HOY ES DÍA DE NUEVAS NOTICIAS

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INTRODUCCIÓN

Dar la bienvenida a todos los hermanos y dar enorme gracias al Señor por permitirme predicar en este día. Así mismo pedir un pequeño momento para orar por la enseñanza y por toda la audiencia.
Amados, quiero que por un momento piensen en una de las mejores noticias que han recibido en sus vidas. ¿Cuál puede ser? ¿El día que propusieron matrimonio, o tal vez día en que nació uno de sus hijos, o tal vez un cumpleaños que celebraron de manera muy especial o tal vez el día que se graduaron ustedes o un ser amado del colegio o la universidad?
¿Qué podrían decirnos?
Vale, y ahora, ¿Recuerdan algunos detalles de ese día? ¿Recuerdan cómo se sintieron?
Bien, con estas preguntas y con ese momento especial en mente donde recibieron una maravillosa noticia, quiero que nos acerquemos hoy a nuestra enseñanza.
Para los que toman nota la titule: HOY ES DÍA DE NUEVAS NOTICIAS. Y vamos todos a leer la siguiente porción en el 2o libro de reyes, donde encontramos una historia muy particular que tiene que ver con nuestra enseñanza de hoy:
2º Reyes 6:8–7:20 NBLA
8 El rey de Aram estaba en guerra con Israel; y consultó con sus siervos, diciéndoles: «En tal y tal lugar estará mi campamento» 9 Y el hombre de Dios envió un mensaje al rey de Israel: «Procura no pasar por tal lugar, porque los arameos van a bajar allí». 10 Entonces el rey de Israel envió gente al lugar que el hombre de Dios le había dicho; así que, al prevenirlo él, se cuidó de ir allí, y esto no una ni dos veces. 11 Y se enfureció el corazón del rey de Aram por este hecho; y llamando a sus siervos, les dijo: «¿No me van a revelar quién de los nuestros está a favor del rey de Israel?». 12 Y uno de sus siervos dijo: «No, rey señor mío, sino que Eliseo, el profeta que está en Israel, le dice al rey de Israel las palabras que tú hablas en el interior de tu alcoba». 13 Y él dijo: «Vayan y vean donde está, y enviaré a prenderlo». Y le avisaron: «Él está en Dotán». 14 Entonces envió allá caballos, carros y un gran ejército; y llegaron de noche y cercaron la ciudad. 15 Y cuando el que servía al hombre de Dios se levantó temprano y salió, vio que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: «¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?». 16 Y él respondió: «No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos». 17 Eliseo entonces oró, y dijo: «Oh Señor, te ruego que abras sus ojos para que vea». Y el Señor abrió los ojos del criado, y miró que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo. 18 Cuando descendieron hacia él los arameos, Eliseo oró al Señor, y dijo: «Te ruego que hieras a esta gente con ceguera». Y Él los hirió con ceguera conforme a la palabra de Eliseo. 19 Entonces Eliseo les dijo: «Este no es el camino, ni es esta la ciudad; síganme y yo los guiaré al hombre que buscan». Y los llevó a Samaria. 20 Cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: «Oh Señor, abre los ojos de estos para que vean». Y el Señor abrió sus ojos y vieron que estaban en medio de Samaria. 21 Al verlos, el rey de Israel dijo a Eliseo: «¿Los mato, padre mío? ¿Los mato?». 22 Y él respondió: «No los mates. ¿Matarías a los que has tomado cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua para que coman y beban y se vuelvan a su señor». 23 Entonces les preparó un gran banquete; y después que comieron y bebieron, los despidió, y se volvieron a su señor. Y las bandas armadas de arameos no volvieron a entrar más en la tierra de Israel. 24 Pero aconteció que después de esto, Ben Adad, rey de Aram, reunió a todo su ejército, y subió y sitió a Samaria. 25 Y hubo gran hambre en Samaria. La sitiaron de tal modo que la cabeza de un asno se vendía por ochenta siclos (912 gramos) de plata, y medio litro de estiércol de paloma por cinco siclos de plata. 26 Pasando el rey de Israel por la muralla, una mujer le gritó, diciendo: «¡Ayúdeme, oh rey señor mío!». 27 Y él respondió: «Si el Señor no te ayuda, ¿de dónde te podré ayudar? ¿De la era o del lagar?». 28 Y el rey le dijo: «¿Qué te pasa?». Y ella respondió: «Esta mujer me dijo: “Da tu hijo para que lo comamos hoy, y mi hijo lo comeremos mañana” 29 Así que cocimos a mi hijo y nos lo comimos; y al día siguiente, le dije a ella: “Da tu hijo, para que lo comamos”; pero ella ha escondido a su hijo». 30 Cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestidos y como él pasaba por la muralla, la gente miró, y vio que interiormente, llevaba cilicio sobre su cuerpo. 31 Entonces él dijo: «Así me haga Dios, y aun me añada, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene sobre sus hombros hoy». 32 Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él. El rey envió a un hombre de los que estaban en su presencia; pero antes de que el mensajero llegara a Eliseo, este dijo a los ancianos: «¿Ven cómo este hijo de asesino ha enviado a cortarme la cabeza? Miren, cuando el mensajero llegue, cierren la puerta y manténganla cerrada contra él. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su señor?». 33 Todavía estaba hablando con ellos, cuando el mensajero descendió a él, y le dijo: «Mira, este mal viene del Señor; ¿por qué he de esperar más en el Señor?». 1 Entonces Eliseo dijo: «Oigan la palabra del Señor. Así dice el Señor: “Mañana como a esta hora en la puerta de Samaria, una medida (7.3 litros) de flor de harina se venderá a un siclo (11.4 gramos de plata), y dos medidas de cebada a un siclo”». 2 El oficial real en cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al hombre de Dios, y dijo: «Mira, aunque el Señor hiciera ventanas en los cielos, ¿podría suceder tal cosa?». Entonces Eliseo dijo: «Bien, tú lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello». 3 Había cuatro leprosos a la entrada de la puerta, y se dijeron el uno al otro: «¿Por qué estamos aquí sentados esperando la muerte? 4 »Si decimos: “Vamos a entrar en la ciudad”, como el hambre está en la ciudad, moriremos allí; y si nos sentamos aquí, también moriremos. Ahora pues, vayamos y pasemos al campamento de los arameos. Si nos perdonan la vida, viviremos; y si nos matan, pues moriremos». 5 Los leprosos se levantaron al anochecer para ir al campamento de los arameos, y cuando llegaron a las afueras del campamento de los arameos, resultó que no había nadie allí. 6 Porque el Señor había hecho que el ejército de los arameos oyera estruendo de carros y ruido de caballos, el estruendo de un gran ejército, de modo que se dijeron el uno al otro: «Ciertamente el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los hititas y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros». 7 Por lo cual se levantaron y huyeron al anochecer, y abandonaron sus tiendas, sus caballos y sus asnos y el campamento tal como estaba, y huyeron para salvar sus vidas. 8 Cuando los leprosos llegaron a las afueras del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y se llevaron de allí plata y oro y ropas, y fueron y lo escondieron; y volvieron y entraron en otra tienda y de allí también se llevaron botín, y fueron y lo escondieron. 9 Entonces se dijeron el uno al otro: «No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, pero nosotros estamos callados; si esperamos hasta la luz de la mañana, nos vendrá castigo. Vamos pues, ahora, y entremos a dar la noticia a la casa del rey». 10 Así que fueron y llamaron a los porteros de la ciudad, y les informaron: «Fuimos al campamento de los arameos, y vimos que no había nadie allí, ni siquiera se oía voz de hombre; solamente los caballos atados, también los asnos atados y las tiendas intactas». 11 Los porteros de la puerta llamaron, y lo anunciaron dentro de la casa del rey. 12 Entonces el rey se levantó de noche y dijo a sus siervos: «Ahora les diré lo que los arameos nos han hecho. Saben que estamos hambrientos; por tanto han salido del campamento para esconderse en el campo, diciendo: “Cuando salgan de la ciudad, los tomaremos vivos y entraremos en la ciudad”». 13 Entonces uno de sus siervos respondió: «Deja que algunos hombres tomen cinco de los caballos que quedan, de los que quedan en la ciudad. Porque en todo caso les sucederá como a toda la multitud de Israel que queda en la ciudad, (como a toda la multitud de Israel que ya ha perecido), vamos a enviarlos y veamos qué sucede». 14 Así que tomaron dos carros con caballos, y el rey los envió en pos del ejército de los arameos, diciendo: «Vayan y vean». 15 Los siguieron hasta el Jordán, y resultó que todo el camino estaba lleno de vestidos y objetos diferentes que los arameos habían arrojado en su prisa. Entonces los mensajeros volvieron e informaron al rey. 16 Y el pueblo salió y saqueó el campamento de los arameos. Entonces una medida de flor de harina se vendió a un siclo y dos medidas de cebada a un siclo, conforme a la palabra del Señor. 17 El rey había puesto a cargo de la puerta de la ciudad al oficial real en cuyo brazo se apoyaba; pero el pueblo lo atropelló junto a la puerta y murió, tal como había dicho el hombre de Dios, el cual habló cuando el rey descendió a verlo. 18 Aconteció tal como el hombre de Dios había hablado al rey, cuando dijo: «Mañana a estas horas a la puerta de Samaria dos medidas de cebada serán vendidas a un siclo y una medida de flor de harina a un siclo». 19 Y el oficial real, había respondido al hombre de Dios, diciendo: «Mira, aunque el Señor hiciera ventanas en los cielos, ¿podría suceder tal cosa?». Y Eliseo le dijo: «Bien, tú lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello». 20 Y así sucedió, porque el pueblo lo atropelló a la puerta, y murió.
Bueno, por favor les pido que me acompañen con una breve oración para que el Señor guíe la Palabra de hoy.

I. CONTEXTUALIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA:

Lo primero que vamos a hacer es contextualizar la porción de hoy, para que todos podamos entender mejor esta historia hermanos.

A. ¿Cuándo?

Esta historia tiene lugar en el Reino del norte, Israel. Recordemos que una vez muere Salomon, el reino del pueblo de Dios, se divide en dos, el Reino del norte, que se llama reino de Israel, y el reino del sur, que se llama reino de Judá. El primero descendiente de Salomon que trae la división es Jeroboam, y a partir de ese momento, hasta que el pueblo es exiliado por los Babilonios, esa división se va a mantener por cientos de años.
El rey que aparece aquí en la historia es Joram, y los profetas que están a partir de ese tiempo es Elías y Eliseo, pero en este caso más puntualmente Eliseo.

B. ¿Quiénes?:

Ahora, como vengo diciendo en esta historia aparece el rey Joram, hijo del rey perverso Acab, quien reinó 12 años en Israel. Su significa “Jehova es exaltado o alto” y es el noveno rey del norte de Israel que estuvo en el trono. Lamentablemente este rey, fue uno de los reyes malos del norte. En 2 R 3:1-2 leemos que “Joram, hijo de Acab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria en el año dieciocho de Josafat, rey de Judá; y reinó doce años. 2 Hizo lo malo ante los ojos del Señor, aunque no como su padre y su madre, pues quitó el pilar sagrado de Baal que su padre había hecho.
También vemos aquí en la historia al profeta Eliseo. El nombre del profeta significa: “Dios es salvación”. Fue el sucesor del profeta Elías y estuvo principalmente en el reino del norte durante su vida, con cinco reyes. Recordemos que cuando Elías fue arrebatado al cielo en un carro de fuego, el pidió una doble porción de su espíritu.
Y bueno, también en esta historia vemos otros personajes interesantes, como el rey de los Sirios que es Ben-Hadad, también los cuatro leprosos, que son los personajes de nuestra historia central hoy.

C. ¿Dónde?

También vemos hermanos, que la historia que leímos toma lugar en dos lugares en especifico. Recordemos que el territorio principal es en el reino del norte. Y las ciudades donde se da este relato es Dotán y luego en la ciudad de Samaria. En el primer mapa que aparece en pantalla pueden ver las dos ciudades.
Bueno, con este contexto en mente, vamos a ver algunos hechos de este relato que son importantes para poder entender nuestra historia central:

II. Hechos Relevantes Previos:

Lo primero que vamos a decir es lo que estaba ocurriendo en ese momento, volvamos a 2 R 6:8
2º Reyes 6:8 (NBLA)
8 El rey de Aram estaba en guerra con Israel; y consultó con sus siervos, diciéndoles: «En tal y tal lugar estará mi campamento»

A. Guerra entre El Rey Sirio y el reino del norte de Israel:

Y sobre este primer hecho, me llama mucho la atención algunas cosas que ocurrieron en el capítulo 6 hermanos. Acompáñenme a mirarlos:

1. Advertencia de Eliseo a Joram, rey del norte:

Podemos leer esto en versículo 9 y 10: 2 R 6:9-10
2º Reyes 6:9–10 NBLA
9 Y el hombre de Dios envió un mensaje al rey de Israel: «Procura no pasar por tal lugar, porque los arameos van a bajar allí». 10 Entonces el rey de Israel envió gente al lugar que el hombre de Dios le había dicho; así que, al prevenirlo él, se cuidó de ir allí, y esto no una ni dos veces.

2. Revelación de los planes Sirios a Eliseo para proteger al pueblo:

Esto lo podemos leer nuevamente en 2 R 6:11-12
2º Reyes 6:11–12 NBLA
11 Y se enfureció el corazón del rey de Aram por este hecho; y llamando a sus siervos, les dijo: «¿No me van a revelar quién de los nuestros está a favor del rey de Israel?». 12 Y uno de sus siervos dijo: «No, rey señor mío, sino que Eliseo, el profeta que está en Israel, le dice al rey de Israel las palabras que tú hablas en el interior de tu alcoba».

3. Sentencia de muerte de Eliseo, el milagro de los caballos y carros de fuego en Dotán, y derrota del ejercito sirio:

Vean el seguno mapa el recorrido que tuvieron que hacer los ejercitos sirios desde Damasco para llegar a Dotán, donde se encontraba Eliseo con su siervo. Vamos de nuevo a 2 R 6:13-23
2º Reyes 6:13–23 NBLA
13 Y él dijo: «Vayan y vean donde está, y enviaré a prenderlo». Y le avisaron: «Él está en Dotán». 14 Entonces envió allá caballos, carros y un gran ejército; y llegaron de noche y cercaron la ciudad. 15 Y cuando el que servía al hombre de Dios se levantó temprano y salió, vio que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: «¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?». 16 Y él respondió: «No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos». 17 Eliseo entonces oró, y dijo: «Oh Señor, te ruego que abras sus ojos para que vea». Y el Señor abrió los ojos del criado, y miró que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo. 18 Cuando descendieron hacia él los arameos, Eliseo oró al Señor, y dijo: «Te ruego que hieras a esta gente con ceguera». Y Él los hirió con ceguera conforme a la palabra de Eliseo. 19 Entonces Eliseo les dijo: «Este no es el camino, ni es esta la ciudad; síganme y yo los guiaré al hombre que buscan». Y los llevó a Samaria. 20 Cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: «Oh Señor, abre los ojos de estos para que vean». Y el Señor abrió sus ojos y vieron que estaban en medio de Samaria. 21 Al verlos, el rey de Israel dijo a Eliseo: «¿Los mato, padre mío? ¿Los mato?». 22 Y él respondió: «No los mates. ¿Matarías a los que has tomado cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua para que coman y beban y se vuelvan a su señor». 23 Entonces les preparó un gran banquete; y después que comieron y bebieron, los despidió, y se volvieron a su señor. Y las bandas armadas de arameos no volvieron a entrar más en la tierra de Israel.
Algunas palabras de reflexión sobre estos versículos.

B. Sitiada de Samaria por el Rey Sirio Ben-Hadad:

Hemos mencionado el rey sirio varias veces, pero quiero que veamos algo más. El nombre de este rey significa “hijo de el dios Hadad”. Y Hadad era Antiguo dios semítico de las tormentas, deidad de la lluvia, el rayo (su arma) y el trueno (su voz). "Hadad" quizá signifique "tronador" (cf. heb hêdād, "grito"). Se llamaba Hadad entre los amorreos y los arameos o sirios.

1. Gran hambruna en Samaria:

Aquí ya nos vamos acercando al relato principal, vemos que ocurre este hecho tan grande en Samaria. Pero antes de leer
La responsabilidad del cristiano no es ganar, sino dar testimonio.
En el testimonio, "sé" es mejor que "creo".
Si un cristiano indiferente pudiera pasar sólo cinco minutos en el infierno, saldría convertido en un ardiente evangelista en busca de los perdidos.
En la evangelización, el contenido del mensaje y el método de presentarlo deben atenerse a las normas más estrictas de integridad.
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