Grandes en el Reino de Dios

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Introducción

En inglés tenemos un término curioso que describe a ciertas clases de personas, “tone-deaf”.
Tone-deaf
Esta palabra describe a una persona que no percibe las notas musicales.
Es una persona que le cuesta cantar y seguir una melodía, en otras palabras, no se afina.
Pero, esta palabra también se usa para referirse a una persona que no es sensible ante una situación difícil o que no actúa de manera apropiada.
Por ejemplo, en ocasiones he sentido esta clase de disonancia cuando al final del servicio estamos orando por la familia de alguien que acaba de fallecer y luego cantamos “feliz, feliz cumpleaños”.
Son situaciones que personalmente me causan un poco de conflicto emocional.
El día de hoy vamos a ver una situación similar en la que los discípulos de Jesús mostraron completa indiferencia e insensibilidad ante su muerta que se aproximaba. Hoy veremos:
Jesús anuncia su muerte
La insensibilidad de los discípulos
La lección de Jesús

Jesús anuncia su muerte

Jesús sale con sus discípulos hacía Capernaúm y pasa por la región de Galilea.
Marcos 9:30 NBLA
30 Saliendo de allí, iban pasando por Galilea, y Él no quería que nadie lo supiera.
Parece que Jesús no quiere que nadie los acompañe porque tiene la intención de tener un tiempo especial con sus discípulos.
Es un tiempo de instrucción personal para aquellos que lo habían dejado todo por seguirlo.
El hecho de que Jesús quiere estar a solas con sus discípulos nos indica que lo que va a enseñar es de gran peso y requiere atención especial.
La enseñanza de Jesús en el camino se concentra en recalcar la realidad del sufrimiento que le espera:
Marcos 9:31 (NBLA)
31 Porque enseñaba a Sus discípulos, y les decía: «El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Notemos que esta es la segunda vez que Jesús anuncia su sufrimiento, su muerte, y su resurrección.
La primera vez vemos que lo hace en Marcos 8.31.
Vemos que Jesús no olvida, y desea que sus discípulos tengan presentes que él, el Hijo del Hombre, va a ser entregado, matado, pero ha de resucitar al tercer día.
Por cierto, notemos que Marcos no dice que Jesús se va a entregar en manos de los hombres.
Marcos es muy claro en decir que Jesús “será entregado...”.
Esto es correcto, porque la vida, sufrimiento, muerte, y resurrección fue todo parte del plan de Dios para salvar a la humanidad.
Isaías 53:10 NBLA
10 Pero quiso el Señor Quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando Él se entregue a Sí mismo como ofrenda de expiación, Verá a Su descendencia, Prolongará Sus días, Y la voluntad del Señor en Su mano prosperará.
Así que lo que sucedió en la cruz no fue una tragedia sino que ocurrió conforme al plan soberano del Padre para redimir a su pueblo de sus pecados.
Así que Jesús recordó a sus discípulos lo que próximamente le iba a suceder.
Pero, notemos su reacción en esta ocasión.
Marcos 9:32 NBLA
32 Pero ellos no entendían lo que les decía, y tenían miedo de preguntar a Jesús.
Nadie se atreve a hacerle preguntas.
Nadie habla.
Todos se quedan callados.
Es posible que querrían evitar la vergüenza que pasó Pedro:
Marcos 8:32–33 NBLA
32 Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús. 33 Pero Él volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres».
Aunque la Biblia nos dice que ninguno se atrevía a hacer preguntas, mínimo esperaríamos que estuvieran tristes por escuchar nuevamente la noticia de que su amado maestro iba a morir.
Mínimo esperaríamos que estarían pensativos considerando lo que significaría ver a Jesús hacer el sacrificio más grande, es decir, dar su vida por los demás.

