La verdadera adoración
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Introducción
Introducción
Las personas piensan que adorar a Dios consiste en cantar y levantar manos. Eso es parte de la adoración, pero no lo es único.
La adoración es la actividad de mostrar amor y devoción a una deidad; también incluye los conocimientos necesarios sobre creencias y prácticas para poder participar en la adoración.
Adoración más que cantar
Adoración más que cantar
1 Jesús sabía que los fariseos se habían enterado de que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan
2 (aunque no era Jesús mismo quien los bautizaba sino sus discípulos).
3 Así que se fue de Judea y volvió a Galilea.
4 En el camino, tenía que pasar por Samaria.
5 Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía.
7 Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber.
8 Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer.
9 La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?
10 Jesús contestó: —Si tan sólo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.
11 —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva?
12 Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?
13 Jesús contestó: —Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed,
14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.
15 —Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua.
16 Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo.
17 —No tengo esposo —respondió la mujer. —Es cierto —dijo Jesús—. No tienes esposo
18 porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad!
19 —Señor —dijo la mujer—, seguro que usted es profeta.
20 Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim, donde adoraron nuestros antepasados?
21 Jesús le contestó: —Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén.
22 Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación viene por medio de los judíos.
23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera.
24 Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.
25 La mujer dijo: —Sé que el Mesías está por venir, al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.
26 Entonces Jesús le dijo: —¡Yo Soy el Mesías!
27 Justo en ese momento, volvieron sus discípulos. Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué le hablas?».
28 La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos:
29 «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será éste el Mesías?».
La mujer samaritana
La mujer samaritana
Regularmente asociamos la historia de la mujer samaritana con el hecho de lo bueno que fue Jesús que aunque los samaritanos y los judíos no se llevaban entre sí, aún así Él fue a buscarla.
Y aunque todo esto es cierto, esta historia encierra otros elementos que muchas veces pasamos por alto.
El deseo de la mujer de adorar en el lugar correcto
El deseo de la mujer de adorar en el lugar correcto
La mujer samaritana estaba pendiente si ella estaba adorando en el lugar correcto aunque la ley no le permitía adorar en Jerusalén por samaritana. Ella estaba buscando el lugar correcto para adorar a Dios.
La respuesta de Jesús: es necesario que se adore en espíritu y en verdad
La respuesta de Jesús: es necesario que se adore en espíritu y en verdad
La adoración es espíritu y en verdad es mucho más grande que buscar un lugar de adoración o una forma.
La adoración es espíritu y en verdad se debe a la intención del corazón.
La adoración es expresarle a Dios nuestra gratitud por lo que ha hecho por nosotros. Y adoramos en espíritu y verdad cuando confiamos nuestros procesos a Dios.
Las implicaciones para nosotros
Las implicaciones para nosotros
Dios busca que nuestra actitud hacia sea una adecuada.
Dios sabe que nosotros no vamos a poder cumplir toda la ley y ser fiel en todo, pero busca que nuestra actitud de adoración sea genuina.
Al levantar las manos o cantar o hacer cualquier cosa para Dios, estamos adorando.
17 Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él.
Todo lo que hacemos es un acto de adoración a Dios, pero tenemos que hacerlo por las razones correctas.
A Dios no lo podemos engañar, puedes aparentar una vida de adoración, porque levantas manos a Dios, porque cantas, porque lees la Biblia, pero Dios busca adoradores verdaderos, es Espíritu y verdad.