El bautismo del Espíritu Santo

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IGLESIA CRISTIANA SAL Y LUZ A LAS NACIONES
Predica semanal
Sermón Temático
Luis Andrés Estupiñán Ch
Bogotá, septiembre 30 de 2023
El bautismo del Espíritu Santo
Aplicación de la salvación por el E.S
A. INTRODUCCIÓN
a. Sujeto o tópico
El bautismo del Espíritu Santo se entiende de dos maneras diferentes, ya sea como sinónimo del Espíritu que viene a morar en una persona en el momento de la conversión o como un acto posterior en el cual Cristo bautiza a un creyente con el Espíritu Santo para empoderar a esa persona de una manera única para el ministerio.
b. Tema
Los cuatro evangelios registran la declaración de Juan el Bautista de que Jesucristo bautizaría a sus seguidores con el Espíritu Santo. La profecía del Bautista marca una profunda transición del Espíritu que ocasionalmente unge y llena a contados individuos bajo el antiguo pacto al don generalizado del Espíritu para el pueblo de Dios bajo el nuevo pacto.
La presencia de Cristo en la tierra, señala el Bautista, estaba a punto de inaugurar el comienzo de una gracia antes impensable, mediante la cual Dios y la humanidad serían reconciliados y reunidos.
Se hace referencia dos veces a su profecía en Hechos:
● Una como una promesa a punto de cumplirse (por Cristo justo antes de su ascensión en Hechos 1:5[1])
● Otra como algo que ya se ha cumplido (por Pedro hablando de la inclusión de los gentiles en Hechos 11:16[2]).
La única otra referencia bíblica es 1 Corintios 12:13[3], donde Pablo habla de un bautismo “en un solo Espíritu” que todos los creyentes comparten.
Aunque el bautismo del Espíritu no se menciona directamente en ningún otro lugar de las Escrituras, puede que se describa en los eventos de Hechos, dependiendo de la interpretación que uno haga del relato de Lucas.
La cuestión pertinente es si el bautismo del Espíritu es un acontecimiento distinto de la morada del Espíritu que se produce en todos los creyentes en la conversión y la regeneración. Los cristianos están divididos en esta cuestión teológica.
Algunos sostienen que el bautismo del Espíritu es sinónimo de la morada inicial del Espíritu, mientras que otros creen que es un segundo acto de gracia que solamente es dada a algunos creyentes. Gran parte del desacuerdo se centra en la interpretación del libro de Hechos.
c. Texto [4]
Mateo 3:11.
“A decir verdad, yo los bautizo en agua en señal de arrepentimiento, pero el que viene después de mí, de quien no soy digno de llevar su calzado, es más poderoso que yo. Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego.”
Marcos 1:8;
“A ustedes yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.”
Lucas 3:16;
“Juan les dijo a todos: «A decir verdad, yo los bautizo en agua, pero después de mí viene uno que es más poderoso que yo, y de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado. Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego.” [5]
Juan 1:33
Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas que el Espíritu desciende, y que permanece sobre él, es el que bautiza con el Espíritu Santo.” [6]
B. CUERPO
a. ¿Ser bautizado por el Espíritu y ser bautizado en el Espíritu son dos cosas diferentes?
En el libro de Hechos de los apóstoles, el autor inspirado atribuido Lucas, registra dos historias de conversión que tienen que ver con grupos de personas que inicialmente creen en Cristo y sólo más tarde reciben el Espíritu.
La primera de ellas, durante la proclamación del evangelio en Samaria por parte de Pedro y registrado en Hechos 8:4–17:
Mientras tanto, los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando el evangelio. 5 Fue así como Felipe llegó a la ciudad de Samaria, y allí les predicaba a Cristo. 6 Toda la gente escuchaba con atención lo que les decía Felipe, y oían y veían los milagros que hacía. 7 Muchos de los que tenían espíritus malignos eran sanados, y los espíritus salían de ellos lanzando fuertes gritos; también muchos de los cojos y paralíticos quedaban sanos, 8 y había una gran alegría en toda la ciudad. “[7]
La Segunda en el evento descrito en Hechos 19:1–7, generado durante la visita de Pablo a Éfeso
“Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo estuvo recorriendo las regiones altas. Y sucedió que, cuando llegó a Éfeso, se encontró con algunos discípulos
2 y les preguntó: «¿Ustedes recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron en el Señor Jesús?» Y ellos respondieron: «No, ¡ni siquiera habíamos oído hablar del Espíritu Santo!»
