Heridas heredadas
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Una familia que hiere
Una familia que hiere
¿Has sido herido por tu familia? La respuesta es Sí. ¿Cómo lo sé? Por que las personas que están más cerca son las que causan las heridas más dolorosas.
Hay una norma silenciosa que se cumple todas las veces y es que como hemos convivido con personas heridas, nos herimos.
Seguramente tú le has causado heridas a alguien de tu familia y si eres padre incluso hasta has heredado heridas a tus hijos.
Las heridas heredadas son quizás las más complicadas y confusas porque, cuando sabes de donde vino la herida lo evitas para sanar, cuando no lo sabes no puedes evitar seguirte lastimando.
Los padres les traspasamos a nuestros hijos las heridas que cargamos y con el afán de evitarles pasar por lo que pasamos, terminamos infundiéndoles el trauma que pasamos.
Si a su abuela la mordió un perro, crió a tu mamá de tal forma que viviera alejada de los perros porque son peligrosos, y ella te crió con el pensamiento de que no tengas perros en casa, así que tú no dejas a tu hijo adoptar un perro porque no te gustan. Ni tu hijo, ni tu mamá, ni tú comprenden por qué ese rechazo a los perros pero la abuela nunca les contó la historia y por lo tanto no son una familia de perros.
La forma en que criamos a nuestros hijos causa heridas. Tengo un hijo con un carácter imponente, que le gusta hacer las cosas a su manera. ¿Debo doblegar su carácter para que obedezca y sepa quién manda? ¿O más bien debo orientar su carácter para que use toda esa fuerza para enfrentar el mundo difícil que le espera?
Reconocer nuestras heridas
Reconocer nuestras heridas
Estamos heridos. Nuestra familia nos ha herido, hasta que no lo reconozcamos no podemos sanarlas.
Le huimos a tratar las heridas familiares porque creemos que al hacerlo...
Deshonramos a nuestros padres. A veces creemos que deshonramos su memoria al hablar de lo que hicieron mal.
Criticamos sus métodos faltándoles el respeto. Hemos defendido los métodos del pasado como mejores que los del presente y al aceptar que algo estuvo mal antes se rompería nuestro ideal.
Estaríamos siendo mal agradecidos. Nuestros padres se esforzaron por sacarnos adelante y criticar algo que hicieron es confundido con el amor que nos tuvieron.
Invalidamos la crianza que hemos dado a nuestros hijos (lo que repetimos). Tendríamos que aceptar que también nos hemos equivocado.
Nos hemos culpado para justificar los errores de nuestros padres. Gran parte de las heridas fueron en la infancia y un niño no sabe cómo lidiar con eso, así que tiende a culparse.
Bien por José, pero ¿y sus hermanos?
Bien por José, pero ¿y sus hermanos?
2 Ésta es la historia de Jacob y su familia. Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El joven José solía informar a su padre de la mala fama que tenían estos hermanos suyos. 3 Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica muy elegante. 4 Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban. 5 Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía, 6 pues les dijo: —Préstenme atención, que les voy a contar lo que he soñado. 7 Resulta que estábamos todos nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las de ustedes se juntaron alrededor de la mía y le hicieron reverencias. 8 Sus hermanos replicaron: —¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter? Y lo odiaron aún más por los sueños que él les contaba. 9 Después José tuvo otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Les dijo: —Tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias. 10 Cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió: —¿Qué quieres decirnos con este sueño que has tenido?—le preguntó—. ¿Acaso tu madre, tus hermanos y yo vendremos a hacerte reverencias? 11 Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto.
Siempre pensamos en José, pero poco intentamos comprender las heridas que cargaban sus hermanos a causa de una paternidad irresponsable.
Observe los errores de Jacob y registre si alguna de esas heridas se las hizo alguno de sus padres, también analice si le está causando esas heridas a sus hijos.
¿Cuáles fueron los errores de Jacob que causaron una herida en sus hijos?
1. Llevo los conflictos de pareja a la relación con sus hijos. Los conflictos de pareja repercutía en la relación con sus hijos, como no amaba a las mamás de ellos, tampoco los amaba a ellos; como amaba a la mamá de José, lo prefería a él.
2. No había reconocimiento por su trabajo (eran trabajadores), logros o responsabilidad. Las malas conductas nos enceguecen para ver las habilidades y el potencial. ¿ Es desafiante o argumentador? ¿Es travieso o curioso? ¿Es terco o perseverante?
3. No había recompensa por lo que hacían, porque finalmente era su trabajo, aunque sí había recompensa para José, sin merecimiento. Cuidado con la manera en la que usamos las recompensas.
4. Había favoritismo, las preferencias son muy peligrosos. Dentro de la familia. No había el mismo amor. Jacob no supo balancear su amor y mostró claramente a quién amaba más, provocando el celo de sus otros hijos.
5. Confundió amor con permisividad. Pensó que al amar no debía corregir, mostró un amor débil. No tuvo carácter para corregir. Cuando corrigió fue porque él mismo estaba involucrado en el sueño, pero no tuvo mano firme.
No es fácil tener dos hijos o más, me refiero a las preferencias…tengo dos niños y debo estar pendiente todo el tiempo de mi actuar frente a ellos. No debo tratarlos igual pero sí amarlos igual.
4 No obstante, José insistió:
—¡Acérquense!
Cuando ellos se acercaron, él añadió:
—Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto. 5 Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas.