¿CUÁNTO ANHELO SU PALABRA?

Perseverar en la palabra de Dios.  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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El anhelo de nuestro corazón debe ser hacia la palabra de Dios.

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INTRODUCCIÓN:

En esta ocasión, una porción del Salmos 119.
Este salmo es un salmo que se une al salmo 1 y al salmo 19 en el hecho de exaltar la palabra de Dios.
No se reconoce a ciencias ciertas quien es su autos, algunos apuntan a David, otros a Daniel y otros a Esdras. Se cree que fue escrito en tiempos de opresión.
En esta porción el salmista reconoce quien es su verdadero maestro y clama a Él para que le enseñe el camino de Sus estatutos.
Llama la atención ver que no está pidiendo solo una enseñanza de palabras, él anhela saber cómo caminar en la voluntad de Dios y no hasta la mitad del camino sino hasta llegar al fin.
Y eso nos debe confrontar en gran manera, porque para nosotros es muy fácil iniciar cosas, aceptar las cosas que Dios nos habla, hacer largas listas de las cosas que queremos comenzar a hacer pero llevarlas a la práctica de manera consistente y sostenida se nos hace difícil.
Esta tarde debemos considerar estas dos preguntas:
¿Cuáles son las cosas que hemos iniciado en nuestra búsqueda de Dios y Su Palabra y no hemos sido consistente?
¿Qué cambios ha producido la Palabra de Dios en nosotros y no hemos perseverado en ellos?
Hay TRES Anhelos del Salmista respecto a la palabra de Dios que debemos aprender y practicar y que nos ayudará a ser más fieles a Dios.
El primer anhelo es:

I. EL SALMISTA ANHELA SER LEAL A LA PALABRA DE DIOS.

Los versículos 33-35, nos muestran que él salmista siente el gran deseo de ser leal a la palabra de Dios.
Salmo 119:33 RVR60
33 Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, Y lo guardaré hasta el fin.
En su oración, dice: Enséñame el camino de tus estatutos. Pide que Dios le guíe y le enseñe; cada versículo desde el 33 al 39 empieza con un verbo imperativo (en heb.). Para él es imperante que Dios le enseñe a andar, a vivir conforme a sus estatutos, que es un equivalente a la palabra de Dios.
Ahora, cuando él dice, el camino de tus estatutos, no está pensando en cuestión de obediencia legalista a leyes aisladas, sino un estilo de vida conforme a toda la revelación de Dios.
Y cuando él dice en el versículo 33, "hasta el fin" se refiere al fin de sus días.
Esa debe ser el anhelo de nuestro corazón, que Dios nos conceda ser fieles a Sus mandatos y nos encuentre haciendo así.
La petición sigue en el versículo 34.
Salmo 119:34 RVR60
34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley, Y la cumpliré de todo corazón.
Entonces, ahora, no solo quiere que Dios le enseñe, también le pide a Dios que le de entendimiento, para poder guardar su ley, él entiende que no puede guardar la ley de Dios sin entenderla.
Y así mismo hace un compromiso, él quiere cumplir la ley de Dios "de todo corazón".
Esta es una respuesta al primer de los mandamientos dados por Dios mismo (Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… Deuteronomio 6:5)
Deuteronomio 6:5 RVR60
5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Así que el salmista está anhelando no solo conocer la palabra de Dios, él quiere en su corazón responder a ese conocimiento , haciendo la voluntad y el deseo de Dios. él dice:
Salmo 119:35 RVR60
35 Guíame por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad.
Preguntémonos por un momento :
¿Cómo sería nuestra relación con Dios si lo que la caracterizara fuera nuestro deseo aprender, guardar y cumplir su ley con todo nuestro corazón, hasta el final?
El segundo anhelo del salmista es:

II. ANHELA QUE DIOS LE ALEJE DE TODA CODICIA Y VANIDAD.

Los versículos 36 y 37 apuntan precisamente al rechazo de las ganancias deshonestas y la vanidad. Salmos 119:36-37
Salmo 119:36–37 RVR60
36 Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia. 37 Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.
Mire que interesante, las peticiones del salmista tienen que ver no sólo con buscar lo que proviene de Dios, sino con rechazar algo que será negativo para él.
“Quiere que su corazón esté inclinado a su palabra y no a la avaricia”
Avaricia es una especie de idolatría, un deseo desmedido por tener más de lo que ya podemos tener.
Entonces el salmista lo que está diciendo es que no quiere postrarse ante lo que los ídolos de los hombres, él anhela inclinarse a lo que puede darle vida, sabe que la inclinación a la avaricia es fuerte y por eso necesita que Dios inclinara su corazón a sus testimonios; porque la santidad de corazón es la cura de la avaricia.
Ahora el versículo 37, muestra una relación muy importante con el 36. El versículo 36, apunta al corazón de él, y el 37 apunta a sus ojos. “aparta mis ojos de la vanidad”.
El salmista sabe que muchas de las tentaciones entran por los ojos, contrario a eso pide avivamiento, que es dado por Dios a través de su Espíritu, y este produce victoria sobre la tentación.
Ahora, pensemos por un momento,
¿Cómo sería nuestra vida delante de Dios, si nuestro corazón estuviera inclinado hacia la misma petición del salmista, “quita de mi corazón la avaricia, e inclínalo oh Dios a tu palabra, aparta mis ojos de la vanidad y avivame en tus caminos”?
El tercera anhelo del salmista es:

III. ANHELA QUE DIOS CONFIRME SU PALABRA EN ÉL.

Salmo 119:38 RVR60
38 Confirma tu palabra a tu siervo, Que te teme.
Miremos algo interesante, en este versículo el salmista dice una palabra clave: “Confirma”
El dice: Confirma tu palabra en tu siervo. Y esta expresión tiene que ver con la promesas de la palabra de Dios, que se relacionan con la preservación de aquellos que han creído su palabra y que muestran temor de Dios.
El versículo siguiente, trae otra palabra clave dentro del anhelo del salmista: “Quita”
Salmo 119:39 RVR60
39 Quita de mí el oprobio que he temido, Porque buenos son tus juicios.
El salmista entiende que no es suficiente que Dios confirme su palabra en él, sino que también necesita que Dios le aleje del oprobio porque le causa temor.
“Oprobio”, es una forma de deshonra o vergüenza pública.
Su temor era cargar con vergüenza, él sabía que una actitud y comportamiento pecaminoso, traería a él oprobio, vergüenza.
Ahora, él reconoce que lo único seguro y confiable es la Palabra de Dios. Mientras que el pecado trae vergüenza al hombre el permanecer en la ley de Dios trae justicia.
Sus peticiones anteriores, obedecen a una razón sumamente importante: “El anhela los mandamiento de Dios”.
Salmo 119:40 RVR60
40 He aquí yo he anhelado tus mandamientos; Vivifícame en tu justicia.
Él ha anhelado deleitarse en Sus mandamientos, y eso va más allá de simplemente considerar que son buenos y verdaderos; en la ley de Dios él ha encontrado su deleite, sus ojos no se van tras la vanidad de este mundo, él no comparte los gustos y placeres terrenales, porque ha podido ser capturado con la belleza de Su ley.
Su anhelo es tan grande que lo lleva a pedir a Dios una vez más que le vivifique. Que traiga a él un avivamiento espiritual, que sólo en la justicia de Dios que es conforme a su palabra puede encontrar.
Ahora debemos reflexionar:
¿Cuál debería ser nuestra petición hoy a Dios, respecto a su palabra y los cambios que anhelamos comenzar a hacer en nuestra vida a partir de estos versículos?

CONCLUSIÓN:

Aprendemos del salmista que:
Anhelaba ser leal a la palabra de Dios.
Pedía a Dios quitara la codicia y la vanidad de su vida.
Deseaba que Dios confirmara en él su palabra.
Reflexionemos, una vez más en las preguntas iniciales:
¿Cuáles son las cosas que hemos iniciado en nuestra búsqueda de Dios y Su Palabra y no hemos sido consistente?
¿Qué cambios ha producido la Palabra de Dios en nosotros y no hemos perseverado en ellos?
Dios nos dirija con su santo espíritu a vivir conforme a su palabra.
Vamos a orar.
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