Permaneciendo firmes
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Si vamos a transitar por esta vida con Jesús, tenemos que prepararnos para perseverar, para permanecer a pesar de las dificultades obstáculos que se nos presenten en el camino.
¿Estás listo para perseverar?
¿Cómo se hace?
¿Qué recursos provee Dios para que podamos permanecer con Él hasta que nos lleve a su presencia?
Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
Los seres humanos hemos encontrado muchas maneras de expresarnos buenos deseos. “¡Que te vaya bien!”, “Te deseo lo mejor” y otras, son las frases que utilizamos para hacerlo.
¿Qué le deseas a tus seres queridos? ¿Cuáles son tus buenos deseos para tus hermanos en la iglesia? ¿Cómo los expresaría?
Entre los hijos de Dios se produce una relación única, diferente a todas las demás. Se produce una unión, una identificación que va más allá de lo que acostumbramos en otras relaciones.
Aquellos días que Pablo y sus amigos habían pasado en Filipos, se había generado una relación que los años no habían logrado opacar. A ellos les dedica la carta más llena de exhortaciones al gozo y de expresiones de afecto.
¿Cuál es tu sentimiento para con tus hermanos en la iglesia?
Observa como se dirige Pablo a los filipenses.
...hermanos míos...
...amados...
...deseados… (Se les extraña de veras)
...gozo y corona mía… (Ustedes son un premio para mí, señal de la bendición de Dios para mí)
...amados… (sí, por segunda vez)
Cuando uno se comunica con este tipo de expresiones, lo que va a decir va a ser lo mejor, para el bien de los oyentes o lectores.
¿Cuál es su exhortación?
...estad así firmes en el Señor....
Esa es la enseñanza principal. Permanezcan. Insistan. No se dejen mover de su posición espiritual en Jesús.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
La persona que recibe a Jesús como su Salvador y el Señor de su vida, no lo hace por una temporada, por una época de su vida. Lo hace para siempre. El que recibe la salvación es el que persevera.
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Perseverar, estar firmes, como dice Pablo, es la suma de muchas decisiones cada día. Si vas a perseverar, a permanecer firme, debes proponerte decir “no” a muchas cosas e insistir en un estilo de vida que refleje una relación auténtica y dinámica con Jesús.
Decide estar así, firme en el Señor.
Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
Las relaciones son una de las mayores fuentes de estrés que tenemos.
Hay personas con las que nos llevamos bien, otras no tanto, y otras con las que definitivamente nos llevamos mal. Hay muchos factores que influyen en esto, tantos que sería inutil enumerarlos. En las relaciones pasan cosas. Es practicamente inevitable que en algun momento los lastimemos unos a otros, nos hagamos daño, alejándonos así unos de otros. Y la voluntad de Jesús es justamente lo contrario, que nos amemos, que nos hagamos bien, que nos edifiquemos.
Sin embargo, competimos, nuestros intereses pueden coincidir demasiado u oponerse demasiado, tenemos días buenos y malos. Y las relaciones se ven afectadas.
¿Qué era lo que pasaba entre estos hermanos de la iglesia en Filipos?
Había dos hermanas que estaban teniendo problemas de relación. No estaban siendo de un mismo sentir. Ellas eran Evodia y Síntique.
El pasaje no aclara en cuanto a qué no estaban de acuerdo o qué era lo que había generado el desacuerdo. Pablo no se refiere a los motivos, las razones o las circunstancias que determinaron las diferencias. Se limita a hacer una exhortación en común para las dos:
...que sean de un mismo sentir en el Señor.
Pablo diría que más allá de lo que pasó, aparte de las diferentes opiniones que pudieran haber tenido, por encima de las palabras que pudieron haberse dicho o las actitudes que pudieran haberse tenido, tenían que tomar la decisión de ponerse de acuerdo.
Era más lo que tenían en común que lo que las oponía.
Esta ya es una enseñanza para nosotros, que no somos ni Evodia ni Síntique: podemos decidir superar nuestras diferencias.
Lo que resulta interesante observar aquí es que Pablo se está dirigiendo a personas salvas, discípulos de Jesús, de los que no le quedaban dudas de que estuvieran en el buen Camino. Ellas están entre aquellos que son gozo y corona del apóstol.
A Evodia y Síntique, Pablo añade al compañero fiel, llámese pastor, obispo, anciano, líder de la iglesia, a quien anima a ayudar a estas dos siervas de Dios.
¿Pueden existir desacuerdos entre los hijos de Dios, entre los que sirven al Señor?
Aquí lo tienes demostrado. Sí, puede ocurrir.
¿Qué tenemos que hacer al respecto? ¿Hacer como que no sucedió nada?
