CONFIANZA EN MEDIO DE LA TEMPESTAD

Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 9 views
Notes
Transcript

Introducción.

Aproximadamente las 11 y 40 de la noche del 14 de abril de 1912, hace 110 años, en el Atlántico norte, El Titanic, el buque más grande y lujoso jamás construido, cortaba seguro la oscuridad y el frío a una velocidad de 22 nudos. Era el quinto día de su viaje inaugural, partió desde Inglaterra y En 48 horas debía arribar a Nueva York, donde su llegada despertaba gigantesca expectativa. No era solo el atractivo del admirable monstruo. Era que, además, en sus ostentosas cabinas viajaban varios de los más poderosos multimillonarios de Inglaterra y Estados Unidos. Y es que el Titanic constituía, al fin y al cabo, la prueba definitiva del ingenio humano. Era considerado una ciudad flotante. El invento capaz de desafiar las fuerzas de la naturaleza.
Un periodista e historiador, estudioso de esta tragedia, cuenta que Bruce Ismay, propietario de la empresa constructora de barcos (White Star Lines), afirmó que la embarcación era insumergible dadas sus características y tecnología avanzada. Según él, este era el buque que “Ni Dios podría hundir”. Sin embargo, tras chocar esa noche con un iceberg “lo que Dios no podía hundir” termino sumergido. Cerca de 1.500 personas (el dato aún no es exacto) de las 2.208 que iban a bordo murieron, esto lo convirtió en uno de los mayores naufragios de la historia.
Que gran diferencia podemos encontrar entre la historia de este famoso transatlántico y lo que sucedió con aquella nave alejandrina que llevaría a 276 pasajeros, entre los que se encontraba el Apóstol Pablo, Aristarco su compañero de prisiones y Lucas el médico amado.

1. Realidades de la Tempestad

Lo primero que debemos señalar en este mensaje es que la Tempestad es una realidad en la vida de toda persona, es decir, la tempestad es una manera de aludir a las situaciones difíciles, a los problemas, a aquellos momentos y circunstancias que muchas veces quisiéramos evitar, pero que terminan llegando a nuestra vida tarde o temprano. Y dicha tempestad trae consigo varias realidades que podemos observar en el pasaje que nos toca estudiar el día de hoy.
A.- Muchas de las tempestades en nuestra vida son consecuencia de nuestras decisiones. Hay dos claros ejemplos sobre esto en nuestro pasaje. Sin embargo, debemos señalar que esto lo estamos abordando desde el punto de vista del hombre.
Pablo enfrentaría la tempestad por haber apelado a César. (Hch. 26:32)Si de momento dejamos de lado que el Señor tenía un plan muy claro para el hecho de que Pablo fuera a Roma, si solo nos quedáramos con el dato de que Pablo se encontraba en ese viaje por haber apelado a César, podríamos ver muy claramente esta realidad, que muchas de las tormentas que enfrentamos son consecuencia de nuestras decisiones. Pero hay otro ejemplo en el pasaje en el que estamos:
Toda la tripulación enfrentarían la tempestad por no atender al consejo de Pablo. (Hch. 27:9-12) Ya había tenido dificultades para llegar de Cesarea hasta un puerto llamado Misia, sin embargo, al llegar a esa ciudad encontraron una embarcación que iba a hacer el viaje directo hasta Italia, por lo que el centurión Julio decidió embarcarse junto con toda su compañía en esa embarcación, en el relato se nos dice que la navegación seguía siendo con dificultad pero aún así alcanzaron a llegar a un lugar de la isla de Creta llamado “Buenos puertos”, y fue entonces cuando se da un momento decisivo del viaje a Roma. Pablo les advierte que ya no es un buen momento para continuar navegando, les recomienda mejor esperar a que pase el invierno pero tanto al centurión, como a la tripulación de la nave no les parece un buen lugar para pasar todo el invierno allí, por lo que deciden buscar llegar a otro puerto que presentaban mejores condiciones para pasar el invierno, ese puerto era parte de la misma isla de Creta y se llamaba Fenice y estaba a tan solo 65 km de distancia. Sin embargo, a pesar de la recomendación del experimentado Pablo (recordemos que al escribirles a los de Corinto les mencionó que había padecido tres veces naufragio 2 Cor. 11:25), decidieron emprender el pequeño viaje pero que terminó llevándolos a la tempestad.
La tempestad nos puede llevar a perder la esperanza. (Hch. 27:20) La descripción que da Lucas es muy gráfica, da detalles de la cantidad de días, de los movimientos que tuvieron que hacer, de como quedaron a la deriva bajo una constante tormenta, sin oportunidad de guiarse por medio del sol o las estrellas, en resumidas cuentas, podría parecer el panorama más desolador, algo que fácilmente podría llevar a cualquier persona a perder las esperanzas.
La tempestad termina revelando lo que somos en verdad. (Hch. 27:21-23) Luego, en medio de ese panorama tan desalentador, se levanta el Apóstol y da una de las más grandes declaraciones que pudo haber dado en su vida y ministerio, algo que puso en evidencia quien era el y a que se dedicaba. Algo similar pasa cuando enfrentamos la tempestad, termina sacando a la luz lo que somos, lo que creemos verdaderamente, como coloquialmente se dice, nos hace sacar a relucir el cobre.

2. La Confianza en medio de la tempestad

Podemos tener confianza en medio de la tempestad cuando nos concentramos en Dios y no en la tempestad. (Hch. 27:21-23) El Señor seguía mostrando el cuidado que tenía de su siervo y su plan. Lo vemos en el trato que Julio tuvo de Pablo y cómo le preservó la vida por medio de él.
Podemos tener confianza en medio de la tempestad cuando creemos en las Palabras de Dios. (Hch. 27:24-25)
Podemos tener confianza en medio de la tempestad porque las palabras y promesas del Señor siempre se cumplen. (Hch. 27:25, 44)
Apuntando hacia Cristo: La situación de la tripulación que se quiso escapar en el bote salvavidas y lo que hizo Pablo nos ofrece un cuadro de lo que la salvación en Cristo es. La tripulación pensó que escaparse sería su salvación, pero en realidad solo estarían evadiendo su responsabilidad, la única manera de mantenerse a salvo era estando todos juntos y permaneciendo en el barco.
Related Media
See more
Related Sermons
See more