La bondad del cristiano

Lucas 6:35–36 “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.”

Introducción

Las personas buenas son bien aceptadas, respetadas y alabadas.

No es el mismo caso con los malos, ellos son despreciados, señalados y generalmente se les desea el mal.

Vemos en nuestra sociedad un odio cruel por los delincuentes, si un delincuente es atrapado por una comunidad, muchas veces reciben una cruel tortura antes de morir.

Pero nosotros como cristianos, ¿cuál debe ser nuestro sentimiento ante los malos y pecadores?, ¿Debemos odiar a los que nos odian?, ¿debemos pagar mal a quien nos hace mal?

El gran mandamiento

Jesús enseñó:

Mateo 22:37-39 “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Dios es amor, si somos sus hijos tenemos la naturaleza de amor en nosotros, por lo tanto, amar a nuestros semejantes no debe ser selectivo.

Lucas 6:27 “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen”.

Desde el punto de vista humano no es posible, pero cuando realmente rendimos nuestra vida a Cristo, Dios nos da de su amor, ese clase de amor solo la encontramos en Él, el cual nos permite fácilmente amar a todos y no solamente a los que nos aman.

Hacer el bien

La manifestación del amor en nosotros se demuestra en hacer el bien a los demás. Dios no solamente ama a todos los seres humanos, también los bendice.

Lucas 6:35 dice: “...porque él es benigno para con los ingratos y malos”.

De la misma manera nosotros debemos manifestar amor a nuestro prójimo haciendo el bien.

La manera correcta de hacer el bien es no esperar nada a cambio.

La benignidad de Dios en nosotros es servir y hacer el bien con buena voluntad sin la mentalidad de recibir pago a cambio, no solo a los buenos, sino también a los malos.

La recompensa de Dios

Lucas 6:33 “Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.”

Hacer el bien a los que nos aman y nos bendicen no tiene mérito ni recompensa ante Dios, pues estamos correspondiendo y siendo correspondidos.

Pero cuando hacemos bien a nuestros enemigos, o a las personas que no nos pueden corresponder, entonces la Biblia dice que nuestro galardón (premio) será grande y seremos hijos del Altísimo.

Lucas 6:35 “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.”

La bendición de Dios será grande para con nosotros, si amamos y bendecimos a los que nos aborrecen, además que con nuestra buena actitud provocamos que el malo se avergüence y pueda arrepentirse de su pecado.

Conclusión

El máximo ejemplo de amor lo tenemos en Jesucristo, estando crucificado exclamó: Lucas 23:34 “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.”

No seamos partícipes del odio que gobierna nuestra sociedad hacia los malos.

Como cristianos debemos orar por salvación de las almas, no guardemos rencor a quienes nos aborrecen, actuemos como hijos de Dios y hagamos el bien con ellos.

Nuestro testimonio será de gran impacto para aquellos que buscan nuestro mal, pues provocará que ellos reconozcan su pecado y vendrán rendidos a los pies de Cristo.