Los grandes imperios nacen, crecen se expanden y se acabán, generalmente mediante una importante derrota militar. Antes de su fracaso, le antecede siempre un periodo de marcada decadencia, reflejada en la depravación moral, la corrupción politica y la injusticia social entre otros factores. Todos ellos demuestran que Dios los abandona debido a su extrema maldad.