Dios Escucha el Clamor de Su Pueblo

Éxodo 3:7–8 NTV

Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos. Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.

Introducción

Una pregunta que surge muchas veces en medio de las adversidades de la vida es, qué es lo que quiere el Señor con esto. cuantas veces hemos enfrentado situaciones en las que nuestras oraciones parecían perderse en el vacío, donde el silencio parecía abrazarnos.

Hoy, nos sumergiremos en la historia que se encuentra en Éxodo una historia de clamor y respuesta, una historia que nos recuerda que Dios escucha y actúa en respuesta a las necesidades de su pueblo. Acompáñenme mientras exploramos cómo Dios respondió al clamor del pueblo de Israel en el antiguo Egipto y cómo esta misma verdad se aplica con fuerza en nuestras vidas hoy.

Y voy a dejar que ustedes hagan la contextualización a lo que cada uno está viviendo hoy.

Desarrollo

1. La opresión del Pueblo

Éxodo 3:7 NVI

Pero el Señor siguió diciendo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces, y conozco bien sus penurias.

Mirando un poco la historia y cómo fue que el pueblo de Israel llegó a esta instancia nos hace pensar que muchas veces aquello que comenzó siendo una bendición después se convierte en una maldición o un lugar de opresión y aflicción, pero no es sino por un propósito de lo que Dios quiere hacer.

Si bien son importantes las razones por las cuales llegamos a la situación que estamos viviendo para la reflexión, el arrepentimiento, y para no cometer los mismos errores, la verdad es que no es relevante para ver lo que viene. Lo importante es qué vamos a hacer de aquí en adelante y tener la claridad de que Dios tiene un propósito y él está en control de todo lo que me pasa.

Pero imaginemos por un momento el dolor de Israel en el antiguo Egipto. Eran esclavos, agobiados por la opresión, el sufrimiento y la desesperación.

Dios revela su profundo conocimiento y compasión al decir:

Éxodo 3:9 NVI

Han llegado a mis oídos los gritos desesperados de los israelitas, y he visto también cómo los oprimen los egipcios.

En estas palabras encontramos a un Dios que no solo es consciente de sus sufrimientos, sino que está profundamente conectado con su dolor.

Esto nos recuerda que nuestro Dios es personal, un Dios que siente nuestras luchas y comparte nuestras cargas.

2. La Promesa de Acción

Éxodo 3:8 NVI

Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel. Me refiero al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.

Dios no solo escucha, sino que también se compromete a actuar.

En el versículo 10, declara:

Éxodo 3:10 NVI

Así que dispónte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo.

Dios no permanece pasivo ante la angustia de su pueblo, sino que se compromete a intervenir y liberarlos de su opresión.

Esta promesa de acción no solo se aplicó a Moisés en ese tiempo, sino que resuena en nuestras vidas también. Dios está dispuesto a intervenir en nuestras circunstancias ya ser el libertador en medio de nuestras dificultades.

Y es interesante la forma de intervenir de Dios en nuestras vidas, y es enviando a alguien, llamando a alguno que sienta la carga de hacer algo por aquellos que están sufriendo.

3. La respuesta del pueblo

Éxodo 4:31 NVI

con lo que el pueblo creyó. Y al oír que el Señor había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se inclinaron y adoraron al Señor.

Después de un buen tiempo de renegar Dios con Moisés, con sus traumas, complejos, temores y cobardía, finalmente Moisés va al pueblo y hace todo lo que Dios le dijo y el pueblo creyó… y dice que al oír que el Señor había estado pendiente de ellos se inclinaron y adoraron al Señor.

Conclusión / Aplicación:

Salmo 34:17–18 NVI

Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.

En medio de nuestras luchas y desafíos, recordemos que Dios está al tanto de nuestras situaciones y escucha nuestros clamores.

Reconozcamos que el Dios que respondió al clamor de su pueblo en Egipto es el mismo Dios que camina a nuestro lado hoy.

Y tengamos la certeza de que, así como Dios liberó a su pueblo en el pasado, también nos librará y guiará a través de nuestras circunstancias actuales.

y por otra parte, si sentís aflicción o dolor por lo que están pasando los demás, quizá es Dios que te está llamando para liberar, para proveer, para sanar a aquellos que están en opresión y angustia.