esa sanidad, en este nuevo día que Dios nos da para hacer lo que no hicimos ayer.
Palabra de Dios
Oremos
