Jesus ora por su iglesia
La semana pasada vimos tres verdades claves en la oración de Jesús por su iglesia
Si la prioridad número uno de Jesús es dar gloria al Padre, ¿qué significa eso para sus seguidores? No puede significar otra cosa más que la gloria de Dios debe ser la máxima prioridad en su vida. Todo lo que haga debe tener como propósito la adoración de Dios
La mañana del viernes 30 de noviembre de 1956 los periódicos de Hsinchu, Formosa, tenían un titular con grandes letras negras, el cual decía: “EL INCENDIO MAS GRANDE EN LOS ULTIMOS SESENTA AÑOS”. Lo que más nos interesa de esta noticia es que por donde tenía que propagarse el incendio había cinco hogares cristianos. Cuando la alarma sonó, el cielo estaba enrojecido por el reflejo de las llamaradas y las calles estaban llenas de negro humo. Mientras los bomberos combatían el fuego, uno de los cristianos estaba telefoneando a los otros miembros de la iglesia, y pronto un grupo de éstos se reunió en el lugar del incendio. La situación parecía desesperada. Entonces de todo corazón y a una voz todos ellos clamaron: “Señor, haz que tu santo nombre no sea deshonrado.”
Repentinamente, ante los asombrados ojos de miles de espectadores, el fuerte viento que había estado soplando cambió de dirección. Las llamas, que ya habían alcanzado una de las cinco casas de esos cristianos, súbitamente se alejaron de ella y comenzaron a devorar, una por una, ocho de las otras casas que se creía que estaban a salvo. Los cristianos vieron, precisamente delante de ellos, contestadas sus oraciones, y en coro gritaron: “¡Aleluya!”
Cuando se acabó el incendio en esa calle que antes había sido muy transitada, solamente quedaban montones de escombros y de cenizas. Solamente las casas y los talleres de trabajo de cinco familias cristianas permanecían intactos. Muchas de las personas que no eran cristianas únicamente dijeron: “¡Su Padre celestial los protegió!” Pero otras personas criticaron y dijeron: “Los cristianos gritaron ¡Aleluya! cuando se estaban quemando las casas de las gentes que no son cristianas.”
Pero el Magistrado de Distrito se encargó de callar a los que murmuraban, con estas palabras: “Yo os diré una cosa. Cuando los cristianos estaban orando a su Dios, vosotros los budistas estabais orando a vuestros ídolos. Pero el Dios de los cristianos contestó, y vuestros dioses no contestaron. ¿Qué tenéis que decir por esto? No puedo creer que ellos hayan orado pidiendo que sus casas quedaran a salvo y las vuestras fueran destruidas. Esas cosas sucedieron como tenían que suceder; y, ¿quién es capaz de predecirlas?” El pueblo aceptó la explicación del magistrado y se fue conforme.—The Missionary Standard, Julio de 1957; en Arnold’s Commmentary, 1959, p. 153.
Dos elementos importantes en la oración de Jesús en Juan 17: Relación & Doctrina
Una oración sin doctrina es peligrosa. No se basa en la palabra y la verdad de Dios, sino en sentimientos y falsos conceptos.
Una oración sin relación es fría y sin pasión, aunque sea correcta. Jesús oraba con confianza y certeza de ser escuchado por Dios Padre.
El nombre de Dios es para ser manifestado en la Tierra
Manifestar su nombre es darlo a conocer, revelarlo, demostrarlo,.
6 »He manifestado tu nombre a aquellos que del mundo me diste; tuyos eran, y tú me los diste, y han obedecido tu palabra.
¿A quien pertenecemos? Esto afecta nuestra oración y toda nuestra vida.
8 Yo les he dado las palabras que me diste, y ellos las recibieron; y han comprendido en verdad que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
9 Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos.
10 Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío; y he sido glorificado en ellos.
La Palabra de Dios recibida, comprendida y creída produce cambios
Jesús ora por nosotros de manera especial
9 Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos.
La meta suprema: que Jesús sea glorificado en nosotros.
10 Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío; y he sido glorificado en ellos.