30. Todo el Consejo de Dios: La tentación de Cristo (Desierto, montaña y templo)

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Lectura de Lucas 4:1-13.

Introducción

Por la guía y misericordia del Señor, hoy continuamos con nuestra serie “Todo el consejo de Dios” y a manera de recapitulación podemos mencionar:
El propósito de la serie
El Desarrollo del plan orgánico, histórico y progresivo del plan de Dios en primera instancia en el AT (Periodo Mosaico, periodo previo al profetismo y el profetismo)
La estructura del NT gira entorno a la Vida, Ministerio y Obra de Cristo, la simiente prometida
La importancia de la encarnación en el proceso de revelación (Pleroma, plano vertical y horizontal)
Juan el bautista (último profeta del AT)
Ahora bien, en este sermón hemos de meditar en los hechos que ocurrieron inmediatamente después del bautismo de nuestro Señor Jesucristo, a saber, Su Tentación. Aprenderemos a ver este realto histórico no como un hecho aislado, sino como una parte importante del proceso de revelación en el cual recordaremos algunos sucesos del AT y los contrastaremos con estos pasajes y veremos que tendrán mucho más sentido para nosotros. Que el Señor nos ayude.

Exposición bíblica doctrinal

Lectura de Lucas 4:1-13.
Estos pasajes nos enseñan:
Los ataques siniestros de satanás hacia Cristo, tentándolo:
En relación a su provisión en la necesidad.
En relación a su adoración y obediencia.
En relación a su obra redentora.
El alejamiento temporal de satanás para volver a tentarlo más adelante.

Consideraciones iniciales

Para comprender este relato y armonizarlo con el resto de la escritura, debemos considerar algunos puntos:

El descenso del ES en el bautismo de Jesús

El Espíritu que desciende sobre Jesús en forma de ave nos recuerda a Génesis 1:2 “2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” cuando el ES se cernió sobre el vacío sin forma para formar los reinos de las criaturas y los reyes de las criaturas.
También recuerda cuando formó y llenó a Adán como imagen de Dios y entró en pacto con él. Por tanto, la presencia del Espíritu significa que viene una nueva creación. Al descender sobre Cristo, hace saber que a través de su persona y obra se inaugurará una nueva creación en la que llegará la plenitud de la redención.
Junto con la presencia del Espíritu, también está la voz afirmativa del Padre desde el cielo, que dice: “Tú eres mi Hijo amado; contigo estoy muy contento”. Desde la caída de Adán, hasta el advenimiento de Cristo, Dios miró a los hijos de Adán y vio sólo pecado y culpa, miseria y corrupción, y nadie pudo levantarse de aquel ejército caído que era agradable a sus ojos.

Del primer Adán al segundo

También tenemos el relato de la genealogía de Cristo, donde comienza con el mismo Jesús y continúa avanzando por su línea. Remonta su linaje más allá de David y Abraham hasta llegar a Adán, “el hijo de Dios” (Lucas 3:38). Por medio de esta expresión, Lucas proclama que ha llegado un segundo Adán, uno más grande que el primero. El postrer Adán tiene el Espíritu y agrada al Padre. Por lo tanto, no es al primer Adán, sino al segundo y último Adán a quien todos deben buscar la salvación. Este es el mensaje básico del evangelio, es por ello que más adelante Pablo dirá: 1 Corintios 15:45 “45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”
Ahora bien con estas 2 consideraciones pasemos a meditar en las 3 tentaciones que nuestro Señor recibirá de satanás, las cuales constan de 2 partes: Ataque y Contraataque

1. El Desierto, Primera tentación

Lucas 4:1–4 RVR60
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.
“El Señor Jesús es llevado por el ES al desierto, donde será tentando por el enemigo. Siendo verdaderamente hombre, el Señor Jesús estando hambriento y débil, satanás aprovecha y lanza la primera tentación, una flecha llena de veneno que fácilmente podría traspasar a cualquier hombre (así como un clavo caliente a la mantequilla), pero vemos que Cristo es también verdaderamente Dios, El Verbo encarnado resiste al enemigo”
Ahora bien ¿Cómo podemos armonizar esta tentación con el resto de la historia de la redención?

