Construyendo y atesorando un sermón bíblico
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3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
Introducción
Introducción
Por esta ocación, hemos de detener nuestra serie “Todo el consejo de Dios” para tratar un tema que creo es necesario aprender y repasar.
Si el Señor así nos lo permite, el sermón de esta mañana tratará sobre el contenido bíblico de un sermón y su uso.
El propósito por el cual el Señor me ha guiado a llevarlos a este pasaje de las Escrituras es porque:
Los creyentes debemos ser más maduros al tratar con los sermones que se predican en la iglesia.
Los hipócritas deber ser confrontados al ser puestos en evidencia que escuchan los sermones no un uso santo.
Los incrédulos deben aprender sobre lo que tienen que buscar en un sermón para así aprovecharlo y reconciliarse con el Señor.
La predicación de la Palabra del Señor es tanto de bendición como de juicio, por medio de ella nos dirigimos al corazón de los hombres esperando dependientes de la aplicación del ES.
Exposición Bíblica y doctrinal
Exposición Bíblica y doctrinal
3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
Contexto
Contexto
El apóstol Pablo escribió la 1ra carta a los Corintios con el fin de exhortar y consolar a los hermanos, ya que habían caído en pecados terribles, que iban desde el partidismo, fornicación aberrante (hijo con la mujer de su padre), pleitos civiles, problemas matrimoniales, jactancia en el conocimiento, profanación de la cena del Señor y el desorden con los dones extraordinarios (hablar en lenguas), pero también consolarlos con la hermosa doctrina de la resurrección.
En el contexto inmediato del cap. 14, el apóstol pasa de describir el amor bíblico a cómo hacer uso de el amor dentro del cuerpo de Cristo que es la iglesia. De allí comprendemos que los corintios habían sobrenfatizado el don de lenguas, lo cual no era correcto.
Pablo contrastará el don de lenguas con el profetizar, que en este contexto se refiere a la predicación de la palabra del Señor, esto le llevará a concluir que: “Mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas” ya que el hablar en lenguas sin intérprete es de benefecio para uno mismo, pero la predicación de la Palabra del Señor (profetizar) no es para uno mismo sino para toda la iglesia.
3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
Este pasaje nos enseña la tarea santa que llevan a cabo los ministros cuando estos llevan un sermón al pueblo del Señor.
Para comprender de manera gráfica la tarea santa del predicador al exponer la Palabra del Señor esta puede compararse con una construcción compuesta de un cimiento, pilares izquierdo y derecho y el techo, donde el cimiento es la doctrina, las columnas de la derecha la exhortación, la columnas de la izquiera el consuelo y el techo es la aplicación del ES, el cual cuida que los pilares y el cimiento no sean corroídos con el tiempo. Utilizando esta analogía pasemos a describir cada parte de la contrucción y a buscar aplicaciones experienciales.
1. El predicador como constructor
1. El predicador como constructor
El panteón de Roma fue construído en el segundo siglo de nuestra era, y hasta el día de hoy sigue siendo visitado por los turistas. La construcción fue conservada porque en el año 609 se convirtió en una iglesia, pero lo que más destaca es el domo y el óculus. Ahora bien, detrás de esta gran construcción claramente hubo un constructor, el cual diseñó y construyó con las medidas exactas para que este patrimonio de la humanidad siga en pie hasta el día de hoy.
Amados, un predicador es un constructor. En la mente y corazón de un verdadero predicador de la Palabra del Señor está el construir.
Ahora bien, así como el diseño y la construcción del panteón permitieron que siga en pie hasta hoy, de la misma forma, el diseño, construcción y presentación del sermón de un ministro es lo que permitirá que su trabajo sea útil al rebaño el cual el Señor le ha confiado.
Pablo mismo utiliza la ilustración de la construcción en la carta a los corintios al decirles que conforme a la gracia que el Señor le dió, él como “perito arquitecto” pone el fundamento y apartir de allí los ministros sobreedifican.
10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Ahora bien, siguiendo la analogía de la construcción, un constructor necesita las herramientas precisas para llevar a cabo su cometido, estas pueden ser desde un simple lápiz hasta maquinaria pesada, de la misma forma el predicador necesita las herramientas necesarias para construir un buen sermón, entonces pasemos a meditar en las herramientas que necesita un predicador para construir un sermón bíblico, los cuales son:
Un constructor, Heb 5.4 “4 Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.” 1Cor3.9 “9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.” Esto significa que el predicador debe ser llamado por Dios y que el mismo no depende de sus propios medios, sino que es un constructor que obedece al arquitecto, es decir, no edifica lo que mejor le place, no, sino que toma el diseño que proviene de la Palabra del Señor, toma los planos para construir el edificio de Dios.
La oración, Stg1.5 “5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”
La Palabra de Dios, Heb4.12 “12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Los frutos del Espíritu, Gal5.22-23 “22 Mas el fruto del Espíritu es amor (1Cor13.4-7 “4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.), gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Libros piadosos, 2Tim4.13 “13 Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos.” No menos importante es que el predicador debe consultar la forma en la cual los antiguos han construído sus edificaciones (sermones) y por la gracia del Señor siguen en pie hasta nuestros días.
