Los Niños son de Cristo
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Introducción
Introducción
La mayoría de los que somos padres compartimos una preocupación similar - la preocupación por nuestros hijos.
De bebés nos preocupaba cuando lloraban y no podíamos encontrar la razón. Nos preocupaba cuando tenían fiebre que no bajaba.
De niños nos preocupaba cuando tenían una caída, cuando se sentían mal, cuando observamos un comportamiento grosero o irrespetuoso.
De jóvenes nos preocupaba cuando mostraban falta de interés en la escuela o cuando comenzaban a tener amistades con personas con principios muy diferentes a los nuestros.
De adultos nos preocupaba cuando formaban su propio hogar, cuando tenían dificultades familiares o económicas.
Solo nosotros sabemos la preocupación que llegamos a tener por nuestros hijos…bueno, debo corregir - solo nosotros y Dios.
El día de hoy avanzamos en nuestro estudio de Marcos y llegamos a un pasaje donde observamos el interés y amor que muestra Jesús hacía los niños. Hoy veremos:
Los padres traen a sus niños a Jesús
Los discípulos reprenden a los padres
Jesús se indigna con sus discípulos
Jesús bendice a los niños
La lección - el reino de Dios es de los que son como niños
Los padres traen a sus niños a Jesús
Los padres traen a sus niños a Jesús
Marcos introduce esta narrativa de esta manera:
13 Traían niños a Jesús para que Él los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Los padres traen a sus niños a Jesús para que los toque.
En primer lugar, hay que ver a quienes están trayendo los padres a Jesús.
Lucas es un poco más especifico:
15 Y traían a Jesús aun a los niños muy pequeños para que los tocara. Al ver esto los discípulos, los reprendían.
Se entiende que son niños pequeños.
Por la forma que los toma Jesús en el versículo 16 (los toma en los brazos) se entiende que eran bebés o niños pequeños que se pueden cargar.
Aquí no aparecen los hijos grandes o jóvenes o adultos.
Los traen a Jesús para que los toque.
De hecho, esta era una costumbre muy común.
Cuando un maestro (rabino) llegaba a un pueblo, los padres llevaban a sus hijos para que el maestro pusiera sus manos sobre sus hijos y orara por ellos para que Dios derramara su bendición sobre sus vidas.
Era una manera en que la gente mostraba su piedad, deseando que la bendición de Dios estuviera sobre sus hijos.
¿Qué padre no va a desear que Dios bendiga a sus hijos pequeños?
Pero Jesús no está solo - Jesús quizá está enseñando ante una multitud.
Y aunque Jesús estuviera solo, sabemos que por lo menos está rodeado de sus discípulos.
Los discípulos reprenden a los padres
Los discípulos reprenden a los padres
Es aquí donde vemos la molestia de los discípulos.
13 Traían niños a Jesús para que Él los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Los discípulos comienzan a reprender a los padres.
Se molestan porque los padres vienen a interrumpir al maestro.
Se molestan porque traen a sus hijos.
No olvidemos que en el mundo antiguo los niños pequeños no contribuían y por lo tanto eran visto como algo insignificante.
No se les consideraban importantes.
Así que los discípulos muestran su molestia de que vengan a molestar a Jesús con algo tan trivial o insignificante - que Jesús bendijera a sus hijos.
Pero, lo que los discípulos no entienden que para lo que para ellos parece insignificante o de poca importancia - para los padres es lo más importante que podrían hacer: traer a sus hijos para que Jesús los bendiga.
Los discípulos claramente no podían comprender pues no eran sus hijos.
Los discípulos no estaban pensando con el corazón de estos padres que lo único que deseaban es que Jesús rogara la bendición de Dios sobre sus vidas.
Pero, estos padres muestran el modelo a seguir a todos nosotros los que tenemos hijos.
Nuestro anhelo debe ser en todo momento traer a nuestros hijos a Jesús para que él los bendiga.
En parte aquí muchos ven la práctica de presentar a sus hijos pequeños, ante el Señor para que Dios los bendiga.
Nosotros no bautizamos bebés porque creemos que el bautismo es un algo que se práctica cuando una persona ha hecho una profesión de fe.
Pero, si los padres lo desean, muchos traen a sus hijos pequeños para ser presentados ante Dios en un acto de fe, para pedir a Dios que bendiga sus vidas.
Nuestro anhelo debe ser traer a nuestros hijos ante Dios en oración.
Nunca debemos cesar de orar por nuestros hijos.
Cada padre debe orar constantemente por sus hijos.
Cada padre debe orar por cada área de las vidas de sus hijos y poner a sus hijos en las manos de Dios.
Nuestro anhelo debe ser traer a nuestros hijos ante Dios mediante el consejo y la enseñanza de su palabra.
Ante todo, debemos mostrar a nuestros hijos mediante el buen ejemplo, mediante el consejo sabio, y recordarles la palabra de Dios.
Así podemos acercar a nuestros hijos a Dios y estas enseñanzas quedarán grabadas en sus corazones.
6 Instruye al niño en el camino que debe andar,
Y aun cuando sea viejo no se apartará de él.
Jesús se indigna con sus discípulos
Jesús se indigna con sus discípulos
Ahora, veamos la reacción de Jesús ante la acción grosera y egoísta de sus discípulos:
14 Cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a Mí; no se lo impidan, porque de los que son como estos es el reino de Dios.
Veamos que Jesús reacciona con una emoción fuerte.
Se indignó, se molestó, los reprendió.