La tentación en el Edén y la tentación de Cristo

Este pasaje, resume la prueba de Jesús en el desierto como el segundo y último Adán. Es una recapitulación de la primera prueba de Adán en el jardín, pero claramente con algunos contrastes notorios, como ser:
Primero, mientras Adán fue probado en el jardín, Jesús es probado en el desierto. El Edén era una réplica de los cielos más altos y aguas dadoras de vida fluían a través de él, sustentando la vida en abundancia. En completo contraste, el desierto en el que Jesús fue probado era un emblema seco, abrasado y asolado por la muerte de la caída.
Un segundo punto de contraste es que a Adán se le dio una ayuda, un compañero humano íntimo y sin pecado para fortalecerlo ante la tentación. Pero Jesús está completamente solo como mediador y Mesías.
Un tercer contraste es que a Adán se le dieron todos los árboles del jardín para comer, excepto un árbol. Tenía a su disposición alimentos para satisfacer todos los apetitos imaginables que no estuvieran contaminados por el pecado.
Con esto en mente pasemos a la explicación de la primera tentación:

Cristo Jesús, mejor que Adán e Israel

Jesús había escuchado la voz de su Padre cuarenta días antes. Pero la siguiente voz que oye, que rompe el silencio, le dice: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan” (Lucas 4:3). Esta voz no es otra que la voz de la serpiente, que pecó desde el principio y que zarandeó a Adán y a Eva como trigo en el huerto. Al ver a Jesús débil y fatigado por el hambre, pone en duda la palabra de su Padre y su identidad de Hijo. “Si eres Hijo de Dios”.
(Ataque)Esta tentación refleja la tentación primordial cuando la serpiente cuestionó la bondad y confiabilidad del Padre y la provisión del Espíritu e instó a Eva a usar mal el buen regalo de Dios de comida para placer egoísta. De la misma manera, ahora le dice a Jesús: “No podrás vivir si no le dices a esta piedra que se convierta en pan”. Es como satanás dijera...
(Contraataque) Pero Jesús refuta la tentación de Satanás citando Deut. 8:3. “Escrito está: 'No sólo de pan vivirá el hombre'” (Lucas 4:4). La respuesta de Jesús a Satanás es un “¡No!” inmediato, absoluto y antitético. incluso mientras está parado en el desierto y sufriendo hasta el punto de morir de hambre. No sólo de pan vive el hombre.
Ahora bien, si nos detenemos por un momento en el pasaje que nuestro Señor citó veremos que es una una referencia a Israel en el desierto donde fue probada y tentada Deuteronomio 8:3 “3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.”
Esta fue una prueba para Israel mediante la cual aprendería sobre el poder verdaderamente sustentador de vida de la palabra de Dios. Pero Israel no pasó la prueba Éxodo 16:2–3 “2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; 3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.”
La cita de Jesús en respuesta a Satanás revela que está recapitulando la tentación de Israel en el desierto tal como está recapitulando la tentación primordial de Adán en el jardín. Aparece así no sólo como el segundo y último Adán, sino también como el nuevo y verdadero Israel. Así como Adán es llamado hijo de Dios por Lucas (Lc 3.38) Israel como nación es también llamado así: Éxodo 4:22–23 “22 Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”
En las Escrituras se hace referencia a Adán, Israel y Jesucristo como hijos de Dios: Adán, el hijo protológico, Israel, el hijo tipológico, y Jesucristo, el Hijo eterno y escatológico. Israel había caído, recapitulando el pecado del primer hijo, Adán, pero Jesús viene diciendo, por así decirlo: “Yo no soy Adán. Yo no soy Israel. Soy el redentor de Adán y de Israel. Y mientras esté en el desierto, viviré de cada palabra que sale de la boca de Dios.
En el desierto:
¿la palabra de quién prueba Jesús? Él prueba la palabra de su Padre.
¿A qué voz escucha Jesús? No escucha la voz de la serpiente, sino la voz de su Padre.
¿En cuyo poder camina Jesús? Él no camina en la carne, sino en el poder del Espíritu.
En todo esto demuestra ser el verdadero Hijo, uno más grande que Adán e Israel. Está ofreciendo obediencia a Dios que ni Adán ni Israel ofrecieron jamás.
En la obediencia de Jesús, ocurre la primera herida en la cabeza de la serpiente. Cuando se enfrenta por primera vez a la serpiente, inmediatamente aplica su calcañar a su cabeza como alguien que está total y enteramente consagrado a la gloria de su Padre y del Espíritu.
Antes de pasar a la segunda tentación, quiero que observen cómo la tentación de Cristo nos lleva a armonizar su vida con las escrituras del AT, el Dr. Lane Tipton dice en su libro “Fundamentos de la Teología del Pacto” lo siguiente:
A la primera tentación en el desierto le sigue una segunda en una montaña y una tercera en el templo. El movimiento geográfico hace evidente que el período de prueba de Jesús en el desierto sigue intencionalmente el modelo del éxodo de Israel. Con Egipto detrás de ella y Canaán delante de ella, Israel se encuentra en un desierto en el que pronto llega al Monte Sinaí y luego construye el tabernáculo que luego tomaría forma estacionaria en el templo. Jesús, segundo y último Adán y nuevo y verdadero Israel, está provocando un nuevo éxodo; él está revirtiendo la maldición y sacando vida del desierto.

2. La Montaña, Segunda tentación

El triunfo inicial de Jesús en su primera tentación no disuade a Satanás. Luego lleva a Jesús a una montaña donde lo tentará por segunda vez.
Lucas 4:5–7 RVR60
5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.

La importancia de las montañas en la Palabra del Señor

La ubicación montañosa es importante por dos razones.
Primero, la montaña es el punto central del culto religioso. Ya sea la montaña de Dios en el Edén, el monte Sinaí, el monte Sión en la Tierra o el monte Sión celestial, la montaña es el lugar intensivo de la religión verdadera. En la prueba de Jesús en el desierto, Satanás lo lleva a un lugar de montaña alta, al “consejo anti-gloria” del anticristo. Allí le muestra a Jesús los reinos del mundo en un instante y se los ofrece a cambio del precio de adorarlo.
En segundo lugar, el entorno montañoso, en la providencia de Dios, se remonta al éxodo de Israel cuando la nación atravesó el desierto y llegó al monte Sinaí. Esto pretende ilustrar que Jesús está recapitulando la historia de Israel como el verdadero Israel, el verdadero Hijo de Dios.

Gloria sin sufrimiento ni obediencia

(Ataque) La tentación en sí es simple. Básicamente, Satanás le dice a Jesús: “Puedes evitar el camino del sufrimiento. Puedes evitar el camino de la adoración. Puedes evitar el camino de la obediencia a tu Padre. Puedes evitarlo todo y los reinos de este mundo te serán entregados. Todo lo que debes hacer es inclinarte y adorarme”. Satanás expresa su mayor y más perverso deseo: Presenta la perspectiva de gloria sin sufrimiento ni obediencia.

Solo el Dios Trino debe ser Adorado

(Contraataque) Jesús refuta la mentira de Satanás con otra cita de Deuteronomio 6:13 “13 A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás.” (Lucas 4:8).
Deuteronomio 6 incluye el šĕma ʻ ,“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (6:4). Hay un Dios trino verdadero y vivo. Sólo él debe ser adorado; sólo su voz debe ser escuchada; sólo su voluntad debe ser seguida con obediencia de toda alma.
En efecto, Jesús le está diciendo a Satanás: “Yo soy la encarnación y el cumplimiento del šĕma ' y tú, Satanás, debes adorar y servir al Señor Dios Todopoderoso y a ningún otro”.Deuteronomio 6:13; 8:3 recuerdan a Satanás que la única manera de gloriarse en el Espíritu es la consagración de toda alma a Dios. Al oponerse a la voz engañosa de Satanás, Jesús reivindica la voz de su Padre, quien lo declaró su Hijo amado y agradable.

3. El Templo, Tercera tentación

Habiendo enfrentado a Satanás en las dos primeras tentaciones, Satanás presiona aún más a Jesús con una tercera:
Lucas 4:9–12 RVR60
9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.

