HEBREOS 2
Una salvación tan grande
2:1–4 1. Una exhortación
2:5–9 2. Jesús coronado de gloria y honor
2:10–13 3. Jesús y sus hermanos
2:14–18 4. Jesús es como sus hermanos
Uno de los eslabones que hay entre el primer capítulo y el segundo son las referencias directas e indirectas que el escritor hace a la triple investidura de Cristo: profeta, sacerdote y rey
En el primer capítulo, el escritor describe al Hijo como la persona mediante la cual Dios habló proféticamente (1:2), como sumo sacerdote que “proveyó purificación por los pecados” (1:3), y como aquel que, rodeado de esplendor real, “se sentó a la diestra de la Majestad en el cielo” (1:3). El escritor continúa este énfasis en el capítulo dos describiendo a Cristo como el Señor, aquel que como profeta anuncia la salvación (2:3), que como rey está “coronado de gloria y honor” (2:9), y que es “un misericordioso y fiel sumo sacerdote al servicio de Dios” (2:17).
En este versículo el escritor nos recuerda que hemos recibido un retrato de la eminencia y grandeza de Cristo, y que debiéramos, por lo tanto, escuchar lo que él dice. Es que cuanto más exaltada es la persona, tanto mayor es la autoridad que ejerce, y tanto más demanda que el oyente le preste atención
New English Bible que dice algo así: “Es así, entonces, que estamos obligados a escuchar con mucha mayor atención lo que se nos ha dicho, por temor a desviarnos del rumbo”
La diferencia entre oír y escuchar puede ser muy notable. Oír puede significar nada más que percibir sonidos que no demandan ni crean acción. Escuchar significa prestar cuidadosa atención a los sonidos que penetran al oído y luego motivan resultados positivos
debemos disponer nuestras mentes para escuchar atentamente el mensaje divino
6 Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. 7 Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio. 9 Escríbelos en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad
y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
el mensaje del Antiguo Testamento no pudo ni puede ser violado sin sufrir las consecuencias. Cuánto más, entonces (dice este versículo), debiéramos nosotros atesorar nuestra salvación. Si llegamos a desatender el mensaje respecto a nuestra redención, es imposible que escapemos a la ira de Dios y al castigo subsiguiente. Cuanto más precioso es el don, tanto mayor es el castigo si no se lo tiene en cuenta.
quizá los lectores podrían argumentar que ellos no habían oído a Jesús proclamar su mensaje, ya que el ministerio terrenal de Jesús duró solamente tres años, los cuales pasó principalmente en Israel. Es incontable el número de personas que jamás tuvo la oportunidad de escucharle. El escritor de Hebreos responde a esta objeción diciendo que el mensaje “nos fue confirmado por aquellos que le oyeron”. Ni él mismo había tenido el privilegio de haber estado entre el auditorio de Jesús; también él había tenido que escuchar a aquellos seguidores que habían oído la palabra dicha por Jesús.
4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.
la propagación del evangelio fue acompañada de señales y prodigios sobrenaturales. Su referencia a los dones del Espíritu Santo parece implicar que sus lectores están enterados de aquellos dones que se mencionan en 1 Co. 12:4–11.
Las señales, prodigios, milagros y dones del Espíritu suplementaron la proclamación de la Palabra de Dios en las primeras décadas del auge y desarrollo de la iglesia cristiana. El libro de Hechos está repleto de vívidos ejemplos de esos milagros. Pedro sanó al cojo que se sentaba a la puerta del templo llamada La Hermosa (3:1–10), reprendió a Ananías y Safira (5:1–11), restauró a un paralítico que no podía levantarse de su lecho (9:32–35), y resucitó a Dorcas de los muertos (9:36–43).
PARTE 2
5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;
¿Por qué es que el escritor enseña que el mundo por venir no estará sujeto a los ángeles? Sucede que el escritor y los lectores originales acostumbraban leer el Antiguo Testamento en la traducción al griego, la Septuaginta. Esta traducción difiere del texto hebreo, que dice: “Cuando el Altísimo dio a las naciones su heredad, cuando dividió a toda la humanidad, él estableció los limites de los pueblos según el número de los hijos de Israel” (Dt. 32:8). La traducción griega se basa en otro texto hebreo, que fuera descubierto en Qumrán. El texto de la Septuaginta dice así: “según el número de los ángeles de Dios”.
Y dado que sus lectores estaban acostumbrados a la formulación de los textos griegos, el escritor les hace conocer la verdad de que el mundo por venir estará sujeto no a ángeles sino al Hijo.
