Dios Reina 2
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Dios Reina 2
Dios Reina 2
La semana pasada vimos que es en los momentos difíciles cuando Dios tiene toda nuestra atención ¡no es cuando todo va bien! Esto vimos el miércoles en Salmo 107. Para la mayoría fue en la crisis, enfermedad, quiebra, cuando más buscamos a Dios. Quizá esa fue tu experiencia, esa crisis te acercó a Dios y ese resultado hace que la crisis haya valido l apena; si el sufrimiento no te acerca a Dios, no te lleva a depender de ÉL, fue una crisis desperdiciada.
Dios logra más en nosotros en los baches de la vida que en la autopista, en la inseguridad que la seguridad, en el dolor que la salud. En la desesperación se te olvida quién te cae mal, quienes te han ofendido, los que te deben, en ese momento ¡necesitas a Dios! lo buscas con desesperación; se te puede aparecer la tentación más grande y prefieres orar; en el miedo o cuando la vida está en riesgo es que la mayoría busca a Dios, en la crisis Dios tiene toda nuestra atención, es cuando las cosas van bien cuando muchos se alejan de Dios.
La Biblia está llena de historias escritas en tiempos de inseguridad, es un registro de la fidelidad de Dios a quienes le buscan. Es muchas de las historias la gente se pregunta ¿qué pasará? ¿vendrá Dios a rescatarme? Y esa es nuestra historia.
Desde la perspectiva bíblica, lo que experimenta todo ser humano es parte de la vida y por eso no tenemos nada que temer porque ¡Dios no ha cambiado! Dios es experto en cuidar a su gente en tiempos difíciles, esto lo vemos una y otra vez. La semana pasada terminamos con Romanos:
“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.” (Romanos 8:28, NTV)
Y dijimos que todas las cosas incluye ¡todo! la deuda, pérdida de trabajo, enfermedad, matrimonio en crisis ¡todo! Dios siempre trabaja en nuestros tiempos de inseguridad. La pregunta es ¿qué debo hacer en lo que Dios responde? ¿qué hago hoy? ¿cómo vivir mientras Dios hace algo? y DIOS nos responde de forma específica.
Veremos una carta que Pablo escribe, te diré el contexto para poder entenderlo, porque si no sabes el contexto puedes pensar ¡esto no es para mí! porque ese Pablo no ha vivido lo que yo he vivido. Pero es su vida la que da el contexto a lo que él dice.
Pablo ha dejado Jerusalén, viaja compartiendo el mensaje, funda iglesias en Asia, Europa. Es un judío en el mundo griego diciendo “lo que hasta ahora han creído ¡está mal! les diré el nuevo sistema de creencias pero para eso primero ¡dejen de creer en sus dioses! Crean en Jesús el Hijo de Dios”.
Pablo persuadió a la gente que Jesús es el Mesías y Salvador no solo de los judíos sino de todo el mundo. Empieza una iglesia en Filipos en la actual Grecia, una ciudad fundada por Filipo II de Macedonia, papá de Alejandro Magno. Con el tiempo Pablo se prepara para regresa a Jerusalén, pero los líderes religiosos lo quieren matar porque piensan que pervierte el judaísmo al compartir con los griegos que ellos o cualquiera puede adorar al Dios judío y que no tienen que convertirse al judaísmo. Dios envió a SU Hijo para cubrir toda esa ley.
Sus amigos le advierten que no vaya a Jerusalén, pero de todos modos lo hace, llega al templo de Jerusalén, los líderes lo acusan de violar la ley judía, lo agarran, lo golpean pero alguien llamó a los soldados romanos que arrestan a Pablo más bien para rescatarlo de la turba y lo llevan a la cárcel.
Cuando lo llevan los soldados, Pablo les dice que es ciudadano romano y eso cambia las cosas, porque la ley trata de forma diferente a los judíos y a romanos. Lo envían a Roma para ser juzgado. Viajan en barco, va encadenado para ser juzgado en Roma, después de una larga penuria y 3 meses llegan a Roma. Es preso en su casa, quizá hay muchos esperando juicio y así pasan 2 años esperando para ser juzgado. Durante ese tiempo escribe cartas a las iglesias que ha empezado.
Leeremos parte de una de esas cartas que se logró preservar. Ahora sabes el contexto en que escribe esto; no se cuál sea tu dificultad ¡Pablo tuvo su gran dosis de dolor y sufrimiento, temor a morir!
Pablo fue golpeado, pensaron que lo mataron y lo avientan fuera de la ciudad, le dieron latigazos, lo golpearon severamente con varas de madera, lo mordió una serpiente venenosa durante el viaje, ahora espera juicio que le costará la vida; 2 o 3 años después lo llevan a dar un paseo fuera de la ciudad y ahí lo decapitan. Ese fue el final del gran apóstol Pablo, en esta carta que escribe nos dice cómo orar en tiempos de inseguridad.
“Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense!” (Filipenses 4:4, NTV)
¡Este Pablo no sabe lo que vivimos el 2023! Si pensamos que lo dice a la ligera, el hecho que lo repite 2 veces en la misma oración confirma que lo dice con toda intención ¡alégrense!
