Nehemías 11a - Reajuste Incomodo
Introducción
Reclutando ciudadanos
Los que vivirán en Jerusalén
Bendiciendo a los ciudadanos de Jerusalén
Muchas veces pensamos en la seguridad que disfrutamos porque nos encontramos muy cómodos. Sería mejor no arriesgarse moviéndose a otra parte más peligrosa aunque eso signifique glorificar a Dios ¿no es cierto?
¿Le ha preguntado usted al Señor dónde quiere él que usted viva? ¿Se ha colocado en el lugar donde vive con el fin de ser el representante divino y de servirle dondequiera que él lo envíe?
La lista de los que vivían en Jerusalén y en Judea
Líderes que vivían en Jerusalén
Las listas de personas que habitaron Jerusalén fueron organizadas conforme a la descendencia física y el liderazgo político. No eran nombres elegidos al azar. Representaban a personas que ejercían el liderazgo gubernamental o religioso del pueblo. Su descendencia se ha registrado en la Biblia con el fin de demostrar que tenían las credenciales necesarias para ocupar esos puestos que se les había asignado. En realidad son pocos los héroes que se mencionan. Aún los que se identifican son desconocidos.
Las villas y los pueblos Judíos a lo largo de Judea.
Conclusión:
La victoria de cualquier iglesia no depende tanto de los “profesionales”, como de los “voluntarios”
En toda época los hombres han preferido su propia comodidad y sus ventajas antes que el bien público. Hasta los profesores de religión buscan muy corrientemente lo propio y no las cosas de Cristo. Pocos han tenido tal apego a las cosas santas y a los lugares santos como para renunciar al placer por amor a ellas. Ciertamente nuestras almas debieran deleitarse en habitar donde más abunden las personas santas y las oportunidades de desarrollo espiritual. Si no tenemos este amor por la ciudad de nuestro Dios, y por toda cosa que ayude a nuestra comunión con el Salvador, ¿cómo estaremos dispuestos a partir de aquí, a ausentarnos del cuerpo para estar presentes con el Señor? Para el de mente carnal será aún más duro soportar la perfecta santidad de la Nueva Jerusalén que la santidad de la iglesia de Dios en la tierra. Busquemos primero el favor de Dios y su gloria; reflexionemos para ser pacientes, contentos y útiles en nuestras diversas condiciones sociales y esperemos con alegría la entrada en la santa ciudad de Dios.