La insensibilidad de los discípulos

Pero, lo que nos damos cuenta es que este momento solemne, contemplativo, serio pasó tan rápido como llegó. El momento de posible tristeza, seriedad, sensibilidad, se esfumo como la neblina de la mañana.
Marcos 9:33–34 NBLA
33 Llegaron a Capernaúm; y estando ya en la casa, Jesús les preguntaba: «¿Qué discutían por el camino?». 34 Pero ellos guardaron silencio, porque en el camino habían discutido entre sí quién de ellos era el mayor.
Habiendo ya recorrido la región de Galilea estaban por llegar a Capernaúm.
La costumbre del mundo antiguo es que un maestro religioso era seguido por varios discípulos.
El maestro iba siempre adelante mientras que los discípulos lo seguían a cierta distancia.
Siempre iban tras él.
Pero, en este caso, Jesús que conoce todas las cosas o por lo menos pudo haber escuchado la platica que ocurría a sus espaldas…se da cuenta que mientras iban en el camino los discípulos estaban muy concentrados en un detalle muy importante.
Si no tuviéramos el versículo 34…algunos diríamos:
Los discípulos estaban discutiendo lo que significa que Jesús iba a ser entregado en manos de sus enemigos. Tal vez podrían estar discutiendo de como evitar esto.
Podrían haber estado discutiendo de lo que significaba que Jesús iba a morir o como es que iba a morir o que podían hacer para que no tuviera que morir.
…o por último, podrían estar discutiendo de lo que significaba que al tercer día iba a resucitar.
Aunque el concepto de resurrección no era completamente desconocido para los judíos, sería algo muy extraño que una persona volviera a la vida después de muerto.
Pero, lo más triste de esto es que no estaban discutiendo de nada de esto.
De hecho, la palabra “discutiendo” da a entender que era más un simple dialogo tranquilo - estaban en conflicto y tal vez estaban levantando la voz uno contra el otro; ya estaban en conflicto.
Lo que están verdaderamente discutiendo / peleando es “quién de ellos era el mayor”.
Estaban peleando rangos, estatus, posición.
Estaban discutiendo quien era el primero y quien era el último en importancia.
Estaban enfocados en su posición dentro del grupo.
Esta actitud muestra su total insensibilidad a las palabras de Jesús.
Jesús acaba de derramar su alma ante sus discípulos revelando su inminente sufrimiento, muerte, y resurrección y ellos se enfocan en sí mismos completamente ignorando lo que acaban de escuchar y peleando rango, estatus, posición.
Vemos que los discípulos de Jesús aun tienen mucho que aprender.
Damos gracias a Dios porque esta lección nos debe animar.
Los discípulos de Jesús eran personas que iban creciendo cada día.
Aquí los vemos en uno de sus peores momentos en su jornada cristiana, pero siguen siendo discípulos.
Han cometido uno de los peores errores de su vida, pero siguen siendo seguidores de Jesús.
Su imperfección de los discípulos debe animarnos a nosotros que junto con nuestras propias imperfecciones seguimos a Jesús día a día.