Si de la oración quitamos la palabra “en el Señor” y ponemos:
“Estén siempre llenos de alegría por su trabajo. Lo repito, ¡alégrense!”
“Estén siempre llenos de alegría por tu dinero en el banco. Lo repito, ¡alégrense!”
estén siempre llenos de alegría por su trabajo ¡eso lo podemos entender!. O alégrate porque tu familia está bien ¡también lo entendemos! Alégrate por lo que tienes en el banco ¡también! o cuando menos nos imaginamos, porque tenemos una idea del tipo de alegría que puede darnos todo esto.
O sea que ¡sabes qué es alegrarse! Lo que Pablo dice es: pasa el tiempo necesario para entender, conocer la emoción asociada con la Gracia y Misericordia de Dios en tu vida; que puedas ver la realidad de lo que Dios ha hecho por ti y puedas sentir esa emoción debido a esa buena noticia.
“Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense!” (Filipenses 4:4, NTV)
lAlégrate al ver la Gracia y Misericordia de Dios en tu vida, hazlo hasta que tu vida lo refleje ¡esto es lo importante! La verdad es que no nos detenemos para alegrarnos en Dios, porque ¡tenemos muchas cosas en qué alegrarnos! el carro, la salud, dinero, celular, trabajo. Hay muchas cosas que capturan nuestra alegría.
Pablo dice: es tiempo que enfoques tu alegría en lo que permanece, aprende a alegrarte en la bondad de Dios. Ese es uno de los propósitos de la alabanza, levantar las manos porque celebramos la bondad de Dios, nos alegramos cuando alguien nos visita y busca a Dios. La alegría es un reflejo de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas ¡no son las cosas! Se trata de Dios.
Vivir con esta filosofía te permite estar alegre aún en la cárcel, aunque las cosas no vayan como quieres ¡te puedes alegrara! Ahora Pablo nos da una sorpresa:
“Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca.” (Filipenses 4:5, NVI)
No dejes que los malos tiempos corrompan tu carácter, no dejes que lo material destruya tus relaciones con los demás. La situación es difícil y si tu alegría está asociada con que te vaya bien, si depende que todos hagan lo que quieres ¡esa felicidad es frágil! si tu alegría depende de las circunstancias, si eso cambia tu carácter ¡será difícil vivir contigo!
TU carácter debe ser el resultado de lo que Dios ha hecho en ti. No dejes que las circunstancias controlen la forma como tratas a los demás. A pesar de las circunstancias debe haber algo único en cómo tratas a las personas. Pero para la mayoría de nosotros, nuestra amabilidad depende de las circunstancias, si la vida es amable conmigo seré amable, si la vida me trata mal, tengo la excusa para tratarte mal. Pablo dice: no dejes que las circunstancias controlen tu carácter, sino que tu carácter sea el reflejo de lo que Dios ha hecho en ti.
“No se preocupen por nada...” (Filipenses 4:6, NTV)
¡What! No se preocupen, no estén ansiosos, no tengas estrés por nada. Esto no ayuda mucho y no parece buen consejo. Cuando alguien te dice ¡no te preocupes! lo quieres ahorcar. No dices ¡muchas gracias no lo había pensado! dímelo 3 veces al día por si se me olvida ¡no dices eso! Quizá piensas que dice eso porque no sabe o no entiende lo que estás pasando, si lo supiera ¡se quedaría callado! es fácil decirlo porque no tienes idea de lo que estoy pasando, si supieras mi triste historia ¡también estarías preocupado!
Pablo entiende, por eso da el secreto, la perla, para vivir y sobrevivir tiempos de crisis, sin dejar que eso nos controle. Nos dice qué hacer en tiempos de inseguridad, cuando estamos preocupados, en tiempos duros, cuando dejamos que el carácter cambie por las circunstancias, nos dice ¡deja de preocuparte! Y...
“...en cambio, oren por todo...” (Filipenses 4:6, NTV)
Oren por todo, por tu situación, conflicto, matrimonio, enfermedad, trabajo, amigos, negocio. Pablo dice: esto que te digo aplica para toda ocasión. Es lo que debes hacer cuando llega la ansiedad, preocupación, cuando quieras deprimirte. No te digo sólo que te dejes de preocupar sino que quiero que hagas algo más. En la tarde, noche, en todo momento, lo que debes hacer y lo que Dios quiere que hagas es esto:
Quizá alguien dice: ¿qué crees que he estado haciendo este tiempo? he orado los últimos 4 meses más que en toda mi vida ¡Dios respóndeme! si me dices que la solución a la ansiedad es la oración ¡no me ayuda! porque eso he estado haciendo. Pero hay algo más:
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.” (Filipenses 4:6, NTV)
Eso de díganle a Dios es: presenta tus peticiones, revela y el sentido de la frase es como quien resuelve y revela un misterio. Pablo dice: no quiero que oren ¡Dios ayúdame! quiero trabajo, salud, dinero y amor. De inicio está bien, pero pasa el tiempo necesario para que tú entiendas. descubras y reveles a Dios qué es lo que realmente necesitas, en otras palabras ¿qué está en el fondo de tu corazón? ¿cuál es tu deseo? por ejemplo. ¡Quiero un trabajo! pero ¿qué hay más allá? ¿por qué o para qué? Dile a Dios lo que está en el centro de tu corazón.
