Capacitados por el Espíritu Santo
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Capacitados por el Espíritu Santo
Capacitados por el Espíritu Santo
Buenas tardes jóvenes, me encanta estar entre jóvenes como ustedes porque me contagian de su vitalidad, de su ambición de crecimiento. Gracias al Pastor Bulmaro Valle, a Jaziel Valle por la invitación y permitirme usar este lugar para compartir lo que creo que es el mensaje de Dios para nuestras vidas.
Mi propósito en las 2 pláticas que voy a compartir es que al salir tengas bien claro cómo se manifiesta y trabaja el Espíritu Santo y lo que anhela de nosotros. Por supuesto La Biblia nos va a dirigir y animar a entregar lo que tengas que entregar y entrar sin miedo en SU Presencia.
Primero quiero que leamos un pasaje en Efesios:
“Aunque soy el más insignificante de todos los santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las incalculables riquezas de Cristo, y de hacer entender a todos la realización del plan de Dios, el misterio que desde los tiempos eternos se mantuvo oculto en Dios, creador de todas las cosas. El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales,” (Efesios 3:8–10, NVI)
El apóstol Pablo dice claramente nuestra misión como iglesia, como grupo de jóvenes es Predicar a las naciones la sabiduría de Dios en toda su diversidad. La misión de la iglesia no es sólo reunirse para cantar, -es bueno pero no es sólo es-, para escuchar Su Palabra -es bueno pero no es todo-, el propósito mayor es dar a conocer la sabiduría de Dios.
Además dice que se dará a conocer por medio de la iglesias a los poderes y autoridades en las regiones celestiales. Hay una lucha espiritual constante, primeramente se da en el ámbito espiritual que luego se manifiesta en nuestro plano terrenal.
“En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.” (1 Corintios 3:9, NVI)
“¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” (1 Corintios 3:16, NVI)
Ahora el mismo Pablo nos dice que somos colaboradores al servicio de Dios, somos su campo de cultivo, su edificio. Y un edificio se construye para que sea habitado, nadie construye un edificio para dejarlo vacío; si no lo llena quién lo construyó, alguien más intentará hacerlo.
Dios te ha creado y es SU anhelo habitar en ti y en mí. Así que no te preguntas si Dios te quiere dar a Su Espíritu Santo ¡así es! ÉL lo desea hacer.
“En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu.” (Efesios 2:21–22, NVI)
No somos un edificio cualquiera, somos Su Templo. A través de nosotros Dios da a conocer a las potestades y principados Su infinita sabiduría. En una sociedad como la que estamos viviendo, en que decir la verdad es considerado ofensivo, Dios está levantando edificios, templos. Dios está levantando hombres, mujeres que sean ese templo que representen el Reino de la Verdad y de poder para transformar las vidas.
El Señor Jesús dijo: “Ustedes son la luz del mundo...”, o sea ¡ya eres una luz! quizá no lo sepas, o no estés plenamente consciente, pero ¡ya eres Su Luz! Y continuamente te está capacitando por medio de SU espíritu Santo.
O quizá te preguntas ¿pero, cómo voy a lograr ser esa luz al mundo? Tal vez ve nuestras reuniones y cómo cantamos con pasión, oramos con fervor y después regresamos a casa, al trabajo y ¿no se qué más hacer? ¿por qué sólo en la iglesia me siento efectivo?
Dios no quiere que quienes no lo conocen te vean como un cristiano más, anhela que cuando te vean, vean un edificio, vean SU templo. Es tiempo que las personas que nos rodean se sacudan cada vez que la iglesia pasa cerca de ellos, no podemos ser sólo un grupo que refleja a Dios en la iglesia. ÉL te quiere capacitar, pero ¿cómo lo hace? Y de eso quiero hablarte hoy.
Dios le da instrucciones a Moisés para construir un arca y le dice cuál es el propósito de esa Arca.
“Yo me reuniré allí contigo en medio de los dos querubines que están sobre el arca del pacto. Desde la parte superior del propiciatorio te daré todas las instrucciones que habrás de comunicarles a los israelitas.” (Éxodo 25:22, NVI)
Dios le da instrucciones de cómo fabricar el arca, con qué lo va a recubrir y cómo se va a transportar, pero también le dice: “YO me reuniré allí contigo”.
Ahora bien, el arca del pacto, para fines prácticos y sin faltar el respeto, era una cajita de madera de acacia, recubierta de oro. Pero su material no hace especial a esa cajita, sino que en esa cajita Dios se encontraría con él.
En el libro de Samuel veremos qué ocurre con esa cajita cuando los filisteos se la roban y la llevan a su campamento. Ellos no sabían qué sucedería, pero desde Moisés, el pueblo de Israel sabía que la presencia de Dios iba a estar en esa cajita. Los filisteos eran enemigos de Israel y representan los principados y potestades, poderes y autoridades celestiales.
“Después de capturar el arca de Dios, los filisteos la llevaron de Ebenezer a Asdod y la pusieron junto a la estatua de Dagón, en el templo de ese dios. Al día siguiente, cuando los habitantes de Asdod se levantaron, vieron que la estatua de Dagón estaba tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del Señor. Así que la levantaron y la colocaron en su sitio. Pero al día siguiente, cuando se levantaron, volvieron a encontrar la estatua tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del Señor. Sobre el umbral estaban su cabeza y sus dos manos, separadas del tronco.” (1º Samuel 5:1–4, NVI)
Los filisteos se roban la cajita y la ponen en el templo de su dios Dagón. Dagón amanece en el suelo, tirado. Me imagino a los sacerdotes entrando al templo de dagón y verlo tirado, asustados y se ponen de acuerdo con la historia: diremos que fue un temblor quien lo tiró, pero que nadie se entere. Levantaron a Dagón, imagino que lo amarran para que no se vuelva a caer, miran alrededor buscando algo extraño y no detectan nada, sólo una cajita que tiene 2 querubines en la tapa, algo que no impacta.
Al día siguiente regresan y lo mismo, solo que ahora la cabeza y los brazos están desprendidos del cuerpo. Dagón que es su dios, en quien tienen su confianza, está tirado sin cabeza; después de analizar la situación se dan cuenta que eso empezó a suceder desde que metieron esa cajita en el mismo lugar que Dagón y concluyen que el problema es la cajita. Así que lo toman y dicen, vamos a enviarla a otra provincia, la envían a Gat, tierra de los gigantes, de Goliat. Veamos qué sucede:
“La gente de Asdod reconoció lo que estaba pasando, y declaró: «El arca del Dios de Israel no puede quedarse en medio nuestro, porque ese dios ha descargado su mano sobre nosotros y contra nuestro dios Dagón.» Así que convocaron a todos los jefes filisteos y les preguntaron: —¿Qué vamos a hacer con el arca del Dios de Israel? —Trasladen el arca del Dios de Israel a la ciudad de Gat—respondieron los jefes. Y así lo hicieron. Pero después de que la trasladaron, el Señor castigó a esa ciudad, afligiendo con una erupción de tumores a sus habitantes, desde el más pequeño hasta el mayor. Eso provocó un pánico horrible. Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón pero, tan pronto como entró el arca en la ciudad, sus habitantes se pusieron a gritar: «¡Nos han traído el arca del Dios de Israel para matarnos a todos!» Por eso convocaron a todos los jefes filisteos y protestaron: «¡Llévense el arca del Dios de Israel! ¡Devuélvanla a su lugar de origen, para que no nos mate a nosotros y a todos los nuestros!» Y es que el terror de la muerte se había apoderado de la ciudad, porque Dios había descargado su mano sobre ese lugar. Los que no murieron fueron azotados por tumores, de modo que los gritos de la ciudad llegaban hasta el cielo.” (1º Samuel 5:7–12, NVI)
Cuando el arca llega a Gar, empieza a causar problemas, tumores, muertes, pánico.
Ahora les pregunto ¿cuál era el problema, la madera, el oro? ¡claro que no! lo que causó todo eso fue la presencia de Dios todo poderoso que se manifestaba en la cajita. Al principio dijimos que ahora ¡nosotros somos el edificio de Dios, SU morada. Dios ya no tiene una cajita, no habita en un lugar hecho por manos de hombres, Dios vive a través de Su espíritu Santo en ti y en mí.
¡Nosotros somos esa cajita! Su presencia está en nosotros ¿para qué? para que le cantemos ¡claro que sí! pero también para que en el lugar donde lleguemos, en cada casa, tenemos que causar algo, porque a dónde la cajita llega, la presencia de Dios llega y cosas suceden.
“El arca del Señor estuvo en territorio filisteo siete meses, y los filisteos convocaron a los sacerdotes y a los adivinos para preguntarles: —¿Qué vamos a hacer con el arca del Señor? Dígannos de qué modo hay que devolverla a su lugar.” (1º Samuel 6:1–2, NVI)
Los filisteos se cansan de la cajita y reúnen a los sabios, adivinos y preguntan ¿qué haremos con ella? a donde la llevamos causa miedo, muerte, Dagón cayó, ha quedado desprestigiado y ya nadie le adora como antes.
Los adivinos contestan ¡vamos a poner a prueba esa cajita!
“»Ahora manden a construir una carreta nueva. Escojan también dos vacas con cría y que nunca hayan llevado yugo. Aten las vacas a la carreta, pero encierren los becerros en el establo. Tomen luego el arca del Señor y pónganla en la carreta. Coloquen una caja junto al arca, con los objetos de oro que van a entregarle a Dios como ofrenda compensatoria. Luego dejen que la carreta se vaya sola, y obsérvenla. Si se va en dirección de Bet Semes, su propio territorio, eso quiere decir que el Señor es quien nos ha causado esta calamidad tan terrible. Pero si la carreta se desvía para otro lugar, sabremos que no fue él quien nos hizo daño, sino que todo ha sido por casualidad. Así lo hicieron. Tomaron dos vacas con cría y las ataron a la carreta, pero encerraron los becerros en el establo. Además, en la carreta pusieron el arca del Señor y la caja que contenía las figuras de ratas y de tumores de oro.” (1º Samuel 6:7–11, NVI)
Lo que dicen es: para ver si es de verdad el Dios de Israel o fue casualidad o accidente, haremos lo siguiente, tomamos 2 vacas que estén con crías recién nacidas, construimos una carreta nueva, ponemos la cajita sobre la carreta, les ponemos yugo a las vacas, las ponemos en el camino y las dejamos ir, si las 2 vacas llegan hasta su destino, esto fue de Dios, si las vacas no llegan y destrozan la carreta, es que todo fue casualidad.
¿Por qué 2 vacas con crías? porque el instinto maternal atraería a las mamas al escuchar a sus becerros y las haría querer ir hacia ellos. Además que quienes halan la carreta son los machos, no las vacas. Así que lo más probable es que al ir caminando y oír el llanto de sus crías, despedazarían la carreta.
En otras palabras, los adivinos están diciendo: “Vamos a ver si hacen lo imposible y si eso imposible se convierte en posible, entonces fue Dios”. Pero si siguen su curso natural, vamos a ver que pasará un desastre, entonces habrá sido una casualidad.
“¡Y las vacas se fueron mugiendo por todo el camino, directamente a Bet Semes! Siguieron esa ruta sin desviarse para ningún lado. Los jefes de los filisteos se fueron detrás de la carreta, hasta llegar al territorio de Bet Semes.” (1º Samuel 6:12, NVI)
Las vacas siguieron sin desviarse a ningún lado, ni a la derecha ni a la izquierda y llegaron a su destino, pero no sólo no se desviaron, sino que iban mugiendo, quizá quejándose. Quizá se decían una a la otra: algo en mí quiere volver al corral con mi becerro, en mi naturaleza hay algo que me dice que regrese, no ha comido, tiene hambre, está sin protección, pero en lugar de eso, vengo aquí cargando esa cajita. Quiero irme con mi becerro pero algo en mí me lo está impidiendo, tal parece que esta cajita tiene algo especial.