3 Pablo les preguntó entonces: «¿Pues qué enseñanza recibieron al ser bautizados?» Y ellos respondieron: «La del bautismo de Juan.»
4 Pablo les dijo: «El bautismo de Juan enseñaba el arrepentimiento. Le decía al pueblo que tenía que creer en el que vendría después de él, es decir, en Jesús.»
5 Al oír esto, pidieron ser bautizados en el nombre del Señor Jesús.
6 Cuando Pablo les impuso las manos sobre la cabeza, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
7 Eran doce hombres en total.
8 Durante tres meses Pablo estuvo yendo a la sinagoga, y allí predicaba sin ningún temor, y trataba de convencer a sus oyentes acerca del reino de Dios. “[8]
Lucas llama a este don posterior del Espíritu la “caída”, “recepción” o “venida” del Espíritu Santo.
Aquellos que sostienen una sola llenura del Espíritu a menudo interpretan estos eventos como el registro de un derramamiento general del Espíritu que tuvo lugar una sola vez sobre un nuevo grupo de población (un “Pentecostés” para diversas clases de no judíos).
Argumentan que, aunque las personas de las que se habla en estos pasajes habían llegado a una nueva clase de fe en Dios, e incluso habían sido bautizadas en el nombre de Jesucristo, ni habían entendido el evangelio en su totalidad. Una vez que escucharon el evangelio en su totalidad, se convirtieron verdaderamente y recibieron el Espíritu Santo prometido.
Quienes separan la morada inicial del Espíritu en todos los creyentes del bautismo del Espíritu de algunos los creyentes como un acto posterior, interpretan estos acontecimientos como una evidencia normativa de que una persona puede ser un verdadero creyente en Cristo sin haber sido bautizado por el Espíritu.
A menudo observan que la segunda venida del Espíritu sobre estos creyentes en Hechos (identificada como el bautismo del Espíritu) está constantemente acompañada por el don espiritual de lenguas o profecía y un recién empoderado ministerio.
Con los avivamientos pentecostales que comenzaron en 1901 y han continuado expandiéndose globalmente, junto con muchos movimientos de renovación carismática que despegaron en la década de 1960, la iglesia cristiana ha visto un aumento sin precedentes en la prevalencia y centralidad de la doctrina del bautismo del Espíritu como un segundo acto de gracia.
Sin embargo, hay diversidad aun dentro de este punto de vista, entre los creyentes carismáticos. Algunos sostienen que el bautismo del Espíritu se produce en el momento de la conversión, aunque mantienen la posibilidad de varios “llenuras” posteriores del Espíritu para el empoderamiento para el ministerio.
Esto puede suceder a lo largo de la vida de una persona y no implica que ciertas personas tengan más o menos Espíritu, sino que el empoderamiento del Espíritu cae en diferentes momentos y de maneras distintas entre los creyentes en los que habita el Espíritu.
Aunque existe una gran diversidad de puntos de vista sobre esta cuestión, la iglesia cristiana es unánime en la celebración del don del Espíritu de Dios para todo su pueblo, independientemente de su tradición, ubicación, raza, edad o sexo.
b. BAUTISMO DEL ESPÍRITU
Cuando Juan estaba bautizando en el Jordán con agua para arrepentimiento[9], anunció a sus oyentes que Jesús los bautizaría con Espíritu y fuego.
¿Cuándo sucedió esto?
Antes de ascender a los cielos dijo Jesús a los once apóstoles (Judas había muerto; Matías no había sido elegido todavía):
“Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”. (Hechos 1:5).
Para tener presente en primer lugar que Jesús no añade y con fuego, quedando así la puerta abierta para una interpretación escatológica, en la que el descenso del Espíritu Santo en Pentecostés significaba un primer cumplimiento parcial, por lo que Pedro une los dos momentos en su cita de Joel 2:28–32[10], registrada en Hechos 2:17–21.
