Desafiados a comprometernos con el Señor

INTRODUCCION

¿Qué tienen en común: un anillo de bodas, el bautismo, una persona que siempre llega temprano y un contrato firmado? Que todos apuntan a un compromiso que se ha contraído. El anillo de bodas indica que estoy casado con alguien y que estoy comprometido a serle fiel a esa persona. El bautismo ilustra nuestro compromiso e identificación con nuestro Señor Jesucristo. Una persona que siempre llega temprano refleja una persona comprometida a cumplir con sus responsabilidades y acuerdos. Y un contrato firmado evidencia el compromiso de cumplir algún convenio legalmente instituido.

El Compromiso es definido como una “obligación contraída.”[i]Y ese es el tema que traemos para compartir con todos ustedes, mis amados hermanos, “Desafiados a comprometernos con el Señor”, basado en Lucas 9:57-62.

El contexto de esta porción de Lucas trata de cómo el tiempo del cumplimiento se acercaba y Jesús se dispone ir a Jerusalén para asumir la obligación contraída o compromiso para la redención de la humanidad.

“Sucedió que cuando se cumplían los días de Su ascensión, Jesús, con determinación, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén.” (Lucas 9:51, NBLA)

Además, se da el incidente en el que los discípulos son reprendidos por Jesús porque estos estaban dispuesto a pedir que caiga fuego del cielo porque esta comunidad samaritana no quiso recibirle (Lc. 9:52-56).

Desde el 9:51 hasta el 19:44, Lucas narra el viaje de Jesús a Jerusalén.[ii] Es mientras van de camino a Jerusalén es que se desarrolla los eventos narrados en nuestro texto de estudio del día de hoy.

Quisiera iniciar con nuestra exposición hoy identificando las tres reacciones que las personas, por lo general, asumen ante los compromisos, según nos muestra nuestra porción en Lucas, para luego ver las implicaciones del compromiso revelados por nuestro Señor Jesucristo.

LAS TRES REACCIONES EN CUANTO AL COMPROMISO SEGÚN LUCAS 9:57-62:

Nosotros encontramos a tres individuos que sostienen conversaciones por separados con Jesús, todas apuntando a involucrarse con Jesús como discípulos. Cada una de las intervenciones de los individuos nos muestran reacciones, que, por lo general, encontramos en personas cuando hablamos de asumir compromisos.

Precipitarse: quien se apresura a comprometerse sin calcular las implicaciones (ver v. 57-58)

En las iglesias nosotros encontramos a muchos que son como esta persona, que Mateo 8:19 indica que era un escriba, que se precipitan a aceptar cualquier compromiso sin realizar los análisis necesarios para saber si le es posible asumir tal responsabilidad. Luego lo vemos que son irresponsables con su compromiso.

Lucas 14:28–32 (NBLA)

28 »Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla?

29 »No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él,

30 diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar”.

31 »¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con 10,000 hombres es bastante fuerte para enfrentarse al que viene contra él con 20,000?

32 »Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz.

El entusiasmo emocional que no ha calculado el costo de abandonar las comodidades materiales no es suficiente.

Dilatarse: Quien se le invita, pero siempre tiene una excusa para postergarlo o no hacerlo (ver v. 59-60)

“Según la costumbre, el funeral generalmente se realizaba muy pronto después de la muerte (Jn. 11:1, 14, 17; Hch. 5:5, 6, 10). En Israel se consideraba un deber y un acto de bondad dar una sepultura honorable a los muertos (Miq. 6:8), y se consideraba que tenía prioridad sobre cualquier otro servicio que había que prestar. La piedad filial obligaba a un hijo a asistir a esta observación del acto final de devoción. Según los rabinos la provisión de un funeral decente para el ser querido de uno tenía prioridad por sobre casi cualquier otra casa, inclusive el atender a los servicios religiosos, el estudio de la ley, etc.”[iii]

“Deja que primero entierre a mi padre”: es una alusión a esperar que el padre muera, por lo tanto, le estaba pidiendo tiempo a Jesús para responder al llamado de comprometerse.

De la misma manera siempre tendremos aquellos que tendrán, como este hombre, una razón justificable delante de los hombres y hasta piadosa para evitar comprometernos a tiempo o postergar el asumir ese compromiso con Dios.

Me pregunto: ¿Cuáles son las excusas que le estamos dando al Señor y a la iglesia para no comprometernos con el servicio local? ¿Por qué estamos demorando lo que es evidente que Dios quiere que asuma?

