Consejo y oración para hoy
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23 de agosto
23 de agosto
¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; Porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor.
El profeta Jeremías habla aquí del dolor que produce vivir en un mundo caído, su ciudad amada cayó por causa de su pecado.
El dolor de un mundo caído es el que se describe en este libro, el dolor del luto por los seres queridos muertos, el dolor de todas las cosas preciosas que perdemos, el dolor que sufrimos por causa de la enfermedad, el dolor del trabajo duro, el dolor de la separación de las familias, de la viudez, de la orfandad. El dolor de un mundo caído que afecta nuestros pensamientos, emociones, voluntad y espíritu.
Cada uno puede exponer su dolor en determinado momento y encontrará que el suyo es insoportable e imposible de sobrellevar y a causa de esto nadie cambiaría su dolor con alguien más.
Empezamos por sentir alivio del dolor cuando podemos expresarlo, nuestras lagrimas y lamentos.
Charles Swindoll dice que nosotros somos sanados del dolor solo cuando nosotros podemos expresarlo en su totalidad.
Jeremías nos dejó en este libro la expresión total de su dolor por la pérdida de su ciudad amada.
Pero también nos mostró a quién debemos acudir para aliviar nuestro dolor.
Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.
Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
No hay dolor, de los cuales nos habla el profeta Jeremías, que el varón de dolores del cual nos habla el profeta Isaías no pueda aliviar.
Dios me invita a superar el dolor que estoy pasando no negandolo, amargándome o deprimiendome, sino aceptando mi experiencia, expresándola delante del único que puede con su misericordia consolarme.
En nuestros momentos de mas profundo dolor debemos mirar a la cruz donde Jesús llevó la tristeza y aflicción de los que vivimos en un mundo caído para con su sacrificio sanar nuestras dolorosas heridas.
Debo disponerme también a ser parte del proyecto de Dios para dar ayuda a los que hoy pasan una experiencia dolorosa.
Oremos,
Padre tu eres el único que puede entender el dolor que llevo dentro, la aflicción que constantemente rasga mi corazón por eso hoy busco tu misericordia que puede sanarme.
Gracias por la maravillosa provisión de perdón que encuentro en la cruz, gracias por la extraordinaria fuente de consuelo que encuentro en tu Espíritu Santo que quitas mis penas y restaura mi vida.
Te pido Señor que mientras llegó al lugar que tu has preparado para mí, donde no hay tristeza, ni dolor pueda yo descansar en tu poder para sostenerme en medio de cada circunstancia que atraviese por la aflicción de una pérdida, una separación o un conflicto.
Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Para consejo y oración escribe a: sbustilloier@gmail.com