Nuestro texto dice: “Pero el que profetiza habla a los hombres”, señalando claramente el trabajo de la predicación o construcción de sermones que los ministros deben hacer. Ahora debemos preguntarnos ¿Qué debe hablar a los hombres? ¿Cómo debe hacerlo? ¿Cómo debe utilizar las herramientas que el Señor le dado para que sobreedifique? Para responder estas preguntas imaginemos que construimos una casa desde el cimiento, paredes y techo, siguiendo el orden de construcción veamos acerca del cimiento.
2. El cimiento del sermón (La doctrina)
2. El cimiento del sermón (La doctrina)
1 Corintios 14:3 (RVR60)
3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
Lo primero que debe realizar un constructor es un buen cimiento para que la obra que realice pueda ser sólida. Amados veamos el primer paso para la construcción de un sermón bíblico, a saber, la doctrina.
Lo primero que un predicador de la Palaba del Señor debe hacer al construir un sermón es la doctrina, es decir el fundamento sobre el que reposará todo el resto de la enseñanza. Existen varias doctrinas en la Santa Palabra del Señor (creación, pecado, gracia, etc.), pero la doctrina fundamental sobre la que el predicador debe sobreedificar las demás, es la doctrina de Cristo. 1 Cor3.11 “11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”
Cristo es la piedra fundamental, la piedra del ángulo, es el cimiento correcto sobre el cual se debe sobreedificar un sermón bíblico Ef2.20 “20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,” Mt7.24-25 “24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.”
Ahora bien yéndonos a nuestro texto, la palabra griega que corresponde a “edificación” en nuestro pasaje, se traduce literalmente “construir un hogar”. Para contruir un hogar o una casa, es necesario establecer bien los cimientos, y para ello el constructor debe analizar varias cosas, de la misma manera, el predicador tiene la tarea de analizar varios detalles para que el sermón cimentado en Cristo sea de beneficio para el pueblo del Señor.
Debe observar el terreno, el predicador debe conocer a su rebaño y en virtud de ello preparar el terreno ¿Cómo? orando al Señor de la míes que el terreno (corazones) puedan soportar el cimiento, ya que si no llega a reposar el cimiento, el sermón no podrá ser edificado correctamente.
Debe utilizar el material correcto, es decir, llevar la doctrina de Cristo tal cual está revelada en las escrituras. La base de un sermón bíblico es el Cristo bíblico. Si el sermón no contiene este material correcto, no es un sermón bíblico.
Debe ser paciente, al igual que un constructror debe esperar que el cimiento seque para comenzar a edificar, de la misma manera el predicador debe ser orar para ser paciente en el proceso en el cual el sermón presentará a Cristo como el cimiento de su predicación.
Entonces, el cimiento de un sermón bíbico es la doctrina de Cristo, la cual debe ser construída con detalle por el ministro, para que:
En el creyente el sermón sea atesorado y obedecido, ya que es de su Señor y Salvador.
En el hipócrita el sermón le sea de tropiezo, al igual que Cristo fue a los fariseos.
En el incrédulo el sermón le sea de confrontación, ya que Cristo y sus méritos serán exaltados por encima de los suyos.
Sigamos contruyendo… ya tenemos el cimiento (la doctrina) pasemos a las columnas del sermón, a saber, la exhortación y el consuelo.
3. Las columnas derechas del sermón (la exhortación)
3. Las columnas derechas del sermón (la exhortación)
1 Corintios 14:3 (RVR60)
3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
La primer columna o también podriamos decir pared que el predicador debe edificar en el sermón despúes de haber sido cimentado en la doctrina de Cristo, es la exhortación.
En nuestro texto la palabra griega para “exhoratación” significa llamamiento a lado de uno (para, al lado; kaleo, llamar) esto quiere decir que la exhortación bíblica es “Animar a los oyentes en el ejercicio y la práctica de los deberes que Dios les ha exigido en su palabra”.
Muchos tienen un concepto negativo de la exhortación, muchos la entienden como “recriminar” “reñir” o aún peor, es que un ministro a título de exhortación inculque sus ideas y lo que él piensa que es correcto. Esto mis amados, no es exhortar.
Exhortar es: “Animar a los oyentes en el ejercicio y la práctica de los deberes que Dios les ha exigido en su palabra”.
Un sermón bíblico exhorta cuando:
Llama al corazón del oyente a que se ponga a lado de la Palabra del Señor y se mida si es que este está obrando conforme a lo que el Señor ha estipulado en su Palabra.
Para el creyente es un ánimo en su santificación.
Para el hipócrita es sinónimo de legalismo.
Para el incrédulo es un duro golpe a su autojustificación.
