Empecemos Ya A Trabajar
EMPECEMOS YA A TRABAJAR
Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen (Apocalipsis 14:13).
El verano ya casi ha pasado y con él la mayoría de las vacaciones también.
Para nosotros como iglesia como para los estudiantes empieza un nuevo curso, una nueva etapa de trabajo.
Si echamos la vista atrás podemos decir que el curso pasado no fue malo y que en líneas generales todos hemos sacado buenas notas, aunque si bien es cierto que algunos podían haberlas sacado mejores.
Pero como dice el refrán “agua pasada no mueve molino”, es decir no podemos seguir preocupándonos por lo que no hemos hecho y si por lo que podemos hacer.
Tenemos por delante todo un mundo de desafíos como personas y como iglesia y lo que más me gustaría es que al final de este nuevo curso, de esta nueva etapa cuando echemos la vista atrás nos envuelva a cada uno un sentimiento de satisfacción, de alegría al comprobar que hemos hecho cosas, cosas que nos han llenado, cosas que sabíamos que teníamos que hacer y que ya no están pendientes porque las hemos hecho, cosas que tienen un valor fundamental y que hablan de nosotros porque a través de ellas ha habido gente que se ha beneficiado, aunque tal vez hayamos para ello que tener que haber perdido un poco de nosotros.
Me encanta el texto de Apocalipsis 14:13 “Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.” Este texto habla de nosotros, de los cristianos que hemos muertos en el Señor, es decir siendo fieles ¿y en qué consiste nuestra fidelidad? En hacer nuestro trabajo ¿y cuál es nuestro trabajo?, pues dependerá de cada momento, de cada etapa de nuestra vida, de las necesidades de nuestra iglesia, de nuestra edad. Sólo cuando hayamos muerto es cuando tenemos excusa para no trabajar. Un cristiano no puede decir “yo ya me he jubilado”, “yo ya he trabajado mucho” El cristiano no descansa nunca, ya que siempre tendremos que estar al menos dando testimonio del Amor de Dios en nuestras vidas y hablándoles a otros de las buenas nuevas de salvación.
He dicho antes que este texto de Apocalipsis me gusta mucho y me gusta porque dice que cuando muramos “nuestras obras seguirán con nosotros”, es decir cuando estemos delante de Dios todo lo que hayamos hecho por El, por amor a Su nombre estará también con nosotros. Se cumple el texto de 1ª de Corintios 15:58: “sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
Muchas veces pensamos merece tanto esfuerzo, merece tantas desilusiones, merece tantas preocupaciones, tantas horas nuestras de dedicación al Señor. Nos quitamos tiempo de nosotros mismos, de nuestras familias. ¿Y cuál es el fruto que a veces recibimos? Pues yo digo que si que merece la pena y para mí hay tres razones:
1) Porque si no hago lo que debo me siento mal conmigo mismo. Por desgracia yo con el que vivo las veinticuatro horas del día es conmigo y no puedo vivir con una conciencia que me este recordando las veinticuatro horas del día que no estoy siendo fiel a mi condición de cristiano y a mi compromiso con el Señor cuando acepte por medio del bautismo, entre otras muchas cosas, su mandato en la Gran Comisión de “Id y predicad el Evangelio”. Y predicad el Evangelio no es sólo hablar de él, sino que fundamentalmente es vivirlo en todas las áreas de mi vida, y vivirlo no tiene sentido si no es para los demás. En este punto tal vez tenga que recordar las palabras de Jesús en Mat 10:39: “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.” ¿A qué vida se está refiriendo aquí Jesús a la material o a la espiritual? A veces creemos que estamos hallando nuestra vida porque nos va bien en lo material, en el trabajo, en los negocios. Nos hemos comprado una casa mejor, un coche más grande, me ha salido un nuevo trabajo para los fines de semana ¡Como me bendice el Señor! ¿Seguro? ¿No se viste Satanás también como ángel de luz? Muchos de vosotros habéis venido a España a buscar trabajo para vosotros y para vuestra familia, y está bien, ¿Pero cuántos de vosotros no vais a ganar mucho dinero y vais a perder vuestra vida espiritual? ¿Y cuántos de vosotros estáis dispuestos a asumir: las cosas no me han ido como yo esperaba, no he ganado todo el dinero que quería, pero he ganado muchas almas para Cristo? Ante los ojos de los demás parecerás que has perdido tu vida, pero ante los ojos del que más te importa no la has perdido sino que la has hallado.
En ti esta si quieres vivir conforme a tu conciencia o de espaldas a ella. Si decides esta última nunca serás feliz, ni en esta tierra ni en la otra.
