Exodo 40 - Descubriendo la Presencia de Dios en el Desierto
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Introducción
Introducción
Iniciamos esta serie expositiva del libro del Exodo el 12 de Julio del 2020, hemos analizado cada capitulo de este libro en unos 65 sermones y hoy hemos llegado al final.
La semana pasada quedamos en Exodo 36:7 y hoy vamos a saltar a Exodo 40. La razón por la que escogí avanzar rápidamente a través de estos capítulos finales es que estos capítulos son repetitivos. Repiten lo que ya hemos explicado antes cuando consideramos la orden que Dios dio a Moisés para levantar un tabernáculo, en estos capítulos lo que leemos es la ejecución de estas ordenes, como vimos la semana pasada, Israel trae ofrendas e inicia la construcción del tabernáculo siguiendo en obediencia cada palabra de Dios. La palabra “Tal como el Señor le había ordenado a Moisés” es repetida varias veces hasta el Capitulo 40:33 cuando Moisés terminó la obra.
Ahora Israel esta a punto de salir del monte Sinaí, ellos deben peregrinar por un basto desierto hasta llegar a la tierra de Canáan, al lugar que Dios les prometio en heredad. Dios había redimido a Israel de Egipto, los salvó del faraón y su ejercito en el mar rojo y los llevo hasta el monte Sinaí para sellar su pacto con ellos, pacto en el que juro que ellos serían su pueblo, su especial tesoro. A pesar que Israel días después por la tardanza de Moises rompió el pacto al adorar un becerro de Oro, Dios renovó este pacto por gracia, respondiendo a la intercesión de Moisés, el mediador que Dios había provisto para el pueblo. Un mediador que anticipaba a Cristo.
Ahora Israel esta listo para partir del Sinaí, ellos van a enfrentar muchos desafíos en su peregrinaje. Le esperan enemigos muy poderosos que deberán enfrentar, naciones que trataran de impedir que ellos tomen posesión de la tierra prometida ¿Estará Dios con ellos cuando sus enemigos acechen?.
Enfrentaran también su peor enemigo “Su corazón rebelde” que como ya vimos estaba muy propenso a dudar de Dios y sus promesas una y otra vez. ¿Estará Dios con ellos en medio de su rebelión? ¿Será Dios paciente y misericordioso parea acompañarles en medio del fracaso?…
¿Se ha echo usted mismo esta pregunta: Esta Dios realmente con nosotros?
Israel tendrá también que enfrentarse a la rutina de su vida ordinaria como peregrinos. Tendrán que criar a sus hijos, confiar en Dios para que les de el pan de cada día en medio de una tierra estéril y van a tener que enfrentarse a las preguntas de sus hijos ¿Porque estamos en este desierto? ellos se preguntarán ¿Esta Dios con nosotros?
Quizás sea tu caso, hoy mismo te este haciendo esta pregunta mientras estas enfrentando a situaciones difíciles u ordinarias. Quizás hayas enfrentado burlas por ser cristiano, quizás tu familia te ha dado la espalda, quizás te encuentres en medio de una prueba (Perdida, enfermedad, escasez, un matrimonio tenso, hijos difíciles, padres enfermos) y te estes preguntando ¿Esta Dios realmente con nosotros?
Tal vez estes lidiando con la culpa, haz fracasado en obedecer a Dios, haz fallado otra vez y sabes que nos estas viviendo a la altura de tu llamamiento y vocación, quizás también te estes preguntando ¿Está Dios con nosotros?
¿Perfeccionará Dios su obra en nuestras vidas?¿Vendrá a restaurar todas las cosas? ó ¿lo que estamos enfrentando en medio del caos de nuestro peregrinaje, es todo lo que hay?
Cuando no estamos seguros de que Dios esta con nosotros, aumenta la inseguridad, el temor, la ansiedad, el dolor, la culpa, la desesperanza y la amargura. Cuando dudamos de que Dios está con nosotros es cuando aflora la idolatría y con ella el vació.
Al final del libro del Exodo Israel obtiene una respuesta a su pregunta. Y por medio de esta respuesta, Dios esta mostrándonos anticipadamente la realidad de su presencia con nosotros hoy en Cristo. Hoy veremos como efectivamente Dios esta con nosotros para guiarnos y bendecirnos, hoy podemos encontrar consuelo y dirección en él como extranjeros y peregrinos. Hermano, no estas solo en este mundo, Dios esta con nosotros, guiándonos, sosteniéndonos en medio de cada desafío y permanecerá con nosotros hasta el final. Nuestro Dios es poderoso para salvarnos y sostenernos hasta que lleguemos a casa.
Moisés levantó el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y colgó la cortina para la entrada del atrio. Así terminó Moisés la obra. Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. Moisés no podía entrar en la tienda de reunión porque la nube estaba sobre ella y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo. Y en todas sus jornadas cuando la nube se alzaba de sobre el tabernáculo, los israelitas se ponían en marcha. Pero si la nube no se alzaba, ellos no se ponían en marcha hasta el día en que se alzaba. Porque en todas sus jornadas la nube del Señor estaba de día sobre el tabernáculo, y de noche había fuego allí a la vista de toda la casa de Israel.
Cada vez que Israel en medio del desierto se pregunte, si Dios está con ellos, solo deben mirar hacia el tabernáculo que estaba en medio del campamento y allí verían la gloriosa presencia de Dios en medio de ellos.
La columna de nube les acompañaba de día y la columna de fuego de noche. El Dios de Israel, no es una deidad lejana, el Dios trascendente que se reveló a ellos en Sinaí, es también un Dios inmanente que se mudo para habitar en medio de ellos, que estaba con ellos para guiarles y salvarles. Este era el propósito de Dios al redimir a Israel de Egipto:
»Allí me encontraré con los israelitas, y el lugar será santificado por Mi gloria. »Santificaré la tienda de reunión y el altar. También santificaré a Aarón y a sus hijos para que me sirvan como sacerdotes. »Habitaré entre los israelitas, y seré su Dios. »Y conocerán que Yo soy el Señor su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para morar Yo en medio de ellos. Yo soy el Señor su Dios.
A pesar de todos los temores y preguntas de Israel, Dios a descendido para habitar en medio de ellos. Se ha hecho visible para apaciguar todas us dudas, para aquietar todos sus temores, para satisfacer todas sus necesidades, para hacerlos posesión suya y llevarles al lugar de su reposo.
Cuando sus corazones pecaminosos se revelen contra Dios, El estará con ellos para expiar sus pecados.
Recordemos que hasta este momento, el pecado había apartado al pueblo de la santidad de Dios y el pecado no había sido tratado por completo. La cortinas que separaban al pueblo de la presencia de Dios, era un recordatorio para el pueblo de Dios de que necesitaba tratar con su pecado definitivamente para poder recibirles en su presencia. Por esta razón, después de que Dios descienda para habitar en medio de ellos, le da a Moisés el libro de Levítico, en donde se le enseñará a Israel como a través de los sacrificios, Dios abre un camino para que su pueblo viva delante de él y disfrute de su presencia.
De manera que Dios estaba con ellos para tratar correctamente con sus pecados. Pero además, estaba con ellos para guiarlos (36-38).
Dios guió a su pueblo mientras peregrinaban hacia la Tierra Prometida. Cuando se movía la nube, ellos se movían. Si Dios no se movía, ellos se quedaban quietos.
Esta nube nos solo les guiaría, les daría también la seguridad de que Dios les protegía de sus enemigos. Ellos miraban al Tabernáculo y podían observar la nube de gloria que se levanto para protegerles de los egipcios.
Esta nube también garantizaba para ellos ña provisión permanente de Dios. Todo Israel podía recoger su comida cada día, podían levantar sus ojos y ver la gloria de Diuos en medio de ellos y agradecer por cuanto Dios proveía cada mañana para sus necesidades físicas, como lo había hecho el día anterior.
En medio de su batalla contra el pecado, en sus duras pruebas, en su lucha contra la hostilidad de sus enemigos, y en su vida ordinaria, Israel tenía un Dios que estaba con ellos, poderoso para salvar.
Tenían un Dios que estaba con ellos, guiándolos a través del desierto hasta que llegaran al lugar de su morada.
Israel tenía todas las razones para confiar en él, para descansar en su amor, protección y cuidado. Israel tenía todas las razones confiar en que Dios estaba con ellos. Porque podían ver su gloria en medio del campamento con sus propios ojos.
