El Precio de Seguir a Jesucristo
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Introducción
Introducción
Nuestros jóvenes y jóvenes adultos están en una etapa importante en la que están considerando su futuro.
Muchos de ellos están cursando su primer o segundo año de universidad.
Tarde o temprano, cada uno de ellos va a tener que decidir el oficio o la profesión que van a estudiar para prepararse para el futuro.
Muchos de niños tuvieron sueños de ser: médico, abogado, policia, astronauta, etc.
Pero, ahora que están en sus primeros pasos de eligir su carrera futura, están reconsiderando sus planes futuros. Muchos se sienten intimidados por lo que requiere una carrera profesional:
Médico - 4 años de universidad, 4 años de escuela de medicina, 3 - 7 años de residencia / especialidad.
Abogado - 4 años de universidad, 3 años de escuela de leyes
Veterinario - 4 años de universidad, 4 años de escuela de medicina veterinaria
Soldador - 4 años de un programa de aprendiz
En México existe un dicho que comúnmente se refiere a los estudiantes; decimos que una persona que estudia una carrera larga / difícil se “ha quemado las pestañas” para lograr una carrera profesional.
Este dicho se refiere a un tiempo en que no había luz eléctrica y la gente debía prender velas para poder mirar de noche.
Por eso, los que estudiaban a la luz de una vela, se decía que pasaban la noche quemando sus pestañas.
Así que tenemos una buena idea de lo que es la autonegación para lograr una carrera profesional o un oficio bien pagado.
El joven se priva de una vida social.
El joven invierte mucho tiempo y dinero.
El joven debe llevar una vida muy disciplinada.
Este mismo concepto es el que Jesús expone ante la multitud y sus discípulos. Jesús reta a todos los que lo escuchan, a:
Cargar su propia cruz
Reconocer el valor del alma
Vivir a la luz del juicio final
I. Cargar su propia cruz
I. Cargar su propia cruz
La semana pasada vimos como Jesús enseño a sus discípulos que él debía sufrir, morir, y resucitar al tercer día.
31 Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar.
A esto, Pedro respondió de manera negativa.
32 Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús.
33 Pero Él volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres».
Pero, ahora Jesús va a aclarar algo muy importante a Pedro, a los demás discípulos, y a la multitud entera:
34 Llamando Jesús a la multitud y a Sus discípulos, les dijo: «Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.
35 »Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará.
En esta afirmación, Jesús aclara que no solamente va sufrir él, no es solamente él quien va a morir / que va a dar su vida por su pueblo, no es solamente él quien se va a negar a sí mismo por la salvación de su pueblo...
…sino si alguno de ellos pretende seguir a Jesús - el llamado es sencillo:
Niéguense a sí mismos
Tomen su cruz
…y así seguirán a Jesús
Es sorprendente lo que dice Jesús porque cada uno de sus oyentes conocían lo que es una crucifixión.
Esta era la pena capital que aplicaban los romanos a los rebeldes.
En más de una ocasión habían visto ellos a los hombres condenados cargar su cruz.
Los condenados llevaban la cruz sobre sus hombros.
No lo hacían de manera voluntaria porque ningún condenado desea morir.
Llevaban la cruz en contra de su voluntad.
Pero, el llamado de Jesús a cada uno que pretende seguir a Jesús, es tomar la cruz voluntariamente y seguir a Jesús.
En otras palabras, el acto de seguir a Jesús requiere cargar un instrumento de muerte.
Seguir a Jesús requiere reconocer que vivimos como hombres condenados a muerte y que vamos a nuestra condena de manera libre y voluntaria.
Por cierto, esto tiene implicaciones de que cada ser humano es libre para tomar o no tomar la cruz.
No creemos en un cristianismo forzado.
El cristianismo no debe ser impuesto a la fuerza sobre la gente. Nadie debe ser forzado seguir a Jesús.
En esto, el cristianismo es muy diferente al Islam que si cree que se debe hacer lo necesario para someter a la humanidad al Islam.
