Fuego nuevo
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 148 viewsNotes
Transcript
Las lámparas encendidas: Luz, preparación y testimonio
Introducción:
Hoy vamos a explorar el tema de las lámparas encendidas en la Biblia y su significado espiritual.
Las lámparas, a lo largo de la Escritura, representan la luz que proviene de Dios y tienen un propósito clave en nuestra vida como creyentes.
la lámpara a menudo se utiliza como símbolo de la presencia y guía divina. Por ejemplo, en el libro de Éxodo, se describe el candelabro de oro en el tabernáculo, conocido como el candelabro de la presencia, que representaba la presencia constante de Dios entre su pueblo.
Por ejemplo, en el libro de Éxodo, se describe el candelabro de oro en el tabernáculo, conocido como el candelabro de la presencia, que representaba la presencia constante de Dios entre su pueblo.
Éxodo 25:31 (RVR60)
31 Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo.
El Espíritu Santo de Dios es la llama que arde sobre el candelabro.
Es una sola llama dividida en siete cuerpos unidos por el aceite que pasa a través de ellos.
El aceite por supuesto, es el símbolo del Espíritu Santo.
5 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.
A través de cuatro puntos, vamos a analizar los versículos bíblicos relacionados con las lámparas encendidas y su exégesis.
I. La lámpara representa la luz y guía divina:
I. La lámpara representa la luz y guía divina:
105 Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino.
Esta afirmación del salmista reconoce la Palabra de Dios como una lámpara que nos ilumina y nos guía en nuestro caminar espiritual.
Así como una lámpara nos muestra el camino en la oscuridad, la Palabra de Dios nos muestra el camino de la vida, trayendo claridad y enseñanza divina.
Debemos aferrarnos a ella y permitir que nos guíe en todas nuestras decisiones y acciones.
II. Las lámparas encendidas como un llamado a estar preparados:
Versículo: "Estén ustedes preparados, con las lámparas encendidas" (Lucas 12:35).
Exégesis: Aquí Jesús nos llama a la preparación, a estar siempre alerta y listos para su segunda venida. La imagen de las lámparas encendidas representa la actitud vigilante y la disposición de recibir al Señor en cualquier momento. Debemos vivir con una fe activa y un corazón preparado, manteniendo nuestra lámpara encendida a través de la oración, la lectura de la Palabra y la vida en santidad.
III. Las lámparas encendidas como testimonio y servicio:
Versículo: "Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse" (Mateo 5:14).
Exégesis: Jesús nos llama a ser la luz del mundo, a reflejar su luz y amor en nuestro entorno. Las lámparas encendidas simbolizan nuestro testimonio y servicio a los demás, iluminando las tinieblas con las buenas obras y proclamando el evangelio. Nuestra vida y nuestras acciones deben ser un reflejo del amor y la gracia de Dios, para así atraer a otros hacia Él.
IV. La importancia de mantener encendida nuestra lámpara:
Versículo: "Por eso, hermanos míos, procuren aún más esforzarse por afianzar su llamado y elección. Si hacen estas cosas, nunca caerán, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 1:10-11).
Exégesis: El apóstol Pedro nos exhorta a mantenernos firmes en nuestra fe y nuestra relación con Dios. Mantener nuestra lámpara encendida implica buscar constantemente crecer espiritualmente, fortalecer nuestra relación con Dios a través de la oración, la meditación en su palabra y la comunión con otros creyentes. Si perseveramos en estos esfuerzos, se nos abrirán las puertas del reino eterno de Dios, experimentando gozo y bendición en abundancia.
Conclusión:
Las lámparas encendidas en la Biblia representan la luz y la guía de Dios, y nos llaman a la preparación, al testimonio y al servicio. Mantener nuestras lámparas encendidas implica buscar continuamente la presencia de Dios y vivir en obediencia a su palabra. Que siempre recordemos que, como creyentes, somos llamados a ser luz en este mundo oscuro, reflejando el amor y la gracia de Dios a aquellos que nos rodean.