Temas de Éxodo: El Maná, la verdadera comida
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Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Voy a hacer que les llueva pan del cielo. El pueblo deberá salir todos los días a recoger su ración diaria. Voy a ponerlos a prueba, para ver si cumplen o no mis instrucciones.
INTRO:
INTRO:
La importancia de una buena alimentación
La importancia de una buena alimentación
Alimentos tóxicos
Alimentos tóxicos
¿Qué desean los señores? Les sugiero algunos de los platos destacados de nuestra carta de hoy: de primero, menestra de verduras aderezadas con plaguicidas o una sopa de pescado con microplásticos; de segundo plato, un bife de ternera al antibiótico o atún bañado en mercurio a la plancha, y de postre, tarta de manzana con cubierta de plaguicida. Nathional Geografic.
Alimentos transgénicos.
Alimentos transgénicos.
Por otra parte la mayoría de las verduras, frutos, etc. que consumimos son productos transgénicos. Un producto transgénico es aquel que ha sido modificado genéticamente.
Por lo general se modifica el ADN de las plantas para que estas sean más productivas y tengan menor tiempo de crecimiento, sean resistentes a virus y plagas, así mismo se las suele alterar para que sus frutos sean de las mismas características, es decir de color y tamaño similar que los originales.
Alimentación saludable
Alimentación saludable
Entonces una alimentación saludable, libre de tóxicos y transgénicos, ayuda a mantener una buena salud y a prevenir enfermedades no transmisibles como la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.
De la misma manera pasa con el alimento espiritual. El diablo ha creado un sin fin de alimentos tóxicos y transgenicos, que parecen “espirituales” pero que en realidad no lo son, se parecen pero no son, con la única intención de contaminarnos el alma, el espíritu y la mente, sustituyendo el alimento espiritual sano, por basura eclesiástica, con un largo menú de falsas doctrinas, etc.
Por eso vamos a ver de qué se trata esto del maná y porqué Jesús dijo que él era el maná que descendió del cielo.
¿Qué era el maná?
¿Qué era el maná?
El pueblo de Israel había sido liberado de Egipto con la promesa de llegar a la tierra prometida.
Sin embargo, llevaban probablemente un mes y medio caminando en el desierto, agotados y frustrados por divagar sin ver una señal de aquel lugar tan anhelado. Y peor aún, sin tener agua ni alimento.
Es entonces comienzan a quejarse y a comparar la comida que tenían en su cautiverio.
—¡Cómo quisiéramos que el Señor nos hubiera quitado la vida en Egipto!—les decían los israelitas—. Allá nos sentábamos en torno a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. ¡Ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad!
Cuando Dios escucha esto, envía un alimento del cielo para saciar el hambre de su pueblo. El maná.
El término “maná” quiere decir: “¿Qué es esto?” (lit. man hu), eso es lo que dijeron los israelitas cuando vieron la provisión de Dios
Como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se preguntaban unos a otros: «¿Y esto qué es?» Moisés les respondió: —Es el pan que el Señor les da para comer.
A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina.
El pueblo salía a recogerlo, y lo molía entre dos piedras, o bien lo machacaba en morteros, y lo cocía en una olla o hacía pan con él. Sabía a pan amasado con aceite.
Por la noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.
Desde lo alto dio una orden a las nubes, y se abrieron las puertas de los cielos.
Hizo que les lloviera maná, para que comieran; pan del cielo les dio a comer.
Todos ellos comieron pan de ángeles; Dios les envió comida hasta saciarlos.
INSTRUCCIONES:
Este alimento especial venía acompañado de algunas instrucciones importantes para los israelitas:
1) debían recoger el maná cada día;
2) no debían almacenar el maná para el día siguiente; y
3) el sexto día recogerían una doble porción, pues descansarían el séptimo, ya que ese último día no habría maná del cielo.
Pero a pesar de toda la claridad de las instrucciones, leemos en los versos 20 y 27
Hubo algunos que no le hicieron caso a Moisés y guardaron algo para el día siguiente, pero lo guardado se llenó de gusanos y comenzó a apestar. Entonces Moisés se enojó contra ellos.
Algunos israelitas salieron a recogerlo el día séptimo, pero no encontraron nada,
Acá vemos a las personas actuando como hasta el día de hoy.
Queriendo hacer las cosas como a ellos les parece aún ante las instrucciones tan claras de parte de Dios.
Esa fue la razón por la cual Dios llevó a Israel al desierto y no directamente a la tierra prometida.
En el versículo 4 dijo: “Yo haré llover pan del cielo para ustedes. El pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción de cada día, para ponerlos a prueba si andan o no en Mi ley”.
Después en la historia, al reflexionar sobre la experiencia del Éxodo, Moisés instruyó a la siguiente generación:
Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, y te humilló y te puso a prueba para conocer lo que había en tu corazón y ver si cumplirías o no sus mandamientos.
Te humilló y te hizo pasar hambre, pero luego te alimentó con maná, comida que ni tú ni tus antepasados habían conocido, con lo que te enseñó que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor.
Ese fue el propósito del maná en el plan de Dios para su pueblo. Que pudieran entender que sus vidas dependen de él.
La tendencia es a querer tomar el control nosotros y hacernos nuestro propio pan. Lo mismo le pasó a Jesús.
Muchos cuando no comen se ponen irritables y de mal humor como los israelitas en el desierto. Y ahí aparece el diablo a tentarnos.
El tentador se le acercó y le propuso: —Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.
Jesús le respondió: —Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Qué vas a hacer la próxima vez que tengas hambre espiritual?
El verdadero maná
El verdadero maná
El verdadero pan de vida
Juan 6 es el capítulo más largo del Nuevo Testamento, y allí vemos nuevamente a personas hambrientas y Jesús las alimenta (la alimentación de los cinco mil).
Luego de que las multitudes lo siguen con insistencia, Jesús les habla directamente y les dice:
—Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse.
Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
Jesús le revela a las multitudes que las señales apuntaban a Él, y que debían creer en él, pero la gente, insiste queriendo ver más señales.
—¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer?—insistieron ellos—.
Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer.”
—Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo—afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre.
El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
—Señor—le pidieron—, danos siempre ese pan.
—Yo soy el pan de vida—declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
Ahora, cuando volvemos al relato de Éxodo, entendemos que el maná apuntaba a Cristo Jesús, quien es el verdadero Pan del Cielo.
¡Esa es la verdadera y más grande provisión de Dios para sus hijos!
Yo soy el pan de vida.
Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron.
Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere.
Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.
Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí, vivirá por mí.
El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.
Jesús le respondió: —Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.
CONCLUSIÓN:
CONCLUSIÓN:
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Necesitamos todos los días alimentarnos de Cristo, de su Palabra, de sus enseñanzas, cargar nuestra vida de hábitos que nutran nuestra vida espiritual.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe.