El Orden de los Decretos y la justificación desde la eternidad
El Decreto de Dios
Los decretos de Dios son libres en el sentido de ser absolutos y soberanos. El significado de esta proposición se expresa negativamente al decir que los decretos de Dios en ningún caso son condicionales. El evento decretado queda suspendido de una condición, pero no así el propósito de Dios. Presumir incertidumbre o indecisión de parte de Dios es incompatible con su naturaleza…. Cualquier cosa que Dios preordena tiene que suceder. La distinción entre los decretos eficientes y permisivos de Dios, aunque importante, no tiene relación con la certidumbre del acontecimiento. Todos los eventos incluidos en el propósito de Dios son igualmente seguros, si él ha determinado causarlos por su propio poder o simplemente permitir que ocurran por medio de sus criaturas… Él se propone hacer algunas cosas y permite que otras sean hechas. Él hace el bien, y permite el mal. Es el autor del uno pero no del otro.
P. 7. ¿Qué son los decretos de Dios?
R. Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su propia gloria, todo lo que sucede
El Decreto de Dios ES UNO
El decreto de Dios es externo y no interno
El Decreto de Dios es según la Sabiduría de Dios
El Decreto de Dios es Eterno
EL Decreto de Dios es Eficiente
El Decreto de Dios es Inmutable
El decreto de Dios es Absoluto
El Decreto de Dios es lógico
Defensa infralapsariana
Argumentaría, particularmente, al punto de vista supralapsario que debemos sostener que la determinación de Dios de salvar a un pueblo debe ser considerada lógicamente como posterior a su decisión de permitir que el hombre peque. Por otra parte, en oposición al punto de vista amyraldiano, argüiría que debemos sostener que el decreto de salvar a un pueblo, esto es, decretar la elección a la vida eterna, debe ser considerado lógicamente como anterior al de proveer la expiación como el medio de salvación. Cristo no murió solo para que la gente pudiera salvarse, hipotéticamente; Cristo murió para salvar a la gente.