2) Porque no quiero que me pase como le paso al autor de Eclesiastés al final de sus días y es que dijo: “Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí”. (Ecl 2:18).
Muchas veces dedicamos la gran mayoría de nuestros esfuerzos, o todos, a cosas, que yo no digo que no sean importantes, pero que según va pasando nuestra vida y echamos la vista atrás nos damos cuenta de que tenemos la sensación de que en realidad no eran tan importantes y sentimos que nos invade un gran vacío, nos sigue faltando algo. Analizamos nuestro trabajo y vemos que en efecto en lo material hemos triunfado, pero cuando empezamos a examinar la vida de nuestra familia nos damos cuenta de que no ha sido tan exitosa: Mi mujer y yo, en el caso de que estemos juntos, cada uno vive su vida, en la misma casa pero sin una comunicación profunda que nos haga seguir sintiéndonos que seguimos siendo una sola carne. Mis hijos son prácticamente unos desconocidos, eso si con unos trabajos de éxito, pero sin valores morales o sociales, sólo viviendo para ellos, eso sino están metidos en la droga o en el fracaso de sus propias familias. Y mis amigos que antes eran tan abundantes, y todas esas fiestas donde parecía que yo era imprescindible. ¿Donde están ahora que ya no tengo fama, que estoy viejo y enfermo? Me miro a mi mismo y me siento solo, busco mis obras y no veo ninguna, solo trabajo y más trabajo, dinero y más dinero, coches y más coches, casas y mas casas, ropa y mas ropa ¿A quién he ayudado? ¿Con quién he compartido mis bienes, mí tiempo? Veo toda mi vida pasada y me pregunto ¿Y qué me llevo yo en mi interior? Nada. Y por eso al final termino aborreciendo todo mi trabajo, ya que nada a lo que he dedicado todos mis esfuerzos me hace sentirme como que ha merecido la pena.
Yo no quiero terminar así y por eso me vuelvo a acordar del Predicador cuando dijo: “Todo tiene su tiempo debajo del sol” (Eclesiastés 9:11). Tiempo para trabajar, tiempo para amar, tiempo para educar, tiempo para sembrar, tiempo para cosechar y tiempo para servir a Dios. Muchas cosas son importantes, pero también Dios y Su obra son importantes. No se trata de exclusivismos. Todo trabajar, todo familia, todo educar, todo diversión. Todo tiene su tiempo debajo del sol y podemos trabajar, criar a nuestros hijos, amar a nuestro cónyuge, tener nuestro tiempo de descanso y tener tiempo para las cosas de Dios, para su iglesia, para nuestra congregación, para las cosas imperecederas, para que al final no tengamos que aborrecer todo nuestro trabajo debajo del sol y cuando llegue el declinar de nuestros días podamos decir como el predicador de Eclesiastés: “ porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.” (Ecl.2:10)
3) Porque confió en la promesa del Señor de que todo el trabajo que hagamos para El no es vano. Y como se que sus promesas son verdaderas, ya que son hechas por un Dios bueno, no me importa nada de lo que me pueda suponer o pasar por causa de servirle a Él, ya que se que todo lo que me ocurra en mi vida es para mí bien, pues estoy plenamente convencido de que él quiere lo mejor para la vida de cada uno de nosotros, pues todo el Nuevo testamento está lleno de palabras de amor y de preocupación por mí, y por ello se que además todo lo que me pase, al final se transformara en VICTORIA , no sólo en el mas allá sino también en esta tierra, ya que al hacer Su voluntad voy al ser el primero en recibir todas sus bendiciones que me van a ayudar a tener una vida más tranquila, más confiada, con menos ansiedad, con más alegría, con más seguridad y sobre todo con más esperanza.
¿Y todo esto para qué? Para animarte a trabajar más para Dios. ¿Dónde? En esta congregación a la cual él te ha traído y que no ha sido por casualidad. Así como Dios tiene un propósito para tu vida, también lo tiene para tu vida en esta congregación. Tú tienes tu papel que realizar en esta iglesia y ten por seguro que si tú no lo realizas no se hará también como tú podrías hacerlo o lo que es peor se quedara sin hacer. Como un solo cuerpo que somos, a pesar de ser muchos miembros, todos juntos tenemos una misión y es la de trabajar en la predicación de las buenas nuevas, que eso es lo que significa la palabra Evangelio, buenas nuevas que traen salvación, que traen liberación y que traen esperanza para todos aquellos que todavía siguen presos del pecado, de la amargura, del sin sentido en sus vidas, y hacerles llegar estas buenas nuevas es en verdad quererles, lo demás, que no sea trabajar en esta dirección, pueden ser unas palabras muy bonitas, pero estarán vacías, “serán como címbalo que retiñe”, que suenan, pero que no tienen verdadero amor.
