Consejo y oración para hoy

25 de septiembre

Mateo 19:4–5 (RVR60)

Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,

y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?

La mayor parte de los seres humanos tenemos en la vida el deseo de consumar una relación matrimonial pero debemos hacerlo bajo los parámetros que La Palabra de Dios establece:

Cada matrimonio debe ser una nueva entidad constituida entre un hombre y una mujer, separada de cualquier relación familiar previa.

Cada matrimonio debe buscar una total identificación en afecto, intereses y propósitos consumada finalmente en una relación sexual entre el hombre y la mujer de mutuo consentimiento y satisfacción que será el medio para formar una nueva familia sólidamente establecida.

Cada matrimonio es una institución establecida por Dios para permanecer indisoluble hasta que sean separados por la muerte.

Dios quiere que pensemos en las cosas que deben llevarnos a la unidad matrimonial más que aquellas que pudieran parecernos validas para separarnos. El deseo de permanecer unidos a la persona que amamos, el deseo de formar una nueva entidad conyugal y familiar respetando el mandamiento de Dios deben ser las caracteristicas que identifican nuestro matrimonio.

No debemos tomar el matrimonio como una mera costumbre cultural, como un contrato civil que obliga a dos partes a mantener sus vidas y sus bienes juntos, debemos tomar el matrimonio como el punto máximo en el cual mostraremos nuestro desarrollo moral, intelectual y espiritual, mostraremos nuestro afecto e interés por una persona que hemos escogido para consumar una unidad completa en cuerpo y espíritu bajo el temor de Dios.

Debemos permanecer en la convicción que el matrimonio es una institución divina, buena en gran manera, que debe ser conservado en honra, permanecer indisoluble y en una unidad que produzca satisfacción y provecho mutuos.

Por esto debo procurar con la ayuda de Dios cultivar aquellos frutos que ayuden a sustentarlo: amor, paciencia, fidelidad, confianza, bondad, templanza, gozo y desechar todo aquello que lo destruya: inmoralidad, avaricia, egoísmo y pleitos.

Oremos,

Padre acudo a ti para que proveas lo que necesito para mantener mi matrimonio unido en amor e indisoluble ante las tentaciones y pruebas.

Quiero agradecerte por darme la bendición de encontrar una persona con la cual compartir mis afectos, intereses y esperanzas con la fe que tu las harás posible.

Quiero pedirte restaures y fortalezcas aquellas áreas de mi matrimonio donde pueda encontrar un vinculo que puede ser roto, un mandamiento que pueda desobedecer o un compromiso al cual pueda faltar.

Te pido por los matrimonios formados en mi familia, los matrimonios de mi iglesia local y por los matrimonios que constituyen la base de la sociedad donde vivo, cada uno de ellos en constante ataque para ser destruidos y tentados bajo presiones que los debilitan.

Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

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