10 jóvenes usados por el Señor

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Eclesiastés 11:9 RVR60
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.
Tristemente algunos jóvenes piensan que Dios no los puede usar. Piensan que el Señor solo podrá usarlos una vez que hayan acabado la carrera en la universidad, o que primero se tienen que casar para luego ser útiles en las manos de Dios. ¡Nada más lejos de la verdad!
La Biblia enseña una y otra vez que el Dios Altísimo es capaz de usar a cualquiera. Hoy todo lo que quiero hacer es nombrar a diez jóvenes usados por Dios en las Escrituras que pueden servirnos de ejemplo.

1. José en Egipto

Uno de los ejemplos más famosos de un joven usado por Dios es José, el hijo de Jacob. Después de ser rechazado y vendido por sus hermanos cuando tenía solo 17 años, José acabó cuidando la casa de uno de los hombres más poderosos en Egipto, a saber, Potifar. José se comportó de una forma magistral en todo, aun cuando la preciosa esposa de Potifar quiso seducirle. José se mantuvo recto en todo momento y el Señor le exaltó a la diestra del Faraón con el fin de preservar al pueblo de Israel y a los hermanos suyos que le habían vendido años antes. Dios fue glorificado en la vida de José.

2. El niño Samuel

Alguien aun más joven que José era el niño Samuel, el cual fue dedicado a la obra del Templo por su piadosa madre Ana. Como niño, Samuel oyó la voz audible del Señor y recibió una palabra profética denunciando a Elí y a su familia por sus múltiples pecados. Samuel llegaría a ser el profeta más respetado en el tiempo de transición entre los jueces y la monarquía. Pero todo empezó cuando era apenas un niño supuestamente insignificante.

3. El pastorcito David

Hoy día tendemos a pensar en David como el rey más importante de toda la historia de Israel. Era fuerte, valiente y un hombre “conforme al corazón de Dios”. No obstante, David empezó su vida en el anonimato, pastoreando las ovejas de su padre mientras sus hermanos mayores iban a pelear contra los filisteos. Seguramente David pasó sus días alabando al Señor y vio cómo Dios le libraba de peligros en el campo (osos, leones y otros animales salvajes). Dios fortaleció al joven David en el lugar secreto con el fin de usarle poderosamente en la nación de Israel. Su fe en Elohim le llevó a oponerse al gigante filisteo Goliat y a partir de su victoria, el joven David (sin carrera universitaria y sin esposa) se convirtió en uno de los hombres más famosos y temidos del Medio Oriente.

4. La criada de la mujer de Naamán

La sanidad de Naamán, el capitán del ejército, es bien conocida. Después de meterse siete veces en el río Jordán, el Señor le curó totalmente de la lepra en obediencia a una palabra profética dada por Eliseo. Sin embargo, lo que tendemos a olvidar es que la historia no comenzó con Eliseo, sino con una muchacha hebrea “la cual servía a la mujer de Naamán” (2 Reyes 5:2). Fue ella la que dijo a su señora: “Si rogase mi señor Naamán al profeta Eliseo que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”. Cuando el rey oyó las palabras de la niña judía, siguió su consejo y buscó sanidad. No sabemos nada más acerca de la chica ni cuántos años tenía; pero sí sabemos que poseía una gran fe en el poder sanador del Dios de Israel. ¡Ojalá todas las muchachas de nuestra generación tuviesen la misma clase de confianza en el Señor!