La lección de Jesús

Ahora, si en la ocasión pasada Jesús exhorto a Pedro diciendo, “Quítate de delante de mí, Satanás”, que podríamos esperar en esta ocasión.
Es aquí donde vemos a nuestro amado salvador darnos una de las enseñanzas más grande en la cristiandad acerca de lo que significa ser grande en el reino de Dios.
El deseo de los discípulos de ser grandes no era necesariamente malo…el problema es que para ellos grandeza era ser el más reconocido, el más importante, el más distinguido, el más respetado, pero en el reino de Dios la grandeza no tiene nada que ver con lo que el mundo piensa que es grande.
Así que Jesús, con total amor y paciencia, se sienta para enseñar a sus discípulos algo que deben comprender:
Marcos 9:35 NBLA
35 Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo*: «Si alguien desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos».
La primera enseñanza es que el que quiere ser el primero en el reino de Dios debe entonces ser el último, es decir, el servidor de todos los demás.
Y es aquí donde Jesús muestra los valores de Dios.
El grande no es al que se le sirve.
El grande es el que viene a servir.
El grande no es el que se sienta a la mesa para que otros le sirvan.
El grande es el que sirve a la mesa mientras otros toman sus lugares para comer.
En otras palabras, la grandeza en el reino de Dios se muestra en el servicio a los demás.
Mateo 20:28 NBLA
28 así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos».
Jesús así fue que mostró su grandeza en que vino no para ser servido sino para servir a los demás y dar su vida por ellos.
Así que en el reino de Dios no se considera de alto valor el estatus, la posición, el rango, el abolengo. En el reino de Dios la grandeza se mide en el servicio a los demás.
Así que la enseñanza es que todos los creyentes hemos de querer ser grandes en el reino de Dios y este deseo se muestra en entregar nuestras vidas al servicio de los demás.
Ahora, veamos el ejemplo que Jesús da:
Marcos 9:36 NBLA
36 Tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en los brazos les dijo:
Jesús toma a un niño.
Esto debe llamar nuestra atención porque no es la primera vez que vemos a los niños cerca de Jesús.
Esto nos dice que Jesús tenía un aprecio especial para los niños.
La sociedad del mundo antiguo no consideraba de alto valor o dignidad a los niños. De hecho, los consideraban una molestia.
Pero, Jesús siempre mostró cariño hacía ellos de quienes es el reino de Dios.
Mateo 19:14 NBLA
14 Pero Jesús dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a Mí, porque de los que son como estos es el reino de los cielos».
Veamos como Jesús toma al niño en sus brazos y con total tranquilidad lo muestra a sus discípulos.
Jesús dice:
Marcos 9:37 NBLA
37 «El que reciba a un niño como este en Mi nombre, me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, no me recibe a Mí, sino a Aquel que me envió».
Jesús da un ejemplo de lo que significa el servicio.
Es que es posible que muchos de ellos estaban pensando en el servicio religioso, el servicio ritual, el servicio a los amigos, a los parientes, al jefe de la empresa.
Pero Jesús que el servicio al que se refiere es aquel servicio que se rinde como cuando uno recibe a un niño que necesita algo.
Se recibe a un niño indefenso.
Se recibe a un niño que no nos puede recompensar.
Se recibe a un niño que necesita de nuestro servicio.
¿Y cómo se debe recibir a este niño?
Se debe recibir en nombre de Jesús.
Se debe recibir como si Jesús mismo lo estuviera recibiendo.
Se le debe tratar con el mismo cariño, cuidado, amor, y preocupación con la cual él ha tomado al niño en sus brazos.
Y lo más maravilloso de esto es - el que recibe al niño en nombre de Jesús, realmente está recibiendo a Jesús.
A la medida que servimos al niño estamos sirviendo a Jesús.
Estamos rindiendo todo nuestro servicio como para el Señor.
…y ahora Jesús nos dice, que el que lo recibe a él, no lo recibe solo a él sino al Padre quien lo envió.

Conclusión

Así que lo que hoy hemos visto nos muestra la clave de lo que significa ser grande en el reino de Dios.
La grandeza en el reino de Dios se define por medio de nuestro servicio a nuestro prójimo.
No busquemos títulos, reconocimientos, aplausos, o los primeros lugares en la congregación. Estos no son los valores del reino de Dios. Son los valores de este mundo.
Busquemos más bien, la oportunidad de servir a los demás, en el amor de Cristo, para mostrar el amor de Dios hacía ellos.
Bien dijo:
Martín Lutero, “Dios no necesita tus buenas obras, pero tu prójimo sí”.
Hoy el llamado de Dios es reenfocar nuestra vida para que recordemos lo que significa ser cristianos:
Jesús murió por nosotros para el perdón de nuestros pecados.
Siendo perdonados, hemos de dedicar nuestra vida al servicio de los demás.
Servimos a los demás como si rindiéramos nuestro servicio a Dios.
Cuando servimos…mostramos que verdaderamente hemos recibido a Jesús a al Padre que lo ha enviado.
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