ISAAC, UN HOMBRE DE ORACIÓN. (2)
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ISAAC, UN HOMBRE DE ORACIÓN.
62 Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev.
63 Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.
64 Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello;
65 porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió.
66 Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho.
67 Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.
¿QUÉ SIGNIFICABA ESTO?
La palabra “meditar” en hebreo (shúakj o hagah) significa “susurrar pensativamente”, es decir, balbucir o hablar entre dientes y apenas sin vocalizar. Se usa para susurrar una plegaria o susurrar una oración.
Como Ana oraba por un hijo en el templo. 1 Samuel 1:12-13
12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
Meditar bíblicamente, es pensar profundamente acerca de lo que Dios nos ha dicho en la Escritura y prepara nuestras mentes y corazones para la oración.
La Escritura llena nuestra meditación y la meditación llena nuestras oraciones.
Pero, ¿cómo luce exactamente la meditación?
Los Salmos nos dan al menos cinco pasos para la meditación de la Palabra de Dios. Meditamos para concentrarnos, comprender, recordar, adorar y aplicar.
Para concentrarnos
15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos.
Ya sea que leemos la Biblia en la mañana, durante el almuerzo, o antes de acostarnos por la noche, nuestros horarios y responsabilidades tienden a atacarnos con sus distracciones.
De hecho, las distracciones son una herramienta que Satanás usa para quitar nuestros ojos de Cristo y nos impiden escuchar a Dios en su Palabra.
El Salmo 119 nos exhorta a poner nuestros ojos en los caminos de Dios.
Como seres humanos rebeldes con muchas actividades y personas que compiten por nuestra atención, la meditación nos libera para fijar nuestros ojos en Jesús y nos aleja de las distracciones, aunque sea solo por cinco minutos.
Concentrarnos en lo que estamos leyendo en las Escrituras provee claridad cuando oramos.
Medita para concentrarte en cómo Dios te está hablando a través de su Palabra.
Para comprender
27 Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas.
En la meditación buscamos entender cómo el Dios del universo está hablando sobre sí mismo, nuestro mundo y nuestros corazones.
Comenzamos orando como el salmista: “¡Hazme entender tu camino!”. Esta es una oración que Dios se deleita en responder.
Algunas preguntas que debes hacer durante la meditación son:
¿Por qué es importante este pasaje?
¿Qué necesito saber?
¿Qué dice acerca de Dios?
¿Qué dice de mí?
¿Cómo me apunta esta lectura a Jesús?
Medita para entender lo que Dios te está comunicando a través de su Palabra.
Para recordar
5 Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus manos.
Toda la Biblia es una gran historia que apunta a Jesucristo de principio a fin.
Cuando meditamos en las Escrituras, lo hacemos para recordar todo lo que Dios ha hecho en su gran historia de la redención, la forma en que envió a Cristo para salvar a un pueblo de sus pecados.
En la meditación reflexionamos sobre el trabajo de las manos de Dios.
El recordar también puede llevarnos a reflexionar sobre todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas: cómo nos salvó, las oportunidades que nos está dando para compartir las buenas nuevas, y lo que hemos aprendido acerca de quién es Dios.
Medita para recordar todo lo que Dios ha hecho por medio del evangelio de la gracia.
Para adorar
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
Una vez que hayamos meditado para enfocar, entender y recordar, vamos a encontrar normalmente nuestros corazones inclinados a adorar.
Así nos detenemos a elevar la mirada hacia las virtudes de Cristo, para quitar nuestros ojos del mundo, y para expresar acción de gracias y adoración cuando oramos.
La meditación conduce al deleite cuando el Espíritu Santo inclina nuestros corazones para ver y saborear cuán glorioso es Dios.
A causa del pecado y sus efectos, nuestro corazón a menudo no se deleita en la Palabra de Dios.
Estamos tentados a dejar de leer, perder el enfoque, para pasar a otras cosas.
La meditación “arrastra” nuestros corazones a gozar de la Palabra de Dios, que es vital para nuestra fuerza espiritual y gozo.
Medita para adorar al Dios que merece toda acción de gracias y la alabanza por lo que es y lo que ha hecho en Cristo.
Para aplicar
Por último, estamos en mejores condiciones para comprender cómo aplicar la Biblia cuando nos detenemos a meditar.
Para la aplicación de lo que leemos, nos preguntamos: “¿y ahora qué debo hacer?”.
He aquí un breve ejemplo. Digamos que estás leyendo
3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
De este pasaje, es posible que puedas confesar formas específicas en las que has desobedecido.
Tú pudieras alabar a Dios por enviar su inmerecido amor bondadoso en Cristo. Pudieras pedirle su ayuda para amar a alguien que te ha herido, con la misericordia que has recibido.
Nuestro deseo en la meditación es tener cuidado de “hacer conforme a todo lo que está escrito” en la Biblia (Josué 1:8).
Entonces, traemos estos puntos de aplicación a Dios en oración, pidiendo fuerza espiritual para obedecer, abandonar el pecado, humillarnos, y andar como es digno de nuestro llamado en Cristo.
Medita para aplicar la Biblia a tu vida diaria, y para pedir ayuda en oración.
Isaac salió al campo a orar. Pero el texto bíblico dice:
“Y había salido Isaac a meditar”.
Dicho de otra manera, Isaac tenía la costumbre de orar. Él había ejercitado la disciplina de la oración. Tenía el hábito de orar.
Y había dos elementos importantes:
Él tenía un lugar definido: el campo
Un horario definido: por la tarde.
Isaac nos enseña que en la vida de un hombre o una mujer piadosa la vida de oración debe ser un hábito.
Nuestro devocional diario debe constar por lo menos de 3 elementos claves:
Un lugar privado para orar a solas al Padre.
Un horario definido para encontrarte con tu Padre.
Una meditación profunda que incluya la lectura de la Palabra de Dios, la meditación reflexiva de dicha Palabra leída y la oración de respuesta a esa meditación.
¡Cuántos matrimonios de hoy podrían constituirse de una manera sólida:
1) Si el Espíritu Santo fuera el guía;
2) Si la oración se constituyera una práctica cotidiana;
3) Si la pareja tuviera la bendición de la familia
Isaac fue un hombre de oración porque tenía el hábito de la oración continua, en un lugar determinado y en un horario determinado.
¿Es la oración un hábito en tu vida?
21 Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer.
La oración parte de la vida de Isaac…
25 Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo.
28 Y ellos respondieron: Hemos visto que Jehová está contigo; y dijimos: Haya ahora juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto contigo,