La exhortación bíblica es uno de los pilares fundamentales de un sermón bíblico, ahora bien, el predicador debe hacer uso de las herramientas que el Señor le ha dado para la construcción de su sermón, a saber, La Palabra del Señor, la oración, los frutos del espíritu y libros piadosos.
Entonces podríamos decir que el verdadero espíritu de la exhortación bíblica es el animar y nunca así el desanimar.
1 Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.
Ahora pasemos a las columnas o pared izquierda en este proceso de construcción de un sermón bíblico, a saber, el consuelo.
4. Las columnas izquierdas del sermón (el consuelo)
4. Las columnas izquierdas del sermón (el consuelo)
1 Corintios 14:3 (RVR60)
3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
La segunda columna o también podriamos decir pared que el predicador debe edificar en el sermón despúes de haber sido cimentado en la doctrina de Cristo, levantada la columna de la exhortación, es la consolación.
En nuestro texto la palabra griega para “consolación” significa primariamente hablar cerca a cualquiera (para, cerca; muthos, habla) esto quiere decir que la consolación bíblica es “Aliviar a los oyentes de sus cargas, como así el apoyar y sostener sus espíritus atribulados o heridos con las promesas salvíficas.”.
La consolación no es agradar al oyente con lo que desea oír, sino es el bálsamo el cual sana las conciencias afectadas por la exhortación, en última instacia podríamos decir que la exhortación nos coloca a lado de los mandamientos del Señor (Ley) nos confronta nuestro pecado y la consolación nos muestra la perfección de Cristo en el cual podemos ser librados de nuestros pecados (Evangelio)
Consolar es: “Aliviar a los oyentes de sus cargas, como así el apoyar y sostener sus espíritus atribulados o heridos con las promesas salvíficas.”.
Un sermón bíblico consuela cuando:
Llama al corazón del oyente a que se ponga a lado de la Palabra del Señor y escuche las preciosas promesas del Pacto de Gracia.
Para el creyente es de consuelo en su santificación y futura glorificación.
Para el hipócrita es sinónimo de falta de amor.
Para el incrédulo es su única esperanza de vida.
El consuelo bíblico es uno de los pilares fundamentales de un sermón bíblico, ahora bien, el predicador debe hacer uso de las herramientas que el Señor le ha dado para la construcción de su sermón, a saber, La Palabra del Señor, la oración, los frutos del espíritu y libros piadosos.
Entonces podríamos decir que el verdadero espíritu de la exhortación bíblica es el aliviar o curar con la promesa salvífica, nunca fuera de ella.
5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
Antes pasar a nuestro último punto hemos de decir que un sermón bíblico siempre debe contener las 2 paredes, de lo contrario a
5. El Techo (La aplicación del ES)
5. El Techo (La aplicación del ES)
Finalmente, una casa no está completa si no tiene un techo, es decir, un sermón además de tener el cimiento en la doctrina de Cristo, sus paredes de exhortación y consolación debe tener aquello que completa y proteje el sermón con el tiempo, a saber, la aplicación del ES.
Amados sin la aplicación del ES no habrá éxito en el sermón, este será destruído con las tempestades de causadas por el maligno.
Si el ES no obra, la doctrina de Cristo en el corazón del oyente no será cimentada para una construcción segura, sino que ante cualquier duda carnal el sermón no será para nada provechoso.
Si el ES no obra, las paredes de la exhortación serán derribadas por la autojustificación
Si el Es no obra, las paredes de la consolación serán derribadas por el victimismo.
23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. 25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. 27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
De esta forma es como se construye y atesora un sermón bíblico.
Aplicaciones experienciales
Aplicaciones experienciales
A los predicadores:
¿Cómo estás construyendo los sermones que llevas a la grey del Señor?
¿Es el cimiento de tus sermones la doctrina de Cristo?
¿Levantas las dos columnas en tus sermones (ley y evangelio)?
¿Cuánto dependes del Es para que el sermón que preparaste sea útil, no solo en el día que prediques sino el resto del cuidado pastoral?
A los oyentes creyentes:
¿Valoras el trabajo del constructor de sermones?
¿Oras sinceramente para que el sermón que tu ministro preparó pueda ser protegido y mantenido por el ES?
¿Cómo atesoras los sermones? (Ilstr. ciudad de sermones en el corazón)
A los hipócritas
Te ruego que consideres que tu actitud hacia los sermones bíblicos, será la causa de tu condenación, ya que para ti:
La doctrina de Cristo no es relevante
La exhortación es legalismo
La consolación, es una licencia para seguir pecando.
Por amor a tu alma, por favor arrepiéntete.
13 Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira, Y no clamarán cuando él los atare.
A los incrédulos
Ruego que el Señor te abra los ojos para que los sermones a los cuales eres expuesto sean de utilidad para tu alma, te invito a que medites:
Cristo es la piedra de tropiezo.
Cristo con la exhortación te confronta con tu pecado y te anima a huír de la ira futura
Cristo con la consolación te llama a sus brazos a descansar en él.
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.