LA PRESENCIA DE DIOS Y NUESTRAS VIDAS
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· 589 viewsQue mi audiencia haga conciencia sobre las verdades bíblicas en cuanto a la presencia de Dios para que vivamos y experimentemos dicha presencia divina.
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
¿Qué imagen nos viene a la mente cuando pensamos en la presencia de Dios?
Nos imaginamos a una persona de rodillas llorando.
Nos imaginamos la piel erizada.
Nos imaginamos el tiempo de alabanzas o a un estilo de canción en específico.
Entre otras cosas…
Hoy en día se ha subestimado la presencia de Dios y la hemos reducido a una emoción; si nuestras emociones no fueron impactadas o activadas en un servicio, Dios no se movió y por lo tanto su presencia no estuvo allí.
Las personas de hoy en día queremos sentir la presencia de Dios pero no queremos el compromiso que conlleva tener esta presencia en nuestras vidas.
Pero si hay un tema delicado, si existe un tema con el que debemos ser cautelosos y prudentes es con este tema de la presencia de Dios.
La presencia de Dios no es cualquier cosa:
La presencia de Dios no es que se me erice la piel.
La presencia de Dios no es llorar cuando cantamos o cuando recibimos una palabra que ministra nuestras vidas.
La presencia de Dios no es la alegría y el júbilo en medio de las alabanzas en el servicio que tenemos.
Todo esto puede ser provocado por la presencia de Dios y no es malo, pero también todo esto podría ser provocado por nosotros mismo o por la manipulación, de ahí la importancia de saber discernir la presencia de Dios.
Para hablar de la presencia de Dios tenemos, necesariamente, que entender el propósito de Dios.
Al entender el propósito de Dios, entonces valoraremos correctamente la presencia de Dios y reaccionaremos correctamente ante ella en nuestras vidas.
La presencia de Dios y el propósito de Dios son inseparables porque el propósito de Dios, el cual podemos ver en toda la Escritura es:
“Habitar en medio de un pueblo que él ha hecho suyo”.
Por lo tanto la presencia de Dios en la vida del creyente es el clímax de todo el deseo de Dios; es su propósito.Toda la historia redentora apunta hacia esta verdad: Dios habitando en medio de un pueblo que él ha hecho para sí.
Esta verdad del propósito de Dios podemos verlo a través de toda la Escritura, permeando de manera progresiva desde Génesis hasta Apocalipsis.
A continuación le mostrare 5 imágenes que nos hablan de la presencia de Dios.
LAS 5 IMÁGENES DE LA PRESENCIA DE DIOS QUE ENCONTRAMOS EN LAS ESCRITURAS
LAS 5 IMÁGENES DE LA PRESENCIA DE DIOS QUE ENCONTRAMOS EN LAS ESCRITURAS
Imagen no. 1: EL JARDIN (Génesis 2)
Es un lugar de seguridad.
Es un lugar de provisión.
Es un lugar de compañerismo divino.
Imagen no.2: UNA MORADA (Éxodo 25)
El tabernáculo
El templo
Imagen no. 3: UNA PERSONA (Juan 1:1-5, 14, 17)
Imagen no. 4: UN PUEBLO (1 Corintios 3: 16-17)
Imagen no. 5: UNA CIUDAD (Apocalipsis 21: 1-5, 9-12, 15-19, 22-23)
REACCIONES DE LA PRESENCIA DE DIOS EN LAS ESCRITURAS
REACCIONES DE LA PRESENCIA DE DIOS EN LAS ESCRITURAS
Adán y Eva se escondieron por miedo a la presencia de Dios.
“Y oyeron al SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día. Entonces el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto. Pero el SEÑOR Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». Y él respondió: «Te oí en el huerto, tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí»” (Génesis 3:8–10, NBLA)
Al Dios pactar con Abraham y darle como señal del pacto la circuncisión, en esta aparición Abraham “se postro sobre su rostro”…
“Cuando Abram tenía 99 años, el SEÑOR se le apareció, y le dijo: «Yo soy el Dios Todopoderoso; Anda delante de Mí, y sé perfecto. »Yo estableceré Mi pacto contigo, Y te multiplicaré en gran manera». Entonces Abram se postró sobre su rostro y Dios habló con él: «En cuanto a Mí, ahora Mi pacto es contigo, Y serás padre de multitud de naciones.” (Génesis 17:1–4, NBLA)
Jacob reaccionó con miedo al Dios revelársele en el famoso sueño de la escalera cuyo extremo superior llegaba al cielo.