5. El joven rey Josías

El nombre de Josías es conocido en nuestros días porque era uno de los pocos reyes “buenos” en la historia de Israel y Judá. Su vida fue caracterizada por el temor al Señor, pero empezó a reinar con la tierna edad de ocho años. Cuando se redescubrieron los libros de la Ley de Moisés en sus días, realizó una reforma a nivel nacional que produjo un gran avivamiento. Sorprendentemente, Josías llevó a cabo la reforma cuando tenía apenas dieciséis años. Algunos comentan que Martín Lutero era joven cuando clavó sus 95 tesis en la puerta del castillo de Wittenberg así iniciando la Reforma protestante. El alemán tenía sus 33 años en aquel entonces. No obstante, Josías tenía la mitad de años que el gran reformador protestante. ¿Quién decía que Dios no puede usar a los jóvenes?
6. Jeremías, el profeta
El testimonio de Jeremías es algo parecido a aquél de Juan el Bautista. Si piensas que José, Josías y David eran jóvenes cuando fueron usados por el Señor, ¿qué dirías entonces de Jeremías? ¡No había nacido todavía y la mano del Señor estaba sobre él! Dice el Señor textualmente, “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5). Antes de levantar a Jeremías como el predicador más destacado de su generación, Dios le tenía preparado en el vientre de su mamá. ¡Increíble!

7. Daniel en Babilonia

Es cierto que Daniel llegó a ser un hombre mayor en Babilonia, pero comenzó siendo un muchacho. Fue escogido para cargos especiales en el extranjero porque era excelente en todo lo que hacía. Se esforzó tomando sus estudios en serio, y luego Dios le usó en el momento oportuno para dar testimonio del Dios de Israel a los caldeos. Tanto Daniel como sus tres amigos son buenos ejemplos que nos enseñan que los hijos e hijas de Dios somos llamados a ser buenos estudiantes y trabajar infatigablemente para glorificar el nombre del Señor en nuestras vidas. La pereza es un gran pecado que los jóvenes cristianos debemos evitar.

8. El chico con la comida

Antes de poder dar de comer a los 5.000, Jesús necesitaba comida. El que se la ofreció fue un muchacho completamente desconocido. ¿Cómo se llamó? No lo sabemos. ¿Cuántos años tenía? No lo sabemos. ¿De dónde era? Tampoco lo sabemos. Pero sí sabemos que estuvo dispuesto a dar todo lo que tenía al Salvador. “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos” (Juan 6:9). Los mismos discípulos menospreciaron su ofrenda preguntando, “¿Qué es esto para tantos?” Sin embargo, la buena noticia es que Cristo no se burló del chico, sino que tomó su ofrenda y lo usó para dar de comer a miles de hambrientos. Aunque no tengamos mucho, si ponemos lo que poseemos en las manos de Cristo, Él podría hacer maravillas con aquello. De nuevo, no hace falta ser famoso ni alguien importante para ser usado por el Señor.

9. El apóstol Juan

Los eruditos bíblicos están convencidos de que el más joven del grupo apostólico era Juan. Tienden a pensar que tenía alrededor de 17 años cuando empezó a seguir a Cristo. Qué alegría considerar que Cristo tenía tiempo para los jóvenes. Cualquier otro seguramente habría optado por escoger a los mejores hombres según la apariencia humana; pero Jesús quiso usar la vida de Juan de una manera muy especial. De mayor, Juan se convirtió en un gran predicador y pastor de la Iglesia de Cristo y escribió cinco libros del Nuevo Testamento. ¡Menos mal que Cristo no menosprecia la juventud!

10. Timoteo, el pastor

El último nombre en nuestra lista es el joven pastor de la Iglesia de Éfeso, Timoteo. Pensamos que tenía sus 25 años cuando empezó a pastorear. Aun así, Pablo le estableció como una columna del evangelio en una ciudad bien necesitada animándole a ser un ejemplo en todo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Timoteo era joven, pero Dios quería usarle para edificar a la Iglesia de Cristo.

Conclusión

Es cierto que la mayoría de los jóvenes del mundo solo quieren vivir para sí mismos y entregarse a sus pasiones vergonzosas; pero el Señor, en su soberana gracia, también decide levantar a jóvenes dedicados a la santidad y a las cosas de su Reino. Jóvenes como José en Egipto, Samuel, David, la criada de Naamán, Josías, Jeremías, Daniel, el chico con la comida, Juan y Timoteo. Jóvenes como tú. Jóvenes como yo.
Lucas 2:41–52 RVR60
Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos;pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
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