¡Valore su trabajo!
Generalmente hay dos maneras de ver el trabajo: Como la famosa canción “El negrito del Batey”, que dice que el trabajo es un enemigo y castigo de Dios. Como una forma penosa de ganarse el sustento diario. La primera forma es una media verdad, la segunda, aunque suene real, está impregnada de una valoración incorrecta del trabajo humano.
Lo que tienen en común estas apreciaciones es que ambas excluyen el pensamiento de Dios sobre el valor del trabajo. Este error lo cometemos todos. Los creyentes, por ejemplo, somos dados a separar la esfera laboral del testimonio que estamos llamados a dar, limitando nuestra vida cristiana al domingo en la iglesia.
La Palabra de Dios nos presenta la oportunidad de estudiar, con la ayuda del Espíritu Santo, la opinión divina sobre: El valor que Dios desea le demos a nuestro trabajo y cómo nos motiva a querer lo que hacemos.
La responsabilidad que impacta
Colosenses 3: 22 Esclavos, obedeced en todo a sus patronos terrenales.
La relación laboral que expresa el texto, tiene que ver con la forma en que Dios deseaba se comportaran los esclavos creyentes, quienes tenían la obligación legal y espiritual de estar sujetos a sus dueños.
Conforme a las leyes de los países civilizados, ya no hay esclavitud en el mundo, pero esto no quiere decir que la obediencia, el respeto y la lealtad no tengan aplicaciones a las relaciones laborales actuales.
Hagamos una contextualización para hoy de este pasaje. Colosenses 3: 22 Empleados, obedezcan en todo a sus patronos terrenales.
La otra palabra que suena dura en tiempos de derechos de los trabajadores es “En todo”. Dios está diciendo que debemos cumplir con todas nuestras obligaciones: llegar a tiempo, no falsear las horas, jamás causar daños a las propiedades y equipos que se nos ha confiado.
Colosenses 3: 22… No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23 Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
La traducción de la Biblia en la Nueva Versión Internacional dice Colosenses 3: 22 No sólo cuando ellos “patronos o jefes” los estén mirando.
Dios está diciendo que sus hijos no podemos ser actores en el trabajo, es decir, que cuando el supervisor nos está viendo cumplimos nuestra tarea. Siempre, con supervisión o sin ella, debemos cumplir nuestra responsabilidad. La razón es que nuestra manera de vivir no es para ganarnos las simpatías humanas, sino que lo hacemos con sinceridad y respeto a Dios.
Los creyentes, aún en el trabajo, debemos mostrar que estamos sometidos a Cristo y todo lo hacemos para obedecer a nuestro Supremo Patrón.
Guardar este testimonio causa alegría y devoción al Señor, porque más allá de los estímulos que nos pueda dar la empresa, hay una promesa divina: Colosenses 3: 24 Sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor sirven.
Hace unos meses leí un aviso publicado en los diarios de México, en el que las corporaciones policiales de la capital azteca, invita a enrolarse en la policía a personas profesionales, en forma especial a profesionales cristianos. Los jefes de la policía consideran que tener creyentes, de buen testimonio, son importantes para sanar de la corrupción, “mordidas” o sobornos a los cuerpos de seguridad.
Con esta actitud, el gobierno está reconociendo la elevada honestidad de los creyentes. Es estupendo que los cristianos sean reconocidos como ciudadanos ejemplares, no para gloria nuestra, sino para el Señor, quien no solo nos ha salvado, por su gracia, sino que ha cambiado nuestra vida para proteger y servir a la ciudadanía.
Patrones imitadores de Cristo
La responsabilidad de dar un buen testimonio de Cristo es bidireccional, es decir, no únicamente los empleados creyentes deben dar muestras de su fe con su vida, también los empleadores: Colosenses 3: 25Pero el que actúa con injusticia recibirá la injusticia que haya cometido, porque no hay acepción de personas.
El ejercicio de autoridad no da derecho a actuar en forma distinta al deber ser de la conducta cristiana. Todos, conforme a la Palabra de Dios, somos animados por el Señor a “Comportarnos en consecuencia de la vocación a la que fuimos llamados, por el mismo Cristo que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable”
¿Cuál debe ser la conducta de un empresario, empleador o supervisor cristiano con sus subalternos? Colosenses 4 1 Patrones, hagan lo que es justo y recto con sus esclavos.
La demanda del Señor es que traten a las personas en forma justa, sin abusar de ellas, sin menosprecio y mucho menos con actitud explotadora.
La rectitud y justicia no significa una conducta irresponsable o hacerse la vista gorda, porque el empleado faltón es miembro de la Iglesia o lo estoy invitando a escuchar la Palabra de Dios. Podemos ser buenos jefes, exigentes jefes, sin dañar, menospreciar, maltratar.
Empleados y trabajadores debemos tener presente que ambos tenemos en común Colosenses 4 1… un Amo en los cielos. Este amo, Señor, jefe, supervisor es Dios, quien en su amor siempre está listo para darnos Colosenses 3 24 la recompensa de la herencia. La herencia no es otra cosa que la salvación y la vida eterna que en Cristo ya hemos recibido y que está a disposición de toda la humanidad.
Jesús, nuestro Jefe, hace una invitación: Colosenses 3 23 todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, El Señor, nuestro Amo, da una promesa: Colosenses 3 24 la recompensa de la herencia
Cristo cuando se hizo hombre fue verdadero Dios Todopoderoso, quien vino a la tierra, en forma de siervo, de esclavo, para ofrecer su vida a cambio de la nuestra, mostrando su amor para darnos salvación.
Nosotros tenemos la bendición de que nuestro testimonio motive a las personas, que no conocen el evangelio, a preguntarnos qué pasó en nuestra vida que nos hace distintos. Esta es una oportunidad para dar el mensaje de salvación y esperanza en Cristo. Soli Deo Gloria. Amén.