Capítulo 9: Arriba y abajo
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La Transfiguración (Marcos 9:1-13)
La Transfiguración (Marcos 9:1-13)
Jesús comienza en este capítulo haciendo una declaración poderosa, pero confusa. Él asegura que algunos de los que estaban presentes en la reunión verían al reino de Dios manifestado en la Tierra antes de morir. ¿A qué se refiere? Hasta ahora su mensaje ha sido que el reino de Dios está cerca, pero ahora anuncia que está tan pronto que los que estaban vivos en ese momento lo verían. Jesús no ha dado tantos detalles de cómo será el reino de Dios, pero sin duda ocurrirá en breve.
Casi una semana más tarde, tomó a los discípulos más cercanos a él, y los llevó a un monte alto para orar. Usualmente Jesús hacía esto a solas, pero esta vez decidió incluir a Pedro, Jacobo y Juan. De repente, la ropa del grupo comenzó a resplandecer como ninguna ropa jamás ha podido a hacer. ¿De dónde venía la luz? ¿Brillaban de por sí, o reflejaban la luz de otra fuente? Además, aparecieron Moisés y Elías, los dos profetas judíos más importantes del Antiguo Testamento. Ellos murieron hace muchos siglos atrás, pero regresaron momentáneamente para estar con Jesús. Moisés, la figura más grande de la liberación para los judíos; y Elías, el líder principal del arrepentimiento, conversaban con Jesús. Este era un momento singular en la historia humana. ¿Será esto el reino de Dios? ¿Jesús ha brillado así por primera vez, o la cortina entre este mundo terrenal y la divina ha sido abruptamente removida?
Pedro quedó atónito con la escena, entre la luz, Jesús y los dos mensajeros. Sugirió que hicieran casetas de campañas para que todos permanecieran en la cima del monte. Luego, apareció una nube que los tapó y se oyó una voz que venía del Cielo diciendo “este es mi Hijo amado, escúchenlo.” Jesús es el Hijo de Dios, y la nube fue lo que protegió a los discípulos de la presencia del Padre. Cuando los estudiantes miraron a Jesús, solo vieron a su maestro, solo. Este último les pidió que conservaran lo que había ocurrido hasta que resucitara.
El trío obedeció, pero no entendían la idea de la resurrección. Los muertos siempre permanecen muertos. La pregunta que finalmente le hicieron a Jesús fue que por qué Elías debe llegar primero, refiriéndose al regreso de Elías antes de la llegada final del reino de Dios. Jesús afirma que Elías sí volverá, pero que este sufrirá y será rechazado; no obstante, dice que todo esto ya ocurrió. Seguramente Jesús se refería a su primo Juan el Bautista. Si el rey Herodes mandó el arresto y muerte injusta de de alguien tan recto como Juan el Bautista, ¿que trato diferente tendrá con Jesús?
De vuelta a la Tierra (Marcos 9:14–29)
De vuelta a la Tierra (Marcos 9:14–29)
Al reunirse con el resto del grupo de discípulos, se encontraron con una situación caótica: el grupo estaba siendo hostigado por un grupo de sabios religiosos y el padre de un endemoniado. Cuando el grupo vio a Jesús, seguramente sintieron un alivio repentino, como si el refuerzo necesario deseado hubiera llegado justo a tiempo. Una vez más, cuando los discípulos se alejan de él, se topan con algún desastre. Cuando Jesús pidió una explicación del evento, el padre del endemoniado respondió que había presentado a su hijo para que los discípulos expulsaran al demonio, pero todos fracasaron.
Jesús exhaló con frustración por la incapacidad de sus estudiantes. Comandó a que le trajeran el muchacho. Este comenzó a luchar al ser llevado ante Jesús. Jesús le preguntó al padre desde cuando el hijo sufría de este mal. La respuesta fue que desde la infancia el demonio había intentado una y otra vez poder matarlo (es posible que el joven era realmente un epiléptico, pero seguiremos la trama tal cual la presenta el autor). Luego el padre menciona su desesperación ante las circunstancias: “si es posible que puedas hacer algo, ten misericordia de nosotros.” Jesús escuchó este clamor, y contestó que si él cree, todo es posible. Esta frase abrió una puerta de ventilación emocional de parte del padre. “Creo, ayúdame a creer.”
El padre tenía fe auténtica. El padre reconoció su incapacidad ante la situación familiar. Buscaba a Jesús y sus discípulos para que pudieran liberarlo. Estaba dispuesto a perder en su intento. Encontró a los discípulos y terminó decepcionado. Las palabras de Jesús lo alentaron en descansar totalmente en Jesús. Su fe ya había sido lacerada, pero las palabras de Jesús le infundieron aliento de vida.
Jesús reprendió al demonio, y le ordenó a que saliera del joven ni que intentara regresar. El exorcismo fue exitoso mientras el demonio salió violentamente. Sin embargo, el joven cayó drenado, y los presentes pensaban que había muerto. Jesús lo tomó de la mano y lo restauró.
Más tarde, los discípulos preguntaron por qué ellos fueron incapaces de liberar al demonio. Jesús contestó que para este tipo de dificultad, hace falta que los discípulos oren (el ayuno seguramente fue una añadidura hecha por copistas en siglos más tarde). La oración es nuestra concentración de fe hacia Dios. La oración reorienta nuestros deseos y enfoca nuestra meta en Dios.
Por segunda vez (Marcos 9:30–32)
Por segunda vez (Marcos 9:30–32)
Ahora que han terminado con la polémica del endemoniado, Jesús continuaba enseñando a sus discípulos, pero de manera restringida, en Galilea, ahora están buscando privacidad seriamente. Luego del evento majestuoso en el monte, Jesús comienza a cambiar su mensaje cuando está con sus discípulos. Ahora está hablando más frecuentemente sobre su pronta muerte.
Seguramente todos recordaban esa primera vez que lo había mencionado, y el diálogo que tuvo Jesús con Pedro. Esta vez nadie quiso interponerse. De hecho, tenían hasta miedo. ¿Será cierto? ¿De veras que ocurrirá como Jesús lo describe?
El más grande de todos (Marcos 9:33-37)
El más grande de todos (Marcos 9:33-37)
Finalmente, regresaron a Capernaum, terrenos familiares para el ministerio de Jesús. Es aquí donde Jesús encontraba lugares más amistosos para él. Probablemente por esta razón los discípulos comenzaron a debatir entre ellos sobre quién es el discípulo más importante del grupo. Cuando Jesús entendió por qué tanta controversia entre ellos, decidió convocarlos a ellos, e invertió las perspectivas de ellos. El que quiera ser el más importante de todos los discípulos de Jesús, deberá ser el más humilde, tan humilde como el niño que paseaba cerca de Jesús.
Para la época, los niños eran de los últimos en la lista de las prioridades sociales. Lo importante para estos tiempos era la mano de obra, y con la altísima tasa de mortalidad infantil, los niños se cuidaban mucho menos que hoy en día. Por lo tanto, Jesús le dice a sus seguidores que para ser el más grande de los discípulos de Jesús, deben ser recibir a Jesús con la inocencia y simpleza de un niño, y estar dispuestos a ser olvidados por la sociedad como los niños. Aunque los reinos y gobiernos de este mundo se olvide de nosotros por ser cristianos, el reino venidero de Dios jamás siempre nos recordará. De hecho, seremos los más grandes allá.
Hay otros (Marcos 9:38–41)
Hay otros (Marcos 9:38–41)
Luego de esta corrección, el discípulo Juan comenta que hay otra persona que anda por su cuenta echando fuera demonios usando la autoridad de Jesús para cumplir los exorcismos. Esto suena a algo positivo, pero la crítica que hace Juan a este individuo es que no es de los seguidores del grupo de Jesús. Nótese que aún queda un sentido de elitismo en la voz de Juan, pues está diciendo que este hombre no sigue a Jesús como el mismo Juan, ni tampoco a Juan de por sí. Además, este otro está haciendo lo que los discípulos no podían hacer cuando Jesús bajó del monte luego de la Transfiguración.
Al oír la nota de Juan, Jesús regañó al discípulo individualmente. ¿Acaso Jesús no acaba de hacer esta misma prohibición antes que Juan hablara? Si esta persona usa el nombre de Jesús para hacer milagros, no podrá hablar mal de Jesús. Además, si no es nuestro enemigo, es aliado— o mejor dicho, hermano de nosotros. Aún el más pequeño favor de un cristiano a otro será recompensado más tarde (la omisión de cuán lejos sea el futuro puede decir que será en esta vida o la venidera).
Jesús continúa su discurso condenando a todo aquel que destruya la fe sus seguidores con los peores castigos, como ahogar alguien en un río y atándolo con la más pesada de las piedras. Si cualquier cosa que hagas termina hiriendo el grupo de creyentes, mejor es que termines siendo menos útil dentro de ella para que puedas disfrutar del reino de Dios más tarde. Esta enseñanza alude también a la vanidad de ganarse el respeto del mundo entero para luego tu alma finalmente por el resto de la eternidad.
Notas finales
Notas finales
Vale la pena resaltar que Jesús ha cambiado considerablemente. Antes de este capítulo, su popularidad era un tema recurrente, pero el evento de la Transfiguración ha hecho que la actitud de Jesús cambie, y ahora quiere estar más a solas con los discípulos. Los milagros y la personalidad única de Jesús era el atractivo, pero ahora quiere alejarse de las multitudes, reconociendo que su muerte se acerca, y que debe enseñarles a sus estudiantes cómo mantener la salud de la comunidad que está formando: la Iglesia.