La obediencia es mejor que los sacrificios

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Saúl presenta una actitud de aparente obediencia pero mezclando las ordenes de Dios con opinión personal. Esta actitud lo llevó a ser desechado.

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La obediencia es mejor que los sacrificios

1º Samuel 15:1–3,7-9
1Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. 2Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. 3Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
7Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. 8Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. 9Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.

Introducción

Saúl ya estaba totalmente asentado como rey de Israel, pero a medida que se acomodaba en el reino, se apartaba cada vez más de la dirección de Dios para imponer su voluntad.
A pesar de haber sido confrontado cuando ocupó el lugar de Samuel en el sacrificio, de actuar con egoísmo al intentar tomar el protagonismo en la victoria contra los filisteos a manos de su hijo Jonatán, y por tanto, ser desechado por Dios. Dios todavía lo respaldaba dandole victoria sobre sus enemigos.
Sin embargo, a pesar de que Dios lo respaldaba, Saúl estaba cegado por su altivez y arrogancia, de tal manera que no le daba la gloria debida a Dios, ni le obedecía fielmente.
En este nuevo episodio, Dios encomienda una tarea a Saúl la cual debía cumplir al pie de la letra, sin embargo, Saúl cumplió a medias, lo cual se le cuenta como desobediencia, y sobre eso trata de justificarse y no reconoce su falta.

Los amalecitas

Los Amalecitas fuero descendientes de Esaú hijo de Isaac y hermano de Jacob (Israel). Era un pueblo nómada que después se les conoció como árabes.
Estos amalecitas atacaron a Israel cuando iban camino al Sinaí en el desierto (Éxodo 17), en esta ocasión Moisés, Aarón y Hur subieron a una peña y desde ahí Moisés levantaba sus manos para que Israel venciera a los Amalecitas.
De ahí se declara una profecía contra los amalecitas. Éxodo 17:14-1614Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo. 15Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi; 16y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

La orden de Dios

La orden de Dios pareciera que es cruel: 1 Samuel 15:2-32Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. 3Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
Sin embargo debemos considerar que Dios es perfecto y justo en todo lo que hace:
Salmo 7:9–11
9Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón. 10 Mi escudo está en Dios, Que salva a los rectos de corazón. 11 Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días.
Desde Moisés hasta Saúl habían pasado 400 años, los amalecitas tuvieron tiempo para arrepentirse, pero no lo hicieron.
Si Él manda a destruir a hombres, mujeres y niños amalecitas, es porque es lo justo y correcto, aunque a nosotros, imperfectos y falibles mortales nos parezca injusto.

La soberbia de Saúl

Saúl había salido a enfrentar a los amalecitas y los derrotó, sin embargo no cumplió por completo la orden de Dios, había dejado con vida a Agag rey de los amalecitas y lo mejor del ganado: 1 Samuel 15:9Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.
Esto provocó que Dios se enojar contra Saúl:
1 Samuel 15:10-11Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.
Saúl en su soberbia modificó a su conveniencia la orden de Dios.
Aunque Saúl estaba convencido de haber actuado bien (creyéndose más sabio que Dios), no se daba cuenta que obedecer a medias es como no obedecer.
1 Samuel 15:12-1312Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal. 13Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.” Aquí demuestra Saúl una actitud descarada y altiva al atribuirse obediencia cuando no era así.

La confrontación de Samuel

1 Samuel 15:14-1514Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? 15Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.
Samuel pregunta a Saúl por las ovejas y vacas que habían.
Saúl, a pesar que declaró que había obedecido, sabía que esos animales no debían estar ahí.

Las excusas de Saúl

Trata de justificar su decisión culpando al pueblo y tratando de aparentar piedad.
Carga la responsabilidad al pueblo: “15Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas...
La voz del pueblo no es la vos de Dios, el pueblo no tiene más autoridad que Dios.
El gobierno de Saúl no era democrático, era monarquía. Saúl no obedecía al pueblo, sino que el pueblo a Saúl.
Con estas palabras Saúl estaba declarando que quien mandaba era el pueblo.
No tenía ninguna justificación esta excusa.
...para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.
Saúl quería aparentar piedad con esta respuesta, pero Dios conocía que en su corazón no era así.
Su hubiera obedecido, hubiese sido una mejor ofrenda a Dios.

La exhortación de Samuel

1 Samuel 15:22-2322Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. 23Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
Samuel enseña a Saúl que obedecer a Dios es más valioso que ofrecer mil sacrificios, pues si no hay obediencia, Dios no recibe las ofrendas, los sacrificios o el servicio.
Nuestro servicio, ofrendas o sacrificios debe hacerse dentro de la obediencia a Dios para ser recibidos y recompensados.
Lucas 11:42Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.”
La rebeldía (desobediencia) es como pecado de adivinación (hechicería, brujería),
la obstinación (necedad, terquedad) es como pecado de idolatría (2do. mandamiento). 23Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación...

Conclusión

Aparentemente Saúl se arrepintió, pero no fue sincero, su interés era quedar bien ante la gente: 1 Samuel 15:30-31Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios. Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
Ante los ojos humanos, los pecados de Saúl no parecían tan graves, hasta tenía buenas intenciones de ofrecer sacrificios a Dios, pero lo más grave de Saúl fueron los pecados del corazón, desobediencia obstinación y rebeldía, por los cuales no se arrepintió por lo cual fue desechado.
Estos pecados son los que más abundan en la iglesia, de querer hacer las cosas a nuestra manera y no obedecer a Dios, tengamos cuidado, no sea que seamos desechados por Dios.
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