Dios es quien obra en nosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito. (Ef. 1.5) Luego, Pablo nos dice, que debemos hacer todas las cosas sin murmuraciones (1Co 10.10; Num. 16.41-49), para que seamos irreprensibles (Lc. 1.6 - Zacarías y Elisabeth; Fil. 3.6 - Pablo) y sencillos hijos de Dios (Mt. 5.45; Ef. 5.1), como luminares en el mundo (Mt. 5.14-16)