No. Tienen que surgir las actitudes adecuadas, las conversaciones, el perdón, la restauración, la nueva oportunidad. Tienen que intervenir en esto las personas involucradas, quienes alzaron la voz o se dieron la espalda, y también los demás, ayudando para que la unidad sea restaurada.
¿Observaste cómo Pablo reconoce a estas mujeres? La menciona como quienes combatieron juntamente conmigo en el evangelio, y menciona a otros que participaron en el trabajo del Señor. Y añade esta frase poderosa:
...cuyos nombres están en el libro de la vida.
Pablo no tiene dudas: Evodia, Síntique, Clemente, el compañero fiel y los demás colaboradores, todos eran salvos por la fe en Jesucristo.
Ya había hablado en el capítulo anterior de los enemigos de la cruz de Cristo, a los que se refirió llorando y de los que había que cuidarse.
Ahora no se refería a ellos, a los enemigos externos de la iglesia, sino al veneno que el enemigo espiritual arroja al centro de nuestras relaciones para procurar entorpecer la obra de Dios. Ese veneno es el de la desunión, el de las relaciones quebrantadas, siendo que como hijos de Dios podemos disfrutar de una unidad que no se produce en ninguna otra relación humana sin la intervención de Dios.
Hazlo tú también. En la iglesia pueden haber desacuerdos, y es natural que se produzcan. Necesitamos trabajar por la unidad. Requiere esfuerzo. Requiere conversar, llorar, pedir perdón, abrazarse.
Debemos declarar derrotada la falta de unidad en la iglesia, con la ayuda de Dios.
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Dios sabe perfectamente lo que sientes, lo que piensas, lo que vives.
¿Qué tendrá Dios para decirte? ¿Cuáles serán sus palabras de exhortación para ti?
1. Gozo
1. Gozo
Para empezar, considera estas palabras:
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos!
Hay algo que tienes que hacer siempre, pase lo que pase: alégrate en el Señor. ¿Cuándo? Siempre. ¿No te quedó claro? Pablo te lo repite: ¡alégrate!
Esta es la exhortación reiterada una y otra vez en esta carta. Pablo, con su muerte a la vista, anuncia una y otra vez que tiene sobrados motivos para alegrarse, y que lo hacía, sin restricciones.
Anima a los filipenses (y a nosotros, que también recibimos su carta) a hacer lo mismo.
En Jesús siempre hay razones para alegrarse.
Pablo y Silas habían cantado, con las espaldas lastimadas, los pies en el cepo, la oscuridad y la humedad circundándolos, aquella noche en el calabozo de más adentro en la cárcel de Filipos. Se habían regocijado en Jesús a pesar de lo que les sucedía, y vieron el fruto de esa actitud.
¿Qué estás viviendo? ¿Qué te ha pasado? Detente un momento. Tú puedes decidir alegrarte en el Señor. Por encima de lo que te ocurra, alégrate en Jesús.
2. Gentileza
2. Gentileza
Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres.
¿Eres una persona amable? ¿Te conocen por tu gentileza?
Lo seas o no lo seas, aquí tienes una exhortación de parte de Dios:
¡Que todos a tu alrededor reconozcan tu gentileza!
Recuerda que la amabilidad también es fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), y eso significa que Dios te puede ayudar para que seas amable si al parecer “no te sale” naturalmente. Pídele ayuda al Señor.
Como dice Pablo, la amabilidad es una virtud que se da a conocer, que se percibe, que los que nos rodean ven en nosotros. Sé gentil.
Que no seas conocido por ser indiferente, gruñón o grosero. Que te conozcan por tu gentileza.
El Señor está cerca.
Hay dos maneras de ver esta frase:
1) “El Señor está cerca” puede referirse a su presencia. Todas estas exhortaciones deben ser cumplidas a la vista de Jesús, porque está cerca, porque prometió estar con nosotros y cumple su promesa. Pablo podía estar ayudando a los discípulos a recordar que Jesús está cerca para ayudarles, capacitarles, sostenerles.
2) “El Señor está cerca” puede ser una referencia a la Segunda Venida. Pablo era muy consciente de la promesa de Jesús de volver, y percibía su venida como algo inminente. ¡Cuánto más nosotros! Hermanos, actuemos con temor de Dios, vivamos tomando en cuenta que la venida del Salvador está a las puertas, inminente, para nosotros mucho más que para los primeros lectores del apóstol.
Sea como sea, somos llamados a vivir bajo la atenta mirada de nuestro Señor, atentos a su presencia, procurando agradarle a cada paso que damos. Seamos fieles.
3. En oración
3. En oración
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
¿Conoce el Señor nuestros momentos de quebranto y preocupación? ¡Claro que sí! Justamente, porque Él está cerca.
Dios conoce cuando te preocupas, cuando las situaciones de la vida y las relaciones te generan estrés y angustia. Esta Palabra es para cada uno de nosotros.
Podemos llegar a preocuparnos por todo: el clima, la salud, el dinero, los imprevistos y más. Entretanto, la Palabra de Dios nos exhorta
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
4. Cuidando los pensamientos
4. Cuidando los pensamientos
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
La mente humana es un profundo misterio.
¿Cuántos pensamientos procesamos por día?
¿Cómo funciona nuestra mente?
Sabemos que pensamos, que tenemos ideas, que imaginamos, que razonamos, aunque no sabemos bien como eso funciona.
También sabemos que en muchas ocasiones se nos ocurren malas ideas y surgen de nuestro interior malas intenciones.
Lo que piensas, lo que fluye por tu interior, tiene mucha influencia en todo lo que haces, lo que dices y en quién eres.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
Sí, nuestro corazón, lo que pasa por nuestro interior es engañoso y perverso. Cada uno de nosotros lo sabe.
Es por eso que el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, exhorta a los discípulos de Jesús a que escojan deliberadamente lo que van a pensar.
De acuerdo a lo que enseña Pablo aquí, si vas a obedecer tienes que ponerle límite a tus pensamientos, los tienes que orientar, tienes que decidir tolerar solo los buenos pensamientos en tu mente.
Rechaza lo que no corresponde, lo que no hace bien, lo sucio o pervertido.
Pablo les enseñaba de esta manera a los romanos:
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Aquí se nos presenta una invitación a consagrar todo nuestro ser a Dios, como si fuera un sacrificio, un sacrificio vivo, como dice Pablo.
A continuación establece el contraste entre lo que llama “este siglo”, refiriéndose al sistema de este mundo, caído y corrupto y la voluntad de Dios.
Somos invitados a dejar de pensar como piensa el mundo y ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento.
Tu mentalidad necesita ser transformada. Entre los cambios que experimentamos los hijos de Dios, este tiene mucha importancia, porque afecta muchos aspectos de nuestra vida.
La única manera de comprobar cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta consiste en ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento.
Esa es la poderosa obra que el Espíritu de Dios está haciendo en nuestras vidas.
Invita a Dios a tomar control de tu mente, a transformarla.
Piensa en lo:
verdadero
honesto
justo
puro
amable
de buen nombre
virtuoso
digno de alabanza
Dios va a hacer una obra nueva en tu vida al transformar tu entendimiento.
5. Siguiendo buenos ejemplos (y siéndolo)
5. Siguiendo buenos ejemplos (y siéndolo)
Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
¿Consideras que eres un buen ejemplo para los demás?
Algunos de nosotros responderíamos que somos un buen ejemplo de cómo no hacer las cosas.
Como ya hemos señalado, todos imitamos a los demás y seguimos el ejemplo de otros.
¿Podríamos ponernos como ejemplo para un cambio positivo en la vida de otros?
Pablo se ponía como ejemplo.
Lo cierto es que vivimos ante la vista de otros, así que necesitamos constituirnos en un buen ejemplo para hacerles bien como parte de nuestro servicio al Señor.
Observa como Pablo se pone como ejemplo:
Lo que aprendisteis
y recibisteis
y oísteis
y visteis en mí
esto haced.
Lo quieras o no, hay personas que están aprendiendo de ti, están recibiendo de ti, estan oyendo de ti, estan viendo en ti.
¿Qué es lo que reciben?
En Efesios, Pablo les está enseñando a los lectores acerca de las relaciones conforme a la voluntad de Dios, y les dice:
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
Nuestro modelo es Dios.
Ya en esta carta, Pablo dijo:
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
Nuestro ejemplo por excelencia es Jesús, nuestro Señor y Salvador.
Pero también Pablo dijo:
Por tanto, os ruego que me imitéis.
Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.
Pablo sabía que había sido llamado para comunicar el mensaje de Dios, así como también nosotros hemos sido llamados. También sabía que ese mensaje no se transmitía solamente por medio de las palabras.
Las acciones hablan más fuerte que las palabras.
Necesitamos tomar esta exhortación de dos maneras:
1) Tenemos que escoger bien a quién imitar. Busquemos modelos cristianos dignos de ser imitados.
2) Tenemos que ser buenos ejemplos, nosotros también para los demás.
¿Le podrías asegurar a otra persona que puede imitarte y que como consecuencia el Dios de paz estará con ella?
¡Es lo que Pablo hace, sin dudar!
El Dios de paz estaba con Pablo, él disfrutaba del cumplimiento de las promesas de Dios, y estaba dispuesto a asegurar que quienes vivieran como él, quienes hicieran lo que él hacía, iban a tener la misma bendita experiencia.
Sigue el ejemplo de quienes caminan con Dios, y el Dios de paz estará contigo.
Sé ejemplo de otros y anímalos a imitarte, para que el Dios de paz esté también con ellos.