Nosotros creemos que cada ser humano debe ser libre para aceptar o rechazar el mensaje del cristianismo.
Pero, entendamos esto; tomar nuestra cruz es necesario para seguir a Jesús.
No se puede seguir a Jesús sin tomar la cruz.
No es un cristiano el que no toma su cruz.
No importa que diga que ama a Dios, que cree en Dios, que es espiritual pero no religioso - Jesús no reconoce como seguidor suyo al que no toma su cruz para seguirle.
Pero, ¿qué es tomar nuestra cruz?
Jesús lo explica.
Va mucho más allá que cargar una cruz en nuestro cuello.
35 »Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará.
Jesús nos habla acerca de uno que salva su vida y al final la pierde. Pero también habla de una que pierde su vida pero al final la salva.
Tenemos que entender a que se refiere Jesús con la palabra “vida”.
Porque si “vida” representa la vida del hombre (es decir, el estar vivo), entonces diríamos que solo los que mueren (mártires) por causa del mensaje Jesús - solo ellos son seguidores de Jesús.
Significaría que los que no son mártires (los que no dan su vida por causa de Jesús) no son seguidores de Jesús.
Jesús hace una conexión entre “negarse a sí mismo” y a “perder la vida”.
El que se niega a sí mismo es el que pierde su vida por causa de Jesús y del evangelio.
El que no se niega a sí mismo es el que salva su vida.
Así que, el que busca salvar su vida, el que no se niega a sí mismo:
Pretende vivir esta vida de acuerdo a sus propios conceptos, de acuerdo a sus ideales, de acuerdo a su propia voluntad.
Vive según lo que le parece mejor.
Vive según lo que ha aprendido en este mundo.
Vive guiado por sus propios deseos, sus instintos, su carácter, sus metas, etc.
Es una vida egocéntrica donde lo único que importa que es lo que yo digo y que es lo que yo pienso.
Pero, esta vida es muy diferente a una vida que se niega a sí mismo.
Cuando nos negamos a nosotros mismos, tomamos la decisión de ceder nuestros conceptos, nuestro ideales, nuestra voluntad, nuestros deseos, nuestros instintos, nuestro carácter, nuestras metas, etc., a la voluntad de Jesús.
Es una vida donde no vivimos de acuerdo a lo que nosotros queremos sino que ahora vivimos una vida rendida a Dios y a su voluntad para nosotros.
Pablo reconoció esta verdad cuando escribió:
20 »Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
El que se niega a sí mismo es aquel que vive una vida diferente a los ideales de este mundo.
Es aquel que vive pensando en la eternidad.
Es aquel que vive de acuerdo a los ideales de Dios revelados en la vida, como:
Reconocer al único y verdadero Dios
El valor de la vida
El valor de la familia
El valor de la honestidad
El joven que se niega a sí mismo ordena su vida / sus acciones:
…no de acuerdo a lo que podrían pensar sus papás (que es bueno y es importante)
…pero, principalmente vive una vida pensando en lo que Dios piensa, lo que Dios ha revelado en su palabra, en lo que Dios dice al respecto
III. Reconocer el valor del alma
III. Reconocer el valor del alma
¿Por qué nos debe importar como vivimos la vida?
Marcos nos revela que todo se centra en el valor del alma del hombre:
36 »O, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
Cuando el hombre ha vivido toda una vida controlado por sus propios deseos, por sus ideales, por sus opiniones / pensamientos, llegará al final de su vida igual que todos los mortales.
Llegará el momento en que morirá y querrá hacer algo para salvar su vida de la condenación que justamente recibirán los que le dieron la espalda a Dios.
…y querrá dar algo para comprar su alma.
…pero, ya será muy tarde.
Aunque diera todos los tesoros de este mundo, será insuficiente para poder comprar su alma.
El hombre estará en su lecho de muerte, agonizando, y temerá ir a un destino desconocido, y esto llenará de terror su vida, porque ha desperdiciado su vida en las vanidades de este mundo.