6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
O el hijo del hombre, para que le visites?
la gloria de los cielos, la obra de Dios en la creación.
David compara luego estos cuerpos celestes con el hombre, que no es más que una partícula de polvo; y, sin embargo, Dios se acuerda de él y se preocupa por él. No son el tamaño ni el volumen sino la dignidad y el valor intrínseco lo que cuentan, puesto que le hombre ha sido hecho a la imagen de Dios (Gn. 1:26–27. El hombre recibió autoridad sobre los peces del mar, las aves del cielo y sobre toda criatura que se mueve sobre la tierra.
el propósito del hombre (“llenar la tierra y sojuzgarla y señorear sobre todas las criaturas de Dios”) perdura, aun después de haber entrado el pecado en el mundo.
7 Le hiciste un poco menor que los ángeles,
Le coronaste de gloria y de honra,
Y le pusiste sobre las obras de tus manos;
Las palabras lo hiciste un poco inferior indican que Dios ha hecho descender al hombre de una posición más alta a una más baja. El hombre compartía la inmortalidad con los ángeles hasta su caída en pecado. Cuando llegue el tiempo de la resurrección, el hombre será una vez más igual a los ángeles: será inmortal
Sin embargo, el término un poco puede ser entendido, en el original, como una indicación de grado (la posición del hombre en la creación de Dios)
8 Todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas
El Salmo 8 habla del gobierno del hombre sobre la creación de Dios. Cuando el hombre recibió el mandato de gobernar todo lo que Dios había hecho (Gn. 1:28), nada había que estuviera fuera del control del hombre. Sólo ante Dios tenía él que responder. El mandato le fue dado a Adán como rey de la creación. El estaba en la cumbre de todo lo creado, porque Dios nada había dejado que no le estuviera sujeto. Así era el hombre antes de la caída en el pecado.
Pero el versículo 8 es, en un sentido, ambiguo. ¿Está el escritor pensando en Cristo o en el hombre en este versículo en particular?
¿Es posible que el escritor quisiese decir: Dios puso todo bajo Cristo, aunque al presente no vemos que todo esté sujeto a Cristo? Por otra parte, algunas traducciones de este texto demuestran que el énfasis debe recaer sobre el hombre. Léen así: “Pero de hecho no vemos todavía que todas las cosas estén sujetas al hombre”.
A causa de la frase hijo del hombre en Heb. 2:6 y de la aparente similitud entre las citas del Sal. 110:1 y Heb. 1:13 (“tarima para tus pies”) y la última linea de la cita de Sal. 8:6 en Heb. 2:8 (“y pusiste todo bajo sus pies”), es posible interpretar 2:8b mesiánicamente.
No obstante, es preferible interpretar la cita del salmo como una referencia primeramente al hombre y en segundo lugar a Cristo.
“No es, ni nunca ha sido, considerado por los judíos como directamente mesiánico; pero como manifestación del verdadero destino del hombre el mismo encuentra su cumplimiento en el Hijo del Hombre y sólo por medio de él en el hombre. Ofrece el ideal (Gn. 1:27–30) que se perdiera por medio de Adán y que fuera recuperado y realizado en Cristo”. Ciertamente Jesucristo cumplió las palabras del Salmo 8, pero la intención original del salmo era la de destacar el gobierno del hombre sobre la creación de Dios.
27 Pues las Escrituras dicen: «Dios ha puesto todas las cosas bajo su autoridad
21 Ahora Cristo está muy por encima de todo, sean gobernantes o autoridades o poderes o dominios o cualquier otra cosa, no sólo en este mundo sino también en el mundo que vendrá. 22 Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia
9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
“Estando con apariencia como de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte
Por causa de su humillación, especialmente por su muerte y sepultura, él fue hecho inferior a los ángeles por un poco de tiempo. Jesús, entonces, es presentado como hombre, que de hecho ha cumplido lo que el primer Adán no pudo lograr debido al pecado. Jesús se hizo hombre, sufrió, murió, y fue enterrado
Pero una vez cumplida su humillación, ya no fue “inferior a los ángeles”. Su estado de exaltación llegó a su plena realización cuando fue coronado de gloria y honor; es decir, cuando ascendió al cielo para ocupar su asiento a la diestra de la Majestad en el cielo (Heb. 1:3). ¡Jesús gobierna supremo como rey del universo!
Juan Calvino, “La causa de la redención fue el infinito amor de Dios para con nosotros, por medio del cual él no escatimó ni a su propio hijo”.