16 Más bien, esto es lo que dijo el profeta Joel:
17 »Dios ha dicho:
En los últimos días derramaré de mi Espíritu
sobre toda la humanidad.
Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán;
sus jóvenes tendrán visiones
y sus ancianos tendrán sueños.
18 En esos días derramaré de mi Espíritu
sobre mis siervos y mis siervas,
y también profetizarán. [11]
En el mismo discurso, Pedro afirma que es el Jesús resucitado y ascendido quien ha derramado el Espíritu Santo[12] (v. 33). Por tanto, ya sabemos una cosa cierta:
● Cristo es el que bautiza con el Espíritu Santo o en el Espíritu Santo (la preposición gramatical en admite ambos sentidos).
Lo mismo queda confirmado en Juan. 1:33; Hechos 11:16.
Por otra parte, ya en el AT vemos la promesa del descenso del Espíritu Santo sobre el Mesías a fin de equiparle para su ministerio público en Isaías 11:1–2[13]:
“Una vara saldrá del tronco de Yesé; un vástago retoñará de sus raíces. 2 Sobre él reposará el espíritu del Señor; el espíritu de sabiduría y de inteligencia; el espíritu de consejo y de poder, el espíritu de conocimiento y de temor del Señor.” [14]
Promesa que a su vez se hace extensiva a todo el pueblo de Dios como lo registra Ezequías. 36:26–27[15]:
26 Les daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible. 27 Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis estatutos, y que obedezcan y pongan en práctica mis preceptos[16].
La promesa de Isaías 11:2; 61:1 se hace realidad en el bautismo de Jesús como lo vimos en los textos de referencia[17].
A todos estos lugares debe añadirse Gálatas 3:27[18]: 27 Porque todos ustedes, los que han sido bautizados en Cristo, están revestidos de Cristo.
En 1 Corintios 12:13, teniendo en cuenta todo el contexto de ese capítulo, donde el protagonista es el Espíritu Santo, que reparte sus dones como Él quiere (v. 11), sobre el Cristo (v. 12), que somos todos los creyentes teniendo a Cristo por única cabeza (cf. v. 27).
«por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo[19]» o, mejor, según el original, a un solo cuerpo.
Es evidente que el agente de este bautismo es el Espíritu Santo que nos bautiza, que nos zambulle en el cuerpo de Cristo, cuya cabeza es Cristo.
Podemos asegurar entonces que se trata de un bautismo de poder, que contrasta con el bautismo de gracia (regeneración y santificación) de que habla Pablo en Romanos 6:3–11.
Queda en el aire una pregunta: ¿Es extensiva la experiencia de Pentecostés a todos los tiempos?
Todos los carismáticos, especialmente los pentecostales, responden que sí, con lo que fenómenos tales como hablar en lenguas, sanar física y espiritualmente mediante la imposición de manos por medio de la fe, profetizar, interpretar lenguas, etc., habrían de ser corrientes si los creyentes fuesen perfectos, llenos del Espíritu Santo.
Hay quienes hablan de una «segunda bendición», como si la inhabitación del Espíritu Santo en el creyente no fuera ya perfecta desde el primer momento.
En Romanos 8:9, Pablo asegura que el que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Él (de Cristo). En otras palabras, no es cristiano.
Nunca habla de una segunda bendición. Más aún, a todos los creyentes exhorta a ir siendo llenos del Espíritu Santo (Ef. 5:18).
En otras dos ocasiones mencionadas en Hechos, la recepción del Espíritu estuvo acompañada del don de lenguas (cf. 10:44–46; 19:6); pero no puede inferirse de esas porciones que este don acompañaba invariablemente a la recepción del Espíritu.
De hecho, donde se enumeran los dones del Espíritu en 1 Corintios (12:8–11, 28 y ss.), claramente se dice que son repartidos de varias maneras entre los creyentes, de forma que no todos tienen dones de sanidad, no todos hablan en lenguas, no todos interpretan, etc.».
c. BAUTISMO EN EL ESPÍRITU
Partimos del significado griego “baptisma” que significa acto de sumergir y lo debemos entender como el revestimiento de poder que, según los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, sigue a la conversión a Jesucristo.
