Dios vino a buscarte
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Dios vino a buscar a lo que nadie quería
Dios vino a buscar a lo que nadie quería
A Jesús lo acusaban de que se mezclaba con personas que no debía. Tanto era así que los fariseos se quejaban de que Jesús se mezclaba con gente de reputación cuestionable.
1 Los cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama a menudo venían a escuchar las enseñanzas de Jesús.
2 Por eso los fariseos y los maestros de la ley religiosa se quejaban de que Jesús se juntaba con semejantes pecadores, ¡y hasta comía con ellos!
Jesús para contestarle esto, conociendo el corazón de ellos, les contó tres parábolas.
La primera de estas parábolas fue la Oveja Pérdida
3 Entonces Jesús les contó la siguiente historia:
4 «Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en el desierto y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre?
5 Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa.
6 Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”.
7 De la misma manera, ¡hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!
Dios está siempre dispuesto a dejar a las que tiene por buscar una que está pérdida. El interés de Dios es que ninguno se pierda y por eso está dispuesto a buscar a sus ovejas en cualquier lugar que esté.
Si en algún momento te has sentido perdido, el mejor pastor, hoy ha dejado su trono, para venir a buscarte. No es casualidad que tu estés en este lugar, Dios ha orquestado un plan porque desea que tu le conozcas.
Dios te busca con intensidad
Dios te busca con intensidad
La primera parábola, Jesús nos explica que él nos buscaría aunque eso cueste abandonar las 99 ovejas. Y en la parábola de la monde pérdida, nos habla sobre la intensidad con la que Jesús nos busca.
8 »O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre?
9 Y, cuando la encuentre, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!”.
10 De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente».
Cuando se nos pierde que es de valor, hacemos todo nuestro esfuerzo por buscarlo. Jesús está haciendo la comparación de nuestras vidas con el equivalente del sueldo de un mes de un soldado romano. Es decir, nosotros somos preciados por Jesús.
Hay ocasiones en que nosotros decidimos alejarnos de Dios
Hay ocasiones en que nosotros decidimos alejarnos de Dios
Y esto Jesús lo explica con la parábola del hijo pródigo.
11 Para ilustrar mejor esa enseñanza, Jesús les contó la siguiente historia: «Un hombre tenía dos hijos.
12 El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos.
13 »Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada.
14 Al mismo tiempo que se le acabó el dinero, hubo una gran hambruna en todo el país, y él comenzó a morirse de hambre.
15 Convenció a un agricultor local de que lo contratara, y el hombre lo envió al campo para que diera de comer a sus cerdos.
16 El joven llegó a tener tanta hambre que hasta las algarrobas con las que alimentaba a los cerdos le parecían buenas para comer, pero nadie le dio nada.
17 »Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre!
18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’ ”.
20 »Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó.
21 Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de que me llamen tu hijo”.
22 »Sin embargo, su padre dijo a los sirvientes: “Rápido, traigan la mejor túnica que haya en la casa y vístanlo. Consigan un anillo para su dedo y sandalias para sus pies.
23 Maten el ternero que hemos engordado. Tenemos que celebrar con un banquete,
24 porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado”. Entonces comenzó la fiesta.
25 »Mientras tanto, el hijo mayor estaba trabajando en el campo. Cuando regresó, oyó el sonido de música y baile en la casa,
26 y preguntó a uno de los sirvientes qué pasaba.
27 “Tu hermano ha vuelto —le dijo— y tu padre mató el ternero engordado. Celebramos porque llegó a salvo”.
28 »El hermano mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió y le suplicó que entrara,
29 pero él respondió: “Todos estos años, he trabajado para ti como un burro y nunca me negué a hacer nada de lo que me pediste. Y, en todo ese tiempo, no me diste ni un cabrito para festejar con mis amigos.
30 Sin embargo, cuando este hijo tuyo regresa después de haber derrochado tu dinero en prostitutas, ¡matas el ternero engordado para celebrar!”.
31 »Su padre le dijo: “Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo.
En ocasiones somos tan malagradecidos con Dios que hacemos lo que hizo este hijo. Este hijo desprecio a su padre. Fue donde su padre a pedirle su herencia, lo que estaba diciéndole, es ojalá y te mueras.
Sin embargo, cuando el hijo se dio cuenta de lo que había hecho, y quiso volver. Y el padre lo recibió con los brazos abiertos.
Fíjate que en las tres parábolas las personas que habían perdido hicieron una fiesta cuando lo encontraron.
Jesús quiere hacer una fiesta contigo hoy.
Si no conoces a Jesús como tu Señor y Salvador hoy es un buen día para que vengas a sus brazos, él quiere perdonar tus pecados y reconociliarte con él.
Dice la Biblia que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo, porque con la boca se confiesa para Salvación.
Pero si ya conoces a Jesús y lo confesaste com tu Salvador, pero sabes que te has alejado de él, pues hoy Jesús también te está buscando.