Indecisión: Quien quiere, pero algo le ata y se lo impide (ver v. 61-62)

¿Qué tiene de malo despedirse de su familia? Absolutamente nada de malo tiene. Pero algo estaba viendo Jesús que nosotros no vemos a simple vista. “Él sabía que era peligroso para esta persona en particular ir primero a su casa. Sus prioridades aun no estaban bien establecidas. Aún no había alcanzado el ideal mencionado en Col. 1:18”[iv]: “Cristo también es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo. Él es el principio, es supremo sobre todos los que se levantan de los muertos. Así que él es el primero en todo.” (Colosenses 1:18, NTV).

La buena voluntad y la disposición de asumir un compromiso se ve obstaculizadas cuando estamos atados por cosas terrenales, provocando así, indecisión en nuestros corazones.

Por lo general la lucha en asumir el compromiso con el Señor, es titánica y trae a nuestras vidas ansiedad y también insatisfacción.

“Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo.” (Lucas 14:26, NBLA)

Dios busca y llama a personas que sean radicales en su compromiso. No puede haber competencia en su corazón sobre quien es el Señor de su vida; no puede ver ambivalencia sobre si obedecer a Dios o no; nada puede ser más importante, más urgente, más prioritario, más central en su vida que Cristo y su evangelio y la expansión de este.

IMPLICACIONES DEL COMPROMISO CON EL SEÑOR

Ahora bien, las respuestas que nuestro Señor Jesucristo le da a cada uno de estos individuos nos revelan implicaciones a las que arribamos cuando nos comprometemos a ser discípulos de nuestro Gran Maestro.

La primera implicación es una exposición al sufrimiento y a la carencia (ver v. 58)

Ilustración personal: [narrar sobre la conversación sostenida con Cris antes de casarnos en cuanto a mi llamado ministerial y la posibilidad de que yo no produciría riquezas.]

“Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero Suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios.” (2 Timoteo 1:8, NBLA)

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Flp 4:11-13 RV1960)

La segunda implicación es la toma de decisiones drásticas que cambiaran nuestras vidas (ver v. 60)

“Deja que los muertos entierren a sus muertos”: Este no es un argumento en favor de la insensibilidad o irrespeto sobre lo apropiado de celebrar funerales. Es una lección contra la dilación en el cumplimiento de una encomienda.

Tendrás que tomar la decisión de asumir el compromiso de servir e involucrarte con Dios y tu congregación a nuevos niveles y no debe de ser postergado por más tiempo.

Tendrás que tomar la decisión de compartir el evangelio de Jesús con otros porque es imperativo y urgente.

“Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo. Pues ¡ay de mí si no predico el evangelio!” (1 Corintios 9:16, NBLA)

La tercera implicación tiene que ver con un rompimiento total con el mundo (ver v. 62)

Jesús centra su atención en una verdad: servir a su causa demanda completa dedicación. “Es (no) apto para el reino de Dios” significa que un discipulado a medias hace que Dios no pueda utilizarnos de manera óptima.

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Flp 3:13-14 RV1960)

“¡Oh almas adúlteras! ¿No saben ustedes que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4, NBLA)

“Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo.”(Lucas 14:33, NBLA)

Comprometernos siempre conllevará implicaciones y consecuencias que tendremos que enfrentar. Hoy es el día para abandonar nuestras excusas para comprometernos seria y fielmente al Señor y su evangelio. Tal vez algunos han estado dilatando su conversión al Señor esperando algo en particular, pero no retarde más aceptar tu necesidad de arrepentimiento por tus pecados y el poner toda tu fe en Jesús para tu salvación. Acepta el compromiso de vivir y servir a Dios.

APLICACIONES Y CONCLUSIONES

Dios te está invitando a que asumas el reto de un compromiso más serio con Él y su iglesia.

El reto es a que te involucres en las diferentes necesidades de tu congregación, tus hermanos y comunidad.

El reto es a que te comprometas a compartir el evangelio con otros y a invitar a amigos a la iglesia.

El reto es a que identifiques lo que Dios te está inquietando y te ha estado llamando y no demores más en cumplirlo.

El reto es a que marques una diferencia entre un asistente y un miembro del cuerpo de Cristo.

El reto es a que lleves la iglesia sobre tus hombros y en tu corazón. Si Dios te trajo aquí es para que asumas un compromiso fiel.

[i] https://dle.rae.es/compromiso [ii] R.C. Sproul, La Biblia De Estudio De La Reforma LBLA, Lc. 9:51 [iii] William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio Según San Lucas (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2002), 546. [iv] William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio Según San Lucas (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2002), 547.