recordatorio, advertencias y promesas
Éxodo: De la esclavitud a la libertad • Sermon • Submitted • Presented
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Éxodo 23:14-33
“Y en todo esto, se sorprenden de que ustedes no corren con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y los insultan.” 1 Pedro 4:4
Este pasaje describe la realidad del pueblo de Dios en este mundo. Somos extranjeros, vivimos en un lugar al que no pertenecemos en definitiva y donde lo que hacemos va en contra de lo que este mundo persigue; pero es justamente esa la voluntad de Dios para Su pueblo, que se aparte de iniquidad todo el que invoca el nombre del Señor y eso debe reflejarse en nuestra adoración, nuestro culto, las cosas que celebramos, en nuestra esperanza y las cosas que somos llamados a obedecer.
Hemos llegado al final de una gran sección jurídica que nos ha representado algunos desafíos y que termina con este epílogo que hoy abordaremos; unas ordenanzas de tipo ceremonial y en un tono de advertencia necesario para todo lo que el pueblo tendrá que enfrentar en el futuro inmediato.
Hasta ahora, todas las leyes y mandatos son para regular la adoración y la convivencia de un pueblo nómada, sin rey y sin un territorio, pero, estas últimas recomendaciones están orientadas al futuro de la nación, especialmente cuando sean introducidos en la tierra prometida y hay al menos dos cosas que el Señor les recomienda: En primer lugar, que no dejen de celebrar ciertas fiestas y que lo hagan según su instrucción y en segundo lugar, que confíen en el Señor y le obedezcan en todo.
En ese sentido, el argumento que desarrollaremos es el siguiente:
Dios demanda que Su pueblo lo reconozca y le obedezcan como el único Dios verdadero.
Y vamos a desarrollarlo a la luz de los siguientes puntos:
Un llamado a reconocer y celebrar al único Dios (14-19)Un llamado a obedecer y confiar en el único Dios (20-33)
Pero antes de entrar al desarrollo, permítame agregar una nota importante.
A simple vista, parece no ser muy clara la relación entre las fiestas que el Señor ordena y el hecho de que el Señor le dé promesas al pueblo y advertencias de lo que va a suceder en la tierra prometida; sin embargo, el punto de unión creo que está en el hecho de que el Señor da instrucciones específicas de cómo debían celebrarse las fiestas y ofrecerse los sacrificios, toda vez que estas fiestas agrícolas también eran celebradas por naciones paganas, así que, es fácil concluir que estas instrucciones son sobre cómo celebrar las fiestas al entrar a la tierra prometida y como no debían seguir el patrón pagano, sino la instrucción bíblica.
Habiendo visto entonces esta nota para justificar la relación entre ambos puntos; veamos ahora si el desarrollo del argumento:
Un llamado a reconocer y celebrar al único Dios (14-19)
El Señor da la instrucción al pueblo de celebrar tres fiestas:
La primera fiesta es la de los panes sin levadura, la cual está relacionada con la Pascua, tal como se había establecido al salir de Egipto (Éx 12) y tenía como propósito justamente recordar que habían sido esclavos, pero que el Señor los había libertado. La fiesta comenzaba con el sacrificio del cordero y continuaba durante siete días comiendo pan sin levadura. Esta era una fiesta meramente religiosa. La fiesta de la siega o fiesta de los primeros frutos. También llamada de las primicias, se celebraba 50 días después de la Pascua. Más adelante de le llamó también la fiesta de Pentecostés, precisamente por celebrar la semana 50 después de la Pascua. Era una fiesta agrícola que conmemoraba a Dios como el dador de todo bien y de toda provisión. La tercera fiesta es la fiesta de la cosecha de fin de año. En otros lugares de la biblia se le llama fiesta de los tabernáculos y se celebraba a finales de septiembre, Éx comienzos de octubre en el cierre del año agrícola. Los Israelitas solían construir “sucots” o enramadas de palma para recordar que habían sido sostenidos por Dios. Esta era más una fiesta de gratitud por el cuidado del Señor durante el año.
Estas fiestas tenían también como propósito consolidar la identidad religiosa y civil de la nación. Una vez estuvieran establecidos, cada uno iba a ir a sus ciudades, pero era importante permanecer guardando una relación estrecha entre las tribus y alrededor de una fe y un pacto común. Estas fiestas tenían un propósito congregacional y mantenían la unidad. Incluso, varios salmos se compusieron para ser usados durante las largas peregrinaciones. El salmo 122, por ejemplo, dice: “yo me alegré con lo que me decían, a la casa del señor iremos”. El Salmo 121, es también considerado un salón de peregrinación y habla de cómo el Señor guarda la salida y la entrada a los que en él confían y también que el sol no fatigará de Dios.
En general, todo el conjunto de Salmos, desde el 120 al 134, fueron compuestos para esos momentos de caminatas largas hasta encontrarse con el resto del pueblo.
Dios también hace algunas advertencias: cada fiesta que involucrará sacrificios debía evitarse que se realizaran como lo hacían los pagamos. Es lo que probablemente significaba el no cocinar el animal del sacrificio en la leche de su madre, porque Dios quería que estas fiestas fueran para honrarlo a Él y preservar la unidad y comunión del pueblo.
Me encanta pensar en la importancia de este texto para nosotros hoy.
Nosotros no celebramos fiestas como los judíos, porque Cristo ha sido nuestra Pascua(1 Cor 5:7), Él también es La primicia de los resucitados (1 Cor 15:20) y quien ha hecho un tabernáculo entre nosotros (Jn 1:14).
Nuestra única fiesta gira alrededor de Cristo y la celebramos cada domingo por la mañana: él resucitó de entre los muertos y es el motivo de nuestro gozo.
Es alrededor de esta celebración que nos encontramos también con el pueblo de Dios, con los que también fueron redimidos por el Cordero y en cuya presencia perseveramos.
El pueblo de Israel debía esperar cada cierto tiempo para celebrar y congregarse como pueblo y celebrar alrededor de Su Dios, pero nosotros podemos hacerlo cada domingo por la mañana y es por eso que no debemos menospreciar este día.
Por eso es bueno que te preguntes, ¿qué tan importante es para ti el domingo? ¿Qué significado tiene? ¿Cómo te preparas para venir a celebrar? ¿Te da gozo verte con tus hermanos?
Todo esto explica por qué cantamos y por qué insistimos en mantener una actitud de continuo gozo entre nosotros. Venimos juntos a celebrar la victoria de Cristo sobre la muerte.
Una de las cosas que la primera iglesia instituyó, de acuerdo con la tradición, era que nadie podía ir el domingo en ayuno a la iglesia, porque no íbamos en actitud de duelo, sino de celebración, de gozo por el triunfo de Cristo al levantarse de la tumba.
Amados, esto no debería ser una carga para el creyente. El mundo no puede entender esto. Es el día en el que deberías recrearte, descansar, ver televisión todo el día, ¿por qué levantarte temprano en tu único día libre para estar con gente que canta y se sienta a escuchar un sermón? ¡Porque Él vive! ¡Porque se levantó de entre los muertos!
Dios demanda que su pueblo le honre y celebre sus obras. Eso es un distintivo único de los hijos de Dios.
Pero él también espera que Su pueblo le obedezca, y esto nos lleva a nuestro siguiente encabezado:
Un llamado a obedecer y confiar en el único Dios (20-33)
El lenguaje aquí se hace más directo. El Señor quiere preparar al pueblo para cuando sean adentrados en la tierra prometida y la prerrogativa es una sola: cuando entren en la tierra, no adorarán otros dioses, solo adorarán al Dios verdadero.
Y hay tres cosas que el Señor les promete:
Enviar su ángel que los guardará y los introducirá a la tierra Enviar su terror contra las otras naciones y ahuyentarlos gradualmenteEntregarles la totalidad de la tierra para que sea su territorio.
No sabemos realmente cuál es la identidad de este Ángel, y aunque puede tratarse del Ángel del Señor, no se precisa si iría de manera visible delante de ellos, lo que sí es cierto es que es quien iba a garantizar la victoria y guiar al pueblo.
Sin duda no podía ser un ángel ordinario porque tenía facultad para perdonar pecados (21) y en él estaría el nombre del Señor.
Qué maravilloso es saber que el Señor camina delante de Su pueblo y que en su fidelidad hará que este sea llevado al lugar que Él ha preparado para los suyos.
La esperanza del cristiano descansa en que aunque hoy caminamos como extranjeros y peregrinos en este mundo, un día el Señor nos llevará a nuestro hogar para Siempre.
Pero al mismo tiempo, el Señor también le da varias advertencias que giran alrededor de la misma idea:
No adores sus dioses, no hagas pacto con ellos porque serían tropiezo en el futuro.
Nosotros conocemos la historia y sabemos los que sucedió; Israel ignoraría las advertencias y tendría que enfrentar consecuencias; vieron el castigo y la mano de Dios contra ellos.
Las advertencias son necesarias como un estímulo para la obediencia, no porque nos infunden miedo, sino porque nos ayudan a ser conscientes de las consecuencias y nos alejan de ellas.
En Jeremías 15:9 el profeta enfatizó sobre este terrible mal del pueblo mientras lo llamaba al arrepentimiento:
Entonces dijo así el Señor: Si vuelves, yo te restauraré, en mi presencia estarás; si apartas lo precioso de lo vil, serás mi portavoz. Que se vuelvan ellos a ti, pero tú no te vuelvas a ellos.
Dios quiere que Su pueblo sea santo y que no se mezcle con el mundo.
Lamentablemente, hoy es muy difícil distinguir entre quienes son el pueblo de Dios y quienes no lo son, porque en lugar del mundo convertirse a la iglesia, la iglesia se ha ido convirtiendo al mundo.
El pueblo de Israel está siendo advertido de no convertir la bendición, de ser llevados a una tierra y ser una nación, en una ocasión para olvidarse de Dios.
Muchas veces en nuestra inmadurez, la bendición de Dios, en lugar de hacernos más obedientes y acercarnos al Señor, terminan alejándonos.
Amados, en el camino del Señor debemos confiar en Dios promesas, Él hará todo lo que ha prometido, pero debemos también tener a sus advertencias.
Si perseveramos, también reinaremos con Él;
Si lo negamos, Él también nos negará;
Si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse Él mismo. (2 Tim 2:12-13)
Y es en ese mismo sentido que el autor de Hebreos advierte:
“Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia? Pues conocemos a Aquel que dijo: «Mía es la venganza, Yo pagaré». Y otra vez: «El Señor juzgará a Su pueblo». ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!”
Hebreos 10:26-31 NBLA
Como vemos, Dios nos ha dado motivos suficientes para celebrar su obra y todo cuanto ha hecho por nosotros, pero también nos ha llamado a obedecer a Él y mantenernos fieles hasta el fin.
Y querido amigo que estás aquí, ¿qué camino escogieras? ¿El de Los Que alaban y se regocijan en el Señor, o el de los que prefieren vivir en las pasiones y deleites de este mundo? ¿El de la obediencia al Señor que trae recompensa o el camino de la desobediencia que traerá duras consecuencias?
Yo espero que tú seas contado entre los que cantan al Señor y viven para guardar Su ley.