Este revestimiento lo podemos ver realidad en el cenáculo, en la casa de Cornelio y entre los doce de Éfeso, la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo se hizo norma en la vida de los seguidores del Jesucristo.
La historia misma nos prueba que el bautismo en el Espíritu Santo no se limitó a los Hechos de los Apóstoles.
Tertuliano, Juan Crisóstomo, Martín Lutero y Finney, que vivieron en épocas diferentes, disfrutaron de la llamada segunda bendición. ¿Y qué decir del movimiento pentecostal que surgió en el siglo XX?
Pero ¿cuál es el objetivo del bautismo en el Espíritu Santo? Según Hechos 1:8, es concederle poder a la Iglesia para la divulgación eficaz del evangelio de Cristo.
Es una promesa para disfrutar por todos los que reciben a Jesucristo como el único y suficiente Salvador Como se registra en Hechos 2:39, con ocasión del primer discurso de apóstol Pedro: “Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame.”[20]
Respecto a esto, afirmó el evangelista norteamericano Stanley Jones: “La vida del cristiano comienza en el Calvario, pero el trabajo eficiente en el Pentecostés.”
“Mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5). Esta promesa y mandamiento fueron las últimas palabras de Cristo a sus discípulos, y culminaron su ministerio de redención.
Todas las promesas concernientes al bautismo en el Espíritu encuentran cumplimiento en el derramamiento del Pentecostés y no antes.
Algunos comentaristas bíblicos destacan que, cuando Jesús “sopló, y les dijo [a sus discípulos]: Recibid el Espíritu Santo” registrado en Juan 20:22, lo hizo simbólicamente y como anticipación.
Sin embargo, Wesley lo consideró como las “arras del Pentecostés”.
Cristo declaró que los discípulos le pertenecían, aun antes de ser bautizados con el Espíritu el Día de Pentecostés (Juan 17:6–18).
Él los invistió de autoridad y poder, y los comisionó para predicar, sanar enfermos, resucitar muertos y echar fuera demonios mucho antes de su experiencia pentecostal (Mateo 10:1–16; 28:18–20).
Esto parecería absurdo si no se hubiesen convertido verdaderamente. Pero Jesús verificó la ciudadanía espiritual de sus discípulos en el reino de Dios (Lucas 10:20) antes de su bautismo en el Pentecostés.
Además, eran miembros comulgantes de su iglesia (Mt. 26:26–29) y esperaban con expectación el prometido bautismo con el Espíritu Santo (Hechos 1:13–14; 2:1).
Finalmente, el bautismo en el Espíritu Santo se desarrolla en el cumplimiento de “toda justicia[21]”por parte de Cristo. El evangelista Juan declara que el bautismo simbólico con agua que recibió Cristo precedió a su investidura del Espíritu[22], relacionando entonces, la investidura del Espíritu recibida por Cristo con la misión que él tenía de bautizar a sus seguidores con el Espíritu Santo[23], lo cual no se cumpliría, sino hasta el derramamiento en el Pentecostés[24].
En nuestra iglesia conforme a la Palabra de Dios y a las experiencias vividas podemos afirmar que hay dos momentos, el primero se da cuando se ha recibido a Jesucristo como Señor y salvador conforme a Romanos 10:9-10, en donde el cuerpo de ese nuevo creyente se convierte en el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16), y un segundo momento cuando el Espíritu Santo viene a la vida del creyente y lo reviste con poder para cumplir con poder la misión del Espíritu Santo (Hechos 1:8).
d. Conclusión y sus partes
a. Reafirmación de la proposición
El bautismo del Espíritu Santo se entiende de dos maneras diferentes, ya sea como sinónimo del Espíritu que viene a morar en una persona en el momento de la conversión o como un acto posterior en el cual Cristo bautiza a un creyente con el Espíritu Santo para empoderar a esa persona de una manera única para el ministerio.
b. Resumen o sinopsis de las divisiones principales
● ¿Ser bautizado por el Espíritu y ser bautizado en el Espíritu son dos cosas diferentes?