Aunque Israel tenía esta seguridad delante de sus ojos. Tu y yo de este lado de la historia de la redención, aunque no veamos la presencia de Dios con nuestros ojos, tenemos muchos mas motivos para confiar en que Dios esta con nosotros. Porque tenemos algo mas glorioso que el tabernáculo, tenemos la realidad a la que apuntaba el tabernáculo, algo mejor que una columna de Nube y de fuego ha venido. Algo que fue prometido por los profetas aun medio de los días de rebelión mas oscuros en Israel, cuando la presencia visible de Jehová se aparto de ellos cuando fueron al cautiverio.
Fortalezcan las manos débiles Y afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón tímido: «Esfuércense, no teman, Pues su Dios viene con venganza; La retribución vendrá de Dios mismo, Mas Él los salvará».
«Yo envío a Mi mensajero, y él preparará el camino delante de Mí. Y vendrá de repente a Su templo el Señor a quien ustedes buscan; el mensajero del pacto en quien ustedes se complacen, ya viene», dice el Señor de los ejércitos.
En el nuevo testamento, vemos el glorioso cumplimiento de esta promesa, cuando leemos que Dios vino para estar con nosotros en la persona de Cristo, él vino para estar aun mas cerca de nosotros, mas cerca de lo que estuvo con Israel de entonces. Por medio de la fe Jesus vino para hacer de nuestros corazones su morada permanente por medio de su santo Espíritu.
De manera que el final del Exodo, nos esta señalando a esta gloriosa realidad. Jesus es el tabernáculo de Dios con nosotros.
El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Jesús es el resplandor de la gloria de Dios visto en el éxodo. Jesús es el mediador perfecto al que anticipaba Moisés, él es el tabernáculo verdadero, el sacrificio perfecto por el pecado y el arquitecto de nuestra redención.
Jesús estaba lleno del Espíritu de Dios sin medida, al igual que el Tabernáculo estaba lleno de la gloriosa presencia de Dios. En su bautismo, los cielos se abrieron y el Espíritu descendió sobre El para siempre. Y él mismo salió al desierto para ser puesto a prueba, tentado como lo estuvo Israel. Pero Jesús nunca dudó ni se apartó de Dios como lo hizo Israel. Y después de que hizo expiación por nuestro pecado de una vez por todas en la cruz, nuestro Señor resucito y envió su Espíritu para morar con su Iglesia como aseguro que los estaría en Mateo 28:20
enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
De manera que, cada vez que tengas temor, cada vez que las circunstancias te tienten a dudar o cuestionar si Dios está contigo, Dios te llama a mirar por la fe a Cristo. Puedes confiar que Dios todavía está contigo independiente de como te sientas.
Jesús sigue siendo Emmanuel, no como un bebé en un pesebre, sino en el poder de resurrección del Espíritu Santo. El Espíritu ha venido a aplicarnos la salvación ganada por Cristo y a guiarnos a través de este desierto a la vida eterna con nuestro Dios.
Esta es la belleza de Emmanuel, este es el propósito de la Encarnación del hijo de Dios - El vino a lidiar con nuestro pecado de una vez por todas, vino a darnos vida en él:
Sin embargo, ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes. Pero si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él. Y si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia. Pero si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de Su Espíritu que habita en ustedes.
Y si él E.S. nos ha dado vida en Cristo ¿no estará con nosotros para guiarnos a través de este desierto? Aunque no lo veamos como en exodo, está más cerca de nosotros, habitando en nuestros corazones, dándonos corazones que creen en Cristo, corazones que están aprendiendo a descansar en él, corazones que están aprendiendo a confiar en él cada vez más en cada circunstancia.
Porque cuando descansamos en la promesa de "Dios con nosotros en Cristo", el Espíritu mismo se destina a nuestra inseguridad y ansiedad, reemplazándolas con seguridad y confianza, no confianza en nosotros mismos, sino confianza en Cristo que todavía es poderoso para salvar.
El Espíritu nos consuela en medio del dolor y la perdida, el nos habla palabras de paz en medio de la miseria de nuestros pecados, nos guía al arrepentimiento y nos da seguridad y esperanza de que Dios nos sostendrá hasta el final.
El Espíritu nos convence de que las cosas ordinarias de la vida, las cosas difíciles con las que batallamos, están realmente llenas de significado eterno para que en las cosas grandes y pequeñas podamos dar gloria al Dios que se preocupa por las cosas grandes y pequeñas. El Espíritu hace todo esto señalándonos de nuevo a Cristo, el autor y consumador de nuestra fe, que vino a salvarnos y a darnos vida eterna con él.