Desde que depositaron en mí la cajita, mi naturaleza quiere hacer algo, pero hay algo más grande que me lo impide. Es más, no puedo girar a a ningún lado, hay algo en esta cajita que es más fuerte que mi instinto natural. Pero, observa, vamos llegando a un poblado, la gente nos está esperando, están alegres, tal parece que hemos hecho algo sobrenatural.
La historia nos lleva a ese punto de reconocer que quién hace la obra totalmente es DIOS. Una vez que tienes una relación con Dios, eres el templo, el Espíritu Santo vive en ti y es lo que te capacita para vivir de forma extraordinaria, de forma diferente.
De principio a fin, quién inicia, perfecciona y termina la obra del Espíritu Santo es ti es DIOS. Sólo SU poder en ti puede hacer mucho más abundantemente de lo que anhelas o deseas.
Ahora bien, quiero terminar con esto, pero antes lo repito, la obra del Espíritu Santo en ti, es gracias al sacrificio de Jesús en esa Cruz. El Espíritu te quiere capacitar y lo único que debes hacer es ¡Acercarte más a Dios!
“Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán.” (Romanos 8:13, NVI)
A veces piensas que porque hay pensamientos que no son correctos, o un hábito que no has podido cambiar, o un pecado que es recurrente, piensas que Dios se ha dado por vencido contigo o que el Espíritu Santo no mora en ti; esa es una mentira de Satanás.
Este verso nos dice la fórmula.
El pecado que mora en ti va a morir, por medio del Espíritu Santo. O sea, no eres tú quién va a matar, asesinar el pecado o esos malos hábitos.
¿Cuántas veces has orado prometido que vas a cambiar o ya no vas a hacer eso que haces y sabes que no está bien? porque has sido tú quién ha querido matar, asesinar ese pecado, o ese mal hábito.
Nunca lo podrás hacer en tus fuerzas ¡nunca! ¿quién te capacita el ES?
Acércate a ÉL, y ÉL hará morir. En otras palabras ¿cómo muere un ser vivo? ¿cómo muere una planta? si los dejas de alimentar. ¿cómo muere un pecado? si lo dejas de alimentar, pero ¿cómo hago eso? Aliméntate del ES, cada día, cada mañana, cada tarde, cada noche. Estudia la Palabra, ora la Palabra, aprende la Palabra. Y al alimentar tu espíritu, el Espíritu dará muerte a esos malos hábitos y ni te darás cuenta de cómo fue, porque es ÉL, quién hace morir el pecado.
¿Cómo fue posible que esos animales llegarán a ese lugar sin desviarse? no fue por que los entrenaron, sino porque el Poder de Dios se manifestó y quiere manifestarse en tu vida, pero más que responder cómo te capacita, es ¿para qué? para dar mucho fruto, esa es la otra plática, pero también para algo más
“y obsérvenla...” (1º Samuel 6:9, NVI)
Para dar testimonio. Después que alimentes el espíritu, tu vida será diferente, tu vida cambiará. Hay muchas personas observándote, y quieren ver qué sale primero en tus momentos difíciles, si tu naturaleza, tu pecado, tus debilidades, o si se manifiesta el poder de Dios.
Una vez que alimentas al espíritu, entonces darás testimonio del poder de Dios, y quienes te observan desearán ser como tú y desearán conocer a ese Dios que hace milagros.
El Espíritu te capacita pero no es para que cantes más bonito, o para predicar bonito, significa ser consciente que somos la habitación de Dios, SU morada. Dios quieres que le dejes habitar en ti y ser quién crezca cada día y tu carne disminuya; es Su obra en ti, tú no lo podrás hacer en tus fuerzas.
Palabra de Dios
Oremos