En crisis surgen nuestras inseguridades, el miedo. Pocos oran desde la inseguridad y el miedo, la mayoría oramos: Dios necesito, trabajo, salud, dinero, eso quiero en el nombre de Jesús ¡amén! hoy es martes, ¿crees que para el domingo esté resuelto? Pablo dice que podemos orar así nada más, pero eso no ayudará a tu ansiedad.
La diferencia es que cuando estás derrotado, no tienes salida, arrodíllate ante Dios, inclina tu rostro y dile: Dios anhelo esto, pero lo quiero ¡por esto! Tengo miedo que si no se arregla, yo pueda...
Pablo dice: sé agradecido y dile a Dios algo que quizá no le has dicho antes, porque ¡tú mismo no lo sabías! La inseguridad hace que surjan los miedos. Cuando vas a lo profundo ¡quiero trabajo! pero ¿qué está debajo de eso? Me preocupa mi familia, no tendré comida en la mesa. Tengo miedo de perder el respeto de mi esposa, de mis hijos, trabajadores. Tengo miedo que me digan fracasado. Tengo miedo de no poder fingir que tengo dinero. O decirle: tengo miedo de que quizá no me conoces y que sea realidad que soy yo quién no te conozco.
Por eso debes ser claro en lo que más anhelas, confiesalo, pasa el tiempo necesario hasta que tú entiendas cuál es tu miedo más profundo; pasa de la superficie a lo profundo ¿por qué estás preocupado? ¿por qué esto es importante? ¿por qué lo quieres? Y eso tráelo a tu Padre Celestial.
“Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender...” (Filipenses 4:7, NTV)
No la paz producto de la circunstancia ¡ya tengo trabajo! ¡gané la lotería! ¡ni hijo regresó! ¡no ese tipo de paz! que da el trabajo, la circunstancia, sino la paz de Dios.
“...La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7, NTV)
La Paz de Dios, cuidará, vigilará tu corazón y tus pensamientos. Muchas veces la ansiedad es porque no invitamos al Padre Celestial que vigile, cuide nuestro corazón y mente. Le pedimos que cuide, vigile, el trabajo, los hijos, las finanzas, la salud, el cuerpo, pero ¿qué pasará si le pides que guarde tu corazón y pensamientos? ¿qué si puedes tener paz a pesar de la inseguridad? ¿qué si puedes tener paz en lugar de angustia? aun en la misma circunstancia.
En tiempos de inseguridad debes orar hasta que llegue la paz de Dios, quédate de rodillas no hasta que el mundo, las circunstancias cambien, porque ¡puede que no cambien! La paz no llega cuando oras diciendo: dame, quiero, haz esto, aquello, sino al decir: este miedo, esta inseguridad es por que creo que no he aprendido a confiar en ti. Y en ese momento es cuando Dios hace su más grande obra, puede que te levantes de las rodillas y las cosas sigan igual, pero tienes algo que no tenías antes ¡la paz de Dios que sobrepasa lo que podemos entender!
“Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7, NTV)
La gente te dirá: “estás en negación” porque te verán confiado, y no será por tus circunstancias necesariamente, sino porque Dios cuida tu corazón y pensamientos. C. S. Lewis dijo: “la oración no se trata de cambiar a Dios sino de cambiarme a mí.”
Empieza con tu ansiedad más grande, lo que más te preocupe ¿qué necesitas que Dios haga? ¿cuál es tu miedo? se honesto y dile: Dios si no pasa esto, tengo miedo de que…; al orar así y decirle a Dios tus miedos ¡serás libre! porque tus miedos igualan tus deseos.
Cuando el mundo es incierto ¡Dios no lo es! En lo que vemos el milagro, oramos hasta que venga Su Paz en nuestro corazón y pensamiento.
Termino con esto: recuerdas la historia de José, sus hermanos lo venden como esclavo, lo acusan injustamente, lo meten en la cárcel, se olvidan de él. Sabemos que Dios está con él y todo lo que pasó después; pero escucha este salmo:
“Hasta que llegó el momento de cumplir sus sueños, el Señor puso a prueba el carácter de José.” (Salmo 105:19, NTV)
Algunas crisis, sirven para probar nuestro carácter, forjarlo, prepararlo; pero cuando llegó el momento de cumplir su sueño ¡Dios ya lo había preparado para el éxito! para la sanidad, para la prosperidad, para el milagro.
“Envió su palabra y los sanó; los arrebató de las puertas de la muerte.” (Salmo 107:20, NTV)
Mientras ese día llega, ora, ora y sigue orando hasta que SU Paz llene tu corazón y todos tus pensamientos.
Palabra de Dios
Oremos