Este es uno de los grandes problemas de la humanidad - creer que esta vida es lo único que existe.
La realidad es que hay vida más allá de la muerte.
La realidad es que hay una existencia después de esta vida.
La realidad es que nuestra alma seguirá consciente después que hayamos muerto y el destino eterno depende de seguir o no seguir a Jesús.
En otras palabras, estamos hablando de realidades eternas, estamos hablando del juicio final que se acerca en cada segundo que pasa.
IIII. Vivir a la luz del juicio final
IIII. Vivir a la luz del juicio final
Jesús, sin temor a ofender a sus oyentes, declara:
38 »Porque cualquiera que se avergüence de Mí y de Mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles».
Él sabe que entre la multitud hay algunos que lo siguen por los milagros.
Otros lo siguen por mero interés.
Otros lo siguen por pura curiosidad.
Otros lo siguen porque los ha cautivado su enseñanza.
Y entre la multitud están también los escribas y fariseos que solo están buscando la oportunidad para destruirlo.
…pero, entre ellos también están sus discípulos que por seguir a Jesús serán rechazados, expulsados de las sinagogas, considerados como gente repugnante según sus principios / ideales, etc.
Así que aclara Jesús que la sociedad en la que vivía la multitud hace 2,000 años era una sociedad “adúltera y pecadora”.
Vivían encerrados en una religión muerta donde pretendían agradar a Dios por actos religiosos.
Otros vivían de acuerdo a los ideales romanos y una religión pagana.
Bueno, aquella era una religión “adúltera y pecadora” cuanto más ahora, en que vivimos en una sociedad:
…que te motiva a seguir lo que dice tu corazón.
…que te dice que una mujer debe tener el derecho de terminar con un embarazo porque a final de cuentas en su cuerpo.
…que te dice que lo más importante en la vida es tu felicidad.
…que te dice que las normas de sexualidad de la Biblia son ataduras de las que nos debemos liberar - si eres hombre puedes enamorarte de un hombre, si eres una mujer puedes enamorarte de una mujer.
…pero a final de cuentas, estos ideales violan lo que Dios ha revelado en su palabra.
Por tanto, Jesús anticipa que muchos se avergonzarán de él y su palabra.
Muchos cederán ante los ideales del mundo porque no quieren ser rechazados.
Muchos pensarán conforme a lo que piensa este mundo para ser aceptados.
De aquí surgen gente que dice ser cristiana que apoya lo que a Dios no le agrada.
Terminarán llamando bueno a lo que Dios llama malo.
En lugar de negarse a sí mismo y someter su mente a Dios, comenzarán a someter su vida a este mundo, querrán salvar su vida, pero al final perderán la vida que tanto han luchado por preservar.
Su final será destrucción.
…llegará el día del juicio final y el Hijo del Hombre se avergonzará de ellos y serán condenados a una eternidad sin Dios y sin esperanza.
En el día final, ser darán cuenta que aunque ganaron el mundo, han perdido su alma.
No podrán hacer nada para comprar y salvar su alma.
Este es un mensaje difícil de escuchar y aun más difícil para recibir / aceptar.
Pero, aún así es un mensaje de esperanza.
36 »O, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
37 »O, ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?
Nosotros no podemos hacer para comprar nuestra alma
Pero, Jesús fue a la cruz para pagar el precio por nuestra alma.
Él pagó el precio para rescatar nuestra alma y ahora habiendo sido rescatados podemos decir - soy un seguidor de Jesús, Jesús es mi Señor, él es mi salvador, y la vida que ahora vivo - no la vivo para mi mismo sino la vivo para él.
Vivo esta vida no como cualquier otro ser humano.
Vivo esta vida como un seguidor de Jesucristo y esto lo demostraré mediante mi estilo de vida sometido a su palabra.
Jesús ha pagado el precio y me ha hecho libre de los ideales de este mundo - no temo ser rechazado porque él, el único Dios verdadero, ya me ha aceptado.