“Despertó Jacob de su sueño y dijo: «Ciertamente el SEÑOR está en este lugar y yo no lo sabía.” Y tuvo miedo y añadió: «¡Cuán imponente es este lugar! Esto no es más que la casa de Dios, y esta es la puerta del cielo» Jacob se levantó muy de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, la erigió por señal y derramó aceite por encima. A aquel lugar le puso el nombre de Betel, aunque anteriormente el nombre de la ciudad había sido Luz. Entonces Jacob hizo un voto, diciendo: «Si Dios está conmigo y me guarda en este camino en que voy, y me da alimento para comer y ropa para vestir, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el SEÑOR será mi Dios. »Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo»” (Génesis 28:16–22, NBLA)
Moisés cubrió su rostro por temor de mirar a Dios en su primer encuentro con él:
“Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; condujo el rebaño hacia el lado occidental del desierto y llegó a Horeb, el monte de Dios. Y el ángel del SEÑOR se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse Moisés, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: «Me acercaré ahora para ver esta maravilla, por qué la zarza no se quema» Cuando el SEÑOR vio que Moisés se acercaba para mirar, Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo: «¡Moisés, Moisés!». Y él respondió: «Aquí estoy». Entonces Dios le dijo: «No te acerques aquí. Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa» Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Entonces Moisés se cubrió el rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.”(Éxodo 3:1–6, NBLA)
Isaías, al ver al Señor en su trono, reconoció su estado de pecaminosidad y pensó que moriría en ese momento.
“En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de Su manto llenaba el templo. Por encima de Él había serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: «Santo, Santo, Santo, es el SEÑOR de los ejércitos, Llena está toda la tierra de Su gloria». Y se estremecieron los cimientos de los umbrales a la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: «¡Ay de mí! Porque perdido estoy, Pues soy hombre de labios inmundos Y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, Porque mis ojos han visto al Rey, el SEÑOR de los ejércitos». Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altar con las tenazas. Con él tocó mi boca, y me dijo: «Esto ha tocado tus labios, y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado».” (Isaías 6:1–7, NBLA)
Pedro y sus compañeros sintieron gran temor al experimentar la pesca milagrosa.
“Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: «¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!» Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la gran pesca que habían hecho;” (Lucas 5:8–9, NBLA)
Tomás tuvo que abandonar su incredulidad ante la presencia del Cristo resucitado y exclamarlo como Señor y Dios.
“Luego dijo a Tomás: «Acerca aquí tu dedo, y mira Mis manos; extiende aquí tu mano y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». «¡Señor mío y Dios mío!», le dijo Tomás.” (Juan 20:27–28, NBLA)
Juan, al ver la manifestación de Jesús en el apocalipsis, cayo como muerto:
“Cuando lo vi, caí como muerto a Sus pies. Y Él puso Su mano derecha sobre mí, diciendo: «No temas, Yo soy el Primero y el Último,” (Apocalipsis 1:17, NBLA)
ALGUNAS VERDADES A TENER PRESENTE SOBRE LA PRESENCIA DE DIOS
ALGUNAS VERDADES A TENER PRESENTE SOBRE LA PRESENCIA DE DIOS
La presencia de Dios se manifiesta de manera especial en lugares elegido por él.
Con Adán y Eva, se manifestó en el jardín de Edén (1ra imagen de la presencia de Dios)
Con Abraham y Jacob se manifestó en la tierra prometida (donde estaría el templo que es la 2da imagen)
Con Moisés se le manifestó en el monte de Horeb, conocido como el Monte de Dios.
Con Isaías se le manifestó en el templo (2da imagen)
Pedro y sus compañeros, Tomas y Juan, sus experiencias con Cristo mismo (3ra imagen de la presencia de Dios)
Por lo tanto, cuando nos reunimos en nuestro templo, se reúne el pueblo de Dios (4ta imagen) y Dios mismo está presente en nuestro servicio, en medio nuestro.
La presencia de Dios debe de ser respetada y valorada en temor.
El común denominador en casi todas las experiencias con la presencia de Dios es el “temor” o “miedo”. Pero este temor no es provocado porque Dios sea un tirano o inmisericordioso Dios, sino por nuestra condición de pecado que no puede estar en la presencia de un Dios santo.
No debemos caer en el error de menoscabar o menospreciar la presencia de Dios porque el servicio o el programa no fue como nos gustaría que fuera. A quien debemos de agradar en nuestros servicios es a Dios.
No tener una actitud de atención y participación en cada uno de los elementos del servicio sería una falta de respeto a Dios y su presencia.
La presencia de Dios provoca adoración.
