El Apóstol Judas Tadeo (Lebeo)
Jesús llama a los 12 apóstoles, y veremos las características de cada uno de ellos.
Lectura Bíblica
Introducción:
a) Su Importancia:
b) Su origen y trabajo:
c) Su primer encuentro con Jesús
d) Su familia:
e) Su frecuencia
I. La Conversación con Jesús
1) La Unión del creyente con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
2) La manifestación de Cristo al creyente.
3) El que ama a Cristo, el Padre lo amará
II. El Apóstol que es adorado.
La primera de las cartas, enviada desde Edesa, llegó a manos de Cristo por medio del mensajero Ananías. El texto rezaba así:
«Yo, el príncipe de la ciudad de Edesa, Abgar Ukkama, me dirijo por medio de esta carta al buen Salvador, en el distrito de Jerusalén, a Jesús, a quien envío mi amistad y saludos. Tengo muchas referencias acerca de ti. Con detalles me contaron tus curaciones milagrosas, hechas sin hierbas ni drogas. Comenta la gente aquí maravillada cómo tú devuelves la vista, haces andar a los paralíticos, curas a los leprosos y salvas del diablo a los endemoniados. También me dijeron que sanas a los incurables y sabes devolver la vida a los muertos. Al enterarme de todas estas cosas yo quedé convencido de que tú eres el mismo Dios descendido del Cielo, o el Hijo de Dios, enviado para hacer todos estos milagros. Yo mismo sufro desde hace tiempo de una enfermedad que me causa muchos disgustos, y por ello te suplico que vengas urgente a mí, sin perder tiempo, para curar mi mal. También me informaron que allí la gente te trata con burla y hasta conspiran contra ti para hacerte daños serios: por todo te espero pronto aquí en mi ciudad de Edesa. Ciertamente no es una gran ciudad, pero te aseguro que la habita gente honorable y es lo suficientemente grande para nosotros dos».
Según parece, la carta de Abgar llegó a manos de Cristo pocos días antes de comenzar la fiesta de la Pascua. Jesús, al leer la carta, la contestó rápidamente. Su respuesta, escrita también en siríaco, fue enviada por el mismo mensajero Ananías y anunciaba al príncipe lo siguiente: «Seas bendito, Abgar, porque has creído en mí sin haberme visto. Cierto es lo que te han narrado acerca de mí, que los que están en mi cercanía dudan de mí, mientras los que no me ven tendrán la vida, porque tienen fe. Mas con relación a lo que tú me has escrito de verte urgentemente lo lamento, pero no voy a poder ir a tu pueblo, porque tengo que terminar las cosas por las cuales he sido enviado aquí: pero, después de que complete mi obra, seré elevado al lado del que me envió. Pero de todas maneras te mandaré a uno de mis discípulos para que cure tus males y a ti y a los tuyos os dé la vida»