Un solo cuerpo, muchos miembros, cada uno con una función, cada uno con la suya, pero todos unidos en un mismo sentir y es el de servir por amor a Dios a los demás, para que Dios sea glorificado en sus vidas como lo es en las nuestras.
En esta congregación queremos seguir trabajando en esta dirección. Busca tu puesto. Ejercita tu don.
Puedes trabajar con los niños en la escuela dominical, puedes trabajar con los jóvenes, puedes trabajar en la evangelización personal o como iglesia, puedes trabajar en la visitación de enfermos, ancianos o personas solas, puedes trabajar en la ayuda social a través del programa de “Puertas Abiertas”, puedes trabajar en la enseñanza de la Palabra, puedes trabajar en la confección de nuestro boletín, en el mantenimiento de la pagina web, puedes trabajar en el mantenimiento del local, puedes trabajar a través del coro o del grupo de teatro que se está formando, puedes trabajar recibiendo a la gente que viene a la iglesia sea nueva o no, puedes trabajar abriendo obra pionera allí en el pueblo donde resides, puedes trabajar animando a los débiles espirituales, puedes trabajar dando una parte de tu tiempo al que necesite ser escuchado, puedes trabajar orando por la iglesia, por todos y cada uno en particular de sus miembros, puedes trabajar asistiendo a las diversas actividades que realiza la iglesia: estudios bíblicos, cultos dominicales, conferencias, actividades lúdicas, puedes trabajar apoyando y no siendo piedra de tropiezo o de murmuración, puedes trabajar descubriendo los dones de los demás y sobre todo puedes trabajar perdonando y amando mucho. Perdona mucho, no te canses de perdonar, así cuando tú lo necesites no nos cansaremos de perdonarte. Y sobre todo ama mucho, no te canses de amar, pues el mucho amor que sientas por Dios y por tus semejantes, aparte de minimizar sus fallos y errores, será el verdadero motor de tu servicio a los demás y de tu negación a ti mismo. Recuerda no podemos servir a dos señores, a Dios y al dinero, parafraseando podemos decir, no podemos servirnos a nosotros y a Dios.
¿Tu a quien eliges servir a Dios o a ti? Esta iglesia quiere darte la oportunidad de que elijas servir a Dios, y por eso pone a tú disposición todos estos ministerios, todas estas posibilidades de trabajar y si tú consideras que tu don es otro, que no se encuentra entre los enumerados, dilo, pues nunca ponemos trabas para trabajar. Dios nos ha puesto como responsables de esta congregación para darte lo mejor y sabemos que lo mejor es dedicar tus mejores esfuerzos, tu mejor tiempo en servir a Dios, sino te sientes capacitado, tranquilo Dios te capacitara para ello, pues cuando Él nos da una responsabilidad también nos da las herramientas para llevarla a cabo y no sólo las herramientas sino el poder y la fuerza necesaria para ello pues como dice Isaías 40:31 “pero los que confían en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” ¡Qué maravilla las promesas del Señor, siempre nos acompañan! ¡Qué tranquilidad dan a mi vida sus palabras! ¡Qué protegido me siento! Sé que ni en la tarea, ni en la batalla estoy solo. Si miro a mi derecha, a mi izquierda, arriba o abajo allí siempre esta Él.
Ahora es tu tiempo, nuestro tiempo, de tomar decisiones de seguir como hasta ahora algunos lo estáis haciendo y es viviendo un cristianismo un tanto “light”, un cristianismo teórico, un cristianismo sin Cristo o de salir de vuestra apatía, comodidad, conformidad, inseguridad, o como queráis llamarlo y poneros a las ordenes de Jesús y decirle: “Señor cuando decidí aceptarte en mi vida, también decidí ponerme a tu servicio, ponerte a ti por delante de todo. Perdóname por no haberlo hecho hasta ahora, pero hoy quiero retomar esa promesa y por eso te digo ¿Señor que quieres que yo haga por ti? ¿Cómo puedo serte útil en esta congregación? Muéstramelo Señor y dame de tu poder para que pueda ser un autentico discípulo tuyo.”
Estas a tiempo, estamos a tiempo, para trabajar, toma este desafío y únete al trabajo de esta congregación, te necesitamos. Todavía es de día y entre tanto el día dura se puede trabajar “la noche viene cuando nadie puede ya trabajar” (Juan 9:4). ¡Ruego a Dios qué no te pille la noche!
HIMNO 308 (cambiar la palabra joven por el nombre de cada uno)