La morada de Dios en el Templo

Después de las tentaciones del desierto y la montaña, Satanás lleva a Jesús al templo. El templo es el icono de la comunión religiosa con Dios. Allí el sumo sacerdote, que estaba consagrado al servicio del templo de Dios, ofrecía sacrificios de animales para que un Dios santo habitara con su pueblo redimido para ser adorado y adorado.
Ahora bien, para comprender mejor el porqué del templo observemos que el orden de las tentaciones de Jesús lo describe recapitulando la historia de Israel y provocando un nuevo éxodo. Cuando Moisés subió a la montaña, se le mostraron los planos del tabernáculo que más tarde se convertiría en una vivienda fija en el templo (Éxodo. 25:40). Al reunir las tres tentaciones, vemos al Mesías que atravesó el desierto y las montañas llegar ahora al templo, la réplica terrenal de la gloria de Dios en los cielos más altos. Llega a una copia y sombra del templo celestial mismo (Hebreos 8:5 “5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.” )

Satanás busca tropiezo a los pies de Cristo

(Ataque) Ahora Satanás cambia su estrategia citando él mismo las Escrituras. Su lógica se puede parafrasear: "Cristo, has citado deDeuteronomio 8 y 6, así que supongo que eres un Mesías que cumple las Escrituras. El Salmo 91 dice que Dios te dará ángeles para que te protejan, para que tu pie no tropiece en piedra. ¿Ves las piedras debajo de nosotros? Lánzate de aquí para que se cumpla la palabra de vuestro Padre”.
¿Por qué Satanás tiene en mente los pies de Jesús? La razón es que Jesús puso su calcañar en la cabeza de Satanás en las dos primeras tentaciones. Satanás sabe que su única esperanza, por lo tanto, es desviar sus pies del camino de obediencia y adoración que está andando. Para lograr esto, cita Salmo 91:11–12 “11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. 12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.” , pero engañosamente se detiene antes del versículo 13. Salmo 91:13 “13 Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.”
Los pies del Mesías están en la mente de Satanás porque quiere que se los quiten de la cabeza y, en cambio, quiere que tropiecen en el pecado, la desobediencia y la autopromoción. No quiere que los pies del Mesías asciendan al cielo, sino que caigan al suelo y sean destrozados.

Cristo aplastará la cabeza de la serpiente

(Contraataque)Jesús, sin embargo, sabía que sus pies habían venido con un propósito: aplastar la cabeza de la serpiente. Entonces, para un tercer y último contraataque, Jesús regresa a otro pasaje muy cercano al šĕma ʻ ,Deut. 6:16.“Está dicho: 'No tentarás al Señor tu Dios'” (Lucas 4:12).
La respuesta de Jesús a Satanás se puede parafrasear diciendo: “Estos pies no han venido para hacer tu voluntad, sino la voluntad de mi Padre que me envió, y no se desviarán ni a izquierda ni a derecha. Soy la encarnación encarnada del šĕma ʻ . Y he venido a aplastaros bajo mis pies”.
En el templo, Jesús se muestra como la simiente prometida que elevaría a un pueblo no al templo terrenal sino al templo que está arriba en los cielos más altos, que fue hecho antes de la creación de los cielos y la tierra visibles (Génesis 1:1;Neh. 9:6; Isa 6:1–6).

