Yo Vengo Pronto
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Y me dijo: «Estas palabras son fieles y verdaderas». El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a Su ángel para mostrar a Sus siervos las cosas que han de suceder enseguida.
«Por tanto, Yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro».
Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas.
Y me dijo*: «No hagas eso. Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios»
También me dijo*: «No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.
»Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro, que el justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga guardándose santo»
«Por tanto, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra.
»Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin».
Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.
Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras, y todo el que ama y practica la mentira.
Introducción
Introducción
Hoy comenzamos la conclusión de nuestro estudio de Apocalipsis. Los planes son que entre hoy y el próximo domingo finalicemos esta jornada.
Casi dos años y medio. Casi 50 sermones. Más de 400 horas de estudio y preparación. Incontables madrugadas.
No me sorprendería que ahí haya un récord Guinness.
...
Se cree que los verso del 6 en adelante del capítulo 22 de Apocalipsis contienen la conclusión de esta carta que Jesús le dirige a Su Iglesia.
En la escuela me enseñaron que todas las partes de una carta (el saludo, la introducción, el cuerpo y la conclusión) son importantes y que tienen un propósito.
Y si es el mismo Señor Jesucristo que la escribe, más importante es cada parte, cada párrafo, cada oración, cada palabra, cada puntuación.
Por eso no queremos pasar por alto la conclusión de esta carta.
Y si profundizamos un poco más en este aspecto, nos daremos cuenta que al Espíritu Santo le pareció bueno que esta fuese la conclusión de toda la Biblia.
La conclusión de esta gloriosa carta a la humanidad que comenzó con las palabras:
Génesis 1:1 (NBLA)
En el principio Dios...
Y Dios termina Su carta, no con palabras románticas, ni superficiales, sino con una advertencia. Una advertencia principalmente, no para los inconversos, no para los de afuera, sino para los de adentro, para Su Pueblo, para Su Iglesia.
Es una advertencia que no solo tiene el propósito de ayudarnos a enfocarnos en lo que verdaderamente importa, sino que a la misma vez también produce en nosotros esperanza.
Para mí escribir conclusiones siempre ha sido lo más difícil del mundo, cuando escribo ensayos, monografías o sermones. No sé si es porque cuando llega ese momento, ya mi cerebro está tan fundido, que escribir una conclusión se siente como tener que volver a empezar.
Recuerdo a un hermano muy amado de la Alianza de Manatí Pueblo que luego de yo predicar al final del servicio me dijo: me gustó mucho el sermón pero el aterrizaje del avión fue muy turbulento.
Queriéndome decir, con mucho cariño y tacto, que la conclusión del sermón fue terrible.
No sé si he superado esa deficiencia. ¡Ustedes me dirán! Pero por lo menos ya he superado preocuparme por eso. Ya he hecho las paces con mis limitaciones.
Pero nuestro Señor Jesucristo no tiene esa limitación.
La conclusión de Apocalipsis, como el resto de la carta, es contundente. Rica y gloriosa para aquellos que aman su venida pero terrible para aquellos que la desprecian. Esta encierra de manera sintetizada el mensaje y propósito de la carta.
Un mensaje que debe ser tomado en serio
Un mensaje que debe ser tomado en serio
Luego de culminar de darle el tour a Juan del cielo nuevo y la tierra nueva, el ángel le dice:
Estas palabras son fieles y verdaderas.
Esta es la tercera vez que se menciona esta frase en esta carta.
Lo que parece indicar que debe ser importante. Que deberíamos prestar atención a lo que dice.
Aquellos que aman Su venida toman el mensaje de esta carta en serio. Lo leen, lo estudian, responden en obediencia, buscan entenderlo, lo atesoran en su corazón, porque para ellos eso es precisamente lo que es, un tesoro.
Estos entienden muy bien las palabras con las que Jesús comienza esta carta y es de donde hemos sacado la frase con la que hemos titulado esta serie de predicaciones:
Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca.
Pero los que no aman Su venida, ignoran su mensaje, no le prestan atención, lo pasan por alto, no les interesa leerlo, entenderlo, obedecerlo ni mucho menos atesorarlo.
