PESCADORES DE HOMBRES
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· 443 viewsDesafiar a la audiencia a recibir el llamado de Jesús a convertirse en pescadores de hombres.
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Si los lugares geográficos pudieran hablar, serían los mejores narradores de historias, porque todas las historias existentes han ocurrido en algún lugar específico.
Ilustración: ¿Qué pasaría si este templo hablara? Si este templo en el que estamos tuviera la oportunidad de contar su historia, tendría mucho que decir.
Lo mismo pasaría con el lago de Genesaret, que también es conocido como el Mar de Galilea, pero también mar de Cineret en el AT. El lago era importante tanto comercialmente como políticamente como trasfondo de los Evangelios y el comienzo del ministerio de Jesús. Los Evangelios mencionan al mar de Galilea 53 veces (48 veces como “mar” o “mar de Galilea”; cinco veces como “lago”).
Este mar, tiene mucho que contar sobre Jesús. Allí:
A las orillas del mar de Galilea en Kursi, Jesús exorcizó demonios y los envió a una piara de cerdos (Mat 8:28–32).
Los discípulos a los que Jesús llamó a servir eran mayormente pescadores que vivían del mar de Galilea (Mat 4:13–22).
Jesús predicó desde la barca en el mar de Galilea (Mat 13:2).
Jesús predicó junto a la orilla (Mar 4:1–34).
Jesús calmó el mar (Mar 4:35).
Jesús volvió a cruzar el mar de Galilea para ir a Capernaum (Mar 5:21).
Jesús caminó sobre el lago (Mar 6:45–53).[i]
Una de las historias que el mar de Galilea puede contarnos, es lo narrado en el pasaje que hemos leído, donde Jesús tuvo un encuentro especial con Pedro y sus socios de trabajo, que cambiarían para siempre sus vidas. Pasarían de ser unos pescadores profesionales a ser “pescadores de hombres”. Y este es el título de nuestro sermón en esta ocasión.
JESÚS Y LA MULTITUD (V. 1-3)
JESÚS Y LA MULTITUD (V. 1-3)
Nuestra historia inicia con Jesús y las multitudes en “junto al lago” (v.1). en nuestros primeros tres versículos nos encontramos con tres necesidades distintas. Están:
La necesidad de la multitud.
La necesidad de Jesús.
La necesidad de los pescadores.
La necesidad de la multitud (ver v.1).
La necesidad de la multitud (ver v.1).
No es de extrañarnos que las multitudes sigan al Maestro. En el ministerio del Señor siempre fue seguido por las multitudes. Pero ¿Por qué? Hasta este momento de la historia, podríamos decir que las razones por las cuales las multitudes procuraban escucharle, Lucas en el capítulo previo, nos deja saber algunas pistas:
Estaba lleno del poder del Espíritu Santo:
“Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y las nuevas acerca de Él se divulgaron por toda aquella región. Y enseñaba en sus sinagogas, siendo alabado por todos.” (Lucas 4:14–15, NBLA)
En Nazaret habló lleno de gracia:
“Todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: «¿No es este el hijo de José?” (Lucas 4:22, NBLA)
Su mensaje era con autoridad:
“Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje era con autoridad.” (Lucas 4:32, NBLA)
Expulsaba demonios:
“Jesús entonces lo reprendió, diciendo: «¡Cállate y sal de él!». Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño.” (Lucas 4:35, NBLA)
Sanaba a los enfermos:
“Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban a Él; y poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.” (Lucas 4:40, NBLA)
Recorría diferentes lugares predicando y enseñando:
“Pero Él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto Yo he sido enviado.” (Lucas 4:43, NBLA)
Otra pregunta sería ¿Cuál era entonces la necesidad de estas multitudes? Lucas nos lo revela: “oír la Palabra de Dios”. El gentío estaba hambriento por escuchar el mensaje fresco del evangelio que Cristo traía. Lo que el pueblo estaba acostumbrado a escuchar, aparentemente estaba tan adulterado con mandamientos humanos que no satisfacía las necesidades más profundas del corazón.
Mis amados hermanos, Cristo nos ha dado un mensaje que compartir con nuestras multitudes, que no puede ser adulterado, porque a la más mínima corrupción de este, se pierde el poder transformador que es exclusivo del Evangelio.
La necesidad de Jesús (ver v.2-3).
La necesidad de Jesús (ver v.2-3).
Para Jesús poder satisfacer la necesidad de la multitud, se produce otra necesidad, y es que el aglutinamiento de las personas alrededor del Maestro dificultaba la comunicación del mensaje de Dios para todos los presentes. Así que, el Señor aprovecha un recurso que está a su alrededor, y es la barca de Pedro, la cual le sirve de plataforma para poder enseñar y satisfacer la necesidad de la multitud.
