¿HE DEJADO MI ANTIGUA VIDA?
INTRODUCCIÓN:
CONTENIDO:
HACED MORIR LO TERRENAL
Si queremos purificar nuestras acciones, entonces debemos primero limpiar nuestra mente y corazón.
DESPOJARSE DEL VIEJO HOMBRE
Estamos tan acostumbrados al enojo, la crítica, las mentiras, y las bromas de mal gusto entre creyentes que ya no nos molestan ni nos acusa la conciencia.
PORQUE ESTAMOS VETIDOS DE UNO NUEVO
CONCLUSIÓN:
Las distinciones y diferencias humanas no deben ser obstáculo para una vida de santidad en la iglesia. En Jesucristo desaparecen todas las distinciones humanas (Colosenses 3:11). En Cristo, no hay nacionalidades (“griego ni judío”). No hay reconocimiento de antiguas diferencias religiosas (“circuncisión ni incircuncisión”). Los gnósticos enseñaban que la circuncisión era importante para la vida espiritual (Colosenses 2:11). Pero Pablo aclaró que este acto tradicional de una operación física no tenía provecho para la vida espiritual.
Tampoco hay diferencias culturales en Cristo (“bárbaro ni escita”). Los griegos consideraban a todos los que no eran griegos como bárbaros; y los escitas eran los más bajos de todos los bárbaros. Pero en Cristo Jesús, la posición cultural de una persona no representa ventaja ni desventaja. Ni tampoco su posición económica o política (“siervo o libre”). Pablo aclaró que un esclavo debería buscar su liberación (1 Corintios 7:20–23), pero no debería pensar que su posición social es un obstáculo para su vida espiritual.
Todas estas distinciones humanas pertenecen al hombre viejo, no al hombre nuevo. En su carta a los gálatas, Pablo agregó: “No hay varón ni mujer”; de esta manera inclusive borró las diferencias de sexo. “Cristo es el todo, y en todos”, fue la conclusión de Pablo. “Porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).
Los griegos tenían dos palabras diferentes para “nuevo”. La palabra neos significa “nuevo en cuanto a tiempo”. Se usa como prefijo en palabras tales como neoclasicismo y neo-ortodoxo. La palabra kainos significa “nuevo en calidad, renovado”. Algunas veces las dos palabras se usan indistintamente en el Nuevo Testamento; sin embargo, todavía hay una diferencia fundamental.
El creyente de una vez y para siempre se ha puesto el hombre nuevo (neos), y consecuentemente, está siendo renovado (kainos). Hay un cambio en la calidad, ya que se está haciendo como Cristo. El hombre nuevo es Cristo Jesús, el postrer Adán (1 Corintios 15:45), la Cabeza de la nueva creación (2 Corintios 5:17).