Nuestro llamado es confiar en Cristo, nuestro Emmanuel, y caminar hacia adelante en este desierto, seguros de que Dios está con nosotros, seguros de que su Espíritu mora en nosotros por medio de la fe.
Y mientras avanzamos con nuestra mirada puesta en Cristo, caminamos confiados, sabiendo que:
Él está contigo, consolándote en medio de la perdida.
Él está contigo cuando fracasas por el engaño del pecado, guiándote a Cristo en arrepentimeinto y fe una vez mas.
Él está contigo cuando luchas con la tentación, para recordarte que haz sido liberado del poder de la culpa y del poder del pecado, cuando derramo su sangre por ti en la cruz del calvario.
Él está contigo cuando la vida se pone difícil, en casa con nuestro cónyuge o con nuestros hijos, cuando las cosas no van bien en el trabajo-
Él está con nosotros en medio de la depresión o la soledad. El nos sostendrá de su mano.
Él está con nosotros cuando nuestra vida cristiana no está a la altura de su perfección.
Él está contigo cuando cambias los pañales de de tus hijos, o de tus padres. Él está contigo cuando estás sentado con alguien que amas y que no puede recordar tu nombre.
Él está contigo proveyéndote del pan de cada día, usando medios comunes y extraordinarios.
El está contigo cuando es difícil respirar, difícil hablar, difícil caminar, difícil levantarse de la cama. Él está con nosotros cuando estos cuerpos fallan.
Debido a la fidelidad de Cristo, Dios está con nosotros cuando estamos en una encrucijada y realmente no sabemos qué camino seguir. Él está con nosotros si vamos por el camino equivocado, incluso para convertir el mal en obra para nuestro bien por el bien de Cristo.
Dios está con nosotros en este viaje, guiándonos a través de nuestra vida hasta que lleguemos, hasta que estemos en el lugar de su reposo.
El que testifica de estas cosas dice: «Sí, vengo pronto». Amén. Ven, Señor Jesús.
Hasta que Jesús venga para hacer nuevas todas las cosas, estamos llamaos a poner nuestra confianza en que Dios está con nosotros, estamos llamados a poner nuestra mirada en la realidad de que Dios está con nosotros en Cristo:
Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
Pongamos nuestra mirada en Croisto,. miremos como el tabernaculo de Dios esta con nosotros. Y vivamos a luz de esta realidad:
Despojándonos del pecado.... Recordándonos el evangelio cada día. Recordémosle a nuestro corazón que Dios ha venido a nosotros para rescatarnos del pecado y de la muerte y lo hizo a través de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Corramos juntos la carrera con los ojos puestos en Cristo, confiando en su poder, en su obra y en sus promesas. Echemos manos de los medios de gracia para esto: la palabra de Dios (promete en Cristo), los Sacramentos (signos y confirmaciones de sus promesas) y la Oración (hablar con Dios y dar a conocer nuestras peticiones mientras las somete a su voluntad). Usamos mejor estos medios de gracia en el contexto de la iglesia.
Aparte de arrepentirse y confiar en el Dios que estaba con ellos, un Judío del éxodo no podía ser contado como fiel a pesar de que Dios estaba con ellos en el campamento. Así mismo, no podemos ser contados como fieles sin importar lo que hagamos a menos que nos arrepintamos y confiemos solo en Cristo.
Mientras nos arrepentimos y creemos en el Evangelio, escuchamos de parte de nuestro Señor su llamado a salir al mundo para hacer discípulos, para mostrar misericordia, para amarnos los unos a los otros y amar a nuestros prójimo, y de esta manera el mundo sabrá Dios está con nosotros. De esta manera estaremos imitando a Cristo en su humillación, mientras esperamos el día de gloria.
Israel en el Exodo, cargaba con todos los artículos del campamento de Dios a sus espaldas mientras transitaban por el desierto. Hoy, tu y yo estamos llamados a llevar con gozo el yugo de Cristo:
Mateo 11:29–30 (NBLA)
»Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. »Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera».
Mientras vivimos para el Señor, siguiendo con gozo la dirección que él nos ha dado por medio de su Espiritu en la palabra, aguardemos cn esperanza su regreso, pues él que esta con nosotros, es poderoso para salvar, para mantenernos firmes en la fe, hasta que le veamos por vista en gloria.
Oremos.