Jesús esta en contra de la acción de sus discípulos.
Jesús no los felicita por su buena acción sino que los reprende tal como ellos han reprendido a los padres.
Y es que Jesús tiene todo el derecho de reprender esta acción tan egoísta puesto que sus discípulos estaban siendo un estorbo para estos padres que querían que sus hijos recibieran la bendición de Dios.
Por cierto, esta misma indignación Dios la muestra contra todo aquel que se convierte en un estorbo para que los hijos se acerquen a Dios.
42 »Cualquiera que haga pecar a uno de estos pequeñitos que creen en Mí, mejor le fuera si le hubieran atado al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y lo hubieran echado al mar.
Jesús bendice a los niños
Jesús bendice a los niños
Los padres han traído a sus hijos para que Jesús los bendiga y es exactamente lo que Jesús va a hacer.
16 Y tomándolos en los brazos, los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.
Jesús los toma en sus brazos.
La descripción parece indicar que los está cargando en sus brazos.
Y tras cargarlos eleva a Dios una oración de bendición sobre sus vidas.
Y esto lo hace por cada uno de los pequeños que han sido traídos a Jesús.
Nuevamente vemos el amor que Jesús muestra a estos pequeños.
Es difícil poder explicar lo que estos padres sentían al ver a Jesús cargar a sus hijos y orar por ellos.
Solo ellos podrían explicarlos lo que sentían cuando escuchaban a Jesús orar por ellos.
La lección - el reino de Dios es de los que son como niños
La lección - el reino de Dios es de los que son como niños
Ahora necesitamos ver porque Marcos registra esta historia.
En parte hemos visto que esta historia está aquí para animar a cada padre a traer a sus hijos a Jesús.
Es una motivación para cada padre que puede venir con confianza ante Dios para Dios bendiga a sus hijos.
Es una motivación para cada miembro de la congregación de que siempre estemos dispuestos a unirnos en oración por los hijos de la congregación.
Nunca debemos sentir molestia porque un hermano pide oración por sus hijos.
Nos motiva a creer que Jesús quiere bendecir a nuestros hijos.
En otras palabras, no es como que venimos a Jesús y le pedimos que bendiga a nuestros hijos - y lo hace con pocas ganas o solo por cumplir.
…no. Jesús lo hace con completa entrega y devoción, con total sinceridad e interés.
Tal vez los demás padres no saben lo que siento por mis hijos y lo que deseo para mis hijos - pero Jesús quien conoce mi corazón sabe y los bendecirá.
Pero, aquí hay otra lección que se aplica a todos nosotros - y no solo a los padres o a sus hijos.
Esta lección se aplica a los que no tienen hijos.
Esta lección se aplica a los que ya tienen hijos grandes.
Esta lección se aplica a los que no son casados.
Se aplica a cada persona en este lugar.
Veamos lo que nos dice el versículo 14.
14 Cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a Mí; no se lo impidan, porque de los que son como estos es el reino de Dios.
En esta historia pequeña Jesús revela la clave para entrar en el reino de Dios.
En esta historia Jesús nos dice como ser un heredero de la vida eterna.
Mientras que los discípulos están reprendiendo a los padres y luego están siendo reprendidos por Jesús.
Mientras que los padres vienen con el deseo de que Jesús bendiga a sus hijos solo para ser reprendidos por los discípulos.
Mientras todo esto ocurre, Jesús revela a este grupo a todos los que estamos aquí y todos los que han leído este pasaje durante los últimos 2,000 años - Jesús revela lo que se requiere para entrar en el reino de Dios.
Así que el que entiende este versículo descubre la clave de la vida eterna.
La enseñanza es muy sencilla - el reino de Dios le pertenece a los que son como niños.
Si usted le pregunta al vecino o al compañero lo que se requiere para ir al cielo, es muy probable que le van a decir:
Ser una buena persona
Ser dadivoso
No pecar
No ofender a la gente
Tratar a los demás como quieres que te traten
Ir a la iglesia
…etc.
Le van a dar una lista de cosas que tienes que hacer para poder ir al cielo.
Pero, en este pasaje Jesús dice que el reino de Dios no es para el que pueda hacer todas estas cosas.
El reino de Dios es de aquellos que son como estos niños que fueron traídos a Jesús.
Estos niños dependen completamente de sus padres.
Estos niños morirían de no ser por alguien que las cuida.
Estos niños no confían en sus propias fuerzas.
Ellos lo único que hacen es entregarse totalmente en los brazos de sus padres y ahora en los brazos de Jesús.
No tienen de que presumir, no tiene de que jactarse, simplemente viven en completo abandono en los brazos de Jesús.
Así que el que quiere entrar en el reino de Dios debe ser aquel que reconoce que su fe, su salvación, las prometas de la vida eterna, las recibe en base al gran amor de Dios, en base a la misericordia de Dios y no por alguna obra que haya contribuido para que Dios lo haya salvado.
Así que el heredero de la vida eterna confía diariamente que su salvación, su vida cristiana, su seguridad eterna descansa en las promesas de Dios, en el amor de Dios, en la obra de Jesús en la cruz.
No soy salvo por mis obras.
No soy salvo por mis esfuerzos.
Soy salvo por la gracia de Dios y en él está mi confianza.
Estas son buenas noticias sobre todo para una sociedad que basa el éxito en las obras, en los logros, en los esfuerzos - la salvación viene a ser siempre el regalo de Dios para todos aquellos que ponen su confianza en Jesús.