● Bautismo del espíritu
● Bautismo en el espíritu
c. Aplicación final del mensaje
En el Nuevo Testamento siete pasajes se refieren al bautismo con el Espíritu Santo[25]. Sin embargo, esta doctrina está implícita a través de todo el Nuevo Testamento.
El bautismo con el Espíritu Santo no es mencionado en el Antiguo Testamento como tal, aunque se anticipa[26].
El Nuevo Testamento señala claramente la diferencia entre el bautismo con agua y el bautismo con el Espíritu Santo. Juan el Bautista indicó la distinción entre el bautismo preparatorio en agua y el subsecuente bautismo de Cristo con el Espíritu Santo y fuego, que era para poder y pureza.
La experiencia del bautismo con el Espíritu Santo[27] recibido por los discípulos, refleja cuatro aspectos principales:
● Poder para una vida santa y un servicio eficaz;
● Pureza o santificación, simbolizada por las lenguas de fuego[28]
● Posesión total de sus seres por parte de Dios cuando “fueron todos llenos del Espíritu Santo”;
● Proclamación o testimonio por Cristo cuando “comenzaron a hablar… según el Espíritu les daba que hablasen”.
Convertidos y bautizados con el Espíritu Santo, estos siervos de Cristo inundarían el Imperio Romano con el mensaje de salvación plena de todos los pecados.
d. Invitación o llamado a responder el mensaje
Tener siempre presente que el bautismo con el Espíritu Santo es el cumplimiento de las promesas de los profetas del AT[29]; de Juan el Bautista[30]; de Dios el Padre[31]; de Cristo mismo[32]; y de los apóstoles[33].
CRISTO LA ESPERANZA DE COLOMBIA
Amen
[1] Como saben, Juan bautizó con agua, pero dentro de algunos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Hch 1:5. [2] 16 Entonces me acordé de las palabras del Señor, cuando dijo: “Ciertamente, Juan bautizó con agua; pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Hch 11:16. [3] 13 Por un solo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, tanto los judíos como los no judíos, lo mismo los esclavos que los libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), 1 Co 12:13. [4] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012) [5] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Lc 3:16. [6] Reina Valera Contemporánea(Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Jn 1:33. [7] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Hch 8:4–8. [8] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Hch 19:1–8. [9] (cf. Mt. 3:11; Lc. 3:16) [10] 28 »Después de esto, derramaré mi espíritu sobre la humanidad entera, y los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; los ancianos tendrán sueños, y los jóvenes recibirán visiones. 29 »En aquellos días, también sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu. 30 Y haré prodigios en el cielo y en la tierra, con sangre y fuego y columnas de humo. Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Jl 2:28–30. [11] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Hch 2:16–18. [12] 33 Y como él fue exaltado por la diestra de Dios, recibió del Padre la promesa del Espíritu Santo, y ha derramado esto que ahora están viendo y oyendo. [13] ; Isaias 61:1–3) [14] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Is 11:1–2. [15]Ver también Joel. 2:28–29 [16] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Ez 36:26–27. [17] .Mt. 3:16; Mr. 1:10; Lc. 3:22; Jn. 1:32; Hch. 10:38 [18] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Gl 3:27. [19] 1 Corintios 12:13—RV60 [20] Reina Valera Contemporánea (Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012), Hch 2:39. [21] (v. 15) [22] (vv. 13–17) [23] (Jn. 1:33) [24] (Lc. 24:49; Jn. 7:38–39; Hch. 1:5; 2:1–4). [25] (Mt. 3:11; Mr. 1:8; Lc. 3:16; Jn. 1:33; Hch. 1:5; 11:16; 1 Co. 12:13) [26] (véanse Jl. 2:28–32; 3:1–2; Is. 32:15; 44:3; Ez. 39:29). [27] relatada en Hechos 2:1–4 [28](véanse Mt. 3:11; Hch. 10:44–47; 11:5–17; 15:8–9); [29] (Jl. 2:28–32; véanse 3:1–2; Is. 32:15; 44:3; Ez. 39:29) [30] (Mt. 3:11) [31] (Lc. 24:49; Hch. 1:4–5; 2:33) [32] (Jn. 7:38–39; 14:16–17, 26; 15:26; 16:7; Hch. 1:8) [33] (Hch. 2:38–39)
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