4. El último ataque siniestro de satanás a Cristo

Al superar con éxito la tercera tentación escuchando únicamente la voz de su Padre, Jesús pisoteó a Satanás.
Lucas 4:13 RVR60
13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.
¿Cuándo satanás retornó a tentar al Señor? Lucas lo revela más adelante en su narración, cuando Jesús se encuentra en su punto más débil, colgado en la cruz.
Lucas 23:35–39 RVR60
35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. 36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, 37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. 39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Jesús había enfrentado anteriormente una triple tentación de Satanás que comenzó en el desierto, continuó hasta una montaña y terminó en el templo. Ahora, en la cruz, en este “momento oportuno”, hay una triple tentación similar que emplea la misma estrategia y sintaxis que Satanás usó antes: “si” seguido de un imperativo. Comienza con la burla de los gobernantes (23:35), procede a burlarse de los soldados (23:36–38), y termina con la reprimenda de uno de los criminales (23:39).
Esta triple tentación es una especie de espiral alrededor de la cruz de Cristo. La misma preocupación fundamental de las tentaciones en el desierto se repite contra Jesús en la cruz. El pueblo une sus voces a las de Satanás. Las palabras de Satanás, “Si eres el Hijo de Dios”, tienen eco en las voces de los gobernantes, “Si él es el Cristo de Dios. . . ”, y las voces de los soldados, “Si eres el Rey de los judíos . . . ”, y la voz del criminal: “¿No eres tú el Cristo?”
La reprimenda del criminal se destaca de una manera excepcionalmente culminante porque es la más sutil de todas las tentaciones. “¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti y a nosotros !” ¿Por qué es esto tan siniestro? Porque Jesús vino a buscar y salvar a los perdidos. Y ahora, uno que pronuncia las palabras de la serpiente clama, diciendo en efecto: “No sólo te salves a ti mismo, Jesús, sino sálvanos también a nosotros al no morir en una muerte sustitutiva y sacrificial”. Este criminal apela astutamente a la autocomprensión mesiánica de Jesús y le pide que abuse de la concepción de la salvación y la redefina como un rescate temporal de una muerte inminente. Pero ese no es el tipo de salvación que Jesús vino a conseguir.

Pero...

Junto a la triple voz tentadora de los gobernantes, los soldados y los criminales, hay una cuarta voz. Antes de ser llevado al desierto para ser tentado, Jesús había oído a su Padre decir:“Tú eres mi Hijo amado; tengo complacencia en vosotros” (Lucas 3:22), y confirmó la palabra infalible de su Padre frente a la palabra de Satanás mientras caminaba en la gloria del Espíritu que le había sido dado en su bautismo. Ahora, en la cruz, se escucha una cuarta voz de los labios desprevenidos de otro criminal colgado a su lado.
Lucas 23:40–43 RVR60
40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Este ladrón no había sido discípulo de Jesús ni había sido entrenado por quienes conocieron a Jesús. Sin embargo, ante la serpiente y su descendencia, confiesa que este hombre Jesús no está equivocado como ellos mismos. Confiesa su propio pecado y la impecabilidad de Jesús mientras muere junto a él maldecido en una cruz. El ladrón une su voz a la voz del Padre porque, por la gracia de Dios, sabe quién es Jesús.
Hablando directamente a Jesús, el ladrón le dice: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino”. Su petición presupone que cuando Jesús muera, no permanecerá muerto. Más bien, a través del sufrimiento entrará en su reino con gloria y poder. Y el ladrón desea que Jesús se acuerde de él cuando lo haga. Jesús no vino al mundo para juzgar al mundo en su primera venida, sino para que el mundo sea salvo por él: judíos y gentiles elegidos, todo su pueblo de los cuatro rincones del mundo, incluido este ladrón que cuelga junto a él.
¿Qué dice Jesús en respuesta a las voces serpentinas de los gobernantes, soldados y criminales? Nada , lo cual es aterrador porque más tarde oirán su voz en el juicio al final de los tiempos pronunciando una sentencia de condenación contra ellos. Pero él no había venido a defenderse ni a juzgar al mundo en ese momento; vino a buscar y salvar a los perdidos. Sólo cuando un ladrón solitario que muere a su lado le grita pidiendo salvación, habla . Jesús le dirige al ladrón una palabra de salvación: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
El Paraíso es el fin de este nuevo éxodo que él ha inaugurado; es el paraíso de Dios en los lugares celestiales, en el que se encuentra el árbol de la vida. Jesús había venido para que ese mismo día este ladrón estuviera con él en el paraíso.

Aplicaciones experienciales

¿Habías visto alguna vez de esta forma las tentaciones del Señor, armonizando con los relatos del AT?
¿Comprendes que ni Adán, ni Israel pudieron ser obedientes sino solo Cristo?
Los ataques del enemigo son reales y siniestros, su estrategia siempre es la misma, a nosostros:
Nos tienta a dudar de la provisión del Señor
A quitar nuestra adoración y glorificación del Dios Trino
A tentar al Señor torciendo las escrituras
Aprendamos de la forma de defensa (no contraataque) ante la tentación.
Dependencia de las escrituras
Promesa
Juicio
¿Eres parte del séquito de malditos que acusan a Cristo o eres como aquel criminal que gritó en su cruz por perdón al cual Cristo consoló?
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