Es interesante ver, que Pedro cede su instrumento de trabajo para el servicio del Señor, de una manera desinteresada. De la misma manera, queridos hermanos, también nosotros debemos de colaborar con lo que tenemos para el servicio del Señor, sean dones y talentos, sean recursos económicos o materiales como nuestros vehículos, casas, herramientas de trabajos etc., entre otras cosas. Todo esto en las manos del Señor, ayuda a que el evangelio satisfaga a los corazones hambrientos de la multitud.
La necesidad de los pescadores (ver v.2).
La necesidad de los pescadores (ver v.2).
Una necesidad más que encontramos en el inicio de nuestra historia es la de los pescadores. Estamos hablando de Pedro y sus socios, Jacobo y Juan. Podemos ver que las barcas están en la orilla del lago y que ellos están lavando las redes de pescar, pero ¿Dónde están los peces? No hay. Tuvieron una noche muy infructuosa como lo revela Pedro en verso 5.
Jesús no solo vio las barcas que podía utilizar como plataforma para su ministerio.
Jesús no solo vio a hombres lavando redes de pescar.
Jesús vio su cansancio, su frustración, su improductividad. Él vio sus preguntas no externadas, sus pensamientos no compartidos, sus quejas y desesperanzas.
¡Jesús te ve mi hermano! Él ve lo que otros no ven. Él ve el dolor que no expresas. Él ve la amargura que te quema por dentro. Él ve las preguntas sin respuestas. Él ve el cansancio y fatiga que llevas por dentro. Él te ve.
“Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, Tus consuelos deleitan mi alma.” (Salmo 94:19, NBLA)
Esta necesidad de los pescadores nos lleva a siguiente punto de nuestra historia, el encuentro de Jesús y Pedro.
JESÚS Y PEDRO (V. 4-7)
JESÚS Y PEDRO (V. 4-7)
Podemos asumir que Pedro y sus compañeros eran profesionales de la pesca. Su empresa, en ese día, no había tenido éxito. El día no iba bien. Pero, coincidencialmente, mientras resignados por el fracaso y tal vez con la esperanza de que en la próxima noche tendrían éxito, Jesús entra en escena.
El trabajo sin la ayuda de Jesús (ver v.5).
El trabajo sin la ayuda de Jesús (ver v.5).
Es mucho lo que podemos deducir del texto de estos hombres.
Eran hombres esforzados y trabajadores “hemos estado trabajando toda la noche”. (v.5)
Trabajaban en equipo “hemos estado trabajando”.
Eran constantes y persistente “toda la noche”.
Estaban equipado con todas las herramientas necesaria para el trabajo: barcas, redes, anzuelos, etc. (v.2)
No habían tenido éxito ese día (v.2, 5).
A veces, no importa cuánto nos esforcemos y trabajemos, no importa cuánto esfuerzo unamos, no importa que tan constantes y persistentes seamos ni cuan equipados estemos, si Dios no abre puertas, no alcanzaremos éxito.
“Si el SEÑOR no edifica la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si el SEÑOR no guarda la ciudad, En vano vela la guardia.” (Salmo 127:1, NBLA)
El trabajo con la ayuda de Jesús (v.6-7).
El trabajo con la ayuda de Jesús (v.6-7).
Humanamente hablando, la orden que Jesús dio—“Boga mar adentro y …”—era extraña. ¡Un carpintero diciendo a un experimentado pescador cómo pescar! Jesús le estaba mandando a pescar en un lugar y a una hora que no ofrecían mayores expectativas, esto es, en aguas profundas y a plena luz del día. Hay que tener presente que Jesús había hablado a la gente en la playa en dos oportunidades, presumiblemente en forma extensa cada vez (vv. 1 y 3). Por lo tanto, a esta hora bien puede haber sido el mediodía.[ii]
Una duda razonable y lógica invade la mente de Pedro. Años de experiencia, pericia en técnicas y procedimientos para la pesca, los resultados recientes de su incursión son razones más que suficientes para refutar la petición de Jesús.
“—Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada—le contestó Simón—. Pero como tú me lo mandas, echaré las redes.” (Lucas 5:5, NVI)
Pero la palabra de Jesús va en contra de todo pronóstico lógico y razonable. Porque para poder demostrarle con quién es que realmente ellos estaban hablando, el milagro tenía que estar libre de toda duda o posible explicación humana.
La confianza en la autoridad de la Palabra de nuestro Señor, y en su provisión, es el aliciente para continuar adelante.[iii]
¿Cuál es el pronóstico o diagnóstico que has recibido? ¿crees que es imposible la solución a tu situación o crisis? ¿te has resignado al fracaso?
En el contexto de la muerte y resurrección de Lázaro,
“Jesús le dijo: «¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?».” (Juan 11:40, NBLA)
En el contexto de la liberación de un endemoniado,
“«¿Cómo “si Tú puedes?”», le dijo Jesús. «Todas las cosas son posibles para el que cree».” (Marcos 9:23, NBLA)
El ángel Gabriel le dijo a María,
“Porque ninguna cosa será imposible para Dios” (Lucas 1:37, NBLA)
JESÚS Y EL LLAMADO A SER PESCADORES DE HOMBRES (V. 8-11)
JESÚS Y EL LLAMADO A SER PESCADORES DE HOMBRES (V. 8-11)
Al llegar a la tercera parte de nuestra historia, nos encontramos con el clímax; con el momento planeado por Jesús y la reacción manifestada por Pedro y los demás. La multitud asistida por Jesús y la multitud de peces de la pesca milagrosa que son seguido por el llamado del Señor, nos recuerda lo dicho por el mismo Maestro:
“Entonces dijo a Sus discípulos: «La cosecha es mucha, pero los obreros pocos.” (Mateo 9:37, NBLA)
Tanto la multitud que seguía a Jesús como la pesca milagrosa estaban apuntando a una misma realidad: la abundante cosecha y el trabajo que esto representa para el pueblo de Dios.
Convicción de pecado y asombro (ver v.8-10a).
Convicción de pecado y asombro (ver v.8-10a).
La respuesta de Pedro ante Jesús nos revela que él tuvo convicción de pecado porque la única explicación lógica a ese milagro es que Jesús era algo más que un rabino o maestro.
“cayó de rodillas” (RV60)
“soy un hombre pecador”
Ilustración: Esta actitud de Pedro nos recuerda el encuentro de Isaías con la gloria de Dios en el cap. 6 de su libro.
Antes de aceptar el llamado de Dios, tiene que haber un arrepentimiento genuino en nosotros.
“Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que tiempos de alivio vengan de la presencia del Señor,” (Hechos de los Apóstoles 3:19, NBLA)
El llamado de Jesús (ver v.10b).
El llamado de Jesús (ver v.10b).
la mejor manera para que Pedro entendiera el llamado que Jesús le estaba haciendo, era utilizar su misma profesión y experiencia para ilustrar la labor a la que se iba a consagran en lo adelante… “pescador de hombres”
De la misma manera a nosotros, Dios nos está llamando a asumir un compromiso de pescar a hombres. Tal vez para los médicos sea conveniente ilustrarlo como un llamado a curar el alma enferma; para los arquitectos o constructores sería construir vidas arruinadas; para los que cocinan, alimentar a los hambrientos con la palabra de Dios; para los bomberos, extinguir el fuego que calcina las vidas en llamas por el pecado; etc.
El llamado a ser pescadores de hombres es un llamado a unirnos a la labor que Jesús esta realizando. Es seguir sus pasos y ejemplo. Es satisfacer la necesidad de una humanidad que perece por causa del pecado y que desespera por una solución, la cual es Cristo mismo. Tú y yo tenemos la invitación. Tú y yo tenemos la responsabilidad.
“Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo. Pues ¡ay de mí si no predico el evangelio!” (1 Corintios 9:16, NBLA)
La decisión radical (ver v.11).
La decisión radical (ver v.11).
Al final de la historia, la narración no termina diciendo que
“Fueron felices para siempre”.
“Agradecieron al maestro por la bendición”.
“Fueron hombres de gran existo gracias a Cristo”.
La historia termina diciendo “dejándolo todo”. Eso incluye las ganancias que representaban la pesca milagrosa. El apóstol Pablo lo expresaría de la siguiente manera:
“Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo” (Filipenses 3:8, NVI).
El llamado de Cristo es de mucho más valor que cualquier cosa que tengamos aquí en la tierra. Trabajar con él asegura mejor salario en la eternidad que las obras de caridad que podamos hacer. Es mejor ser pescador de hombres que prestar la barca para que Cristo predique.
CONCLUSIÓN Y APLICACIONES FINALES
CONCLUSIÓN Y APLICACIONES FINALES
Amado hermano y amigo, tu vida y necesidades no pasan por inadvertidas por el Señor, ya seas que estes en la multitud o resignado a la orilla del lago. Cristo siempre te ve y viene por ti en tu ayuda.
Hoy puede ser ese día para levantarte e intentarlo una vez más, pero esta vez confiando en las instrucciones del Maestro, aun en contra de toda duda.
Y lo más importante, el Señor te hace una invitación a pasar de la multitud desconocida, que no tiene nombre a ser un pescador de hombres a quien el Señor llama por su nombre y designa para trabajar exclusivamente para él. Solo tienes que venir en arrepentimiento y fe ante el gran Salvador, que con los brazos abiertos te recibe en amor.
[i]Mel Winstead, «Mar de Galilea», ed. John D. Barry y Lazarus Wentz, Diccionario Bíblico Lexham (Bellingham, WA: Lexham Press, 2014).
[ii]William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio Según San Lucas (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2002), 279–280.
[iii]Juan Carlos Cevallos y Rubén O. Zorzoli, Comentario bíblico mundo hispano, Tomo 16: Lucas (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2007), 125.