CONOCIENDO AL ESPIRITU SANTO (2)
El Espíritu Santo (La obra del Espíritu desde Belén hasta Pentecostés)
emogis
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él
16He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
el Fuego
El fuego ilustra la limpieza, purificación, arrojo vehemente y celo producido por la unción del Espíritu Santo (Isaías 4:4: Mateo 2:11; Lucas 3:16). El Espíritu Santo es comparado al fuego porque el fuego calienta, ilumina, purifica y se propaga. (Cf. Jeremías 20:9.)
el Viento
El viento simboliza la labor regeneradora del Espíritu e indica sus operaciones misteriosas, independientes, penetradoras, purificadoras y que imparten vida. (Cf. Ezequiel 37:7–10; Juan 3:8; Hechos 2:2.)
el agua
El Espíritu Santo es la fuente de agua viva, la más pura, la mejor, porque El es el verdadero río de la vida cuya corriente impetuosa inunda nuestras almas, limpiándolas del polvo del pecado. (Cf. Exodo 17:6; Ezequiel 36:25–27; 47:1; Juan 3:5; 4:14; 7:38, 39.)
Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
El poder del Espíritu Santo hace en el terreno de lo espiritual, lo que el agua hace en el orden material. El agua purifica, refresca, apaga la sed y convierte el campo estéril en tierra fructífera. Purifica lo que está manchado y restaura la limpieza; es un símbolo muy apropiado de la gracia divina que no solamente limpia el alma sino que le añade belleza divina. El agua es un elemento indispensable de la vida física; el Espíritu Santo es un elemento indispensable de la vida espiritual.
¿Cuál es el significado de la expresión “agua viva”? Es viva en contraste con las aguas estancadas de cisternas o pantanos; es una agua que salta a borbotones y fluye siempre en comunicación con la fuente o manantial del cual procede, y da siempre señales de vida. Si se echan estas aguas en un depósito, si su corriente es interrumpida, o si se le corta de su manantial o fuente de origen, ya no puede recibir más el nombre de agua viva. Los cristianos tendrán el agua viva sólo mientras estén en contacto con su divina fuente, que es Cristo mismo.
Un Sello
(Cf. Efesios 1:13; 2 Timoteo 2:19). Esta ilustración presenta los siguientes pensamientos: (1) Propiedad. La impresión del sello implica una relación con el propietario del mencionado sello y constituye una prueba segura de que le pertenece. Los creyentes son propiedad de Dios y se sabe que lo son por el Espíritu que mora en ellos. La costumbre que narramos era familiar en Efeso en la época del apóstol Pablo: “Un comerciante se trasladaba al puerto, seleccionaba cierta madera, y la estampaba con su sello, símbolo de propiedad. Más tarde enviaba a uno de sus siervos con el sello para que se hiciera cargo de la madera que ostentaba la impresión de dicho sello.” (Cf. 2 Timoteo 2:19.) (2) También está implicado el concepto relativo a la seguridad (Efesios 1:13). (Cf. Apocalipsis 7:3.) El Espíritu inspira la tranquilidad y la seguridad en el corazón del creyente (Romanos 8:16). El Espíritu Santo constituye las arras o un anticipo de nuestra herencia en los cielos, una seguridad de la gloria venidera. Los cristianos han sido sellados, pero deben cuidarse de no hacer nada que pueda romper ese sello (Efesios 4:30).