Para los que aman su venida, el solo hecho de saber que el Dios del universo, el Santo y Temible haya decidido revelarle estas cosas a simples mortales es más que suficiente para llenarse de asombro, de alegría, gozo y adoración.
Ellos le dice a Dios: No tenías ninguna necesidad de hacerlo. Pero al hacerlo nos damos cuenta del profundo amor con que nos amas.
Yo vengo pronto
Yo vengo pronto
Creo que si Jesús le hubiese puesto un título a esta carta sería: Yo Vengo Pronto.
Porque toda esta carta, de una forma u otra, está saturada con este mensaje, con este anuncio, con esta advertencia.
Así comienza la carta y así mismo culmina.
Apocalipsis 1:3 (NBLA)
...porque el tiempo está cerca.
Apocalipsis 3:3 (NBLA)
...vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
Apocalipsis 3:11 (NBLA)
’Vengo pronto...
Apocalipsis 16:15 (NBLA)
«¡Estén alerta! Vengo como ladrón...
Apocalipsis 22:12 (NBLA)
«Por tanto, Yo vengo pronto...
Apocalipsis 22:20 (NBLA)
...«Sí, vengo pronto»...
De hecho, esta frase aparece tres veces en la conclusión.
De nuevo, ¿será importante prestarle atención a lo que Jesús nos está queriendo decir?
¿Será importante para los creyentes, tanto del primer siglo como de este siglo, tener siempre presente esta verdad, que Él pronto volverá?
Al mundo no le importa este mensaje. Al mundo no le interesa este mensaje. Al mundo no le preocupa este mensaje. Porque el mundo no cree este mensaje.
Pero nosotros, la iglesia de Cristo, no podemos actuar como el mundo. No debemos actuar como el mundo.
Nuestra reacción a este mensaje tiene que ser totalmente contraria a la del mundo.
Nuestro lema de vida tiene que ser:
Yo espero el regreso del Rey. Yo anhelo el regreso del Rey. Yo vivo para el regreso del Rey. Yo trabajo para traer de vuelta al Rey.
En todos estos versos donde se hace la advertencia de su regreso en ocasiones se utiliza una palabra que se traduce como rápido, repentino o veloz, para describir la forma de Su venida, el cómo de Su venida. Dando la idea de que esta será sorpresiva, inminente, inesperada.
En otras palabras, en ese día ya no habrá tiempo para preparase, para pensar, para tomar desiciones, para arrepentimientos o reconciliaciones.
Lo que no se hizo en esta vida, ya no se podrá hacer cuando llegue ese momento. No habrá tiempo ni para recoger velas.
En ese día no se le podrá decir al Señor, es que aún no estoy listo para tomar la decisión, es que aún no quiero comprometerme, es que todavía no lo siento en el corazón, es que todavía quiero disfrutar de la vida.
En otras ocasiones se utiliza una expresión que tiene el sentido de prontitud o de un futuro cercano. Esta describe más el cuándo de Su venida que el cómo. Es como si Jesús estuviera diciendo: mi venida está a la vuelta de la esquina; el reino de los Cielos se ha acercado.
Después de 2,000 años de espera algunos minan la credibilidad de las palabras de Jesús.
Sin embargo, recordamos lo que el apóstol Pedro le escribe a la iglesia:
Pero, amados, no ignoren esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
Y cuando también dice:
El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.
Es como si el Señor estuviese atrasando su regreso para que ninguno de ustedes, ¿de quiénes?, del pueblo de Dios, no de los que están afuera, perezca. Para que todos, ¿todos quiénes?, todo el pueblo de Dios, vengan al arrepentimiento.
Piense en esto por un momento. El Señor ha atrasado su regreso para que muchos de nosotros, de los que estamos aquí reunidos hoy, de los que pertenecemos a esta comunidad de fe, acabemos de arrepentirnos de nuestros pecados, acabemos de enderezar nuestro camino, acabemos de volvernos a Él. Para que ninguno de nosotros se perezca.
El mensaje de Pedro en su carta no es para el mundo, es para la iglesia.
Es como si Pedro nos dijera, cuando se trata de arrepentimiento, no miren para afuera, miren para adentro.
Antes de exigir que los de afuera se arrepientan, tenemos que empezar exigiéndonos a nosotros mismos que nos arrepintamos.
Antes de mirar la paja en el ojo ajeno, comencemos mirando el tronco en el nuestro.
Por otro lado, para aquellos que afirmen que 2,000 años son prueba más que suficiente de que las palabras de Jesús no son fieles y verdaderas, la verdad es que Su advertencia de Vengo Pronto, en un sentido, se cumple todos los días.
No porque haya llegado el día final sino porque nuestros días están contados. Porque nuestra vida es como la flor del campo, como la neblina. Porque nuestra vida es muy breve.
Hay dos maneras de que las palabras de Jesús se cumplan, o que Él venga a nosotros o que nosotros vayamos a Él.
Por lo tanto, para muchas personas las palabras de Jesús se cumplen todos los días.
En una ocasión Jesús contó esta parábola:
Lucas 12:16–20 (NBLA)
...«La tierra de cierto hombre rico había producido mucho.
»Y él pensaba dentro de sí: “¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?”.
»Entonces dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes.
”Y diré a mi alma: alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete”.
»Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?”.
No podemos tener la expectativa de que nuestro encuentro con Jesús será de aquí a mucho tiempo. Tenemos que tener la expectativa que nuestro encuentro con Él puede ser en este mismo instante.
Bienaventurado el que guarda
Bienaventurado el que guarda
El mensaje de Apocalipsis no solo es provechosos para estudiarlo, para entenderlo y descifrarlo, para tener buenos debates teológicos acerca de las diferentes interpretaciones (como los que hemos tenido entre los ancianos), sino más bien para guardarlo.
Y no para guardarlo en una gaveta.
La palabra original que se traduce como guardar también se puede traducir como conservar, vigilar, cumplir, obedecer.
Es una expresión que lleva a la acción.
Podemos hacernos expertos en el Apocalipsis, pero si no reaccionamos a su mensaje, si no lo ponemos en práctica, si no dejamos que su mensaje transforme nuestra manera de pensar, de actuar y de vivir, habremos perdido dos años y medio de nuestra vida.
El apóstol Pablo le dice a los corintios:
2 Corintios 3:6 (NBLA)
...Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
De nada nos sirve el conocimiento, si no le permitimos al Espíritu que utilice ese conocimiento para transformar nuestra vida.
Por eso Jesús dice que aquellos que guardan Sus palabras son bienaventurados, afortunados, felices.
¿Alguien aquí desea la felicidad? ¿Alguien aquí desea gozo? ¿Alguien aquí desea paz? ¿Alguien aquí desea florecer?
Comienza guardando, atesorando, amando las palabras de la profecía de este libro.
Pero para que este proceso ocurra se necesita mucha humildad.
El simple conocimiento nos hace orgullosos, pero someternos constantemente a la transformadora palabra de Dios nos hará humildes.
Y si creemos que esta es la conclusión de toda la Biblia entonces este principio aplica a todo el mensaje de las Escrituras, a todo el consejo de Dios. Desde Génesis hasta Apocalipsis.
Sabemos que Juan entendió esto cuando dice:
Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas.
Creo que aunque Juan ciertamente se postró ante la persona incorrecta, ante el ángel que le mostró estas cosas, su actitud sí fue la correcta.
Ante tal mensaje, ante tal visión, ante tal anuncio no hay otra reacción, no hay otra actitud, no hay otra postura que no sea pura y genuina adoración.
¿El pensar en el regreso del Rey, sea que vayas a Él o que Él venga a ti, produce en ti un deseo de adorar? ¿Produce en ti un deseo de amarle más, de obedecerle más, de entregarte más a Él, de servirle más, de vivir más y más delante de Su presencia, todos los días de tu vida?
No selles estas palabras
No selles estas palabras
En un momento de la historia del pueblo de Dios, antes de que el Mesías fuese revelado a la humanidad, Dios decidió mantener oculto este mensaje.
El Señor le dijo a Daniel, el Interprete:
»La visión de las tardes y de las mañanas Que ha sido relatada, es verdadera. Pero tú, guarda en secreto la visión, Porque se refiere a muchos días aún lejanos».
