Dios no solo quiere salvarte sino darte un propósito
Cuando Dios usa un metepata • Sermon • Submitted • Presented
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Dios no solo quiere salvarte sino darte un propósito
Para comenzar, te quiero hacer una pregunta. Por un momento, imagínate que has vivido una larga y fructífera vida y que ha llegado tu tiempo de ir a la eternidad con tu creador. Te encuentras con los que más amas y puedes charlar con el Padre, después con el Hijo y con el Espíritu Santo. Luego de esas charlas, tienes todo el “Salón de la fama” de los héroes de la fe a tu disposición. Mi pregunta es: ¿Con quién te gustaría charlar primero? Para mí, la respuesta es clara: Pedro.
Pedro es la esperanza de que Dios nos usa a todos: a los impulsivos, a los que lo amamos, pero a quienes -tal vez- nos falta carácter. Pedro es la prueba de que Dios no se rinde con nosotros.
Pedro es la esperanza de que Dios nos usa a todos: a los impulsivos, a los que lo amamos, pero a quienes -tal vez- nos falta carácter. Pedro es la prueba de que Dios no se rinde con nosotros.
La historia en Lucas capítulo 5 nos muestra cómo Jesús estaba comenzando a ser conocido; pequeñas masas comenzaban a seguirle y a escuchar Sus enseñanzas. Pedro, por su parte, era de profesión pescador. En una determinada oportunidad, pasó la noche entera tratando de pescar algo, pero no consiguió nada. Aunque la Biblia no lo muestra, estoy seguro de que tenía ambiciones, sueños y cosas que quería alcanzar durante su vida; cosas que, al alcanzarlas, le darían plenitud. Creo que todos nosotros, de alguna manera, incluso en Cristo, seguimos luchando con eso. Creemos que, si alcanzamos “eso o aquello”, ahí podremos tener valor o ser plenos.
A la mañana siguiente del intento fallido de Pedro, bien temprano, se produce su primer encuentro con Jesús. El Maestro, luego de enseñar, le pide a Pedro que tire su red, a lo que este replica: “Lo he intentado toda la noche”. Qué linda enseñanza tenemos aquí. Muchos de nosotros nunca alcanzaremos plenitud o realización por nuestras propias fuerzas, siempre habrá un vacío en nuestras vidas. No importa lo que sea o cuán sano parezca, solamente Cristo nos puede dar esa plenitud.
Es sorprendente lo que acontece después. Los peces casi rompen las redes, y Pedro, en su desesperación, consciente de su pecado, se arroja a los pies del maestro. “Apártate de mí porque soy un pecador”, fueron sus palabras. Lo primero que hace un encuentro genuino con Cristo es mostrarnos cuán imperfectos somos y cuánto necesitamos de Él. Cristo no puede ser solo un amuleto para nuestro día a día. Él debe ser el centro de nuestra existencia. En Él encontraremos verdadera identidad y realización.
Me encanta la respuesta de Jesús: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”.
Jesús no solamente salvó a Pedro de su condición sino que también le dio un propósito, un por qué vivir, basado en su nueva identidad. Dios no solamente quiere salvarte sino que todos, absolutamente todos, tenemos un propósito de Dios en nuestras vidas. Dios quiere usarte, independientemente del proceso en el que estés con Él. A algunos nos lleva más tiempo porque hay heridas que sanar y un carácter que moldear; pero algo es demasiado seguro, Dios tiene un plan contigo. Ese plan no comienza cuando seas de influencia o tapa de artículos, ese llamado comenzó el día que le dijiste que sí, el día que te diste cuenta de que no podías sin Él, porque Dios no solamente quiere salvarte, Él te quiere usar.