Una verdadera convicción de que la presencia de Dios está en medio nuestro nos movilizaría a una adoración libre donde puedo postrarme, levantar mis manos, expresar mis emociones a Dios, sin temor de que puedan decir los demás.
Una adoración sincera nos llevará a la confesión de nuestros pecados delante de Dios.
Entender que somos templos de Dios (como dice 1 Co. 6) nos lleva a vivir una vida de adoración, no solo en nuestros templos o reuniones, sino en la vida diaria.
No es posible esconderse de la presencia de Dios.
Así como Adán y Eva no pudieron esconderse de su presencia, de igual manera nosotros no podemos escondernos.
Es necesario vivir con el entendimiento de que no podemos salir del alcance de la presencia de Dios; puede ser que no esté en nosotros, pero nosotros no podemos huir de ella porque Dios es omnipresente.
Sal 139:7-14 NBLA ¿Adónde me iré de Tu Espíritu, O adónde huiré de Tu presencia? (8) Si subo a los cielos, allí estás Tú; Si en el Seol preparo mi lecho, allí Tú estás. (9) Si tomo las alas del alba, Y si habito en lo más remoto del mar, (10) Aun allí me guiará Tu mano, Y me tomará Tu diestra. (11) Si digo: "Ciertamente las tinieblas me envolverán, Y la luz a mi alrededor será noche;" (12) Ni aun las tinieblas son oscuras para Ti, Y la noche brilla como el día. Las tinieblas y la luz son iguales para Ti. (13) Porque Tú formaste mis entrañas; Me hiciste en el seno de mi madre. (14) Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; Maravillosas son Tus obras, Y mi alma lo sabe muy bien.
La presencia de Dios nos inspira a hacer compromisos de fidelidad con Dios.
Así como Jacob hizo “voto” y en las experiencias de todos los demás alrededor de las Escrituras, existe un resultado generalizado de compromiso y fidelidad hacia Dios.
Todas las experiencias reales con Dios provocaron motivación para asumir nuevos niveles de compromisos con Dios, corrección de patrones de conductas inadecuados, cambio de vocabularios, renovación de la mentalidad, actitudes diferentes sobre como confrontar las diferentes situaciones de la vida.
La presencia de Dios trae consigo todo bienestar a la vida del creyente.
Esta presencia trae consigo felicidad.
Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. (Sal 16:11 RV1960) / Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha. (Sal 16:11 NVI)
Porque lo has bendecido para siempre; Lo llenaste de alegría con tu presencia. (Sal 21:6 RV1960)
“La presencia de Dios es suficiente, no sólo para eliminar toda ansiedad y miedo sino para dar consolación y alegría sólida”. Autor: John Owen
El Espíritu Santo, quien mora en nosotros nos dirige a toda la verdad:
“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho.” (Juan 14:26, NBLA)
La presencia de Dios trae consigo paz
“La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo.” (Juan 14:27, NBLA)
“La paz no viene por la ausencia de problemas sino de la presencia de Dios.” Autor: Alexander MacLaren
La presencia de Dios trae consigo compañía para el creyente a través de Espíritu Santo.
“Entonces Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre;” (Juan 14:16, NBLA)
APLICACIONES Y CONCLUSIONES
APLICACIONES Y CONCLUSIONES
Nota: Presentar el evangelio hablando de Cristo como la presencia manifestada y encarnada de Dios.
El propósito de mi vida no consiste en hacer cosas sino en ser el templo de Dios para que el cumpla su propósito de habitar en medio de un pueblo que él ha hecho para sí.
La presencia de Dios merece toda mi atención, reverencia y respecto porque no es cualquier cosa, sino Dios mismo cumpliendo su gran deseo.
La presencia de Dios traerá a mi vida todo aquello que yo necesito:
La paz que en este mundo desconcertante ha perdido,
La felicitad perdurable que no se encuentra en las cosas perecederas,
La compañía que las reden sociales no pueden dar ni las personas quieren brindar,
La libertad de vivir una vida no esclavizada a los sistemas de maldad que imperan en el mundo.
Mi adoración debe de ser motivada por la convicción de que la presencia de Dios está, presente y latente tanto en mi vida como en la comunidad de fe a la que pertenezco.
Y si has pensado huir de la presencia de Dios y te has apartado haciendo lo que es pecado e incorrecto delante de los ojos de Dios, no por eso lograrás esconderte de Dios, sino que él siempre te estará viendo y esperando por ti.
“La presencia de Cristo es suficiente para calmar el corazón creyente, sea cual sea la situación desconcertante y problemática en que se encuentre”. Autor: John MacArthur