Pero una vez el Mesías fue revelado y este cumplió Su misión redentora, Dios decidió abrir Su libro y revelar sus planes a Su pueblo.
Ese día se escuchó un cántico nuevo en el cielo:
Apocalipsis 5:9–10 (NBLA)
...«Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque Tú fuiste inmolado, y con Tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra».
Ya los sellos han sido removidos y el rollo ha sido abierto. Y el reloj celestial ya está en marcha. Ya no hay quién lo detenga.
Ya no hay excusa de falta de conocimiento. Ya no hay excusa de que no hemos sido advertidos.
¿Pero qué implica esta orden para la iglesia de no sellar las palabras de la profecía de este libro?
Implica que ya no podemos callar. Que el silencio no es una opción.
Implica que tenemos un llamado, un ministerio, una responsabilidad, una misión.
Es la comisión de Jesús a sus discípulos:
Marcos 16:15–16 (NBLA)
...«Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura.
»El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.
Son las palabras de Jesús:
»Nosotros debemos hacer las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar.
Son las palabras de Pablo a los corintios:
Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: ¡Reconcíliense con Dios!
Son las palabras del autor de Hebreos:
Hebreos 4:7 (NBLA)
...«Si ustedes oyen hoy Su voz, No endurezcan sus corazones».
Aunque no oigan. Aunque no hagan caso. Aunque no se tornen de sus malos caminos.
Aunque el injusto siga haciendo injusticias y el impuro siga siendo impuro.
La verdad es que el mensaje del Evangelio solo tiene dos efectos en una persona, o ablanda su corazón o lo endurece.
Lo segundo es una tragedia. Pregúntenle al Faraón de Egipto en los días de Moisés.
La iglesia del primer siglo tenía que seguir predicando el Evangelio y haciendo discípulos, aún a pesar de la oposición, del rechazo o la burla. Y el mismo llamado está vigente para nosotros hoy.
El silencio no es una opción. El inmovilizmo no es una opción. El ocultarnos no es una opción. El amoldarnos a este mundo no es una opción.
Mientras los injustos sigan haciendo injusticias, los justos tienen que seguir practicando la justicia. Mientras los impuros sigan siendo impuros los santos tiene que seguir manteniéndose santos.
Porque creemos que Él viene pronto, sea que venga a nosotros o que nosotros vayamos a Él. Y no viene solo, Su recompensa lo acompaña.
Jesús le dice a la iglesia de Filadelfia:
’Vengo pronto. Retén firme lo que tienes, para que nadie tome tu corona.
A los que se mantengan practicando la justicia y se mantengan santos serán recompensados con la vida eterna. Pero los que endurecieron sus corazones y se mantuvieron haciendo injusticias y se mantuvieron siendo impuros, estos serán recompensados con la muerte eterna.
Los primeros practican la justicia no para ganarse la salvación. Tampoco se mantienen santos para ganarse el favor de Dios, sino porque ya sus vestiduras han sido lavadas, ya se les ha concebido el derecho de comer del árbol de la vida y de entrar por las puertas de aquella cuidad jardín.
Estos no esperaron a que el Rey regresara para humillarse ante Él. Cuando escucharon Su mensaje, respondieron en fe y su fe los salvó.
Conclusión
Conclusión
El Señor ha concluido de forma maravillosa y contundente, no solo a esta carta de Apocalipsis, sino todo el consejo de Dios, que es Su Palabra.
Él nos recuerda que demostramos que verdaderamente amamos su regreso cuando atesoramos Su Palabra y respondemos en obediencia a Su mensaje.
Cuando el anhelo más profundo de nuestro corazón, no son las cosas de este mundo, sino Su regreso. Sea que Él venga a nosotros o que nosotros vayamos a Él.
Que el atesorar las palabras de este libro producirá fruto en nuestra vida. Fruto de gozo, alegría, esperanza y paz.
Y que no podemos olvidar, ignorar, ni descuidar nuestro ministerio como iglesia y como discípulos de Jesús. De jamás sellar las palabras de la profecía de este libro hasta que Él venga.